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Cinco aniversarios con mucho para recordar

Cinco aniversarios con mucho para recordar
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En esta semana se conmemoran cinco aniversarios muy diversos entre sí. Un actor, una actriz, un director y dos famosas películas nos convocan al repaso de sus logros.

ALBERTO SORDI. Nacido en Roma el 15 de junio de 1920, fue insuperable en retratar al italiano medio de posguerra, ese tipo común que, con esfuerzo, humillaciones y pillerías sabía salir adelante de cualquier situación adversa. 152 películas como actor (en 18 de ellas fue además director), TV, radio y teatro, Sordi batalló en todos los campos, haciendo gala de un desparpajo poco común. De los “cinco grandes” (Gassman, Manfredi, Mastroianni y Tognazzi son los otros cuatro) fue el más querido por los romanos, al punto que el día de su 80º cumpleaños ejerció como alcalde de la ciudad durante 24 horas. Sobre su vida privada siempre fue una tumba: no se casó ni se le conoció relación sentimental alguna; el apego a su madre le valió el sobrenombre de Mammone y alguna sospecha de homosexualidad, mientras su afición a la familia continuó hasta su muerte, con sus hermanos pasando toda la vida a su lado. ¿Labores para el recuerdo?: Los inútiles (1953), La gran guerra (1959), El vigilante (1960), Regreso a casa (1960), un episodio de Los complejos del hombre (1965) y tres más de Los nuevos monstruos (1977), Sembrando ilusiones (1972), y su descomunal labor para Un burgués pequeño, pequeño (1977). Murió en Roma el 24 de febrero de 2003 por complicaciones de cáncer de pulmón.

“PISO DE SOLTERO”. Estrenada el 15 de junio de 1960 en Nueva York, esta película volvió a rozar a Billy Wilder con el tono amargo de sus títulos de antaño, luego de nueve años dedicados a diversas variantes de la comedia. La primera mitad es una presentación burlesca de la situación del protagonista (Jack Lemmon), que asciende en el trabajo gracias a los favores personales algo sórdidos que hace a sus superiores. Más tarde la película se vuelca a un par de dramas sentimentales simultáneos de Shirley MacLaine, y canjea los efectos satíricos iniciales por un vistazo desencantado, y de a ratos bastante penoso, de las relaciones amorosas. Realizada con brillo y hasta con virtuosismo en el planteo y desarrollo de situaciones, esta película ganadora del Oscar fue un buen resumen de los alcances y los límites de lo que luego sería el período final de la carrera de Wilder, un perpetuo independiente en constante tira y afloje con las tenazas de Hollywood.

“PSICOSIS”. Estrenada un día después, también en Nueva York, es muy fácil de contar: la ladrona Janet Leigh se detiene en un motel, es asesinada mientras se baña, el hijo de la dueña (Anthony Perkins) borra todas las huellas comprometedoras y luego debe soportar la intromisión de un detective (Martin Balsam), y del novio de la muerta (John Gavin) con su cuñada (Vera Miles). En el film hay una apariencia de terror que Alfred Hitchcock normalmente no utilizaba, pero ese método sirvió al cineasta para jugar más que nunca con los espectadores, que primero se identificaron con Leigh, luego con Perkins y más tarde con nadie, sin que se sepan nunca los verdaderos motivos de tantos cambios psicológicos. Las notables escenas de suspenso se dieron la mano con alardes técnicos antológicos (la caída de Balsam por la escalera, el tour de force de la ducha), y el film logró lo que Hitchcock siempre consideró la perfección: obtener el mejor resultado con el mínimo esfuerzo. Costó U$S 800.000 y sus ganancias fueron multimillonarias.

GENA ROWLANDS. Virginia Cathryn Rowlands nació en Madison el 19 de junio de 1930. De padre banquero y madre pintora, en 1950 se trasladó a Nueva York para estudiar interpretación en la American Academy of Dramatic Arts. Se casó con el también actor y director John Cassavetes, y ambos fueron piezas clave del cine independiente desde 1960 en adelante. Trabajaron juntos en diez películas, de las cuales por lo menos cuatro tienen sensacionales labores de Gena: Rostros (1968), Una mujer bajo influencia (1974), Gloria (1980) y Torrentes de amor (1984). Actriz de cine, teatro y TV, ha sido candidata dos veces al Óscar, sin conseguirlo, hasta que le dieron uno honorífico en 2016. A lo largo de 106 films Gena logró crear un “tipo” lleno de fuerza, tosca belleza, inseguridad y una pizca de elegancia, cuestionando siempre el rol de la mujer en su época. Su labor cumbre fue en La otra mujer (1988), donde se debatía entre el realismo y el histrionismo, siendo ella misma y, a la vez, siempre otra. Gena aún vive, y está retirada desde 2017.

ABBAS KIAROSTAMI. Nacido en Teherán el 22 de junio de 1940, comenzó como pintor hasta llegar al cine, no sin antes pasar por el diseño gráfico. En la primera etapa de su carrera -la mejor- cultivó un estilo cercano al neorrealismo, mediante historias sencillas con retratos de niños o jóvenes que persiguen una meta muy particular. En la llamada “trilogía de Koker” (¿Dónde está la casa de mi amigo?, 1987; Y la vida continúa, 1991; A través de los olivos, 1994) le atrajo la naturalidad de la vida cotidiana, y aunque nunca encaró temas políticos en forma directa, tampoco fue ciego a la profunda brecha de clases que aún marca a Irán. Su obra cumbre, Primer plano (1990), se basó en el caso real de un joven que se hacía pasar por el cineasta Mohsen Makhmalbaf. La segunda etapa de la carrera de Kiarostami es la más mediática, a partir de El sabor de la cereza (1997). Sin embargo, en ese tramo final el cineasta cayó en la pedantería intelectual, mediante una habilidad técnica que supo ocultar sus contenidos escasos (El viento nos llevará, 1999; Copia certificada, 2010) o directamente nulos (Cinco, 2003; 24 Frames, 2016). Murió en París el 4 de julio de 2016 de cáncer gastrointestinal.

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Amilcar Nochetti Tiene 58 años. Ha sido colaborador del suplemento Cultural de El País y que desde 1977 ha estado vinculado de muy diversas formas a Cinemateca Uruguaya. Tiene publicado el libro "Un viaje en celuloide: los andenes de mi memoria" (Ediciones de la Plaza) y en breve va a publicar su segundo libro, "Seis rostros para matar: una historia de James Bond".