Home ARTES VISUALES Carlos Federico Sáez: el día que la pintura nacional abandonó el neoclasicismo. por Alejandra Waltes
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Carlos Federico Sáez: el día que la pintura nacional abandonó el neoclasicismo. por Alejandra Waltes

Carlos Federico Sáez: el día que la pintura nacional abandonó el neoclasicismo. por Alejandra Waltes
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El miércoles 3 de agosto se inauguró la exposición «Figari y Sáez. La encrucijada moderna», curada por el “Museo Figari”, en la “Pinacoteca-Museo Eusebio Giménez” (Mercedes, Soriano). La misma se puede visitar hasta el 30 de setiembre. El viernes 16 de setiembre se inaugura la muestra «En familia – Carlos Federico Sáez» en la Sala 3 del “Museo Nacional de Artes Visuales” (MNAV). La misma podrá ser visitada hasta el 5 de febrero del 2023.
Mientras en el centro de Nueva York, en Manhattan, se muestra el mejor arte moderno y contemporáneo en papel del mundo en la “Art on Paper”, aquí se prepara la muestra “En familia – Carlos Federico Sáez”, una muestra de dibujos del artista (autorretratos, estudios y retratos de su familia). En esta ocasión se expondrán cincuenta dibujos realizados por Sáez entre los años 1893 y 1900 quien a los diez años realizó su primera exhibición en la vidriera de la librería Reilly de su ciudad natal Mercedes. Entre estos dibujos no sólo hay apuntes y bocetos, se pueden apreciar obras terminadas de gran virtuosismo. Dice el curador de la muestra y director del MNAV Enrique Aguerre: “Carlos Federico Sáez es un artista moderno que empuja los límites pautados por el academicismo finisecular y de lo convencional para inscribirse de lleno en un arte conceptual y formalmente innovador. Podemos seguir el transcurso de su corta vida a través de sus dibujos y pinturas, pero no a la manera de un diario sino como cartogra-fías afectivas. Sáez nunca pintó por encargo y más allá de modelos ocasionales o habitantes desconocidos de las ciudades en las que residió y que llamaban su atención, son su familia, sus amigos y amores los protagonistas de su refinado arte.” Carlos Federico Sáez (1878_1901) nació en el seno de una familia culta que disfrutaba de una buena situación económica. Desde muy pequeño se dedicó a la práctica autodidacta del dibujo y la pintura con tanta idoneidad que a los 13 años se traslada a Montevideo, concurriendo a las clases de pintura del profesor Juan Franzi. Los trabajos del joven artista son vistos por Juan Manuel Blanes quien incentiva a sus padres para que le envíen a estudiar a Italia, práctica común en el Uruguay de la época. Conseguida una beca del gobierno uruguayo se marcha a Italia comenzando un periplo de siete años bajo la tutela de Daniel Muñoz, ministro uruguayo en Roma. Una vez allí concurre un tiempo a la Academia de Bellas Artes de Roma, pero pronto la abandona interesado en las nuevas corrientes pictóricas antiacadémicas, especial-mente en los Macchiaioli. Durante este periodo participa en varias exposiciones y, para 1896 abre su propio taller en la Via Margutta. Dos años más tarde recibe una nueva ayuda estatal que le permite prolongar su estancia en Europa. Sáez realiza sus envíos de pensionado regularmente al Uruguay despertando la admiración de sus compatriotas entre quienes surge su fama como uno de los artistas uruguayos más originales de su tiempo. Su madurez artística le llega estando vinculado a los Macchiaioli. El nombre proviene de la palabra “macchia” (mancha en italiano) y Macchiaioli (manchistas) fue término con el que se bautizó al grupo de pintores cuyo trabajo se distinguía por el fuerte contraste entre luces y sombras gracias al claroscuro y al empleo de diferentes colores. Para ellos la forma se creaba a partir de la luz, representada con manchas de color, y dirigiendo la atención y la mirada tanto a la naturaleza como a la realidad social. Con rápidas y precisas pinceladas se definen en pocos trazos la composición, la distribución de luces y sombras, así como el carácter de sus personajes. La obra de Sáez se caracteriza por la soltura y precisión de su pincelada, así como la tendencia a pintar individuos y no grupos. Durante su estadía en Italia utilizó como fondo para varios retratos un biombo pintado por él de características abstractas, estilo del que se oiría hablar recién alrededor de 1910. El “Retrato de J.C.M”, en donde aparece su característico estilo pictórico de materia empastada y dibujo informalista es considerado el punto de partida de la escuela de pintores uruguayos que empleó la densidad de la materia en sus trabajos y que, como homenaje a este artista, se reunieron bajo el nombre de grupo Sáez. El trabajo de Carlos Federico se compone básicamente de retratos eligiendo a sus modelos de entre las personas con las que tiene fuertes vínculos: su familia, sus amigas, sus amigos. Retrata individuos en soledad. Los encuadres y ángulos de esos retratos rompen con las reglas del retrato clásico y se emparentan a la instantánea fotográfica, técnica de la que era un apasionado. Su pincelada rápida reafirma esa sensación de que los personajes fueron captados en un instante. Los fondos, matéricos, generan un contrapunto de atención con la figura generalmente organizada en forma piramidal. Viendo el conjunto de la obra creo que buena parte de los cambios que realizó en su hacer son el resultado de la necesidad, propia de la edad, de innovar y revelarse a lo establecido. Hay un aspecto lúdico y experimental. Coincidiendo con su regreso a Montevideo en 1900, Pedro Figari organiza desde del Ateneo de Montevideo la primera exposición de afiches (franceses) y un concurso para los artistas nacionales. En este último triunfan Carlos Federico Sáez, que obtiene el primer premio, secundado por otro mercedario, Pedro Blanes Viale. Se puede admirar su obra en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV), Museo de Artes Plásticas Juan Manuel Blanes, Pinacoteca Eusebio Giménez de su ciudad natal y en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).

Estudio (Carlos Federico Sáez_1899)

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