En marzo del 2006 Cristina Landó dejó su labor como crítica teatral en la desaparecida Guía del Ocio y, merced a la recomendación de Adrián Castelló, quien firma esta nota quedó a cargo de cubrir la sección teatral. Desde aquel mes de marzo de 2006 hasta el 13 de marzo de 2020 pasaron 15 años, 15 años en que todas las semanas, salvo algún breve período estival, tengo la oportunidad de firmar alguna crítica, de realizar alguna entrevista o de compartir alguna información periodística vinculada a las artes escénicas. En la Guía del Ocio hasta 2009, y desde el 2010 en el semanario Voces, esta vez gracias a la recomendación de Amilcar Nochetti y la aprobación de Alfredo García. Todas las semanas, por 15 años, me tocó asistir, al menos una vez, a ver algún hecho artístico vinculado a las artes escénicas, ya fuera en salas convencionales, en las calles, en las plazas, en el tablado o en salones comunales y de cooperativas de viviendas. Esa actividad semanal, la de ver y luego reflexionar sobre esa práctica artística viva, se cortó bruscamente el 13 de marzo.
Pasaron cinco meses. Al principio el encierro y la incertidumbre se adueñaron de gran parte de la población, también de quienes trabajan en artes escénicas, pero en la medida que pasaban las semanas algo empezó a parecer extraño. Se habilitaron grandes obras vinculadas a la construcción y las líneas de transporte público lentamente empezaron a volver a estar repletas. Comenzaron las clases y con eso la circulación de personas aumentó. Se abrieron shoppings e iglesias, y restaurantes y pubs. Pero los teatros continuaban cerrados. Se disparó la polémica y empezaron las manifestaciones: Primer Ensayo en las plazas, pero también Angie Oña y su troupe en la marcha del 27 de junio. El ciberespacio se llenó de prácticas ciberteatrales y el 124 a Santa Catalina, el 17 a Casabó, o el 103 a Villa García nos volvieron a hacer viajar con las caras pegadas, con los cuerpos apretados. Pero los teatros continuaban cerrados. Volvieron las prácticas (o sea los ensayos) de fútbol, los asados de ministros, las manifestaciones multitudinarias, y al fin, apareció el protocolo vinculado al teatro. Un protocolo que permite ir a ensayar apretados en un ómnibus pero que pide dos metros de distancia entre sí a quienes actúan arriba de un escenario.
No hay mucho más que dos posibilidades, o quienes se encargan de estas cosas (que seguro no viajan en ómnibus para ir a trabajar) no tienen idea de artes escénicas, o hubo intencionalidad política respecto al sector. Lo primero es probable, pero lo extraño es que a otros actores, por ejemplo los jugadores de fútbol, no se les haya impuesto la obligación de mantener esos dos metros que se les pedía a quienes trabajan en el teatro. Lo segundo es lo más probable, y delata la torpeza de quienes se obstinaron en retrasar la apertura de las salas teatrales. Porque lograron, entre otras cosas, que muchas personas alejadas de la SUA y de la FUTI se volvieran a acercar a esos espacios sindicales. Que se llenaran asambleas en gimnasios y que incluso quienes mantienen diferencias las dejaran al costado para hacer frente común a una actitud al menos caprichosa y sospechosa de mal intencionada.
La próxima semana abren algunas salas, pocas, y seguramente el público agotará las entradas, estimulado no solo por los espectáculos sino también por apoyar una actividad que se pretendió castigar por parte de las autoridades. Por lo pronto volveremos a ver teatro presencial, y a ocupar estas páginas con referencias a esas prácticas, sin dejar de pensar que se ha ganado en potenciales formas de creación en que actores, directores y técnicos seguirán trabajando.
Teatro a puertas abiertas
El martes 4 de agosto se realizó el lanzamiento de Teatro a puertas abiertas, un ciclo de espectáculos que se realizarán en la Sala Campodónico de El Galpón a partir del 11 de agosto.
Con dicho ciclo vuelve el teatro a la principal sala de la Federación Uruguaya de Teatros Independientes (FUTI), quien junto a la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA) se encargó de seleccionar las 24 obras que retomarán su actividad en la sala que El Galpón puso a disposición.
En la conferencia de prensa, en que Fernando Amaral dio la lista de espectáculos teatrales y Mauricio Ubal la de músicos, también fue relevante el aporte de Guillermo Casanova, quien dio detalles de las transmisiones por streaming que se realizarán de los espectáculos en vivo. Héctor Guido como anfitrión fue el que dio detalles generales de esta esperada vuelta a la actividad.
Programación de agosto
-Sábados y domingos
Todo por culpa de ella. De Andrei Ivanov. Dirección: Graciela Escuder.
Funciones: sábados 21.00 y domingos 19.00.
–Martes 11 y miércoles 12 a las 20:30
Club de chocas. Creación colectiva. Dirección: Luis Pazos
Funciones hora 20.30
–Jueves 13 y viernes 14 a las 20:30
Barranca. Versión de Barranca abajo de Florencio Sánchez. Dirección: Richard Riveiro.
–Lunes 17 de agosto a las 21:00
Samantha Navarro.
–Martes 18 y miércoles 19 a las 20:30
Como agua. Autor y director: Federico Pereira
Funciones hora 20.30
–Jueves 19 y viernes 20 a las 20:30
El acompañamiento. De Carlos Gorostiza. Dirección: Carlos Viana.
–Lunes 24 de agosto a las 21:00
Gato Eduardo.
–Jueves 27 y viernes 28 a las 20:30
La Moribunda. De Alejandro Urdapilleta. Dirección: Ignacio Duarte.
–Lunes 31 de agosto a las 21:00
Cuarteto Ricacosa.
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