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Un estruendo malsano por  Juan Martín Posadas.  

Un estruendo malsano  por   Juan Martín Posadas.   
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En las pasadas semanas se han producido dos acontecimientos protagonizados por sendas figuras políticas del Partido Nacional: el Intendente de Soriano, Sr. Bascou, y el Diputado por Tacuarembó Sr. Ezquerra. Se trata de dos hechos diferentes entre sí pero que tienen algo en común: en ambos casos se verificaron conductas impropias para un dirigente político y que han producido un estruendo malsano en los oídos del ciudadano común.

Para cada uno de los dos protagonistas se trata de tragedias que los afectan personalmente y los avergüenzan, estoy seguro. Tan personalmente y con tanta vergüenza me afectan a mí como ciudadano blanco: estén igualmente seguros.

El caso del Intendente de Soriano refiere, de acuerdo a lo que se sabe, a dos asuntos: el libramiento de cheques sin fondos y la venta de combustible a la Intendencia Departamental desde una estación de servicio propiedad del Intendente. La venta de combustible tiene aspectos controvertidos por cuanto parece haber un contrato anterior. Lo que hace más dudosa la calificación del asunto es que los ediles frentistas que lo denuncian proponen juicio político pero no han hecho ninguna denuncia en el juzgado. En cuanto a los cheques sin fondo hay voluntad de pago y el Sr. Bascou es una persona honesta y todos en Soriano lo saben. Pero mientras esté enredado en  esos líos personales no parece correcto seguir ejerciendo la titularidad de la Intendencia Municipal. Debe pedir licencia –lo que no supone un reconocimiento tácito de nada- para que el litigio que lo envuelve sea dirimido no con él ocupando el cargo de Intendente.

El caso del Diputado Ezquerra es más claro (y más doloroso). Embistió y lastimó a una mujer conduciendo en estado de ebriedad. En este caso no hay nada a discutir ni dilucidar. El Diputado Esquerra debe renunciar a su banca por motivos análogos al caso anterior, es decir, por respeto a quienes lo votaron, a su Partido y a la opinión pública en general que está al borde del descreimiento total por el comportamiento de algún gobernante y, más que eso, por la desfachatez de las justificaciones que al respeto han propalado dirigentes políticos del partido de gobierno.

A los dirigentes políticos se los mira con lupa y es razonable y adecuado que así sea: sus faltas producen un daño social mucho mayor que las fallas de los ciudadanos comunes. No me explico que haya alguien tan desconectado del sentir de la gente como para suavizar estos casos con tecnicismos jurídicos. Jurídicamente, es cierto, ninguno de los dos casos es grave. Uno es una falta en el tráfico que queda en eso si no hay lesiones gravísimas ni denuncia de la víctima y ese es el caso. El libramiento de cheque sin fondo está penado pero se arregla pagando lo que se debe. Pero políticamente y éticamente es muy otra cosa. Otros dirigentes partidarios que, sin duda con buena intención, han tratado de redimensionar estos casos me suenan como Mujica diciendo que lo de Sendic fue “tanto pamento por un shortcito”.

Lo que hará posible que estos dos ciudadanos –que están pasando por momentos amargos, que no se ocultan ni justifican lo que han hecho-  puedan volver a circular por las calles de su pueblo con la frente en alto será hacer lo que otros no se han animado a hacer: alejarse motu propio, sin preguntar nada a nadie.

El comparecer ante el tribunal de ética del Partido y estar a lo que éste resuelva no corresponde en estos casos. No está en juego la conducta política. Un hombre adulto y con dignidad no delega en nadie su decisión respecto a las consecuencias de sus actos personales: hace él lo que tiene que hacer y punto. Los dos dirigentes tienen que tomar espontánea y personalmente sus propias decisiones: sería añadir vergüenza sobre vergüenza hacer algo porque se lo piden o se lo mandan otros.

No tengo más remedio que finalizar en un tono estrictamente personal. Yo aquí opino desde la calle, como quien dice y puedo decir lo que le queda mal a otros dirigentes políticos que se han cortado solos para hacerlo. Yo no hablo por nadie, no represento a nadie, no busco acompañantes ni solidaridades y no tengo compromiso político más que con el Partido Nacional.  Lo arriba expresado es estrictamente a título personal (aunque abrigo la esperanza de que sea el sentir de muchos). También responde a un compromiso con el Uruguay: si no cuidamos mucho más el prestigio de la función pública y de la política nuestro país seguirá su actual descenso hacia el descrédito y nuestro Partido no podrá evitar ser puesto en comparación con lo peor y sin chance de argumentar diferencia alguna.

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