Álvaro Villar: “La confrontación puede ganar votos, pero no construye lo que quiere la gente”
Viene con un pedigrí político familiar innegable y con muchos años de gestión pública exitosa. No es un orador de barricada, pero el que crea que es un blandito porque habla lento y bajo le erra como a las peras. Es un frenteamplista independiente de raza y una figura insoslayable en la renovación de la izquierda. Su proyecto es generar en municipales y vecinos la Actitud Montevideo.
Por Jorge Lauro y Alfredo García / Fotos: Rodrigo López
¿Por qué abandonás el Maciel y te dedicás a esto?
Uno no tiene explicaciones absolutas para todo. Siento una necesidad muy grande de aportar soluciones o cambios grandes, en este caso en la vida de la gente. Algo muy parecido a lo que intenté hacer toda mi vida. Soy un ciudadano de Montevideo, un enamorado de la ciudad. Todos los días veo lo que podríamos hacer o lograr en Montevideo para la gente. Me apasiona la posibilidad de construir cosas, de cambiar realidades. Creo que esa fue la razón por la cual me entusiasmé tanto con el Hospital Maciel. De alguna manera, cumplí un ciclo allí. Tal vez por eso fue que acepté cuando este grupo de gente independiente me vino a plantear que me metiera en este desafío de la Intendencia.
Rudolf Virchow dijo: “La política es nada más que una medicina a gran escala”.
Exacto. Bueno, en una conversación que tuve con Tabaré Vázquez me dijo que la política bien entendida es la extensión de la medicina. Los hilos que te tiran, afectivamente. Me gusta vivir la vida con toda la energía posible y con mucha pasión. Encontré en la neurocirugía esa fuerza, esa pasión, y después la encontré en la creación del Centro de Tacuarembó, que fue muy emocionante, un desafío muy fuerte y muy grande. Éramos todos jóvenes. Construimos un centro de neurocirugía en el centro del país, a cuatrocientos kilómetros de Montevideo, lo que en ese momento parecía una locura. Y la posibilidad de construir un equipo que hiciera posible que el Maciel pasara a ser el hospital de referencia a nivel nacional en un sinnúmero de procedimientos también fue una cuestión con la que me apasioné y trabajé muchísimo.
¿Y qué hizo falta para conseguir esos logros?
Todo lo que significó cambiar un paradigma de que el hospital no estuviera centrado en los médicos sino en el paciente. Los hospitales necesitaban construir pensando siempre en el médico. Les voy a poner un ejemplo bien concretito de eso. La forma en que funcionan los consultorios. Cuando ustedes entran a un consultorio de policlínica, está organizado para que sea cómodo para el médico. Muchas veces hay una sola silla. Una de las primeras medidas que tomamos en el Maciel fue colocar, en todos los consultorios, tres sillas. Una para el médico, otra para el paciente y otra para el acompañante. El acompañante siempre quedaba parado. Fijate cómo está diseñada la camilla. Está diseñada para que la persona que se pone en peligro sea la que tiene que subirse a una escalera para llegar a la camilla, que a veces es una persona que tiene problemas de columnas, de movilidad, o es una persona mayor de edad. Está hecha para que quede cómoda para el médico, con la altura para que el médico no se tenga que agachar.
¿Cuál es el consultorio construido con el paciente como centro?
El del odontólogo. En el odontólogo, el centro es el paciente, y el que se mueve y está más incómodo es el odontólogo. Todo el sistema de la Intendencia está centrado en el municipio. Todos los ciudadanos tenemos que cumplir las normas y ser funcionales a la Intendencia. Tenemos que lograr cambiar eso, y que el centro de los desvelos de todo ese aparato enorme sean los ciudadanos. Ese es el primer paso. El segundo paso es un discurso, un relato audaz. Nadie se entusiasma ni se apasiona por los relatos y los desafíos pequeños. La gente se apasiona cuando lo que tú le estás proponiendo es realmente un cambio audaz. Si tú estás proponiendo arreglar los horarios de los ómnibus eso genera un aplauso, y está bárbaro, pero no genera pasión. Si lo que estás proponiendo es construir un sistema de transporte público que le gane al auto y que revolucione la vida de la gente, eso genera pasión. Si no estás proponiendo solamente levantar mejor la basura sino que estás proponiendo ser la ciudad que recicle mejor la basura, eso genera pasión. El relato tiene que ser apasionante.
¿Hay un tercer paso?
Lo tercero es lo que nosotros llamamos Actitud Maciel: un paradigma, un decálogo de comportamiento que haga recuperar el orgullo de ser municipal, el orgullo por su trabajo. Algunas veces he contado que, al poco tiempo de estar en el hospital, vi que había un lugar donde habían puesto una cortina, el barrote para la cortina, y que la pared había quedo picada y habían rellenado con mezcla, pero no lo habían terminado, no habían puesto enduido ni habían pintado. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que parte de la mezcla había chorreado en el piso. Pregunté cuánto hacía que lo habían hecho y me dijeron que hacía dos años.
¿Qué demuestra eso?
Que no hubo alguien de la institución que controlara el trabajo terminado. Segundo, que alguien consideró que eso era aceptable. Lo peor que demuestra esto es que hay un trabajador que no respeta su trabajo. El trabajador que no limpió al terminar es un trabajador al que no le importa la mirada del otro ni respeta su trabajo. Y quien no respeta su trabajo no se respeta a sí mismo. Una de las características del trabajo es la de ser una fuente de dignidad personal, de valorización. El trabajo es lo que en el día a día te permite ser valorado por los demás. Si no cambiábamos eso en el hospital, no íbamos a cambiar el hospital. Se logró cambiar lo que es orgullo de ser trabajador del Hospital Maciel. Si en la Intendencia podemos construir la “Actitud Montevideo”, el orgullo de ser municipal, eso nos va a permitir que la gente nos empiece a respetar y que a su vez se logre una revolución de respeto en la ciudad. Y en el departamento, porque Montevideo no es solo una ciudad sino todo un área rural e industrial.
Lo tuyo ya no es política, es filosofía. Estás planteando una filosofía de vida.
Creo que toda gestión tiene que tener una filosofía atrás. Mejor que la motivación es el entusiasmo, y el entusiasmo se logra cuando hay algo que tiene alma atrás, que tiene un espíritu. Ahora bien, eso tiene que ser absolutamente coherente. El discurso tiene que ser completo hasta al final, porque si yo digo una cosa pero los mandos medios dicen otra, todo eso se pierde. ¿Hasta dónde llega el discurso? Si el discurso logra pasar la densa trama de los mandos medios… Es más, ¿los mandos medios se afilian a ese espíritu y ese discurso, o actúan como frenos? Ese es un problema. Tercero: hablás de que los trabajadores son importantes para vos. ¿Cuánto te preocupás porque las condiciones en que trabajen sean las correctas? A nosotros nos llevó varios años lograr que el hospital tuviera condiciones dignas de trabajo para los trabajadores. Eso pasa por el estado del colchón de la médica anestesista que hace guardia veinticuatro horas, que no sea un colchón de cinco centímetros de polifón sin forro. Y que la cisterna del baño no tire y tenga que salir con un balde a buscar agua afuera. Tenías que ver lo que eran los baños de los funcionarios del Hospital Maciel. Te daba vergüenza ajena, te querías morir. Ahí se quiebra el discurso. Para lograr realmente que toda la institución trabaje con una misma filosofía y un mismo espíritu, con alegría, con pasión, estando felices por la experiencia que estamos viviendo entre todos…
¿Quién logró eso?
El Maestro Tabárez. Logró que cada vez que abría la boca cualquier jugador —no solamente el cuerpo técnico, lo que ya era un logro, porque todos sabemos lo que era antes el cuerpo técnico—, aún un suplente o un guachito que hacía dos meses que estaba jugando, se transmitía el mismo espíritu, las mismas ganas y la misma alegría de estar jugando en la selección. Necesitamos lograr eso en la Intendencia.
Ya cuando se había postulado Tabaré se hablaba de que tuvieran la camiseta puesta.
Exacto.
Es una cosa que se intentó. En algo se ha mejorado, pero todavía está en el debe. ¿Qué te hace pensar que lo pódes lograr?
Ya existe el orgullo de ser trabajador de la ciudad, en muchas partes de la Intendencia. Hay mucha gente de la Intendencia que ya tiene esa actitud de trabajo. En las reuniones que he tenido con los trabajadores, con ADEOM y con grupos de trabajadores, ellos mismos me han pedido eso. Que estarían felices de poder decirle con orgullo a la gente que son trabajadores municipales. Hay disposición para eso. El modelo de que no me importa nada ya está agotado. Todos queremos que haya un cambio en eso. Hay condiciones como para darlo. Y lo último: vamos a quitarle a esto un poco de sensacionalismo. Son técnicas de gestión empresarial que se aplican en todos lados.
Las grandes corporaciones del mundo buscan un ambiente de trabajo y consideran que el trabajador rinde mucho más en esas condiciones.
Exacto. No sé cómo funcionan los chinos, pero he visto cómo funcionan las empresas en lugares donde tienen culturas parecidas a las nuestras. En ninguna de ellas funcionan los modelos autoritarios. Si el modelo autoritario rindiera más, las empresas lo aplicarían para maximizar las ganancias. Pero todas las empresas han comprobado que es exactamente al revés, que los modelos que logran sacar más de la gente son aquellos que resaltan lo positivo que tiene cada persona, logrando ambientes de trabajo agradables y felices.
Donde se sienten parte del proyecto.
Se sienten parte del proyecto. Es lo que hay que hacer.
Cuando Tabaré asume la intendencia, baja el horario de ocho a seis horas. Eso apunta a una mejor calidad laboral, pero no tuvo la contraparte. ¿Cómo cambiás eso?
Vuelvo a insistir en las técnicas que han dado resultado en empresas grandes. Por ejemplo, en la empresa Zappos, la mayor distribuidora de zapatos del mundo, una especie de Amazon de los zapatos, de todos los cambios que han modificado su desempeño el más importante es la construcción de la cultura de trabajo interno.Cómo logran incorporar a los trabajadores en tareas de voluntariado, en acciones sociales, en lograr trabajar los temas que dividen a los grupos humanos, como lo son las diferencias de género, de opciones sexuales, los problemas de ideas que terminan rompiendo vínculos, como por ejemplo el rechazo a la obesidad o determinadas cuestiones culturales que tienen que ver con la raza. Todo eso son elementos que rompen los vínculos humanos. Generando ambientes de trabajo donde se busca evitar esas diferencias, esas discriminaciones, con acciones positivas, todo eso ha demostrado que se va construyendo un ambiente de trabajo distinto. Estas cosas para todos nosotros son relativamente nuevas. Es decir, hace treinta o veinte años atrás eran cosas de las que todavía no entendíamos el valor que tenían. Ahora lo estamos empezando a entender.
¿Se entiende realmente?
Estamos empezando a entender el valor que en los colectivos humanos tiene la lucha contra la marginación, contra el bullying. Y lo otro que también tenemos que decir es que la izquierda en general en todos estos años ha hecho un proceso de aprendizaje. El primero fue respetar la gestión. Ustedes saben muy bien que nosotros consideramos que la gestión era un tema de la burguesía y del capitalismo. Nos parecía que bastaba tener la ideología correcta y ser buena persona para poder dirigir cualquier cosa, importaba que fuera un buen compañero o una buena compañera. Empezamos a ver que no, que la gestión de empresas grandes requería una capacitación en administración y un estudio de los temas, con la misma profundidad y preocupación con la que uno tiene que estudiar arquitectura, medicina o derecho. Y segundo, tenemos que repensar mucho más la relación con los gremios y los sindicatos.
¿En qué sentido?
No sé si todavía estamos preparados para esa discusión. Tal vez este no es el mejor momento, pero hay temas que tienen que ver con el hecho de ponernos todos a discutir cómo se hace que los colectivos humanos funcionen de la mejor forma, respetando a los gremios, por supuesto, que creo que son importantes, y que cumplen un rol fundamental. No quiero un gremio débil, quiero un gremio fuerte que pelee fuertemente por los derechos de los trabajadores. Pero no quiero cogobierno. Quiero mantener la autoridad del intendente y entender que la población eligió a un intendente para que llevara adelante cambios, y cambios grandes. Y no puede ser que esos cambios estén en continua discusión. Tiene que haber una voluntad clara de jugarse el pellejo. Y para eso es muy importante que el intendente no aspire a un lugar superior, sino que haga los cinco años pensando solamente en la Intendencia. No lo digo como una cuestión de bien supremo moral. No. Estoy hablando de un tema muy práctico y concreto. Creo que se necesita una persona a la que no le interese otra cosa que estar cinco años para dirigir Montevideo.
Richard Read habla de la cultura de trabajo y la lumpenización. ¿Te acordás de aquel discurso que generó todo un revuelo?
Eso lo conversamos en la última reunión que tuvimos con ADEOM.
¿Qué te dijeron?
Que no defienden delincuentes.
Ni vagos.
Ni vagos. Se los pregunté exactamente. A mí me gusta hablar a calzón quitado. Y en la conversación con ADEOM hablamos a calzón quitado. Por supuesto que yo he tenido discusiones fuertes con el gremio cuando estuve en el Maciel. Lo que me parece que es clave es saber que lo que uno está diciendo es lo que piensa, y que cuando no está de acuerdo con algo, lo dice. Eso no quiere decir que uno no negocie, pero uno tiene que saber cuándo, al estar negociando, está perdiendo, cuando se acepta algo porque es la forma de salir adelante. Pero cuando estoy de acuerdo con algo saben que voy a pelear por eso. Uso la primera persona, pero el intendente siempre es una construcción colectiva. Estoy donde estoy ahora gracias a que existe el Frente Amplio y hay una cantidad de gente que dedicó la vida a esto, que dio la vida por esto, que construyó durante cincuenta años una fuerza colectiva que hace que hoy la gente vote, más que nada, al Frente Amplio. Primero votan al Frente, después ven al candidato. Y digo otra cosa más: a la mayoría de los frenteamplistas hoy no le importa tanto el sector. Primero son frenteamplistas. Es una de las cosas más curiosas del Frente Amplio. Es una coalición, como pueden serlo otras, pero la diferencia es que generó una situación, una historia y unos valores que hacen que la mayoría primero sean frenteamplistas…
Y después de un sector.
Y te diría más: hay gente, como yo, que ni siquiera es de un sector, que solamente es frenteamplista. Eso cambió totalmente la situación. Es un fenómeno muy interesante que vienen a estudiar de todos lados. El que está en un lugar como el que estoy yo ahora no se la puede creer, no puede dejar que las luces del centro lo encandilen. La gente te está votando porque atrás tuyo está el Frente, porque hay determinadas figuras atrás tuyo. Eso no quiere decir que uno, cuando va a dirigir en la Intendencia, dirija para los frenteamplistas. Uno dirige para todos montevideanos. Así está armado el luego democrático, en la medida en que se toma una decisión y se elige, y ese intendente tiene que gobernar para todos.
¿La estructura del Frente Amplio no condiciona a los intendentes, como condicionó a los presidentes?
Cualquier tarea humana tiene tironeos. Cuando yo tenía que operar, tenía que actuar en base a conflictos. ¿El cirujano es libre? No, tiene que actuar de acuerdo a determinados principios, tiene que tener en cuenta al paciente, al equipo. El intendente tiene que tener en cuenta los apoyos que tiene. Tiene que tener en cuenta que está gobernando para todos. Tiene que tener en cuenta el peso que tienen la prensa y la opinión pública en cada decisión.
¿Cuál es el centro de la Intendencia?
Tienen que ser los habitantes de Montevideo. Cuando uno está en ese lugar tienen que poner por centro todo el bien común. Se puede equivocar, pero tiene que ser capaz de administrar presiones. De alguna manera, la campaña electoral es un tour de force para ver si sos capaz de administrar presiones, para ver si bancás los tiroteos de la prensa, las bombas de las redes sociales, los problemas emocionales. Para ver si vas a estar dispuesto a después aguantar presiones cuando estés en el lugar del intendente. Creo que esa es una incógnita que la gente todo el tiempo va a tener. Sobre cada decisión que tome el intendente dirá si está cediendo a presiones de las empresas o realmente haciendo lo que los trabajadores quieren.
Tu posición de independiente te pone muy a la intemperie. No es fácil.
No, pero de alguna manera es un valor preciado.
La barra del MPP es complicada.
Las razones exactas de por qué el MPP dio el apoyo… En realidad la iniciativa la tomó Bergara. Primero fue un grupo de independientes, pero fue Bergara el que convenció al MPP. ¿Por qué logró convencerlo? De alguna manera creo que a todos les sirve que haya una figura independiente y que esa figura que gane tenga un respaldo lo más amplio posible, que no sea el candidato del MPP. Al MPP no le sirve que sea un candidato del MPP. Tampoco le sirve a Bergara que sea un candidato solo de él. Creo que uno tiene que hacer valer eso. Lo otro que tenemos que entender es que, después de decidida la elección, la búsqueda de consensos dentro del Frente también es clave. Es bueno y positivo para todo el Frente que la herramienta Frente Amplio se construya todos los días y que de alguna manera la gestión de los distintos actores que estén en las intendencias, y sobre todo en las de Montevideo y Canelones, ayuden también al fortalecimiento del Frente Amplio como herramienta. Son cosas que hay que tener en cuenta. Con esto quiero decir que al MPP no le sirve forzar situaciones que debiliten al Frente. Creo que en los treinta años en que fuimos gobierno de la Intendencia hemos demostrado que se puede. Hubo intendentes del MPP que no llevaron a rupturas. Ehrlich fue uno de los intendentes que gobernó con más amplitud y con una actitud más abierta. Ana Olivera, que era una candidata del Partido Comunista, no llevó las cosas a situaciones de ruptura o pérdida de dialogo, en ningún momento.
Que es una de las cosas con la que te están atacando. Poner a Montevideo en manos de los radicales.
Exacto.
Está el tema de la idoneidad. El Frente pierde el gobierno y la Intendencia es un reducto muy importante para tener cargos.
Es una ventaja, porque para cada puesto hay una lista de gente que tiene capacidades técnicas, de un sector político u otro.
¿Lo que pesa es la idoneidad en primera instancia?
En primera instancia es la idoneidad.
Y después la confianza política.
Para que se mantengan determinados equilibrios, hay que lograr que se le ofrezca al intendente una lista de nombres posibles, con idoneidad técnica. Todos, como nunca, estamos interesados en hacer una excelente Intendencia de Montevideo, y eso pasa cualquiera sea el candidato. Creo que hay un interés de todos los partidos del Frente, dado que perdimos las nacionales y venimos de una derrota, por demostrar que somos capaces de hacer en cinco años la mejor Intendencia posible.
En la primera intendencia el Frente jugó para mostrar el modelo alternativo. ¿Vas a hacer lo mismo?
Creo que lo que hay que mostrar es la capacidad de resolver problemas que hoy no se han logrado resolver. La pregunta cuando ganó Tabaré era si el Frente Amplio era capaz de gobernar. Hoy eso nadie lo duda, ya es un tema saldado. Otra duda que había en esa época era si nos iba a pasar como a todas las izquierdas del continente, que se dividían cuando llegaban al gobierno. Me acuerdo del temor que teníamos de que se rompiera el Frente, justo cuando ya habíamos logrado ganar el gobierno. Eran dos cosas con las que Tabaré tuvo que jugar, y se logró demostrar que…
Se había fracturado antes.
Pero también Tabaré demostró que supo salir adelante y superar esa ruptura, manteniendo fuerte al Frente. La gran duda ahora es si el Frente realmente es la herramienta a la que tienen que apostar los montevideanos para resolver los problemas que no se han logrado resolver.
¿Cuáles?
Como el tema de la basura, como el tema del transporte colectivo, como el tema de la limpieza. En el momento en que asumimos, una cosa era todo esto hasta mayo y otra es ahora. Ahora la gran incógnita es cómo vamos a lograr construir una mejor ciudad sin dejar que haya gente que pase hambre, sin dejar que haya gente durmiendo en la calle, sin dejar que haya gente que quede por el camino. Tiene que haber una apuesta muy fuerte a proyectos de inversión que den trabajo a la gente a la misma vez que cambian la ciudad. Por eso es que es muy importante apostar a un proyecto de revolución del transporte que implique fuertes inversiones. Al ser capaces de invertir en el transporte, en la construcción del tranvía, nosotros hacemos circular el dinero. Entonces, frente a una política de gobierno en el presupuesto que es una apuesta a la austeridad nuevamente, con una receta que ya vimos que fracasó, un gobierno encabezado por una persona nueva pero que utiliza recetas arcaicas, que mantiene las mismas recetas, y frente a una situación de crisis utiliza las herramientas viejas y no es capaz de ser audaz y de ir a una política de inversión pública fuerte, de apuesta fuerte a las inversiones, sino que hace un presupuesto que disminuye la capacidad del Estado y que lo empobrece, apostando a la austeridad.
¿A qué apostás vos?
Nosotros estamos haciendo lo opuesto a eso, estamos proponiendo un plan de veredas, de construcción de dos mil quinientas cuadras de veredas en cinco años, que implica una inversión de ocho millones por año, trescientos cincuenta mil jornales, y que logra que Montevideo tenga veredas accesibles, y no la situación de las veredas actuales, que no son accesibles, que están rotas. Veredas de baldosas, un modelo que debería dejarse atrás, porque son difíciles de limpiar y de reparar. Además, una gran parte de Montevideo ni siquiera tiene veredas. No solamente en la llamada periferia, sino en los barrios.
Fracasó el modelo de que cada vecino fuese dueño de su vereda.
Ese modelo fracasó. Fue lo primero que me dijeron. Si ustedes ven la evolución de esta discusión en este año, cuando empezamos a hablar de las veredas, lo primero que salieron a decir fue que Digesto Municipal decía que las veredas no eran un problema de la Intendencia. Cambiemos el Digesto Municipal. La reacción a los problemas…
Es que siempre se hizo así y la norma es esa.
Ahí está. Es lo que te decía al principio: centrado en la Intendencia y no en el ciudadano. No es una Intendencia que esté mirando a ver qué es mejor para los vecinos. Si todos los vecinos estamos diciendo que no es buena solución que los contenedores estén en la calle y que la basura esté ahí al alcance de cualquiera que venga y la deje tirada, ese modelo no está dando resultados. ¿Cuánto más necesitamos para ver que no funciona? Canelones tuvo la habilidad de cambiar la solución mental. Mientras la Intendencia de Montevideo seguía comprando más camiones y contenedores, Canelones apostó a los contenedores domiciliarios, demostrando que se saca la basura a la calle y los vecinos quedan chochos, y que además se puede clasificar en los domicilios. Están demostrando que los mismos uruguayos que supuestamente éramos unos mugrientos y gente indisciplinada, somos capaces de clasificar en el domicilio y de cuidar el ambiente. Es un relato mucho más potente y positivo, el de que resulta que ahora somos gente capaz de clasificar como lo hacen los mejores, que no tenemos nada que envidiarle a nadie y que clasifico en mi casa y cuido el ambiente.
Es la teoría del cristal roto, pero al revés.
Al revés. Está en ir a los detalles.
¿Ves posibilidad de diálogo con el gobierno nacional?
Sí, primero porque no concibo ningún proyecto de cambio grande para el Uruguay que no incluya negociar con las intendencias de Montevideo y Canelones. Queremos valorar lo que significa ser la capital del país. Acá están los ministerios. Acá circulan los autos oficiales. Acá están las embajadas. Acá está el puerto. Y por acá va a pasar el tren. Montevideo tiene un poder negociador muy importante. Pero además nosotros queremos construir viviendas para la gente, queremos aumentar la cantidad de viviendas, resolver el problema de la vivienda en Montevideo.
¿Es tarea de la Intendencia?
La Intendencia es corresponsable. La palabra clave es la corresponsabilidad. La Intendencia tiene que dar facilidades para construir. Hoy el tiempo de demora que aporta la Intendencia a cualquier proyecto de construcción en Montevideo son dos años. Si usted quiere construir mañana un edificio o un centro comercial o cualquier obra importante en Montevideo tiene que calcularle dos años de trámite en la Intendencia. Es decir, la Intendencia retrasa dos años cualquier proyecto. Me preguntás si la vivienda es responsabilidad de la Intendencia. Atrás de cada uno de esos proyectos hay cientos de puestos de trabajo, a veces miles. Si la Intendencia quiere promover el empleo, tiene que ser mucho más breve en todo lo que son permisos y habilitaciones, en disminuir los tiempos para cualquier proyecto de inversión y construcción en la ciudad. La Intendencia también influye en el tema de la vivienda aportando su cartera de tierras y creando reglamentaciones que permitan avanzar.
¿Cómo?
Si yo estoy diciendo que voy a hacerle la guerra al auto y que voy a promover que todos usen bicicletas, ¿entonces tengo que seguir promoviendo que cada apartamento tenga su propio garaje? ¿Eso es coherente con el discurso de que no quiero llenar la ciudad de autos? Bueno, ahí la Intendencia, con un concepto, está actuando en la construcción y el costo de las viviendas. Otro ejemplo es que si la Intendencia tiene algo que ver con la educación. Sí, tiene que ver. Es corresponsable. Si la Fundación Gonchi Rodríguez hizo un estudio con una agencia contratada que demuestra que hay más de cien escuelas uruguayas a las que el camino de llegada es inseguro, con una estrella en seguridad en un puntaje del uno al cinco. Para que una escuela tenga un camino seguro tiene que tener menos de cuarenta y cinco kilómetros por hora de máxima en las calles alrededor, y en lo posible treinta. Tiene que tener, además, cebra para el cruce y semáforos.
Veredas para que no caminen por la cuneta.
Exactamente. Construyendo veredas, limitando la velocidad alrededor de la escuela, poniendo semáforos y trabajando con los vecinos. A veces basta con que el quiosquero sepa que a las siete y cincuenta van a cruzar cuatro gurises la calle y que lo único que tiene que hacer es ayudarlos a cruzar la ruta. Es la comunidad ayudando al camino seguro a la escuela. Con esas medidas nosotros ayudamos a la educación.
¿Y la seguridad?
La seguridad no es solo más policías, es iluminación, es estudiar el camino que hacen las mujeres. Las mujeres en cada barrio eligen los caminos más seguros. ¿Cómo puede ayudar la Intendencia? Poniendo cámaras en ese trayecto, iluminando, haciendo veredas seguras. Los sudafricanos demostraron que a diez metros alrededor de una parada, si se mejora la visibilidad, se mejora la seguridad. Y eso se aplica a la salida del trabajo, a la salida de un centro deportivo…
De un liceo.
De un liceo. Que no haya volquetas, casas abandonadas, galpones rotos. Que no haya maleza. Covisunca estaba dividido de la otra cooperativa por toda una zona llena de cañaverales, árboles y pastos. La Intendencia hizo ahí un parque lineal, con juegos infantiles. Con eso mejoró la seguridad, y ahora la gente cruza de una cooperativa para la otra. Son ejemplos en los cuales supuestamente no es la función de la Intendencia.
¿Y en las viviendas desocupadas no juega también un rol?
Puede jugar un rol con las fincas abandonadas.Hay un montón. Y puede jugar un rol, también, trabajando con las cooperativas de viviendas, buscando formas de favorecer el tema del pago de viviendas. Hay que buscar formas novedosas de hacer que haya viviendas accesibles para los jóvenes en cuanto a precios. Estamos buscando por lo menos promover dos sistemas que vamos a estar divulgando en los próximos días, para promover viviendas para jóvenes que sean accesibles. Hoy el sistema de acceso a la vivienda para los jóvenes es imposible.
¿No es hora de que las policlínicas pasen a control de ASSE?
Hoy, para nosotros es fundamental asegurar que en las policlínicas de la Intendencia se mantenga el cuidado y el control de las embarazadas, que se haga ese seguimiento, teniendo en cuenta que las policlínicas en la Intendencia fueron clave en la disminución de la mortalidad infantil y en todas las políticas que se hicieron en ese sentido. Y todo lo que es la política hacia la primera infancia. En mi opinión, en este momento en el cual todavía no sabemos qué va a pasar con Salud Pública, no es el momento para estar planteando decisiones de ese tipo. Si con el correr del trabajo en conjunto se ve que hay funciones que se pueden trasladar o compartir, lo haremos, pero hoy por hoy lo fundamental es garantizar que la Intendencia pueda hacer cosas que Salud Púbica no resuelve.
¿Por ejemplo?
El tema de las adicciones es un tema que Salud Pública no viene resolviendo bien. La Intendencia tiene personal contratado que puede trabajar el tema de las adicciones. El tema de la rehabilitación, y el más clave de todos, que es el de la salud mental. La Intendencia puede, a través de acuerdos con las organizaciones que trabajan en este tema ser una alternativa con las policlínicas, como por ejemplo ocurre en otros países. Hoy Salud Pública les entrega la medicación a las personas que viven en situación de calle, donde el 62% son personas que tienen alguna enfermedad mental. Les entregamos la medicación una vez al mes en unas bolsas, y con esa medicación esa persona tiene que ir a dormir en la calle. No es un cálculo exacto, pero con el valor de esa medicación puede comer unos tres meses. En otras partes se demostró que en vez de entregarle la medicación entera al paciente se puede trabajar, por ejemplo, con la policlínica de la Intendencia, que tenga la medicación de él y que vaya a retirarla diariamente cerca de su casa. Son modelos que se pueden estudiar, en los cuales lo que hacemos en la Intendencia no es competir con ASSE sino hacer tareas complementarias.
¿Da el presupuesto para esas nuevas inversiones, para reforzar esos servicios? Entre los recortes en los aportes para la intendencia y el menor poder adquisitivo que va a tener la gente, va a bajar la recaudación.
Se estima una disminución de un 10% de los ingresos municipales por recaudación. Tenemos que tener claro que tiene que haber una política de ahorro. Pero ahorro no es austeridad. Ahorro es definir que gastos que se puedan evitar por la mejoría en la gestión se eviten. En el Hospital Maciel logramos hacer los aumentos de actividades e incluir una cantidad de nuevos laboratorios y procedimientos sin pasarnos del presupuesto que ASSE nos asignó, que no varió. En donde tenemos que trabajar fuertemente en la Intendencia es en ver qué cosas hoy se están haciendo con costos altos que se puede disminuir, logrando que haya una mayor eficiencia en el trabajo de cada uno. Si pensamos que vamos a hacer más trabajando igual, estamos equivocados. Si a mí la gente me paga un buen sueldo para que yo llegue y arranque a trabajar en el camión a las seis de la mañana, el camión tiene que salir a las seis. Si queremos lograr cambiar Montevideo, tenemos que hacer que la eficiencia de trabajo sea mayor. Pero eso sí: el primero en dar ejemplo en esto va a ser el intendente, voy a ser yo. Los cambios de conducta tienen que empezar por la cabeza. Siempre he dicho que tenemos que hacerles la guerra a los escritorios. Si yo pudiera, si se me ocurriese un destino mejor para ese edificio espantoso de la Intendencia, lo vendería. Preferiría trabajar en lugares horizontales, cerca de la gente, y no en edificios que tienen una psicología arquitectónica que empequeñece a la persona que entra. Usted entra al edificio de la Intendencia y se siente una pulga, un piojo. Está construido para eso, para dar la idea de que usted está en un laberinto, en una ratonera. Se camina por los corredores y no se ve a nadie, no se ven caras. Se ven paredes blancas, no se ve a nadie trabajando. Es como que todo el tiempo se estuviera separado de la realidad, en un lugar inexistente.
Es una fortaleza.
Es una fortaleza, no es un lugar de servicio al público. En cambio, el anexo que construyó la Intendencia, cruzando la calle, atrás, es todo lo contrario: un lugar abierto donde se ven las oficinas, la gente trabajando. Tenemos que lograr cambiar todo el clima de trabajo, y tenemos que destruir esa guerra por el escritorio. Lo he dicho muchas veces: el escritorio está hecho del mismo material que los ataúdes. Tiene el mismo olor que el ataúd, y produce el mismo efecto: el sueño eterno. Usted se sienta atrás de un escritorio, de esos escritorios de madera, preciosos, enormes, y ya no le da más ganas de salir de ahí. Necesitamos que todos salgan de los escritorios. Ojo, que hoy hay decenas y decenas de directores y directoras de la Intendencia que trabajan en la calle, que hacen trabajo de campo y que todos los días salen a recorrer la ciudad. Necesitamos multiplicar eso por cien.
¿Alcanza con eso?
Y necesitamos hacer una cosa mucho más importante: construir la Intendencia desde abajo, desde el concejal vecinal, que tiene que tener un área geográfica claramente definida, desde tal puerta hasta tal otra, para que sepa cuántos vecinos tiene a cargo. A esas vecinas y vecinos tiene que presentárseles una vez por año, ir a visitarlos, darles la tarjeta y decirles cómo se lo ubica, siendo accesible y diciéndoles que va a estar dispuesto a ayudarlos y orientarlos para resolver los problemas. Esa es la función del concejal vecinal. ¿Cuál es la función del intendente? Darle poder real al concejal vecinal. Voy a ponerles un ejemplo muy interesante. Les hablé del parque lineal. Hay un excelente grupo de concejales vecinales que trabaja en la zona del Parque Rivera y del CEDEL (Centro de Desarrollo Económico Local) de Carrasco, y una de las vecinas me contaba que todos los días caminaban por el parque y veían todas las cosas que estaban rotas, que se habían robado o habían desaparecido. Le dije que por qué no le sacaban una foto y la mandaban al Comunal. Me dijeron que lo habían hecho, que tenían un grupo, que habían mandado fotos. Pero como el parque en tamaño supera las dimensiones que le corresponden al Comunal, lo maneja la parte de parques de la Intendencia. Eso te muestra que hay fronteras y divisiones, que no está centralizado. ¿Se centraliza en la Intendencia o en las soluciones? Vos tenés que buscar mecanismos por los cuales los concejales vecinales sean los ojos de la Intendencia en la calle, que haya alguien que todos los días recorra el barrio y mire, pero que no mire solamente si barrieron bien, sino la lamparita que falta. Porque cuando un vecino llama a quejarse, por más que contestemos rápido a la queja, ya perdimos. Tenemos que estar antes de la queja.
Saber que el árbol está podrido antes de que se caiga.
Exacto. Alguien lo tiene que ver antes que el vecino, y tienen que haber mecanismos de solución rápidos y cercanos a los consejos vecinales y a los municipios.
El Frente gana Montevideo, eso se sabe. ¿Por qué te tienen que votar a vos?
Eso para mí es muy difícil de contestar.
Y sí, pero tratá de convencer a alguien. Ninguno gana con modestia.
Para convencer es esta entrevista, con todas las cosas que estamos planteando. Me parece que en los cinco años que vienen necesitamos retomar el principio de autoridad de la Intendencia. Tener un buen vínculo de autoridad con los trabajadores, pero en base a que manda el intendente. Ser perseverantes en los cambios, no ir para adelante y para atrás. Y necesitamos, también, una persona que sea capaz de dialogar y construir con el gobierno. Puede ser muy tentadora la idea confrontativa, y puede ganar votos. Mucha gente puede decir: “¡Qué duro Villar, cómo le pega al gobierno!”. El problema es que desde ese lugar no vamos a poder construir lo que la gente quiere, que es que arreglemos las calles de los asentamientos, que asfaltemos, que les demos más luz, más seguridad, y que arreglemos el transporte. No quiere que el intendente sea el campeón, el que boxee mejor contra el presidente o el que le diga los insultos más fuertes. Necesitamos firmeza, tener el objetivo de transformar Montevideo, pero necesitamos, también, capacidad de dialogo y de negociación. Necesitamos que el intendente esté dispuesto a dedicarse solamente a la Intendencia y no tenga otros objetivos. Lo dije hoy y vuelvo a insistir. Es necesario estar concentrado y enfocado en todos los problemas que tiene Montevideo, que son muchísimos. Si se da que logramos hacer la Intendencia que queremos en estos cinco años, ojalá que podamos completar diez años, porque ese es el tiempo necesario para transformar la ciudad y el departamento, con toda el área rural e industrial de Montevideo, que es tan compleja que requiere una dedicación de mucho tiempo.
¿El Frente tiene que hacer un proceso de autocrítica sobre la derrota después de las elecciones?
Es muy interesante el hecho de que me hayan dado el lugar y el apoyo a mí, que estaba por fuera del sistema político. Creo que eso es parte ya de una autocrítica que están haciendo los sectores, que están buscando soluciones diferentes. Creo que la autocrítica tiene que ser cotidiana, tiene que ser una forma de trabajar. Jamás terminé una operación sin encontrar errores en lo que hice. En otra entrevista te puedo hablar una hora de todas las cosas que no logré cambiar o que hicimos mal en el Maciel, y hablarte de lo que es la insatisfacción de lo que era recorrer el Maciel. Yo nunca podía recorrerlo y sentirme satisfecho. Creo que eso es parte de lo que nosotros siempre hemos llamado mentalidad de izquierda, la insatisfacción permanente, y un espíritu crítico de estar siempre rompiendo por las cosas que nos falta hacer.
¿Tu paso a la política es irreversible?
No lo sé. Lo que tengo definido, lo que he demostrado de todas las maneras posibles, más pruebas que las que tuve en esta campaña creo que no se le pueden poner a nadie. He demostrado que cuando digo que voy por acá y me meto en esto, pongo toda la carne en el asador y me meto con todo. Realmente después de esta situación de salud que vivimos estoy con más fuerza metido en esto, que creo es una oportunidad que nuevamente me dio la vida para poder encarar un desafío tan grande.
¿Qué diría hoy tu viejo? Retomás la tradición familiar.
Que le dé para adelante. Qué golpe bajo…
Pero es verdad. Fue el primer candidato.
Si bien soy un hombre de razón y ciencia, en todo momento siento siempre el apoyo de los dos, desde donde están. Siempre pienso que estarían apoyándome en lo que hago. Me pesa mucho la influencia de los dos, de mi viejo y de mi vieja.
Tu vieja no te perdonaría que te apoyara el MPP.
No, mi vieja estando con vida supo los apoyos que tenía, Mi madre no me permitiría jamás aflojar, de eso estoy seguro. Y los dos siempre pusieron el interés colectivo por encima de lo personal. Y mi vieja en eso era implacable, era una mujer que siempre lo hizo. Tú sabes que los dos vivieron situaciones muy duras y siempre se decidió por el interés colectivo.
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