Desde el 2020 el Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE) trabaja en la publicación de una colección de libros que reúne textos de figuras que abarcan un amplio espectro estético y generacional de nuestro teatro.
La colección reúne textos de, por ejemplo, Alberto Paredes y Estela Golovchenko, Jorge Denevi y Jimena Márquez, sin ignorar a nuevas generaciones que se están formando en la Tecnicatura Universitaria de Dramaturgia (TUD). Tampoco escapa a la serie un conjunto de estudios teóricos reunidos en la colección investigación que tiene como primer entrega el titulo Territorialidades escénicas en el interior del Uruguay. Para conocer más en profundidad este trabajo editorial Voces conversó con el actor, director y dramaturgo Franklin Rodríguez, uno de los responsables de la Colección Teatro.
Rodríguez se suma al equipo del INAE a mediados del 2020 en plena pandemia y trabajando a distancia. En ese contexto es que se armó el primer libro de la colección, dedicado a Alberto Paredes. En la Introducción a ese ejemplar Álvaro Ahunchain, Coordinador General del INAE, señala que a partir de ese 2020 se incluirá entre los objetivos del la Institución la publicación de colecciones sobre dramaturgia e investigación. Hubo que esperar hasta el fin de la pandemia para que el resto de la colección empezara a publicarse y llegar a los 12 primeros libros publicados. El trabajo de Rodríguez consiste en hacer de nexo entre la editorial (Fin de Siglo) y los autores, ocupándose de definir la línea estética de la edición, de las tapas y correcciones, y de la selección de obras y autores. Esta última tarea tiene varias condicionantes “hay que hacer un balance para que haya autores del interior, que haya un equilibrio entre hombres y mujeres. Paredes no vive, pero el resto de los autores sí, algunos como Omar Varela o el flaco Denevi son pilares de lo que es el teatro hoy. Después está la gente joven: Jimena Márquez; Alejandra Weigle, que trabaja mucho para el interior; Estela Golovchenko, que es un baluarte de la dramaturgia del interior también; Sebastián Barrios; esta semana sale el de Ana Magnabosco, la idea es tener una mirada amplia”
¿Cómo es el trabajo de selección de las figuras a publicar?
Vamos tirando nombres, llamamos a la gente, por ejemplo llamamos a Cecilia Sánchez que escribió una obra muy buena sobre el hijo (La pérdida), pero estaba trabajando sobre otra obra y le dijimos que trabajara tranquila, que después volvíamos a hablar. Lo que publicamos en 2021 lo hablamos en el 2020, no todos tenían las obras corregida o cuatro obras para publicar. Denevi por ejemplo las buscó hasta que pudimos publicar su libro. No te mencioné antes pero está Dino Armas, que publica y estrena en el mundo entero, no podía quedar afuera. La colección tiene como antecedente una del año 1992 que dirigía Julián Murguía, pero salieron cinco libros nomás, de Milton Schinca, Víctor Manuel Leites… A Leites no lo publicamos porque la familia publicó dos libros con todas sus obras, pero hay mucha gente. Alberto Restuccia. Con Roberto Suárez no hemos tenido suerte porque no tiene nada escrito, le preguntamos como hace y nos dijo que va escribiendo el guión día a día y después lo rompe. Es alguien que nos queda pendiente. Sergio Blanco es otro autor que nos interesa, pero está publicado en todos lados, ya nos va a llegar el momento. La idea es que sea algo que quede y que permita estudiar la época. Y sacale el color político, si se instala este trabajo editorial en el INAE después es difícil que venga quien venga decida cortarlo.
Para este año tenemos doce autores más, están Lorena Rochón, Federico Roca, Sandra Massera, Luis Vidal… La TUD, que ya hizo una selección de cinco autores para uno de los volúmenes, va a seleccionar a cinco más, en ese trabajo es muy importante la función que cumple Analía Torres.
¿Cómo es el trabajo de distribución de los libros?
Mandamos libros al interior, también al exterior a través de las embajadas que están interesadas. A los directores de teatro, a la Comedia Nacional, a todos los grupos de teatro: La Cretina, El Tinglado, El Galpón, El Circular… A la EMAD y a todas las escuelas. Hay un montón de gente a la que le llega el libro, gente que estudia como Claudia Pérez, Marcia Collazo. Y también a la gente de la prensa a la que le interesa el teatro, Jaime Clara, Pablo Silva Olazábal, a ustedes, a Ana Laura Barrios, a Yamandú Marichal, para que sepan que está esto como una referencia. Porque además de las obras está el contexto en que se hicieron, y la crítica sobre qué significaron esos autores en su momento. Yo quiero pensar esto en treinta años y esos libros van a quedar. Hoy hay en la calle 4800 libros, este año, en Uruguay es muchísimo, y esto no va a parar en tres años más.
Y también, más allá de la distribución gratuita, se distribuye a las librerías y se vende al público a través de Fin de Siglo y distribuye Gussi. Y se vende, no te voy a decir que a la par que narrativa, pero la gente lo compra.
¿Desde el comienzo estuvo pensado publicar libros de investigación?
Siempre pensamos en la línea de investigación. Justo cuando íbamos con la primera selección estaba la bienal de teatro del interior y empezamos por ese volumen (Territorialidades escénicas en el interior del Uruguay). Ahí nos enteramos que Mariana Percovich estaba trabajando en un estudio sobre los estilos de actuación en Uruguay y vamos a publicar ese trabajo también. Juan González Urtiaga, que tiene un archivo enorme, va a publicar un estudio sobre el sainete y el circo criollo. También se está trabajando sobre un libro sobre carnaval, otro sobre títeres. La idea es abrir la cancha, que haya dos o tres libros dedicados a la investigación junto a los de los autores permite saber qué es esto, de donde viene todo.
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