Amor de película, escrita por el actor y director argentino Héctor Díaz, surge en el marco de Teatro líquido, colectivo integrado por Javier Daulte, Silvia Gómez Giusto, María Marull, Paula Marull y el propio Díaz. Según ha comentado el actor, que con Amor de película se estrenó como dramaturgo, la propuesta de experimentación y de intercambio generada en Teatro líquido ha servido como antídoto contra la “soledad del creador”, y más precisamente contra “el peligro concreto de entrar en una especie de autismo creativo”. La obra se estrenó en 2018 y paradójicamente parece traducir en su dinámica, aunque satíricamente, esa apuesta por el trabajo colectivo por sobre las creaciones individuales.
La obra reúne a un puñado de personajes que intentan desarrollarse en la industria audiovisual. Federico dirige una productora que no atraviesa su mejor momento y recibe a su amigo Julián, guionista veterano y cinéfilo algo despistado, que siempre encuentra el momento para citar filmes de Fellini o de Tarkovski. Los guiones de Julián no parecen ser los que impulsarán la trayectoria de la productora tambaleante, pero a Federico se le ocurre reunirlo con Paula, joven youtuber con miles de seguidores en redes, para que en equipo desarrollen un guion. Las líneas directrices de la historia que Julián y Paula deben escribir salen de un esquema clásico que parece funcionar y recibir un subsidio de un organismo estatal que hará posible que todos obtengan algún beneficio.
A partir de la situación inicial se desarrollan dos líneas, una protagonizada por Julián y Paula, quienes trabajarán en el guion integrando la estéril erudición cinematográfica de uno con la intuición efectista de la otra -más alguna que otra artimaña- que promete ofrecer lo que la productora necesita. Por otro lado Federico y su secretaria Eleonora deberán lidiar con Bartola, el funcionario que mediante algunos opacos artilugios puede financiar la película. Entre ambas historias se cuelan amores insatisfechos y obsesiones varias.
La sátira se construye desde varios ángulos. Por un lado hay una parodia que no deja de tener su punta crítica con la industria audiovisual en sí. En particular hay un señalamiento al “tráfico de influencias” mediante el que algunos proyectos se priorizan respecto a otros. La denuncia está lejos de ser el centro de la obra, pero la historia se construye sobre esas prácticas inescrupulosas de quienes manejan determinada información de instituciones oficiales. También hay deseos sexuales apenas contenidos determinantes en algunos vínculos (Federico -Eleonora, Eleonora-Bartola) y que son explotados a conveniencia. La historia que camina por otros carriles es la que protagonizan Julián y Paula, quizá la pareja más desigual pero la que entabla la relación más transparente.
El elenco vuelve creíble a sus personajes, derivando la sátira de las situaciones y no de caricaturizar a sus creaciones. Con recursos escenográficos mínimos el equipo logra adecuar las situaciones al espacio para que espectador se adentre en esta historia de personajes insatisfechos, impetuosos o inescrupulosos . El resultado divierte y cuestiona, quizá inconscientemente, algunos aspectos de la industria audiovisual (al menos en el Río de la Plata) y una forma de instrumentalizar los vínculos que por satirizada no deja de ser también detectable en la convivencia cotidiana.
Otro elemento importante para ir a ver Amor de película es que las funciones son en el Centro Cultural Bosch, espacio independiente que está intentando volver a abrir sus puertas al público montevideano. Compartir este amor de película también es una forma de colaborar con el espacio y con el colectivo independiente que trabaja allí.
Amor de película. Autor: Héctor Díaz. Dirección: Juan Pablo Moreno. Elenco: Ana Monteverde, Melinna Ferrando, Juan Machado, Martín González Bidondo, Hernán Rodríguez Juele y Levón Arakelian.
Funciones: sábados 21:00, domingos 19:00. Centro Cultural H. Bosch (Gonzalo Ramírez 1826 y Yaro). Reservas: 099633677.
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