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Discurso de Yamandú Orsi: Volver a ser gobierno es la tarea número uno

Discurso de Yamandú Orsi: Volver a ser gobierno es la tarea número uno
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Lo primero, corresponde presentarse. Soy, como dijo el Pacha, un canario de Canelones. Nacido allá en la zona de La Paloma. Ruta 11 y 32. A los cinco años nos fuimos para el pueblo, como decimos allá. Como buen canario de Canelones me comprometo a comerme menos eses. Ahí me crie, y fui a la escuela pública. Y el Bebe y la Beba, que eran mis viejos, tenían un almacén cerquita de escuela. Pasó el tiempo, y seguí con la educación pública. Fui un privilegiado, porque me podían pagar el abono mientras trabajaba en el almacén podíamos venir al IPA. Año 86, aquello era San Petersburgo. Una cosa increíble lo que se respiraba en esos años. En esos años empezamos a militar, porque se abrían las puertas. Estábamos en el liceo. Aquello era algo de verdad increíble. Empezamos a militar en el comité. No voté en el 84, no tenía la edad. En el 89 acompañé a los compañeros de La Vertiente. En el 90 con una barra de compañeros armamos una agrupación del MPP, y desde ese año hasta ahora estamos militando en esta casa. Pasó el tiempo y pude y puedo decir que tengo una familia maravillosa que me aguanta la cabeza. Después la vida me fue llevando. Y hoy, para presentarme, digo que me toca dirigir como intendente los destinos del departamento de Canelones. Muchas veces en los reportajes me preguntan: ¿y Ud. por qué es del MPP? ¿Por qué estoy en esta casa? No me olvido de la primera conversa cuando se trataba de algunos ingresos. Lo primero que entendí que tenía que sacarme de la cabeza era aquello de las verdades reveladas. Fue como un frontón. Empecé a militar y me derrumbaban aquellas verdades que yo pensé que estaban todas escritas. En esta casa aprendí que nada se construye sobre un cementerio económico y social, que no es cierto aquello de “cuanto peor, mejor”. Y cuando alguno amagaba con cometer ese desliz, te pegaban con la regla en las manos. Guarda con eso. Estos viejos me enseñaron todo eso. En esta casa, también, estos y aquellos veteranos me enseñaron la importancia de tener una visión estratégica. Y cuando iba por un tema a veces coyuntural o simple, te obligaban a levantar la mira. Hoy hablamos de que hay una crisis mundial de los alimentos, del agua potable, de la energía. Crisis poblacional. En el año 95 el Ñato escribió un libro que se llamó Las cuatro crisis. Yo me sentía obligado a analizar todos esos temas, y a pensar el futuro. En esta casa aprendí que cuando nos comprometemos con una causa, con una responsabilidad, lo hacemos hasta el hueso. Yo no me olvido cuando el Gordo Marcos Abelenda fue un día, creo que el ministro era Hierro López, a condecorar a los policías. Ay, nosotros, cómo nos pusimos. Eso lo tenemos que estudiar y analizar bien. Y eso de comprometernos con ese nivel de responsabilidad después lo vimos en los hechos cuando el Bicho tuvo que hacer frente a esa repartición, que sin duda no es nada simpática. En esta casa aprendí, medio sin darme cuenta, la importancia que tiene el que haya compañeras al frente de la lucha. De esta casa surgió la primera presidenta de la cámara de diputados. Con el tiempo los compañeros y las compañeras, fundamentalmente, decretaron, y me convencieron, que también había que dar un paso más. Pero lo mamé de chico. Porque además leíamos muchos de la historia de las compañeras que lo habían pasado feo. Conocimos en esta casa a Raquel que con esa sonrisa y ese vozarrón nos recibía en la puerta del del MPP preguntando como estábamos, cuando detrás de esa compañera y esa historia se escondían peripecias maravillosas. Entendí, gracias a algunos compañeros que acá están presentes, la importancia del sector productivo, de la ruralidad. Aquellas charlas con el Flaco Agazzi, era un mundo que se nos abría. O cuando, a veces, ir a hablar de temas políticos con el Pepe y me sale hablando del pasto, para que entendamos la importancia que tiene cada palmo del territorio. Y no me olvido que el gran Bebe arrancó para el interior cuando él pensaba que la acumulación estaba en el campo, en los trabajadores y las trabajadoras rurales. Esta casa también me recibió con mucho humor, y los más veteranos seguro recuerdan, cada vez que teníamos un encuentro, con el viejo Julio, lo primero que hacía era hacer cuatro o cinco cuentos para que nos riéramos. Y me acuerdo, que nos reímos más de la risa de él que del contenido del chiste. Capaz uno se imagina que las cosas que contaba eran peripecias tristes. No, no. “Tengo un chiste”, decía, serio, en el medio de la discusión. Ese sentido del humor que también tenía Raquel. El Pepe Martínez también tenía eso, cuando te recibía muerto de risa. Y después uno veía la historia de cada uno de esos compañeros y la pucha, si valdrá la pena vivir, y si valdrá la pena haber sido acompañado de esos monstruos, sobre cuyos hombros seguimos caminando. Acá también aprendí el sentido de la amplitud, y por qué y cómo debíamos crecer. Aquello de no recibir al otro con una piedra en cada mano cuando se te arrimaba. Acá, salvo las nuevas generaciones fundamentalmente, pero no sólo por eso, entendí que se puede hablar sobre solidaridad, pero que se puede crecer en solidaridad. Se puede actuar. Y vaya el saludo a los gurises y las gurisas que preparan para los exámenes de secundaria. Gracias. Y en esta casa también aprendí mucho de frenteamplismo. Cuando nos decían “muchachos, hay que estar en el comité”. Y allá fuimos. Y ahí en el comité nos fajábamos con el resto de los compañeros, y de ahí salía la síntesis. Me tocó, por ejemplo, ser delegado del plenario nacional. Me acuerdo que venían Spinoglio, el gordo Caraballo, y todos aquellos personajes. Ana, del Partido Socialista. Y eso me dio la oportunidad de conocer todo eso, esas realidades, esas otras peripecias. En esos tiempos nos tocaba en Canelones organizar los plebiscitos, y siempre éramos los mismos, algún camarada, los socialistas, los del MPP y ahí arrancábamos. Década del noventa. Bueno, ni hablar del 87. Qué cosa increíble. Y después me tocó asumir responsabilidades concretas en la institución Intendencia de Canelones, como secretario general y primer suplente. Ahí tuve y tengo la suerte de aprender de un gran maestro, que es Marcos Carámbula. Compañero del alma, con quien aprendí a conocer a Seregni, a conocer las historias del Partido Comunista. Y con quien aprendí, de la misma forma que con el Pepe, a serenarme cuando me pasaba de revoluciones. No me olvido, y lo digo, que cuando asumió Marcos, yo era secretario general y me llevaba por las Juntas locales y un día me dijo “Arrancá vos a hablar, mirá que dentro de diez años te toca a vos”. Estuvo diez años machacando y machacando para que no sólo yo, sino otros compañeros, aprendiéramos y nos formáramos para llegar a donde llegamos. En ese gobierno de Canelones, por supuesto, entendimos que sólo era posible si era con todo el Frente Amplio, con una junta departamental que actua como un puño, donde discutimos en la interna de la mesa política, pero donde después tanto en la junta, como en los municipios y la propia intendencia, donde estaban todos, llevábamos adelante los destinos de nuestro departamento. Y hoy la fuerza política, toda junta, ha sabido articular y demostrar en la cancha que la unidad no es sólo una consigna. En ese gobierno de Canelones aprendimos que no podemos tenerle miedo a la participación. Y municipalizamos todo el departamento. Hoy son treinta municipios y van a ser treinta y dos para el próximo período, porque esa es una forma de involucrar en el territorio la acción concreta, e incluso de articular con quienes no son de nuestra fuerza política. En ese gobierno de Canelones entendimos, entendí y aprendí, que teníamos que gobernar para todos, incluso allí donde nosotros no habíamos ganado y los municipios son de otro signo. Hoy nos enfrentamos a un gran desafío, que es sacar a este gobierno de donde está El objetivo es ganar en 2024. ¿Por qué? Porque tenemos mucho dolor. Porque nos duele lo que vemos. Sólo hace falta caminar por nuestras calles, por todo el país. Nos duele que haya gente rezagada. Entendí perfectamente el concepto ese de los malla oro. Quien entiende algo de ciclismo, tiene claro que también se puede ganar por equipo. Y eso no corre, porque eso es una carrera filosófica. Y el rezagado que se embrome. Ese concepto tan instalado hay que analizarlo desde ese ejemplo del deporte, y esa acción concreta genera que nuestra gurisada se siga yendo, que hayan vuelto a irse, cuando ya era una realidad que la veíamos lejana. O que hoy pobreza e infancia son casi parte de la misma realidad. O que hoy veamos cómo nuestra gurisada se hace pedazos con la pasta base, o la violencia. Y parece que nada importara. Es anuncio tras anuncio de lo que se va a anunciar. Por eso es necesario e imprescindible volver a ser gobierno. Es la tarea número uno. Por eso pensemos para qué vamos a llegar. No es sólo por ganar, sino porque creemos que somos capaces de transformar la realidad. No para volver a lo de antes, y vaya si tenemos mucho para aprender, sino para pensar un futuro con esta fuerza política al frente, construyendo, reconstruyendo una realidad, e incluso pensando en cosas nuevas. Para eso. El cómo llegamos dicen que es fácil, cómo que no. Llegamos con más Frente, con más Amplio, con más Frente Amplio, y eso implica fortalecer la fuerza política y a la vez ampliarla, y para fortalecer la fuerza política tenemos que tener claro aquello de la unidad en la diversidad, a lo que agrego “diversidad en la unidad”, donde la libertad sea la garantía de que esa unidad perdura y que es posible una relación fraterna tanto en los comités de base como en los organismos de dirección. Hay que fortalecer a los sectores políticos. Quiero que nuestros sectores sean fuertes, todos. Porque los sectores son los que dan parte de la discusión. Y a la vez también quiero y tenemos que promover que allí donde están las bases y los comités haya un fortalecimiento de la discusión, en la que estemos todos. Esta magia de la unidad, esta maravilla, fundamentalmente se concreta porque estamos obligados a discutir abajo y no a resolver en las cúpulas. Más Frente implica más fortaleza en los sectores, más participación en la base, y que aprendamos día a día que en el debate en libertad de la discusión es de donde surgen las claves para un gobierno sólido. Cada uno de nosotros va a tener un rol. Entiendo claramente lo que esta fuerza política hoy me está transmitiendo. Y estaremos ahí donde la fuerza política del Frente Amplio diga que tenemos que estar, acompañando este proceso. Porque no creo en realidades mesiánicas. De a uno no somos nada, sino que cada uno de nosotros es una parte fundamental en ese proceso de construcción de la unidad y de la ampliación de nuestra fuerza política. No hay un súper héroe en esta construcción. Somos parte de un proceso donde el colectivo nos marca que hay un programa y que hay una organización política que se llama Frente Amplio, que a cada uno le va a decir el rol que hay que tomar. Y vamos a ver si estamos prontos para cada una de estas instancias. Porque hay algo que está claro, y es que se va a llegar si estamos juntos. Porque vamos a llegar todos, porque el Frente es eso. Las personalidades, los referentes, o lo que sea, no somos nada sin la espalda, que no son sólo los sectores políticos, sino que es la masa del pueblo atrás, que entiende que, si no vamos todos juntos, fracasamos. Y a la vez el cómo se explica en la medida en que le seguimos abriendo puertas a la esperanza, en la medida en que seamos cada vez más orientales, convencidos de que el país lo tenemos que dejar bien. Hay que abrir las tranqueras, porque hay gente que todavía está afuera. Es posible, y vale la pena. El 19 de marzo del año 84 el Gral. Seregni nos daba un mensaje clarísimo. Con el tiempo entendí la fortaleza de ese mensaje. Un día como hoy, un 19 de marzo, el Gral. Seregni explicaba para qué estaba el Frente, y cuál era la línea, o por lo menos la pincelada gruesa de hacia dónde teníamos que ir. Cada día que pasa lo entiendo más. Pero mucho más atrás, otro 19 de marzo, de 1817, mi ciudad, la Villa de Guadalupe de los Canelones, estaba desierta. No había un alma. Se habían ido todas y todos. Fueron, en la resistencia, a Paso Cuello, donde ese día se libró una batalla. ¿Qué fue eso? Artigas hablaba de malos europeos y peores americanos. Algunos peores americanos salían como locos a entregarle la llave a Lecor, que no era ningún bebé de pecho y había entrado con doce mil hombres al país, al territorio. Acá, en la Villa de Guadalupe, había disparado la conducción artiguista, y por allá por Toledo estaba Juan Antonio Lavalleja con quinientos hombres. Y cuando llega Lecor a la Villa de Guadalpe, habían rajado todos. Las mujeres llevándose a los niños, a los ancianos y a los animales, haciendo una estrategia de guerra de guerrillas para restarle fuerzas al invasor. Ese 19 de marzo se enfrentaron dos o tres mil soldados preparados en Europa, con cinco cañones, contra unos cuatrocientos compatriotas, orientales de la Villa de Guadalupe, cubriendo para que la gente pudiera resolver la disparada, dejando vacía la actual ciudad de Canelones. En esa batalla estaba Otorgués, estaba Rivera, estaba Oribe, estaba Lavalleja. Estaba el hermano de Artigas. Estaba Joaquín Suárez. Vean si eso no era orientalidad. También estaba García de Zúñiga, pero ta. ¿Y cómo? Aguantando el temporal, y bancando la resistencia en el peor momento de nuestra historia. De la historia que en general no entendemos mucho, porque no leemos, porque total ahí perdimos. No estábamos perdiendo, nos estábamos preparando. Porque en el año 2025, cuando esta fuerza política llegue al gobierno, vamos a estar cumpliendo doscientos años de aquel levantamiento que aseguró la independencia, la integración de las provincias bajo los colores de la bandera artiguista, que decía “Libertad o Muerte”, y que nos dio un país soberano donde la igualdad y la libertad seguirán siendo nuestra bandera. Y esos doscientos años los vamos a celebrar en el ruedo con la bandera artiguista que los más infelices serán los más privilegiados.

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