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Brexit: improbable e indeciso  por Ruben Montedónico

Brexit: improbable e indeciso  por  Ruben Montedónico
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Caos es lo único seguro para el Reino Unido el próximo 1º. de enero. Sobre lo primero, pese a las previsiones se espera una fuerte contracción de las exportaciones de las islas al continente y una afectación importante, pero de menor impacto, en los 27 comunitarios. En el último caso, la “nave insignia” de la UE, Alemania, se calcula que perderá 180 mil millones de euros sobre lo que hasta ahora exporta a Reino Unido, que eventualmente derivaría en la supresión de 120 mil o más puestos de trabajo.

Acerca del caos, se puede afirmar que será visible -antes de hacerse sentir en otros lugares- en el acceso al continente, en Dover, donde se calcula que el 1º. de enero la fila de camiones de transporte trasladando tráileres reunirá -sobre kilómetros- a siete mil de ellos, por lo que si se calcula el trámite de salida, los que lleguen al final demorarán dos días en pasar.

Recordemos que sobre el tema único a tener en cuenta en el referéndum del 23 de julio de 2016, el 51.9% de los británicos votó por separar al Reino Unido de la Unión Europea (UE), dando posibilidad a Londres de invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa para iniciar su divorcio, el cual -tras tres aplazamientos- se fijó para el 31 de enero de 2020, por lo que un acuerdo –brexit– es hasta el próximo 31 de diciembre.

De acuerdo con la presidenta de la Comisión Europea -la alemana Ursula von der Leyen- no se consiguió un pacto satisfactorio sobre los contenidos del brexit con el premier Boris Johnson en las nueve rondas de conversación sobre el tema y éstas -en principio- se cerraron la semana pasada. Si bien reina pesimismo entre los negociadores de una salida sin acuerdo. flota la posibilidad de que algo ocurra de último momento: un acuerdo parcial o uno precario, temporal. Atemoriza a los británicos ligados a los sectores del comercio, la banca y las finanzas, pérdidas que sospechan serían multimillonarias sólo por la salida de la Unión Aduanera de la UE, más lo que se sume por renunciar al mercado común.

La salida del Reino Unido de la UE está sostenida en la actualidad por los identificados como derecha euroescéptica, aunque se inició en los 70 y 80 exigiéndose la ruptura -con la Comunidad Europea de entonces- por la izquierda del Partido Laborista. El signo político cambió en los 90 hacia la derecha. Con el relevo de David Cameron como primer ministro, Theresa May inició negociaciones con la UE en 2017. Tras sus reiterados fracasos para que el Parlamento del reino aprobara un Acuerdo de Retirada, declinó del cargo en julio de 2019, siendo sucedida por el anglo-neoyorquino Boris Johnson.

En tanto, una gran parte de los economistas -locales y extranjeros- expresaron que el brexit conlleva la posibilidad de contraer la renta per cápita de los habitantes a mediano y largo plazos, inculpando al referéndum de retiro de daños impensables a la economía del reino. Asimismo, coinciden que probablemente se vea reducida la migración desde el continente y otros lugares hacia las islas -con la población propia que envejece- al tiempo que de igual manera se proponen modelos distintos para la educación terciaria y merma en la investigación científica. La parte más negativa la atribuyen al mal nivel de relacionamiento exterior (con países de Europa) e interior (con Irlanda del Norte y Escocia, opuestas al divorcio) que abren un espacio de incertidumbre que no puede ser subsanado mediante un TLC con Estados Unidos, anticipando un vínculo positivo con el gobierno de Joseph Biden.

El negociador de la UE, el francés Michel Barnier, se desplazó a Londres en lo que se dio en llamar “semana decisiva” para alcanzar un acuerdo, aunque las palabras de la presidenta de la UE y las del canciller británico, Dominic Raab, no fueron alentadoras a pocos días de finalizar el plazo. Es evidente que el poco tiempo restante hace que todas las jornadas sean “decisivas”; que la UE va a negociar -como siempre lo ha hecho- hasta el último minuto.

El premier Johnson contrapuso a las adversidades pronosticadas del divorcio consumado que «lo más importante a decir es que lo actual no es un final sino un comienzo. Queremos que sea el inicio de una nueva era de cooperación amistosa entre la Unión Europea y un energético Reino Unido”. Es obvio que el mensaje, en especial, se dirigió a aquellos que se mantienen expectantes ante las consecuencias de lo que ven como indecisiones, temerosos acerca de las consecuencias y que no avistan nada “energético”.

Johnson telefoneó a Angela Merkel y Emmanuelle Macron para acercarlos a un acuerdo comercial tripartito, al margen de la UE: ni siquiera atendieron el llamado. Merkel lanzó la advertencia a Londres de que la UE no necesita «un acuerdo a cualquier precio», e indicó que en el caso de no ocurrir la avenencia para entonces a UE tomará las «medidas necesarias».

También suma incertidumbre si Londres cumplirá lo pactado acerca de República de Irlanda, en tanto su premier, Micheál Martin, se refrió a otro alargamiento acordado entre Von de Leyen y Johnson, post 13 de diciembre, al decir que “El 97% del acuerdo está ya sellado, sería un fallo terrible a nivel de Estado que no pudiéramos llegar a un acuerdo sobre la línea de meta”.Von der Leyen y Johnson ordenaron continuar las negociaciones. El anuncio de la prolongación no ha determinado una fecha de evaluación, en tanto, además del último pleno del año de la Eurocámara, el 14, ésta sería convocada a una sesión extraordinaria antes del 31 de diciembre para el caso de que exista algún acuerdo que debe ser avalado por los parlamentos Europeo y del Reino Unido.

Un despacho -de varias agencias- sobre el brexitcon idas y venidas, da una idea de la gravedad de la situación al señalar que en caso de no firmarse un TLC antes de fin de año, Reino Unido y la UE tendrán que regirse por las reglas de la OMC que suponen la aplicación de tarifas y controles aduaneros para las mercancías, con aumentos de costos y demoras en los puertos de entrada. 13 / XII / 20

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