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Caminando por el lado salvaje (aunque yo no sea Lou Reed)

Caminando por el lado salvaje (aunque yo no sea Lou Reed)
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Para el formalista ruso Víctor Shklovski la automatización de la experiencia cotidiana es un proceso que “devora los objetos, los hábitos” hasta que “la vida desaparece transformándose en nada”. El proceso de automatización es alienante: “el objeto se encuentra delante nuestro, nosotros lo sabemos, pero ya no lo vemos. Por este motivo ya no podemos decir nada de él”. Y allí, para que la vida vuelva a aparecer como una “experiencia singular” es que aparece el “arte” que “libera al objeto de su automatismo perceptivo”.

En el artículo “El arte como artificio” Shklovski hablará de diferentes procedimientos mediante los cuales el arte logra liberar al objeto de ese “automatismo perceptivo”, pero ningún procedimiento descrito parece tan potente como el que propone el grupo de creadores de “Lado B. Aunque yo no sea”. Lado B es un juego en que el “espectador” (un jugador en realidad) es guiado por diferentes puntos del centro montevideano “liberándolo” de la “percepción automatizada” que tiene sobre los lugares que transita.

Una de las claves entonces ya está señalada, si en Lado B hay pasajes de “representación” tradicional estos parecen ser los anclajes necesarios para que los jugadores logremos lo central de la propuesta: “ver” el “lado b” de esas calles y plazas que caminamos de forma cotidiana, y cuando decimos “ver” decimos algo cercano a tener una “visión”, a “experimentar” ese “otro lado”. Y es que en Lado B se nos hace recorrer lugares que conocemos pero circulando de forma distinta, como si nos bajáramos de los “puentes” por los que transitamos desde el “punto A al punto B” y nos sumergiéramos en esas calles y plazas, observando objetos y monumentos desde ángulos imprevistos, escuchando el sonido de la ciudad más allá del ruido que pretende taparlo.

La expresión “lado b” tiene mucho que ver con la industria de la música popular del siglo XX, en general los discos “simples” tenían un éxito de un lado, que luego podría integrar algún LP, y las canciones de “relleno” de los lados b a veces eran rescatadas en recopilaciones de rarezas. Si bien esa lógica no es lineal, quedó instalada la idea de lado b como algo menos conocido pero potencialmente de “culto”. Si bien esta expresión ya nos dice mucho de la propuesta, transitar el “lado b” de la ciudad como decíamos arriba, también es importante el rol de la música acompañando a los jugadores. Porque hay una banda de sonido del recorrido, una música propuesta que va desde el rock indie montevideano a Zitarrosa, desde algunas notas al piano que parecen remitir al romanticismo europeo del siglo XIX a la versión de La casa del sol naciente de The Animals. La música, intervenida muchas veces por los artistas, acompaña el recorrido mediante audios de whatsapp que van guiando el recorrido del jugador. Tan clave es el rol de la música que un momento central del recorrido será justamente averiguar qué escuchan algunos transeúntes que nos cruzamos cuando viajan por las calles y ómnibus de la ciudad.

El recorrido que hace cada uno de los cuatro jugadores por función no coincide todo el tiempo, por lo que la experiencia tiene momentos muy singulares. Quien escribe puede narrar que fue abandonado en un bar; se encontró con otros jugadores y tomó algo en una esquina mientras una pareja discutía a los gritos en medio de una plaza; invadió un hotel lujoso siguiendo a una rapera urbana, habitante de las calles que parece estar en el borde de hundirse en la pasta base; y escuchó un susurro tirado en una explanada céntrica que parecía hablar de la necesidad de vivir de ex aventureros derrotados.

Florencia Lindner junto al resto de creadores de Lado B nos hizo pensar en algunas palabras que Enrique Symns dedicara a Bukowski el año de su muerte, hace ya 25 años: “Trotando por bares, amoríos y anécdotas a veces hasta descabelladas, nos hace ver [Bukowski, pero también Lado B] esas mismas calles  desalmadas por las que nosotros estamos caminando hoy. El mundo ya no es un animal de piel erizada que se agazapa frente a ti. Es una cloaca catódica, un ruidoso shopping, un show de fantasmas”.

Pero más allá de la experiencia de caminar por el lado b de Montevideo, de transitar por la experiencia de la “amenaza” que siente quien cruza la vereda cuando te ve o por otras experiencias más claustrofóbicas y vertiginosas que no conviene aventurar aquí, Lado B es un hecho artístico fascinante. Si bien hay una invitación a caminar por el lado salvaje al decir de Lou Reed, a escuchar desde otro lado al “poeta dark” Alfredo Zitarrosa cuando recitaba: “hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado”, al final hay una celebración de la vida en esas calles. El encuentro con el otro, distinto, que se nos aparece casi como una interrogante, es celebrado en Lado B, que invita a des-automatizar esa oportunidad de encuentro, y recuperar la vida hundida en el automatismo cotidiano.

Paola Larrama, Karen Halty, José Ferraro y Victoria Pereira serán quienes “actuando” estructurarán como un hecho artístico ese recorrido por calles y plazas, esa invitación al encuentro con una ciudad que miramos y no vemos. Ellos actúan, pero Lado B no es una obra de teatro, en todo caso no es algo que está “envasado” en la ciudad como escenografía, más bien parece todo lo contrario. Las ficciones que nos guían parecen invitarnos a que dejemos de ver esas calles como la escenografía, siempre idéntica a sí misma, de nuestro andar rutinario y veamos qué hay detrás. Y seguramente lo que veamos detrás tenga que ver más con cada jugador que con la ficción “representada”.

Un comentario de un espectáculo jamás puede pretender agotarlo, más bien es una invitación al lector a que tenga la experiencia y discuta con lo que aquí se propone. En este caso esto se potencia. No queda más que invitar a que recorran las calles por las que transita Lado B, es una experiencia única, que nos devolverá los objetos que la automatización ha devorado para que podamos volver a decir algo de ellos.

Lado B. Aunque yo no sea. Elenco: Victoria Pereira, Paola Larrama, José Ferraro, Karen Halty. Arte, vestuario y asistencia general: Jimena Ríos. Sonido: Lado B + Andrés Olveira. Producción y difusión: Lado B + Tania Pintos. Dirección general: Florencia Lindner.

Entradas: únicamente escribiendo a aunqueyonosea@gmail.com (son muy limitadas, escribir con tiempo)

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.