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¿Frente tupa-comunista?

¿Frente tupa-comunista?
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Frecuentemente se escucha que el Frente Amplio de ahora no es el mismo de antes. Que ya no están los referentes como Seregni, Astori o Tabaré, que aportaban moderación. La renuncia de Bergara a la precandidatura presidencial hizo arreciar la campaña sobre la radicalización frentista. ¿Es real que se radicalizó el Frente? ¿Dejó de existir la socialdemocracia en ese partido? ¿Es el “tupamaros o comunistas” el “se van a llevar los niños a Rusia” del siglo 21? ¿Quieren los ultras o los comunistas convertir nuestro país en otra Cuba o Venezuela? ¿Fue una amenaza la presidencia de un tupamaro como Mujica? ¿Se pueden captar votos generando miedo? ¿No hay logros de gestión para defender y se termina cayendo en esta clase de campaña? ¿La ciudadanía le da corte a este tipo de argumentos? ¿Realidad o manija?

NADA QUE TEMER

José Manuel Quijano

¿Ud. cree que la renuncia de Bergara radicalizó al FA?
No lo creo. Desde hace tiempo el FA tiene dos fuerzas que gravitan : el MPP y el Partido Comunista. Ambos, con alianzas con partidos o fuerzas menores. La renuncia de Bergara a su candidatura, y su adhesión a Orsi, no cambio la situación aun cuando fortalece a ese candidato y, según encuestas, incrementa la posible de triunfo de la oposición y disminuye la probabilidad de que la coalición gobernante salga victoriosa en las próximas elecciones

¿Se puede captar votos generando miedo?
Si, se puede. Es una manera sucia de jugar. Si Ud. vaticina el apocalipsis en caso de que triunfe un rival, y parte importante del electorado le cree, puede arrastrar votos. Ejemplos hay en el mundo

¿Quieren los ultras convertir a nuestro país en otra Cuba o Venezuela?
No me parece. Puede que algún grupo muy minúsculo lo pretenda, pero ni los cubanos ni los venezolanos quieren perpetuarse en el retroceso, la miseria y la ausencia de democracia. Tendríamos que ser muy tontos en Uy para desear la catástrofe y boicotear nuestra democracia

¿Fue una amenaza la presidencia de Mujica?
Creo que cometió algunos errores, como el caso Pluna y alguna deuda con el fisco de Casal, pero no fue una amenaza al sistema político, a la economía o a la democracia. Nadie o muy poca gente cree hoy que un candidato impulsado por Mújica es hoy una amenaza para el sistema. Habrá, por supuesto, quien diga que no comparte el programa de ese candidato y entonces votará por otro que sea de su agrado.

¿No se radicalizo el FA y no se van a «llevar los niños a Rusia»?
Es una pregunta fuera de época. Nadie quiere ir a la Rusia de Putin, un país que dejo de ser «Súper potencia», exporta primarios , su PBI es inferior al de Italia, tiene un PIB p/c modesto y mordisquea con codicia de viejo imperio el territorio de los vecinos alegando que lo hace por su seguridad. Y el FA no se radicalizo, salvo en grupos menores. Donde veo cierta radicalización, errática, incompetente y preocupante es en parte del PIT-CNT, empezando por su máxima dirección que, además, habla mucho. La consulta popular sobre Seguridad Social que impulsa el PIT-CNT es descabellada y, de aprobarse, tendría efectos muy negativos sobre la economía del país.

¿Ud. Cree que un triunfo de Orsi impulsaría una reforma de la Segurida social (SS). parecida a la propuesta que intenta llevar a plebiscito el PIT?
Me parece que no. Orsi , hasta donde sé, no ha firmado para que se promueva la consulta del PIT. Podría ser que procure, por vía legal, cambios y retoques a la SS, lo cual no tiene nada de sorprendente ni preocupante. Es el proceso parlamentario normal

¿Si gana el FA y el nuevo presidente es Orsi que puede pasar con la economía? ¿Mantendrá una política económica “astorista”?
La economía puede estar afectada por factores externos difíciles de prever. En cuanto a la conducción interna quiero creer que el nuevo gobierno actuaría con tino y cautela. Me parece que se desempeñaría de con profesionalidad y seriedad. El FA tiene economistas buenos.

¿Hay preocupación, sobre todo entre los empresarios, por lo que llaman “rezago cambiario”? ¿Desde punto de vista del comercio exterior dificulta exportaciones y promueve importaciones…a UD. le preocupa?
Si, lo he dicho en reiteradas ocasiones. Me preocupa mucho. Es una política que Uy práctica desde hace muchas décadas para detener momentáneamente la inflación. Con éxito por un tiempo, hasta que explota. De momento vamos a llegar a la elección con inflación baja (al grito de éxito, éxito) pero el que venga tendrá que enfrentar seriamente el tema.

La izquierda, el Frente, los comunistas y los tupas
Gonzalo Pérez del Castillo
El Frente Amplio, definitivamente, no es el mismo de 1971. Aquel nace como una justificada reacción al monopolio que ejercían los partidos tradicionales en la política uruguaya. Era un producto del mayo de 1968: “Todo se discute” y eso incluía la sociedad de consumo, el capitalismo y el imperialismo en Occidente, pero también el autoritarismo y la invasión de Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia unos pocos meses después. Conozco el tema, mi último año en la Universidad fue 1968.
Desde entonces han cambiado muchas cosas. El mundo se ha visto convulsionado por la irrupción de las tecnologías de la información y las comunicaciones, la cibernética, la telemática y ahora, la inteligencia artificial. La URSS y el Pacto de Varsovia se disolvieron solas. Ni siquiera Putin se define como comunista. Ha simplemente aprovechado el concepto de centralismo democrático de Lenin para aferrarse al poder y sofocar orgánicamente cualquier intento de disidencia o rebelión. Otros países que aún se definen como comunistas han seguido el mismo camino. El “aparato” es una forma insuperable de mantenerse eternamente en el poder.
Que los comunistas uruguayos sigan llevando ese nombre es una excentricidad y un anacronismo. Que sigan invitando a un miembro del partido comunista cubano a que nos venga a dictar cátedra, cada primero de mayo, sobre cómo deben respetarse los reclamos de la clase trabajadora es absurdo. Los trabajadores cubanos pasan hambre y cada vez que se les ocurre reclamar, el “partido” arma a sus militantes para que los muelan a palos.
En Uruguay el aparato sigue vivo, cumple su función y no se abandona. Sirve para ejercer control en asambleas, proponer referendos, juntar firmas, nombrar líderes políticos y sindicales.
Los tupamaros es otra historia. Hebert Gatto demostró (El Cielo Por Asalto) que su ideología de origen no era muy distinta a la del resto de la izquierda radical en aquellos años 60. Pero los tupas abandonaron la lucha armada, formaron un partido político, adhirieron al Frente Amplio (cuando aún era amplio) y llegaron a la presidencia de la República. El presidente respetó la Constitución y entendió su país, su pueblo y su época. Entregó el poder al terminar su mandato. Más allá de su performance como presidente del Uruguay, que acaso no era su vocación ni su mayor aptitud, respetó las reglas de juego que lo llevaron al poder y hoy goza de un respeto mundial indiscutible.
Muchos compañeros de la izquierda de los años 60, ni tupas ni comunistas, siguen perteneciendo y votando al Frente Amplio. Estoy seguro que ninguno de ellos desea un régimen como el de los Castro, Maduro u Ortega para el Uruguay. Pero tienen pánico de que alguien pueda pensar que se corrieron “a la derecha”. Al punto de negarse a tomar una posición crítica pública contra las persecuciones, los encarcelamientos, las torturas y los atropellos contra la población si quien las perpetua se define (absurdamente, a mi modo de ver) “de izquierda”. Para ejemplo, basta leer las páginas introductorias del capítulo de Relaciones Internacionales del programa del FA para el futuro.
La realidad es que respetar la Constitución y la Ley ( nacional e internacional) , los derechos humanos, la libertad de expresión, los derechos igualitarios de la mujer incluyendo el de interrumpir un embarazo no deseado, la orientación sexual de cada uno y los nuevos conceptos de familia, la protección estatal de los niños y los discapacitados, los derechos laborales consagrados en la OIT, el cuidado del medio ambiente, la lucha al crimen internacional organizado, el uso de la inteligencia artificial, la protección de especies en extinción etc. no son temas de izquierda o de derecha. Son los temas que debemos entender, revalorizar, enfrentar o resolver, ojalá pacíficamente, en el siglo XXI.
También es cierto que las democracias republicanas liberales los vienen resolviendo mucho mejor que los regímenes autocráticos y totalitarios sean estos de izquierda o de derecha.

¡Usted es un marxista!
Patricia Soria
Nada original resulta el cuco de que el Frente Amplio está en manos de Tupas y Bolches. Toda esta discusión no hace otra cosa que retrotraernos al famoso debate Vázquez – Sanguinetti del ‘94, en donde este último, ante la racionalidad, mesura y temple del candidato de izquierda, no le queda otra que acusarlo de ser el representante del “marxismo”. Con el diario del lunes, se podría decir que allí nace la política de 140 caracteres y el slogan “Usted es un marxista”. El Frente Amplio nace como una conjunción de distintas sensibilidades nucleadas en distintos sectores. Recordemos aquel estrado con quienes provenían de la izquierda cristiana, el comunismo, el socialismo, Batllistas, wilsonistas e independientes. Por mi origen Batllista es inevitable hacer referencia a esa Alba Roballo inmensa con su “Batllismo a cuestas” que dejó el Partido Colorado junto a Zelmar, el Gral. Seregni y junto a tantos y tantas para construir esta esperanza colectiva. La riqueza y el gran valor agregado del Frente Amplio, o como les gusta decir a los multicolores “la colcha de retazos”, está justamente en históricamente haber podido amalgamar esta diversidad ideológica y sintetizarla en unidad de acción sin descuidar la fraternidad en todo el proceso. Subrayo la palabra fraternidad porque en la actualidad es la envidia de los contrincantes, pero otrora era la gran amenaza del proyecto encabezado por el herrerismo y el riverismo. Para indagar más en este concepto recomiendo la lectura de “El peligro de fraternidad” de Irureta Goyena (1944), colorado, mas no Batllista. Las últimas elecciones internas del Frente Amplio, en 2021, muestran una interna de tercios entre el Espacio 1001, el Espacio 609 y el Seregnismo. Interpretando esta necesidad de representación de un Seregnismo presente en la izquierda uruguaya es que junto a Mario Bergara y Seregnistas decidimos lanzar una pre candidatura con el objetivo de contribuir a ensanchar la base electoral del Frente Amplio y de esta forma volver al gobierno. A nadie le es ajeno que el debate sobre el plebiscito de la seguridad social ha sido un parteaguas rotundo en la interna del Frente Amplio. Tampoco a nadie sorprenderá que el rumbo de todas las pre candidaturas se evalúa constantemente según los análisis de opinión pública. Todo voto vale uno y existe una tendencia en las contiendas electorales de ir hacia el voto inteligente, el voto útil y tratar de incidir en quien queremos que sea el caballo ganador. En este contexto donde el escenario de tercios a la interna del FA parece no estar disponible producto de la polarización que existe entre dos de las cuatro opciones presentadas, es que continuar con una expresión electoral Seregnista no solamente hubiera sido egoísta y mezquino, sino que también iba a atentar contra el objetivo superior: contribuir a ensanchar la base electoral del Frente Amplio para volver al gobierno. Mario, con esta decisión, le da un gran gesto de humildad a todo el sistema político mostrando madurez y ética de la responsabilidad, poniendo por delante los intereses del país, luego del sector y por último los personales; haciendo honor al mejor espíritu Seregnista y replicando aquella imagen de Astori junto a Pepe brindando la confianza y estabilidad tan necesaria para encarar una nueva era progresista. Unidad en la diversidad es algo difícil de entender para algunos. O quizás no se quiera entender, porque es más cómodo mantener vigentes los cucos que en su momento fueron efectistas. Aunque ayer, hoy y mañana seguirán siendo una forma de subestimar la inteligencia del pueblo.

Poca creatividad, mal síntoma
Mauro Mego

Yo desconfío mucho, quizá por deformación profesional, de esa idea de que “todo pasado fue mejor”, ese recurso suele usarse con diversos fines, casi siempre para fundamentar una posición en el presente. Hablar en nombre de figuras que ya no están, arrogarse ser sus herederos, o hipotetizar sobre qué hubiera hecho tal o cual líder, suelen ser recursos habituales en política. Esa romantización del pasado también se construye desde el periodismo, la cultura, la intelectualidad, y generalmente va en línea con la idea del Uruguay excepcional, del paraíso perdido. Ni tanto, ni tan poco. Ni el Frente Amplio de antes era un movimiento revolucionario radical ni tampoco era un cafetín de moderados, del mismo modo que tampoco lo es ahora. Siempre fue una síntesis, la confluencia de visiones y la aceptación de acuerdos mínimos cuyo resultado no podía ser otro que una fuerte propuesta social-demócrata a nuestro modo (está de moda denostar a la socialdemocracia en función de algunos procesos europeos, pero lo cierto es que existe buena y mala socialdemocracia), en función de las enormes condicionantes que tiene el país, tanto estructurales, como coyunturales. Todo lo demás, las ideas de “astorismo”, “mujiquismo”, y todo cuanto “ismo” se pueda leer responde a un discurso establecido desde afuera hacia adentro del FA, un discurso interesado en dividir aguas entre quienes, por un lado, manejarían moderación, prudencia y “condiciones” para la gestión, y por otro lado, quiénes solamente tendrían figuras vetustas, intelectualmente pobres, sin condiciones para la gestión. Nuevamente una falsa dicotomía, abonada por el calado de estos discursos en el seno de los dirigentes y posteriormente trasladado al resto de los militantes. Los éxitos y fracasos de los gobiernos deben ser compartidos, se ha puesto de moda desentenderse de los segundos y sacar pecho ante los primeros. Azuzar “cucos” ya no es operativo para nadie, ni la crisis del 2002 ni el talante “pituco” de dirigentes de derecha, ni mucho menos la “amenaza” tupa-comunista desbordada. Ambos espacios políticos-centro derecha y centro izquierda- tienen dificultades graves para leer con precisión cuál es el tono y el temario que la sociedad demanda hoy y están presos de sus entornos, de los circuitos de prensa y redes sociales. El Frente Amplio seguirá siendo eso, una confluencia plural de visiones, no tiene alternativa. De todos modos, hay un drama que exige creatividad a todos los partidos: todos han pasado por el gobierno, todos tienen sus “muertos en el ropero”, es hora de afinar el lápiz y no desempolvar estrategias ya obsoletas. El “centro” electoral es un botín a captar, sí, pero éste también se actualizó.
Escoba vieja barre bien
Roberto Elissalde
Los líderes de la coalición de gobierno advierten -una vez más- sobre un supuesto Frente tupamaro-comunista. Es lo que más quisieran en la vida, pero ni aun así les aseguraría la victoria en noviembre.
Desde que Ana Olivera fue intendenta de Montevideo y José Mujica presidente de la República, los miedos primitivos desaparecieron. Se podrá discrepar con algunos comunistas o con algunos tupamaros, pero ninguno de ellos mandó niños a Rusia ni provocó cien vietnamés en el país.
El verdadero miedo viene de eso: el Frente Amplio se convirtió en el partido escoba (catch-all) más exitoso y longevo de la izquierda latinoamericana, con tres gobiernos consecutivos en este siglo.
El intento de caricaturizar al FA como dominado por tupas y bolches no va a evitar que sea la primera fuerza electoral este año, algo que se repite a lo largo de este siglo. Pero además de inútil, es engañoso. Las discrepancias internas en el FA son hoy menos profundas que hace 53 y que hace 40 años.
En 1985, a la salida de la dictadura, el FA presentó 5 listas al senado. Desde la “ultra” de la Izquierda Democrática Independiente a la “centroderecha” del Partido Demócrata Cristiano y el Partido por el Gobierno del Pueblo había un gran trecho, a los que se agregaban los partidos Socialista y Comunista. Algunos nostálgicos todavía añoraban el heroísmo armado, otros tenían el oido atento a lo que razonaban en Eurasia, otros trataban de conjugar ciertos principios éticos o religiosos de otras latitudes con los problemas y soluciones aptas para estas. Era una colcha firme, pero se notaban las costuras.
La última década del siglo pasado sacudió el tablero de la izquierda y hubo más tiempo de producir pensamiento propio, local. Nacieron liderazgos populares, se cambió la constitución para evitar que el FA quedara con el gobierno (sólo lo retrasaron un decenio) y creció el frenteamplismo como línea política. Ese frenteamplismo que recoge el protagonismo de los trabajadores, la prioridad que deben tener los más infelices, el papel de guía y actor central del Estado, el mayor respeto por la libertad humana reconquistada en 1985, el reconocimiento de los derechos diversos de todos y la promoción de la felicidad colectiva en el marco de las iniciativas privadas reguladas se convirtió en sentido común uruguayo.
La renuncia de Mario Bergara a su precandidatura presidencial no hizo cambiar nada de esto. Ante un escenario de polarización, optó por defender sus ideas (totalmente frenteamplistas) en uno de los marcos posibles.
El pragmatismo principista de Líber Seregni y Danilo Astori no está en riesgo y eso lo saben los líderes de la coalición de todas las derechas. Su propio interés en decir que ya no existe dentro del FA es apenas un intento de sugerir que ese sentido común hoy fue adoptado por los partidos tradicionales y es a ellos que los uruguayos deben preferir si quieren preservar los valores frenteamplistas.
Tengo la impresión de que la escoba frenteamplista, con 53 años de mejoras continuas, sigue barriendo en casi todos los rincones que se plantea barrer. No hay necesidad de votar a herreristas o a cabildantes para representar a los sectores sociales mayoritarios y más necesitados de nuestro país. Larga vida al cuco.
Orsi y Delgado: unidos contra el PIT y con las AFAP
Camilo Márquez
Después que Mario Bergara, el candidato del “espacio seregnista” dentro del Frente Amplio, desistiera de competir en las internas por la candidatura presidencial, es esperable que se potencie la campaña que viene fomentando el oficialismo de un supuesto “FA radical” disputado entre comunistas y tupamaros. Lo primero que habría que señalar es que, si tomamos por buena esta caracterización, hay que concluir que ser “radical” rinde en las urnas, porque entre los candidatos a los que se les cuelga el mote reúnen el 95% de las preferencias de quienes sienten simpatía por el FA.
La dicotomía bolcheviques o guerrilleros, es la forma que ha elegido la derecha criolla haciéndose eco de la prédica del momento de todos los fascismos en grado de tentativa que pululan; en Argentina Milei grita “zurdos” contra todo adversario circunstancial, reciclando el lenguaje de los grupos de tareas, mientras el bolsonarismo en Brasil utiliza el “marxismo” para señalar al blanco de sus diatribas. El senador Sebastian Da Silva, confeso admirador de los fachos de uno y otro lado, a falta de otras, es quien más ha insistido con esta idea de escaso vuelo.
Naturalmente estamos ante un dislate. La retirada de Mario Bergara ha dejado al desnudo, antes que nada, el vacío de construcción política del astorismo, otrora un espacio poderoso, en la que su fracción se hizo con el mando de la política económica durante los tres periodos de gobierno del Frente Amplio. Las candidaturas de Orsi y Cosse tienen un carácter conservador. Sobre el problema de los problemas, la cuestión jubilatoria esgrimen como programa una corrección de rumbo, que no cancela la reforma de Lacalle Pou, ni mucho menos. Esto es perfectamente coherente, pues fueron Danilo Astori y José Mujica quienes en 2019 pusieron sobre la mesa el objetivo de aumentar la edad de retiro, mientras la derecha hablaba de cualquier otra cosa. De esta forma han dado la espalda a una reivindicación elemental del movimiento obrero, como lo es resistirse a trabajar más años para jubilarse por menos dinero. Incluso admitiendo que Carolina Cosse firmó por el plebiscito en forma sigilosa, mientras Orsi lo ataca abiertamente, en última instancia el frente amplio “comunista” está sometido al frente amplio “tupamaro” y “astori-bergarista”. En el caso de Orsi, que reclutó buena parte de su personal político de las filas de blancos y colorados del departamento de Canelones el desatino ofende la inteligencia. Finalmente, el MPP y el PCU, siendo estrictos, ya han gobernado directamente. Nos referimos al periodo en que Mujica estuvo a la cabeza del gobierno, Ana Olivera lo estaba en la Intendencia de Montevideo, los dos cargos ejecutivos por excelencia. Ese periodo es recordado por un hecho deshonroso: la declaración de esencialidad contra la huelga de los municipales de Montevideo de 2010, y el envió del ejército a recoger la basura para quebrar el conflicto obrero.
Una nota del diario El País del jueves 18 atiza la interna: “Bergara le marca la cancha a sus nuevos socios”, la condición central para apoyar a Orsi habría sido que en el terreno económico no existan “locuras”. Es lo que se denomina curarse en salud. Los intereses de Orsi son los del capital en sus distintas variantes, por eso defiende las Afap a brazo partido. Para despejar dudas, el propio Orsi hizo referencia esta semana a Astori durante una charla con ejecutivos. Según recoge el semanario Búsqueda: “El precandidato se se definió como «pragmático» y «no ortodoxo» en temas económicos y dijo que hay asuntos que «ya en la izquierda no se discuten» como el déficit fiscal o la inflación: «Aprendimos de Astori» (Búsqueda 18/4).
Internacionalmente el Frente Amplio se ha alineado con la OTAN, votando en bloque junto al gobierno la condena a la “invasión” rusa de Ucrania y absteniendose de propiciar cualquier pronunciamiento contra el genocidio sionista en contra el pueblo palestino. La “comunista” Cosse se reunió con la embajadora de Israel en plena masacre en Gaza.
Este discurso de la derecha contra el frente amplio supuestamente “angosto”, delata que no tiene logros para agitar como bandera electoral, ni tampoco promesas. Es un pugilista agotado.
El plebiscito es expresión de la desconfianza de los trabajadores en el FA, por eso el activismo sindical se negó a dejar en manos de un eventual gobierno de Orsi o Cosse la cuestión jubilatoria. La experiencia recorrida con 15 años de gobiernos supuestamente progresistas sustenta esa desconfianza: el FA bajó el aporte patronal del 12% al 7,5% y estableció nuevas exoneraciones a las grandes empresas, agravando el vaciamiento del BPS. También se negó a eliminar las AFAP y el gobierno «tupamaro» de Mujica incluso las autorizó a invertir en el exterior. Miles de trabajadores han instalado mesas por las firmas o han recolectado entre sus familiares y amigos. Cientos de miles están firmando. Son muchos más los firmantes por el plebiscito que los que votan en una interna del Frente Amplio. Llamamos a reflexionar a todo este activismo, que en los hechos ya no cree en el FA, a reagruparse en torno a la UP-FT para construir una izquierda que luche, y a votar por la lista 1917 del PT en el marco de dicho acuerdo.
Hay que recoger el guante. Asistimos a un periodo convulsivo, la guerra imperialista es la manifestación más alta de la reacción política; esa guerra va a engendrar respuestas, revueltas y revoluciones, es necesario prepararse para este escenario.

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