“Fue una década fermental en la formación y consolidación del rock en nuestro país”
El periodista y escritor Gustavo Aguilera publicó el libro “Mal de la cabeza. Historias del rock nacional 1990 – 2000”. Se trata de un trabajo que repasa la intensa década de los 90, con un abundante material gráfico y testimonios de varios de los protagonistas de aquellos tiempos. Aguilera contó a Voces cómo dio forma a este libro que resulta un aporte fundamental para entender una década que aún se debe visitar y comprender.
En el prólogo de “Mal de la cabeza. Historias del rock nacional 1990 – 2000”, el periodista Nelson Barceló señala: “La desaparición de la movida posdictadura y la formación de la escena de los 90 con proyectos heterogéneos contribuyen a cierta sensación de hiato y no de continuidad entre lo que sucedió antes y después en el rock uruguayo. Cuando alguien habla del rock uruguayo de los años 90 deba preguntarse, ¿cuál de todos?: ¿El de las bandas populares como Buitres o Níquel? ¿El del Cuarteto de Nos de Otra Navidad en las trincheras, uno de los discos de música nacional más vendidos de la historia? ¿El que La Hermana Menor retrata en Tesla Boys con guitarras de Malvín? ¿El que fue impactado por Mano Negra y su visita en 1992 que detonó la creación de bandas como La Abuela Coca que tuvo su semilla en Kongo Bongo? ¿El que resistía en Pando, que mientras se decía cuna del rock, recibía visitas internacionales como Todos Tus Muertos de Argentina y Negu Gorriak de País Vasco? ¿El que salía en cadenas de música internacionales como el del Peyote Asesino bajo el amparo de lo que se denominaba «alterlatino»? ¿Aquel que a mediados de década fue configurando la personalidad de las bandas que encabezarían los grandes festivales de estos años como La Vela Puerca y No te Va Gustar?”
Estas son algunas de las preguntas que responde Gustavo Aguilera en su trabajo. Luego de publicar “Errantes”, donde abordaba el rock nacional de 1977 a 1989, ahora presenta un repaso por una década intensa, y suma los testimonios de, entre otros, Alberto “Mandrake” Wolf, Hugo Gutiérrez, Guillermo Peluffo, Leo Lagos, Nico Barcia, Álvaro Albino, Álvaro Fenocchi y Álvaro “Varo” Coll.
¿Cómo surge la idea de hacer este libro?
Surgió de una mezcla de impulsos. Mi libro anterior de música, “Errantes”, surgió de la necesidad de entender o revalorar cómo había vivido esos años como joven, de contar en parte esa historia con la óptica de cómo lo había vivido. Me dejó muy satisfecho el resultado. A instancias de eso mucha gente amiga y conocida me decía: “tenés que hacer lo mismo con la década del noventa”. Uno de los más insistentes fue Leo Lagos. Me fui acomodando a la idea, que al principio me llamaba mucho la atención, no sabía si podía hacerlo. Pero al final pudo más la curiosidad y me puse de lleno en eso.
¿Hay un objetivo de “reivindicar” la década de los 90?
Al principio la intención era ver qué había pasado en esos años, encontrar una idea, una pregunta que me sirviera de hilo conductor para enfocar la búsqueda de la historia. ¿Qué era lo que tenía que contar, lo que más debía rescatarse de esos tiempos? Y así fue surgiendo reiteradamente la dicotomía que enfrentaba los hechos y la frase: en los noventa no pasó nada. Había una idea general de que era una década perdida o que no tenía nada importante para rescatar. Los noventa habían quedado sumergidos en visibilidad por el rock postdictadura de la segunda mitad de los ochenta y por la explosiva masividad de la década siguiente. Y creo que si surge una reivindicación de leer el libro es que fue totalmente lo opuesto, fue una década fermental en la formación y consolidación del rock en nuestro país. Un claro ejemplo es para mí el hecho de que lo que iba a ser un libro se convirtió en dos volúmenes. Algo que nunca se me cruzó por la cabeza que podía pasar.
¿Qué características en general tuvo, desde el punto de vista musical, esa década?
En lo musical creo que suceden varias cosas: Primero la visibilidad que pasa a tener el rock en el plano internacional con el grunge: Nirvana, Pearl Jam, etc., En parte eso se debe al auge del video clip que pasa por su mejor momento como forma de expresión artística con la MTV (la vieja, no en lo que se convirtió después). A eso sumémosle la cantidad de bandas a nivel mundial que están en la búsqueda de un sonido personal amalgamando diferentes géneros musicales. Aparte del grunge, que abreva del rock de los setenta (hay una clara fusión de elementos de hard rock y punk), también surgen movidas como el Trip hop, la música Industrial o el Ñu metal, entre otros, que emergen de la combinación del rock con el hip-hop, la electrónica, el funk y mucho más. Fue una década de gran experimentación y búsqueda. Y en lo nacional se da que, la caída o el retraimiento del rock de los ochenta, dio paso a otras expresiones que empezaron a generar sus espacios: el reggae, el blues, el funk y varios estilos más empiezan a surgir.
¿Qué crees que la distingue de la década de los 80?
Creo que la década del noventa es el canto del cisne del rock, es su último gran momento en la forma en que se lo conocía o se lo define. En esta década cambia y se convierte en otra cosa. Con el grunge como punto de partida de una explosión, como una super nova, se expande hacia montones de lugares. Y surgen expresiones retro que se alimentan de reinventar el pasado o adaptarlo a los tiempos que corren y a la vez se da que muchos proyectos de vanguardia abren otras fronteras al rock que muta hacia otros estilos, o se vuelve base de sonidos muy diferentes. Y eso se da tanto a nivel internacional, como nacional.
¿Te encontraste con algún detalle llamativo o sorpresivo?
Creo que las sorpresas más grandes del libro surgieron de las palabras de los entrevistados que me dieron un panorama muy amplio de las vicisitudes por las que pasaron para salir adelante con sus propuestas artísticas. Hay algunas anécdotas que son muy jugosas y que pintan muy bien el espíritu de esos años. Por otro lado, a mí me gusta mucho pensar la música inserta en el contexto social y político de cada momento, así como atender a factores que no siempre están visibles. Me pasó con el tema de la tecnología de esos años: el fin del vinilo, el recurso del casete como única vía de difusión, lo que eso generó y el surgimiento del cd. Creo que fue una década muy rica y prolífica, y eso fue lo más sorpresivo para mí, no me había dado cuenta hasta ahora.
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