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Grecia y Argentina agrandan sus crisis con préstamos por Ruben Montedónico

Grecia y Argentina agrandan sus crisis con préstamos  por Ruben Montedónico
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Grecia y Argentina son naciones con enormes diferencias en sus desarrollos civilizatorios y sociopolíticos, distantes entre sí, pero que, sin embargo, comparten en el presente ciertas similitudes. Estos dos Estados, pese a sus arquitecturas políticas -cada caso con características propias- son objeto de un “colonialismo sin bandera” cuando se observan sus economías. En ambos casos, aun viviendo la segunda década del siglo XXI, los contemplan como prolongación de la periferia dependiente de centros de dominación de países desarrollados, con independencia y soberanías más nominales que reales y a los que se toma en cuenta sopesándolos como semi-colonias.

 

En el caso del europeo, permite al oficialista (antes y ahora) diario El País de Madrid editorializar que “La austeridad no fue adecuada para Grecia sino una forma de escarmiento.” Es que mediante un acto de puro trámite, con deuda externa estimada en el orden de los 325 mil millones de euros, completó el tercer paquete de ayuda de la troika (Comunidad Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo), con lo que se atenúa la vigilancia extrema sobre su economía: en realidad el acecho de los prestamistas se extenderá hasta que abone el 70% de lo que le han prestado, lo cual augura -con debido optimismo y benevolencia- otros 25 años de guardia soportando trimestrales evaluaciones. Esta operación de salvataje financiero le permitirá a Grecia volver a emitir bonos de deuda en busca de capitales que financien su eventual desarrollo. Pero, es que a cambio de esos tres episodios de empréstitos por unos 275 mil millones de euros (y pese a ello) la deuda externa pasó a ser el equivalente actual al 178% de un año de PIB griego, en tanto en 2010 -antes de los rescates- era de 120%.

 

Asimismo, los préstamos llegaron a condición de aplicar medidas de austeridad que generaron la peor depresión de la postguerra, aun cuando el gobierno cumplió con sancionar 88 medidas y reformas que se le exigían, llamadas «prior actions«, acrecentando el desempleo (hoy de 20%), lo que originó inicialmente las pérdidas de un millón de puestos de trabajo y del 40% en el ingreso de los hogares y más de 30% del PIB (de 300 mil millones de euros hasta cerca de 200 mil), 14 modificaciones a la baja de las jubilaciones, además de la liquidación de empresas públicas de bienes y servicios. Por otra parte, se produjo una fuga de profesionales (sobre todo jóvenes) y mano de obra calificada hacia diversos sitios -en particular a Francia y Alemania- y un 27% de los depósitos bancarios se fugaron del país. En verdad, ni el Fondo ni el BCE creen que los acuerdos sobre deuda sean suficientes para que Grecia salga de su ruinosa crisis socio-económica con derivación política directa.

 

La situación temporalmente sólo alcanza para que Syriza y su líder gobernante, Alexis Tsipras, presenten como un éxito a la ciudadanía el control más distendido de la troika y eso les permita la reelección del premier tras los próximos comicios. En resumen, los préstamos consiguieron detener la agitación social en Grecia a costa de hundir dos terceras partes de la población y convertirlo en uno de los países más pobres de Europa.

Por Sudamérica, en tanto, se abate el regreso de las prácticas neoliberales -un poco tardías, dicen- y de ellas se tiene como alumno aventajado a Mauricio Macri, quien apenas llegó al gobierno derogó “el cepo cambiario” (control de cambio), concertó el pago de 9.300 millones de dólares que demandaban los “fondos buitres” y aplicó exenciones y rebajas tributarias (en el caso de la soja) que beneficiaron a los empresarios rurales y significaron una sustracción de más de 4 mil millones de dólares a programas sociales.

 

De acuerdo con algunos colegas, esos gobernantes del tipo Macri tienen “el lema para el mercadeo y posterior venta de un relato para hacer creer que el cipayismo y la entrega tiene tintes modernos”, con gente joven, exitosa en sus negocios, que “se abstiene de tener ideas propias, acostumbrada a comprarlas hechas en el supermercado del capitalismo trasnacional”.

Macri, siguiendo los consejos de su consultor de cabecera, Jaime Durán Barba, es de los que piensa que el argentino medio “es un chico de 9 años, que tiene un pensamiento mágico, que sólo entiende frases cortas, vacías, de buenas intenciones y deseos”, y entonces aplica todas las recetas de principios neoliberales y algunos propios -delincuenciales- para ensanchar el patrimonio familiar. En lo público se conoce suficientemente qué hizo y deshizo en Argentina, para recaer al final en el pedido de ayuda al FMI que autorizó uno de los préstamos más elevados que se hayan otorgado en América Latina: 50 mil millones de dólares.

Bueno, y con eso y algunas concesiones al Fondo para que “ordenara” la economía del país, pensó que salía de la situación crítica. Así aceptó -entre varias exigencias- lo que aconsejaba Lusine Lusinyan, del equipo FMI para Argentina: flexibilidad laboral (despidos baratos y empleo desregulado), más importaciones y menos impuestos a las empresas. Resultó que pese a todo y lo abultado de los apoyos externos, se equivocaron Macri, el FMI y su presidenta, Christine Lagarde, que aconsejó el empréstito: la inflación y el dólar se dispararon, la deseada inversión extranjera directa (IED) no llegó ni llegará y los capitalistas -siguiendo el ejemplo del presidente de la nación- sacaron sus capitales del país y los pusieron en Panama Papers y en otros paraísos fiscales. Desde la agencia de “inteligencia” Strattfor, George Friedman alerta que Argentina acumula incesantemente deudas en dólares y carece de reservas para responder por ellas, siendo que tampoco las conseguirá en el futuro próximo.

 

Que el pueblo argentino pase por las estrecheces de hoy, retroceda y crezca la pobreza, habla de la profundidad de la crisis instalada en el país y que de ella no saldrá en el porvenir inmediato. Sin embargo, sería catastrófico que el llamado efecto tango se traslade a otras naciones de la subregión.

 

 

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