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¿Bancando amigos?

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Trascendió que Antel está por realizar un convenio con los canales 4, 10 y 12 de Montevideo para reproducir la programación de estos medios en forma exclusiva por Vera TV. El acuerdo sería por un pago anual de un millón de dólares a cada empresa. Hace un tiempo el ministro Paganini había afirmado que Antel no compraría contenidos para VERA TV porque esto no está en el giro de la empresa. ¿No es extraño que se pague por contenidos accesibles en forma gratuita por televisión abierta? ¿Hay público para mirar televisión abierta por celular si lo puede hacer en una pantalla grande? ¿No se sabe que los jóvenes miran cada vez menos televisión y utilizan el celular para ver otros contenidos? ¿Es un subsidio encubierto a los canales? ¿Se están pagando favores? ¿Existe un blindaje mediático y llega la hora de pagar la factura? ¿Es un precio adecuado un millón de dólares anuales para poder ver ¿Quién quiere ser millonario?, telenovelas turcas o Algo Contigo? ¿Era esta inversión del ente de las telecomunicaciones más esperada que la transmisión de los partidos de la selección?

 

Vera TV, el ANTEL Arena y los perfumes de ANCAP por Oscar Licandro

De primera y para que quede claro: estoy en desacuerdo con la decisión del directorio de ANTEL de pagar a los canales de TV abierta para trasmitir sus contenidos por Vera TV. Pero mi desacuerdo no refiere sólo a este hecho puntual y poco relevante. El mío es un profundo desacuerdo con la existencia misma de Vera TV. Como también estoy en desacuerdo con el ANTEL Arena, con los perfumes que fabricaba ANCAP, con los partidos de la NBA en TV Ciudad y con todos los esperpentos mediante los cuales algunos malos políticos han desnaturalizado la finalidad para la que fueron creados servicios y empresas públicas. Ya hemos visto cómo estas aventuras se han hecho para favorecer correligionarios y empresas amigas, para jugar a ser emprendedores con los dineros públicos o para construir una carrera política.

“Prestar los servicios de telecomunicaciones urbanos y de larga distancia, nacionales e internacionales”. Ésta es la única competencia que, en materia de prestación de servicios, otorgó a ANTEL el decreto-ley 14.235, por el cual fue creada en 1974. Ésta es su única razón de ser. Éste el único bien público que ANTEL debe producir y comercializar. Las demás competencias incluidas en el artículo 4 de este decreto-ley refieren a otorgar autorizaciones, controlar, ejercer supervisión y administrar; pero nada la habilita a brindar otros tipos de servicios.

Las plataformas tecnológicas y los contenidos de las telecomunicaciones han cambiado en estos cincuenta años. Quedó atrás la telefonía soportada en cables de cobre, cuando para llamar al Interior del país había que “discar” larga distancia o hablar con una operadora. Y, ¡ni que hablar de los famosos “bornes”! Ahora todo está en un smartphone, las palabras se convierten en bites que fluyen por la fibra óptica o por canales inalámbricos, y la operadora es un satélite que orbita la tierra. Además de voz, las telecomunicaciones ahora incluyen textos escritos, imágenes, audios y videos. Es obvio que en la tercera década del siglo XXI los servicios de telecomunicaciones ampliaron la telefonía básica a la telefonía celular y a la trasmisión de datos. Pero, también es obvio que las telecomunicaciones no incluyen el streaming. VERA TV no es un servicio de telecomunicaciones, como tampoco el ANTEL Arena tiene relación alguna con ellas.

Durante la presidencia de Carolina Cose, ANTEL llevó adelante una de las transformaciones tecnológicas más importantes para las telecomunicaciones de Uruguay: introdujo la fibra óptica. Fue una voluminosa inversión que permitió al país dar un enorme salto tecnológico y mejorar cualitativamente la calidad de las telecomunicaciones. Fue una contribución al país, de la cual debe sentirse orgullosa y que legítimamente tiene derecho a utilizar como mérito en su carrera política. Fue allá por el 2011. Un año después, la actual intendenta de Montevideo comenzó a desbarrancar. En 2012 puso en funcionamiento VERA TV. Y apenas dos años después, hizo dinamitar lo que quedaba del viejo Cilindro Municipal, para dar comienzo a la construcción del ANTEL Arena. Claramente, dos acciones que violaron el decreto-ley que creó ANTEL.

En aquel entonces, el ruido público y mediático del ANTEL Arena visibilizó un hecho muy grave y paradójico: ANTEL frenó la inversión en instalación de fibra óptica en las localidades pequeñas del Interior del país, y prefirió invertir en la construcción del ANTEL ARENA. Además, en paralelo, empezó a gastar en novelerías poco útiles para sus clientes y para el país, como fue el caso de Vera TV.  Construir un estadio/centro de espectáculos con lujos del Primer Mundo para las clases medias y altas montevideanas, y tener una plataforma de streaming para el divertimento, fueron para Carolina Cose (y para todo el Frente Amplio) mucho más importantes que invertir en la fibra óptica que permitiría a los gurises de los pueblos pequeños tener una buena conexión a internet para sus ceibalitas.

La coalición que gobierna desde marzo de 2020 denunció, en su momento, las aventuras y locuras del Frente Amplio en estos y otros asuntos. También, se comprometió a no repetirlas y a revertir todo lo que fuera posible revertir. El directorio de ANTEL, liderado por Gabriel Gurméndez, comenzó a cumplir ese compromiso cuando retomó la instalación de la fibra óptica en las pequeñas localidades del Interior. Pero esta nueva decisión, que implica seguir gastando dinero en Vera TV y continuar violentando las competencias para las cuales fue creada ANTEL, va claramente en el sentido contrario. ¿Cuál es la diferencia entre usar los dineros del Estado para pasar telenovelas turcas en Vera TV o usarlo para vender el “Alma Mía” de Sendic en las perfumerías? Los líderes políticos de la coalición republicana deberían reflexionar sobre esto. Y los dirigentes del Frente Amplio deberían humildemente cerrar la boca, mientras abrazan al ANTEL Arena.

 

La soga del ahorcado por Esteban  Pérez

En un lejano país, en un tiempo remoto, existió un orgulloso reyezuelo que todo lo quería para él y sus amigotes. Consideraba como un árbol que le hacía sombra a un próspero aldeano, quien tenía la virtud de repartir sus bienes entre los habitantes de la aldea y a quien todos estimaban y le daban una mano para que siguiera prosperando pues su progreso les era beneficioso. El monarca le fue tomando tanta rabia que un día decidió eliminarlo y hacerse de su patrimonio. Ordenó arrestarlo y como broche de oro de su venganza, hizo que la víctima le comprara la cuerda con la que luego lo ahorcaría…

La empresa ANTEL ha logrado llegar al 87% de los hogares con conexiones fijas a internet, de las cuales un 81% corresponden a fibra óptica. Este esfuerzo fue realizado teniendo una de las tarifas más bajas de América del Sur. La inversión tuvo un costo casi de 1.000 millones de dólares colocando a Uruguay entre los 7 principales países del mundo en lo referente a acceso a internet, velocidad, etc., quedando ubicado por encima de Estados Unidos y Japón, junto a Corea del Sur, Estonia, Nueva Zelanda, Canadá, Israel y Reino Unido.

Es importante destacar que este desarrollo fue hecho con visión social buscando equidad en las conexiones entre capital e interior.

Nuestro presidente, que tiene ínfulas de líder mundial, le ha echado el ojo a ANTEL, decidido a sacarle beneficios para pagar favores a sus malla oro, en especial a quienes ostentan el 4º poder.

Es así que emitió 5 decretos otorgando a los canales 4, 10 y 12 y a los cable operadores de Pando y Colonia licencias para vender trasmisión de datos, lo que significa que ANTEL deberá arrendarles su fibra óptica y el uso de su infraestructura a quienes son uno de los pilares del poder de la clase dominante: los medios de comunicación funcionales, por lo tanto, a este gobierno. El Presidente obliga nada más ni nada menos a la empresa estatal, a poner en manos de la competencia privada, la infraestructura que le costó al pueblo uruguayo 850 millones de dólares.

Como frutilla de la torta el Directorio de ANTEL firma un contrato con los canales 4, 10 y 12 comprometiéndose a pagarles 10 millones de dólares para que trasmitan durante 3 años sus señales en Vera TV, propiedad de ANTEL. Veremos entonces en nuestros celulares los programas basura de ese tridente del poder de la oligarquía.

Mientras nos mantienen ocupados y distraídos con el megaproyecto de la isla artificial y la sórdida intervención del Club Villa Española, le venden a ANTEL la soga con la que la ahorcarán.

Las organizaciones sociales deberán despertar a tiempo unificando las luchas, para resistir el embate neoliberal que intenta desmantelar no sólo las empresas públicas sino también las conquistas populares.                 Son tiempos de resistencia ¡ARRIBA LOS QUE LUCHAN!

 

¿Qué necesidad hay de pasar por bobo? Por Roberto Elissalde

A veces los políticos hacen cosas rebuscadas. Juegan a tres o cuatro bandas, cosa que los ciudadanos se pierdan en el recorrido de la bola y dejen de atender a los rebotes provocados.

Me estrujé un poco el cerebro pensando que debía decir algo inteligente, aportar a la comprensión profunda de un hecho difícil de desentrañar. Uno más de los operativos de la coalición de la derecha contra los gobiernos anteriores.

No encontré nada. La televisión abierta está en decadencia. Los jóvenes (principales consumidores de contenidos en sus celulares) difícilmente tengan interés en ver tandas de 20 minutos en medio de programas de (poco) entretenimiento.

Tampoco encontré nada definitivo o que cambie el juego. Una cosa es regalarle el monopolio del puerto a una compañía extranjera por 80 años, lo que genera derechos y amenazas de juicios cuando otro gobierno (o la justicia) quieran deshacer el negociado. ¡Ésos sí son movimientos fuertes!

Tampoco encontré la verdad ocultada debajo de una mentira, como en el caso del hotel 5 estrellas de Rocha, que le dio la victoria electoral a Alejo Umpiérrez o las 50 mil viviendas que prometió primero y después dijo que sería lindo hacer la ministra Irene Moreira.

La propuesta de la presidencia de Antel tan injustificable, tan transparente, tan inútil –no va a revertir la decadencia del negocio ni recuperar la audiencia perdida–, tan boba, que resulta sin gracia comentar. Supongo que ni se intentó pagarle lo mismo a TV Ciudad o Canal 5, aunque sea para tapar el ojo y parecer menos lo que se es. Salvo por la plata de ese subsidio que se vuela del estado hacia el oligopolio, algo que no cambia nada lo que ya sabíamos.

 

La filosofía del eterno retorno… por Oscar Mañán

El gobierno “multicolor” interpreta que el triunfo electoral le dio luz verde para alentar las ‘políticas neoconservadoras’ ya rechazadas en los 90s. Sus ejes: redimensionar el Estado, la apertura externa irrestricta y la liberalización-desregulación económica doméstica. El negocio ofrecido a los canales privados no deja de aplicar en este sentido, aunque no sin contradicciones.

Paganini había manifestado que VERA TV no compraría contenidos porque no era el rubro específico de ANTEL, argumento archi-utilizado para criticar el ANTEL-ARENA. Sin embargo, ahora se plantea un negocio donde los canales privados le venderían a la empresa pública los contenidos que son gratis para la TV abierta. Y, curiosamente, tampoco se rescatan los principios de la competencia ni la apertura a nuevos oferentes de contenidos (extranjeros) presentes en plaza. Entonces, se ataca la soberanía estatal para la producción simbólica (función esencial del Estado) o elección de contenidos bajo una ley de telecomunicaciones poco homenajeada desde su votación. Además, la pretendida interpretación de la inconstitucionalidad del art.56 de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual no habilita a tales “licencias” otorgadas a los canales fuera de toda racionalidad.

Eduardo Galeano, sentenciaba que: “cuanto más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios”. Esto parece verificarse hasta hoy, aunque aquí se esconde bajo una crítica al monopolio público la entrega de un negocio al oligopolio privado.

La omisión de la observancia de leyes o interpretaciones forzadas debilita las instituciones, y peor aún, desoír el mandato popular que rechazó los intentos de desmantelar las empresas públicas. El mismo Al Capone, experto en caminar en los intersticios ilegales sostenía: “Donde no se obedece la ley, la corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país. La virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras vidas” (entrevista en Liberty, 17/10/1931).

Aún más preocupa el proyecto de Ley de Medios que discute el parlamento, donde se desregulan contenidos y no se protege a la infancia y adolescencia, como tampoco se limitan los discursos de odio y discriminación. Se alienta la concentración de los medios en varios arts. y, particularmente, otorga la posibilidad de que ANTEL abra sus redes al uso privado de competidoras. De esto último, para ser justos, el decreto-ley del primer gobierno de Vázquez que implementaba el Plan Cardales permitiendo vender el “triple play” (TV cable, internet banda ancha y telefonía básica) a los operadores de cable fue un antecedente. Mujica, ya en su presidencia y bajo presión de los sindicatos, lo desechó.

El CDC de UDELAR sostiene que el proyecto “no cumple con los estándares de calidad democrática en materia de comunicación” … “habilita una mayor concentración y extranjerización de los medios de comunicación del país, inhabilita la participación ciudadana y no garantiza la transparencia en las decisiones sobre uso de espectro y regulación de los medios. Asimismo, afecta derechos ciudadanos consagrados en la normativa vigente” (disponible en: https://udelar.edu.uy/portal/2021/06/resolucion-del-cdc-advierte-sobre-proyecto-de-ley-de-medios/)

 

Transparencia, eficiencia y corrupción por David Rabinovich

No es fácil justificar el acuerdo de Antel con los canales 4, 10 y 12 de Montevideo para ofrecer sus contenidos por Vera TV. Cien mil dólares por mes a cada empresa es una cifra que debería compararse con los presupuestos de cada una ellas. Pero no sé dónde está ese dato.

El negocio de la televisión abierta es brindar contenidos gratuitos y recaudar por publicidad. En todo caso, como Antel le estaría ampliando las audiencias y valorando de esa forma la publicidad, les tendría que cobrar no pagarles.

No veo ese ‘negocio’ como ‘un subsidio encubierto’; está bien a la vista que es un pago inconveniente (por decirlo suave). Los canales privados –que también son dueños o dominan los cables- son todavía la espina dorsal del sistema de medios. Éste, parte del sistema capitalista. Y no es la menos importante porque –como dicen los que saben- el que domina el relato, domina la realidad.

No creo que se trate solo de ‘pagar favores’ ni de cobrar por el ‘blindaje mediático’: las elites dominantes requieren cimentar su poder en algunos pilares imprescindibles. El básico es económico: son los propietarios del gran capital. Los dueños de las empresas más importantes tienen un sistema legal que justifica y ampara su esquema de explotación. Muros de contención contra las multitudes de marginados, para protegerlos cuando es necesario contener sus demandas: Fuerzas armadas y policiales. La cultura, en sus diferentes aspectos, suele ser centro de particular disputa. Por eso en tiempos de crisis hay que ‘reformar la educación’ para ajustarla mejor al sistema y se acelera la concentración del poder mediático. Quieren que la gente sea competente pero no pensante ¿qué hay de raro en eso? para esta concepción de la sociedad.

En particular, extensos sectores de la población formatean su ‘modelo de vida’ a partir de lo que muestra/miente/dibuja la pantalla chica. Esos ‘clase media’ por sus aspiraciones, ya que no lo son tanto por la realidad de sus vidas, son una decisiva masa de votantes que encuentran dificultades para identificar de qué lado están sus verdaderos intereses. El modelo les ofrece posibilidades, no realidades; pero mientras podamos alentar la esperanza de ‘salir de pobres’ o sea tener más que el vecino, esta democracia, tan imperfecta, estará a salvo de cambios profundos que la cuestionen en sus aspectos básicos.

La falta de transparencia con la que se toman algunas decisiones no es inocente. Necesitan cortar las posibilidades de un debate ciudadano extenso, profundo, informado para sobrevivir.

Le llaman eficiencia al supuesto funcionamiento de mecanismos de competencia que no son tales, aunque debemos reconocer como altamente eficiente –por ahora- la política de comunicaciones del gobierno, con su propaganda incluida. Para eso se necesitan medios afines claro…

Si todo lo anterior tiene ese inconfundible tufillo de la corrupción, recuerda que no hay casualidades.

 

La transparencia de las políticas por Rodrigo da Oliveira

El Poder Ejecutivo, Antel mediante, ha resuelto adquirir derechos de transmisión temporales a través de Verá TV, la plataforma que maneja la empresa de telecomunicaciones pública de Uruguay. Tiempo atrás se había sostenido lo contrario por parte del ministro Paganini, lo cual demuestra una vez más el pragmatismo que la administración en curso tiene para manejar sus políticas. Si es necesario y/o conveniente, se hará.

Algunas voces salieron a criticar tal medida, con bastante más prejuicio que sustancia, dado que las condiciones aún se desconocen, argumentando si tal era o no adecuada.

No falta la mirada conspiranoica que ve pagos de favores anteriores o futuros en tal negociación, por supuesto, y si incluiría o no la los partidos de la selección (¡¿cuándo no?!).

En un comentario aparte podríamos repetir que la actividad de la selección uruguaya de fútbol es algo privado que no tiene porque ser emitida para consumo general sin pagar por tal transmisión, aunque ello resulte poco simpático para algunos.

Es una medida populista que gusta de ser solicitada y otorgada, por unos y otros (esperemos que no sea el caso), dependiendo de su grado de permeabilidad electorera.

Volviendo al tema que nos convoca, la posibilidad de Antel de tener en su grilla a los canales de aire montevideanos parece mostrar una oportunidad de negocios diferente: en momentos de pérdida de televidentes por TV abierta, en desmedro de las opciones móviles, parecería ampliar por ese lado a un público en desaparición. Hoy consume TV de aire gente de edad avanzada, los de menor edad se vuelcan a las nuevas posibilidades, por muchas razones.

Si la negociación y puesta en práctica de esta nueva modalidad amplía la producción nacional de contenidos y publicidad, será conveniente para ambas partes y para los consumidores, que tienen ahí mayor llegada a elementos que hoy sólo acceden para productos de aire extranjero, que ya lo tienen disponible en sus plataformas propias. Se estima por un año el acuerdo y, desde ahí, ampliarlo o no, dependiendo de cuan conveniente haya sido.

La cifra de un millón de dólares anuales a cada canal puede ser alta o baja, eso lo saben quiénes manejan los números de la empresa y el retorno económico que resulte de tal acuerdo.

Lo que sí es de recibo y que debe ser pedido por todos, es que no haya puntos oscuros, que no se transforme en un problema para quien venga detrás y, por encima de todo, que no sea otro vertedero de dineros públicos, como han sido tantos negocios de los últimos años.

Corresponde a todos estar atentos, por tanto. Estamos frente a un cambio general de políticas, en las cuales el objetivo es poner por encima el beneficio a los ciudadanos. De todos nosotros depende que ello se cumpla y no sea un falseamiento de la voluntad de los votantes.

Estaremos pendientes, para reconocer logros o criticar y retirar la confianza depositada.

Para tratar en serio, sin prejuicios por Danilo Arbilla

Antel funciona; duro con ella. Esa parece ser la consigna. De otra forma no se explica. Tomemos el caso de la portabilidad numérica. Aquello era el acabose. Era el desmantelamiento de la empresa, que, como se sabe, es nuestra. O eso dicen.

Sin embargo, primero que todo implicaba reconocerle un derecho, o una autonomía, al ciudadano. No es que vaya a figurar en la declaración de derechos de la ONU, pero es un respeto a la individualidad, a no estar sujeto a la voluntad y la veleidad de los empresarios, que como decía Adam Smith no son confiables.

Los hechos han desmentido de punta a punta a los augures. Antel se puso las pilas y salió a captar clientes y hoy tiene 25 mil usuarios más. ¿De qué desmantelamiento me hablan, entonces? Y en el trasiego -pases de una a otra empresa, unos 40 mil-, va muy parejo, y las últimas cifras dicen que el ente ha perdido solo un 0,05 % de sus clientes. Hace un mes o un mes y medio era positivo. Eso sube y baja. No es importante

Lo importante es confirmar que la competencia, como ya es indiscutible, pero se sigue discutiendo, favorece a los usuarios. En esto no hay porque abundar: es un hecho que han bajado los precios y han mejorado las ofertas en todos los planos. Además, se han vendido 60 mil aparatos más

De ese tema, el que ahora parece que conviene olvidar porque los hechos dejan muy mal parados a los críticos, se saltó al decreto del Ejecutivo que autorizó comerciar internet a cinco Cable operadores privados. Lo único que se hizo fue cumplir con una decisión de la Suprema Corte de Justicia, incumplida hasta ahora, que declaró inconstitucional el artículo de la Ley de Medios que prohibió la participación de privados asegurando el monopolio para Antel. Ese propio artículo que prohíbe reconocer que no estaba prohibido ni había un monopolio de Antel. Seguir incumpliendo esa decisión de la SCJ, sí que era pan para hoy y hambre para mañana. Los juicios que se iban a venir le iban a costar mucho; no al Estados, sino a los uruguayos que son los que pagan. Y es innegable que se ha pagado mucha plata por juicios perdidos.

Aparentemente no hubo una intención del Ejecutivo en favorecer a cinco empresas determinadas, puesto que en la nueva ley de medios que enviara al parlamento se prevé que sea el régimen general. Por otra parte, cualquier cable operador que reclame ante la Corte pasará a integrar el grupo de privilegiados.

Pero ahora la causa de escándalo es que Antel pagará a los canales privados 1 millón de dólares anuales por usar su programación. Dicho así, rechina. No es lo mismo si se analiza sin prejuicios o intereses partidario-propagandísticos. Antel lo que ha hecho es comprar la programación de los canales para dar un nuevo servicio a sus usuarios de móviles. Es exclusivo, desde el móvil solo podrán acceder a los canales abiertos, los clientes de Antel. No lo tendrán los adheridos a la competencia. Se dirá si vale la pena, si no se trata de una inversión loca – como la del Antel Arena, por ejemplo. Puede ser. Yo hubiera hecho el negocio con Tenfield, por el futbol. Supongo que lo habrán estudiado y si no les sirve se saldrán del contrato. Tengo entendido que hay cláusulas de escape antes de que finalice el contrato que es por tres años.

Personalmente, sin entrar a opinar sobre si es una buena inversión o no, si a la gente le interesa o no, lo que me cae bien es que una plataforma pague por usar los servicios de los medios. El gran problema en el mundo hoy es el uso que hacen las grandes plataformas de los contenidos de los medios periodísticos sin pagar, sin reconocer los derechos de autor. Australia y Canadá ya han legislado en la materia protegiendo ese derecho. También el tema está a estudio del Congreso de EEUU y en Europa se ha avanzado bastante.

Hay que mirar su lado positivo. Acabar con esa especie de piratería y pagar por el trabajo, es buena cosa. Se paga a las empresas y estas a su vez deberán, tarde o temprano que compartir con sus trabajadores. El sitio digital de The New York Time cuando empezó a funcionar tropezó con el reclamo de los trabajadores que sostuvieron que su trabajo era para el diario y no para que sea pasado o utilizado otro medio diferente. El NYT debió arreglar. Cuando yo escribía una columna para El Miami Herald, el contrato establecía que hasta pasado 15 días de entregado el material yo no podía hacer uso de nada de lo allí escrito. Cumplido ese plazo era mi propiedad, por lo cual si el diario vendía algún servicio incluyendo mi columna me debía compensar. Y es natural. Por ello es dable pensar que los periodistas y camarógrafos se verán beneficiados por este tipo de operaciones.

En fin, el tema es amplio, de impacto, se puede ver de distintas maneras y concluir de formas diferentes. Pero no termina ahí, hay otro tema también muy importante que es el referido a si las Empresas de TV o de radio, no deberían pagar un canon. En definitiva, se trata de la utilización en beneficio particular de un bien, finito sí, pero que es de toda la sociedad – de la sociedad internacional- del que los gobiernos son meros administradores. Pero para esto se necesita mucho más espacio.

 

Lo público y lo privado por Juan Pablo Grandal

El tema de hoy me pareció particularmente interesante cuando recibí la pregunta de la semana, ya que no estaba enterado de este acuerdo en particular. La temática relacionada a ANTEL que ha dominado la discusión pública en estos días es la relacionada a la posibilidad brindada a privados (particularmente cables del interior) de ofrecer servicios de fibra óptica. En ese caso particular me parece una política más que cuestionable (si bien entiendo que surge de una decisión de la Justicia que se debe acatar), ya que darle a privados el derecho a lucrar con infraestructura cuyo costo no afrontaron es por lo menos debatible.

Por esta razón al ponerme a investigar sobre el tema de hoy esperaba encontrarme con información mucho más negativa. Me había hecho la idea, de que los usuarios debían pagar para acceder a los contenidos de los canales “de aire” por Vera TV. Por suerte esto no es así. Ojo, no quiero decir que no haya cosas cuestionables. Esto puede tener la apariencia de ser un “regalo” de fondos públicos a los canales privados, lo cual genera suspicacias. También el hecho que las transmisiones se limiten a los teléfonos celulares y no a los televisores o computadoras es extraño. Pero fuera de esto no veo el gran problema.

Es un hecho que los contenidos producidos por los canales 4, 10 y 12 o transmitidos por ellos tienen derechos de transmisión por los cuales cualquier tercero debe pagar para poder transmitirlos. Esto es una obviedad. Por ser una empresa pública ANTEL no está exenta de esto, así que es más que razonable que deba pagarse un costo para adquirir dichos derechos de transmisión. Pensar lo contrario es prácticamente cuestionar la idea de la existencia de la propiedad privada, lo cual es legítimo (aunque no lo comparto), pero por parte de elementos de la actual oposición que disfrutaron el ejercicio del gobierno por 3 períodos sin buscar en ningún momento alternativas al capitalismo o la propiedad privada (en muchos casos profundizando las consecuencias económicas y sociales más negativas del capitalismo globalizado), huele bastante a hipocresía y politiquería partidaria.

Y por otra parte, si bien como expresé anteriormente, cualquier negocio entre el Estado y privados debe estar bajo la lupa, tampoco es que esté mal por definición. La cooperación de capitales privados y el Estado para promover el bien común, aunque sea en algo tan supuestamente menor como la transmisión de contenidos televisivos, está perfectamente bien. Y obviamente dicha cooperación va a incluir garantizar el lucro de los privados, no puede ser de otra manera, pensarlo es un absurdo. De nuevo, lo ideal sería que dicha transmisión se permitiera no solamente en teléfonos celulares, sino también en computadoras y televisores (donde claramente es más disfrutable ver programación televisiva); también puede ser que un pago de 1 millón de dólares por año durante 3 años sea excesivo y es más que razonable cuestionarlo, pero no puedo dar una respuesta categórica porque mi conocimiento de la materia es nulo.

En cuanto a la transmisión de los partidos del Mundial, tengo entendido que en la administración anterior ANTEL ya adquirió los derechos de transmisión de todos los partidos del Mundial y no solo los de la Selección Uruguaya, lo cual es muy positivo. Pero si bien también existen elementos cuestionables de este acuerdo sobre es más que legítimo presentar dudas, si el Estado puede encontrar nuevas formas de acercar la cultura y/o el entretenimiento a los orientales, es más que correcto. No hay que tenerle miedo a la cooperación público-privada. Y si bien hay otras decisiones que no comparto en el manejo del ente, enmarcar esta temática de hoy en un metarrelato del desguace de ANTEL no me parece apropiado.

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