Home Cine El reencuentro con un clásico más de medio siglo después Por Carlos Acevedo
0

El reencuentro con un clásico más de medio siglo después Por Carlos Acevedo

El reencuentro con un clásico más de medio siglo después  Por Carlos Acevedo
0

El estreno en nuestro país en el complejo cinematográfico Life de “Los más bellos años de una vida”, filme de 2019 dirigido por  Claude Lelouch, que cierra la trilogía comenzada hace más de cincuenta años con “Un hombre y una mujer” y continuada veinte años después con su segunda parte, nos permite reflexionar sobre la vejez, la nostalgia, el amor, el desamor, la pérdida y el rescate del pasado como anclaje para poder sobrellevar el presente.

 El cine romántico, como género, es demasiado vasto y antiguo como para ser correctamente analizado en una sola nota. Y lo peor, es ciertamente desparejo en su calidad. La gran mayoría de los títulos apela al sentimentalismo fácil, a las situaciones poco verosímiles, al ideal aspecto físico de sus protagonistas y al tan trillado como efectista final feliz.

Sin embargo, los verdaderos clásicos, aquellas películas de amor que se tornan de culto y sobreviven a las décadas encantando a más de una generación, tienen habitualmente finales que se alejan de los consabidos tópicos, apelando, por el contrario, al anticlímax.

Ejemplos hay muchos, pero para citar solamente unos pocos recordemos  historias como “Titanic”, “Casablanca”, la primera adaptación cinematográfica de “Romeo y Julieta”, quizá la más apegada a la historia original, “Love story (historia de amor)”, “Los puentes de Madison”, “Anónimo veneciano” o “Ghost, la sombra del amor”.

Incluso, comedias románticas como un “Lugar llamado Notting Hill” o “500 días con ella”, más allá de lo aparentemente liviano de las propuestas, devienen en un epílogo desencantado, obligatorio para ser elevadas al podio de los clásicos.

En esta categoría entra “Un hombre y una mujer”, emblemático filme francés de 1966 dirigido por Claude Lelouch y protagonizado por Jean Louis Trintignant, fallecido el pasado 17 de junio, y Anouk Aimeè. Aquella cinta, convertida con el paso del tiempo en ineludible referente del género, marcó a toda una generación, y su música se transformó en una de las más famosas bandas sonoras de la historia del cine.

Dueño de una filmografía por demás variada, que transita con igual soltura por el romance, el drama, la comedia, la aventura, el musical, la intriga o el policial, Lelouch logró trascender al mero filme romántico pasatista con la historia del breve y trunco romance entre un piloto de carreras, interpretado por Trintignant, y una guionista de cine, encarnada por Aimeé.

Con cuidada fotografía, que alterna entre el blanco y negro, el color y el sepia, el largometraje original narra el intempestivo romance entre dos jóvenes viudos con hijos, una explosiva pasión que comienza a fisurarse cuando se cuela el ominoso recuerdo del marido muerto de ella y la inmadurez de él, que lo  induce a alejarla por temor a comprometerse.

Este férvido pero conflictivo vínculo amoroso fue retomado a mediados de los años ochenta en la despareja “Un hombre y una mujer: veinte años después”. Dirigida nuevamente por Lelouch y repitiendo el exitoso dúo protagónico de la primer entrega, esta secuela de la icónica película no fue bien recibida por el público, quedando notoriamente opacada por su antecesora.

El emblemático cineasta galo continuó su carrera con diversos proyectos, así como también ambos actores. Empero, luego de más de cinco décadas, Claude Lelouch sintió que aun tenía algo más para decir sobre la inconclusa historia de aquellos célebres amantes de ficción.

En ese contexto, convocó nuevamente a Jean Louis Trintignant y Anouk Aimeé, ya octogenarios y alejados del cine desde hacía varios años, para la tercera y última entrega de la historia.

Más de medio siglo después, el encuentro del filme de 1986 no se menciona en ningún momento, si bien se utilizan algunas de sus  imágenes  a modo de flashbacks, los personajes han cambiado mucho. Jean Louis Duroc, encarnado por Trintignant, es ahora un anciano que apenas puede moverse y sufre de una demencia senil que lo mantiene aislado de la sociedad en un residencial. Anne Gauthier, interpretada por Aimeé, por el contrario, es una mujer sana física y mentalmente, y que se encuentra plenamente activa a pesar de su edad.

El conserva, como uno de sus escasos recuerdos, aquel romance de hace más de cincuenta años, debido a lo cual su hijo se comunica con la antigua guionista de cine y le pide que visite a su padre. Este encuentro, en el cual él no es capaz de reconocerla, pretexta una nueva relación entre dos seres ya muy diferentes pero que aún conservan algo de aquella química, trastocada por los años, la senectud y la demencia senil de él, que, por momentos, apuesta al humor e impregna el drama de una impronta de comedia.

La película, que está soberbiamente protagonizada por dos grandes referentes del cine francés, que quedaron tatuados a fuego en la memoria de los cinéfilos, mixtura escenas de las dos anteriores e incluso se vale de parte del metraje de un corto visualmente prodigioso filmado por Lelouch en los años setenta, para lograr una obra lúcida que – con entrañable elegancia y sobriedad- aborda temas tan complejos y traumáticos como la nostalgia, el inexorable devenir del tiempo, el dramático deterioro propio de la vejez y las inesperadas segundas, o quizá ultimas, oportunidades que ofrece el destino.

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js
Semanario Voces Simplemente Voces. Nos interesa el debate de ideas. Ser capaces de generar nuevas líneas de pensamiento para perfeccionar la democracia uruguaya. Somos intransigentes defensores de la libertad de expresión y opinión. No tememos la lucha ideológica, por el contrario nos motiva a aprender más, a estudiar más y a no considerarnos dueños de la verdad.