Home Política En EE.UU. leen pero no entienden por Ruben Montedonico
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En EE.UU. leen pero no entienden por Ruben Montedonico

En EE.UU. leen pero no entienden por Ruben Montedonico
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Recuerdoa Nélida Augier, la Pola, argen-nica, la gran revolucionaria, fallecida en Managua el 12 de agosto de 2021.

Los demócratas en la Casa Blanca se propusieron como medida inmediata internacional restaurar la influencia deteriorada en tiempos de Donald Trump. Así, encaminaron sus pasos de regreso a los acuerdos de París (sobre el cambio climático), se aseguraron la conducción de la OTAN sin ofender a los europeos; apoyaron el debilitamiento de la UE con el “brexit” y atacaron a China Popular en el espacio comercial con intención de imposibilitar su plan de Ruta de la Seda.

La administración de Joseph Biden empujó las ansias de Vladimir Putin de disponerse torpemente a invadir y hacer la guerra a Ucrania, posibilitando el doble paso de confirmar su papel en la OTAN (acompañado por el Reino Unido y la UE) y acabar con las enmascaradas no alineaciones sueca y finesa.  Una parte subsidiaria de su actividad le garantizó disolver cualquier ensoñación socialdemócrata de germanos (que quizá arrastraran a Macron) de establecer un amplio comercio del Atlántico hasta el Pacífico -aceptando la dependencia energética de Rusia, Nord Stream II mediante- aunque no calcularon la solidaridad (más de forma que de fondo) de Pekín hacia Moscú.

En la geografía índico-pacífica, a punto de partida de lo ocurrido en el conflicto ruso-ucranio, dio inicio una campaña especulativa acerca de que China Popular aprovecharía las circunstancias para invadir Taiwán, que los continentales consideran parte de su territorio. Amplios e irreflexivos espacios sobre esa posibilidad dieron cobertura varios “conductores” internacionales que vi de la DW, TVE y France Tv24, que chocaron en diversas oportunidades con opiniones de sus entrevistados.   Como China Popular no “aprovechó las circunstancias”, la Casa Blanca comenzó a ventilar su apoyo a Taiwán. Lo hizo resucitando al antiguo pacto militar ANZUS (Australia, Nueva Zelanda, United States), con el cual no aparecería en solitario defendiendo a Taiwán.

El presidente de China, Xi Jinping, y su homólogo, Joseph Biden, mantuvieron la última semana de julio una reunión telefónica en la que el chino advirtió al estadunidense de que “no jugasen con fuego” (con Taipéi y refiriéndose a las autoridades de EE. UU) porque se iban a quemar”.  La mala lectura hecha por Biden, sus consejeros y el Pentágono aceleraron los tiempos, no objetando en serio la visita de la presidenta de los representantes, la madura Nancy Pelosi (35 años de diputada): es probable que después de noviembre y décadas de servicio, deje de serlo, pasando a formarse como una jubilada californiana más.  El viaje, como es notorio, tenía varios motivos: el primero, esencial, con la provocación buscarle las costillas a Pekín; demostrar el acierto dirigente de la política de EE.UU. bajo la batuta demócrata de Biden y que esto sirviese -al ser conocido por los impacientes ciudadanos- como escalón de crecimiento demócrata para las intermedias de noviembre.  La reacción de Pekín significó un segundo tropiezo o impedimento de negocio de las grandes compañías fabricantes de armas estadunidenses y británicas cuyos países se aprestaban a concurrir en auxilio taiwanés en caso de que -como suponían- fuese asaltada y atacada por China Popular, enviando pertrechos de sus bodegas que deberían ser repuestos.

Por otra parte, aunque no lo digan, los chinos seguirán leyendo al general-filósofo y escritor Sun Tzu, cuya estrategia se basaba en la tenencia de dos “generales: espacio y tiempo”. Es evidente que ni los políticos ni los egresados de West Point lo leyeron (si acaso lo oyeron nombrar).  A poco tiempo de ser cooptado por el Congreso del PCCh para conducir un tercer mandato, Xi está reaccionando al mejor estilo chino: con el rigor del “espacio” y el “tiempo” del filósofo Sun. La visita del miércoles 3 de agosto, se la considera por China que socava su soberanía e integridad territorial, por lo que suspendió la cooperación con EE.UU. en lo judicial (sobre todo en el control de drogas y migración ilegal), el cambio climático y la seguridad; canceló las llamadas telefónicas entre líderes de comandos militares y las reuniones de trabajo en las ramas de defensa y las del mecanismo de consulta de Seguridad Marítima Militar. China respondió al viaje con maniobras militares de amplio espectro, lanzando fuego real y misiles de largo alcance en el estrecho que lo separa de la isla que obligó a la modificación o cancelación de 900 vuelos comerciales. Ante la visita de Pelosi a Taiwán, Pekín encontró pretextos para exhibir músculo y mostrar parte de su arsenal de adelantos aeronavales y misilísticos.

Políticos, militares, consejeros, diplomáticos, espías, conglomerados de inteligencia, comunicadores o quienes sirven a los designios imperialistas son incapaces de impedir el final del indeseado predominio estadunidense, aunque esto sea ignorado por la población estadunidense que vive en una ajenidad que le impide razonar o simplemente observar al mundo y cómo decae irremediablemente su antigua influencia, aquella -que tal vez- tuvieron sus padres y abuelos, pero que ya no es, que se cuestiona de diversas formas. Su persistencia local solo puede considerarse una específicidad alienante.   De ahí que sus mediciones incorrectas y los malos pasos incluyan a veteranos de la política como Biden y Pelosi, destinados a no ocupar más espacio que el de una anécdota menor en el devenir de la caída. El ritmo de la paciencia china -igualmente de raíz impositiva- es el sustituto triunfante del actual imperialismo al que únicamente le queda el recurso a las armas nucleares que no puede usar porque a la vez atentan contra la existencia ajena y la propia.  El siguiente paso de Pelosi ni siquiera tuvo acompañamiento publicitario estadunidense: fue rápidamente a Surcorea (quizá quiso borrar recuerdos de que el insensato Trump se reunió con Kim Jong-un) y finalizó el periplo en Tokio.

Al pasar raya al viaje, estimo que Pelosi cruzó medio mundo para nada.

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