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Brenda Frizzera, artista plástica: Hermosas e insumisas por Luis Morales

Brenda Frizzera, artista plástica: Hermosas e insumisas por Luis Morales
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Así se titula la muestra inaugurada hace unos días en el edificio anexo al Palacio Legislativo. Sobre la misma y su autora, el curador, Santiago Tavella, ha escrito: “Brenda Frizzera decide retratar a una serie de mujeres que seguramente a todos nos parecen admirables por distintas razones. […] El mundo contemporáneo está lleno de declaraciones verbales, visuales, sonoras de una literalidad aburridísima. […] Los juegos metafóricos planteados en el uso de los diferentes lenguajes visuales en estas pinturas nos alejan de esa literalidad y nos invitan a sumergirnos en juegos más complejos y profundos”.

  ¿Por qué el título de tu exposición?

Hermosas e insumisas. A estas mujeres las elegí no por su apariencia física sino porque son hermosas por lo que han representado para todos nosotros y lo que nos han dado. Porque nos han hecho disfrutar del arte, de la música y nos han enseñado a ser mejores personas porque han luchado por los derechos humanos, por los derechos de las mujeres en especial. Son hermosas en ese sentido; e insumisas porque no se han resignado ante las injusticias ni ante las discriminaciones que han ejercido sobre ellas. El poder patriarcal siempre ha querido someterlas y todas ellas han sido luchadoras que no lo permitieron, en distinta medida y desde sus diferentes lugares. Por eso quise homenajearlas en esta muestra. Aunque, si uno las mira a cada una por separado, son muy diferentes, todas han influido en mi vida. Y esta fue una manera de juntarlas por lo que me han influenciado.

La muestra tiene entonces una impronta autobiográfica.

Sin duda, desde la elección es así. Por ejemplo, entre muchas cantantes elegí a Janis Joplin y Joan Báez. Eran de las que más me gustaban y escuchaba más. Y tenía empatía con ellas. En el caso de Joan Báez, que era una luchadora social y una cantante de protesta, en mi época buscaba la traducción de sus letras en una famosa revista argentina de rock, Pelo. Aquella era la época de la guerra de Vietnam y ella estaba contra esa guerra y su posición se reflejaba en sus canciones. Pero, más allá de las letras, me encantaba la música que hacía.

¿Te sentís especialmente identificada con alguna de estas hermosas e insumisas?

Hay distintos tipos de identificaciones. Por ejemplo, pongo a Luisa Cuesta, que es la madre de un desaparecido. Lo que me lleva a identificarme con ella es su lucha por saber qué ha pasado, a pesar de todo el tiempo que pasó. Con ella me sucedió algo muy particular. En una marcha por los desaparecidos, al terminar, fuimos con unos amigos a un bar. Allí estaba Luisa sentada con otras personas. Tuve el impulso de ir a darle un beso, pero me frené, porque me dije: “Luisa, después de esta marcha, ha de estar cansada con tantos saludos”. Sin embargo, nos miramos, le hice un saludo gestual y ella me correspondió, quizá porque mi mirada le habrá dicho lo que yo sentía en aquel momento. Después de eso, me dije: “La voy a pintar”. Porque, dentro de lo que uno sabe hacer, de esta forma, puede colaborar en algo. Fue de las primeras que hice para esta serie. Mirando fotos de ella, vi la que le hizo Juan Ángel Urruzola, en la que aparece mostrando al hijo, Nebio; y, me inspiré en esta fotografía para pintar el cuadro.

También te pusiste a ti misma, transformada en tu hija.

La pinté como a mi hada madrina. Porque yo digo que ella me ha concedido algunos de los deseos más importantes de mi vida.

Los títulos de tus obras tienen un toque poético.

La imagen se complementa con el título. Por ejemplo, en el  caso de María Freire, ella fue la que me llevó a pintar. Siendo yo muy chica, vio trabajos míos, me incentivó a que siguiera y me enseñó a pintar con el acrílico. A ella la hice sosteniendo un cuadro, no de ella sino de Costigliolo, su esposo. El cuadro se titula Mucho más que dos, porque ellos formaban una dupla creativa tremenda. Costigliolo pintaba, pero de toda la logística, de todo lo demás, se encargaba ella. Conseguía las exposiciones, escribía en un diario, daba clases; hacía todo para que él pudiera pintar y para difundir la obra de ambos. Pero tenía una generosidad que yo digo que es propia de una mujer que amó mucho a su compañero; por eso decidí pintarla así.

¿Por cuántas piezas está formada la muestra?

Son once mujeres y trece cuadros.

Porque está el tríptico de Frida Kahlo.

La pinté en un tríptico que se llama La pasión de Frida, porque la hago con dos de sus compromisos de vida más importantes: el comunismo y la revolución mexicana. La hago como a una santa –aunque supongo que quizá a ella no le gustaría ser una santa–, pero no como las de la iglesia católica, sino rodeada de los símbolos de sus compromisos de vida.

Esta muestra guarda cierta relación de continuidad con la anterior, Bendita tú eres, que presentaste en 2008 en el Cabildo de Montevideo, ¿no es así?

La temática es parecida. En aquella era la mujer del Renacimiento con la mujer actual, a la que yo hacía poniendo a las heroínas de los cómics, para no dibujar una mujer específica. En la muestra de ahora, el primer cuadro que pinté es el de La Gioconda, que es la mujer que más he pintado, junto a Janis Joplin. Este cuadro, que se titula Sumas musas, tiene un nexo con la exposición anterior, parece de aquellos cuadros. El hilo conductor es el de las mujeres, pero estas han sido mujeres específicas que me han influenciado en el transcurso de mi vida.

También pusiste a otra de tus maestras.

A Amalia Nieto. Ella fue profesora mía en el Círculo de Bellas Artes, cuando, siendo muy joven, fui a estudiar allí. Tuve el privilegio de que ella estuviese allí y me diera clases. En su caso, también busqué fotos de ella para inspirarme. Finalmente la saqué de una en la que ella está con Felisberto Hernández, que fue su esposo. Al pintar el cuadro, a él lo saqué, solo le dejé una sombra que hace él en la cara de ella; y detrás puse una carta de Felisberto, porque, según tengo entendido, ellos mantuvieron un intercambio epistolar muy fuerte durante el corto tiempo que estuvieron juntos. Y se dice que ese intercambio epistolar cambió un poco la vida de ambos.

¿Cuánto duró el proceso creativo para pintar el grupo de obras que forman Hermosas e insumisas?

En toda esta obra trabajé desde hace unos cinco años. Empecé haciendo el de La Gioconda y Janis, y luego hice el de Luisa, y a partir de ahí el proceso devino en esto de hacer estas mujeres de a una. Y el último que hago es el de Delmira Agustini, que no estaba previsto para esta serie. Pero ante toda esta cantidad de femicidios que están ocurriendo a diario y la impotencia que me generan, decidí aprovechar la oportunidad para aportar desde mi lugar. Por eso me dije: “Voy a hacer a Delmira, que también fue víctima de femicidio”. La pinté en rojo porque este color tiene su simbología. Uno lo puede asociar a la sangre y al crimen, pero también al amor, a la pasión y al erotismo. De igual modo, me pareció que esto interpretaba un poco toda su poesía erótica y sentimental.

¿Qué técnicas usaste en estas obras?

Trabajo con el acrílico pero también agrego técnicas mixtas; utilizo tintas, pasteles, pastel óleo y si tengo que utilizar lápiz de color, lo hago.

 

¿Cómo te resultó trabajar con Santiago Tavella como curador de la exposición?

Habitualmente asociamos a Tavella con la música, pero él sabe mucho de arte y ha sido un placer trabajar con él. Ha sido muy interesante poder hablar con él de arte. Me ha apoyado y ha escrito el texto para el catálogo. A su vez, como él estudió arquitectura, tiene un gran dominio de lo que es la parte espacial, para acomodar la obra en el espacio, y me ayudó a colgar los cuadros de la mejor manera posible, que no es poca cosa.

Hermosas e insumisas, de Brenda Frizzera. Del 1 al 18 de agosto inclusive. En el Edificio José Artigas (anexo al Palacio Legislativo). Horario: lunes a viernes, de 9 a 18 horas.

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