Este sábado 6 de mayo a las 20:30 horas se estrena en el Auditorio del Sodre “Fattoruso. La película”. Un documental escrito y dirigido por Santiago Bednarik y producido por Sebastián Bednarik que repasa la vida de uno de los referentes mayores de la música uruguaya. Cuenta con imágenes de archivo y testimonios de, entre otros, su hermano Osvaldo, Jaime Roos, Ruben Rada, Fito Páez, Djavan, Jorge Galemire, Milton Nascimento y Chico Buarque. Para el estreno se anuncia además un recital con Hugo, sus hijos y sus nietos. Las entradas están a la venta por Tickantel y Redpagos.
Los realizadores locales parecen haber puesto el ojo – para fortuna de todos – en los próceres nacionales. Luego del filme “El camino de siempre. De la Aduana a Nashville” (de Julio Sonino), que retrata los recuerdos y el camino musical de Jorge Nasser, y de la reciente aparición de “El montevideano”, la completa biografía de Jaime Roos escrita por Milita Alfaro, ahora es el turno de Hugo Fattoruso, uno de los dioses del olimpo criollos, aunque su proyección trascendió las fronteras de la comarca.
“Fattoruso, la película” se estrenará este sábado 6 de mayo a las 20:30 horas en el Auditorio del Sodre. Se anuncia un recital del propio Hugo, quien estará acompañado, entre otros, de sus hijos Francisco, Alex, Christian y Luanda, y sus nietas Luana y Mía. El documental fue escrito y dirigido por Santiago Bednarik y producido por Sebastián Bednarik. Se trata de un nuevo trabajo de la productora Coral Cine que desde su fundación, en el año 2006, se dedica a hacer películas basadas en historias reales vinculadas a temas populares, narrados de forma universal, de alto impacto creativo, innovador y estético. En su legajo cuenta con los largometrajes / documentales “La Matinée” (2007), “Cachila” (2008), “Mundialito” (2010), “Maracaná” (2014), y la serie documental “Boliches, el corazón del barrio” (2014-2017).
Quizás el mayor desafío que debió afrontar el equipo de Coral Cine fue intentar sintetizar una carrera tan extensa, prolífica e intensa como la de Hugo. Desde que en 1956 empezó a actuar con su padre Antonio y su hermano Osvaldo, tocando el acordeón y el piano, la grilla de músicos y estilos que acompañó con sus manos mágicas nunca dejó de crecer. A tal punto, que en los avances del documental se recogen algunos momentos que bien pueden ser el resumen de su vida: el constante reconocimiento y la admiración que generó y genera entre sus pares.
Allí aparecen, por ejemplo, el fallecido Jorge Galemire, quien dice que Hugo “tenía una especie de don para la música que no se puede creer”. Fito Paéz dice “estar con él, tocar con él o escucharlo, te marca. Uno no es el mismo antes o después de escuchar a Hugo Fattoruso”. Hace un tiempo Páez estuvo como invitado de Hugo en el concierto que dio en el Solís (en el espectáculo “Fatto in casa”) y al subir al escenario dijo “gracias mamá Fattoruso por habernos dados a estos dos genios, Hugo y Osvaldo”. Djavan en su testimonio en el documental afirma ante la cámara: “Él absorbe el alma de la música que está tocando. Es un instrumentista original. Tengo varia músicas que él grabo al piano que todos los músicos que la oyen dice: Hugo Fattoruso”. Hay también testimonios de Lito Nebbia, León Gieco (quien dice que Los Shakers fueron fundamentales para el rock argentino), Hermeto Pascoal (quien afirma que Los Shakers hacían un trabajo muy nuevo dentro de la música universal), Ruben Rada (“los respetaban y los adoraban”), Jaime Roos (“la mejor banda latina para los europeos era Opa pero para mí también. Tener a Hugo Fattoruso en la banda era realmente tener a Pelé, Maradona, Messi o quien se te ocurra”), “El Lobo” Núñez y María de Fátima. “Él trajo una sangre nueva, frescura para mis discos y mi música”, dice Chico Buarque sentado junto a un piano. “Cuando tocábamos juntos me aproximaba más a la música de Uruguay”, dice Milton Nascimento.
Aparecen también Fernando Cabrera y Nicolás Mora quien dice “Hugo es muy generoso, su energía te conmueve sí o sí”. Los testimonios se cruzan con imágenes y audios de archivo y, claro está, los recuerdos del propio Hugo. El documental es además la historia de una familia, los Fattoruso, y su música. “El Osvaldo, un fenómeno en la batería. No se veía atrás de los tambores” dice la madre. Y aparecen también testimonios de Osvaldo. El propio Hugo cuenta en un momento que cuando era niño la panadera le trajo de regalo de Londres un disco de Los Beatles y aquello fue un cimbronazo en su vida. En un momento del documental Hugo dice mirando a la cámara que de esa época “no vimos un mango”.
Hace pocos días el exquisito compositor y músico Jorge Alastra posteó en su muro de Facebook una anécdota que resume, en un acto, la actitud de Hugo frente a los otros. Y, claro está, la devoción y admiración que genera en el entorno. Escribió Alastra: “Hacia 1999 yo estaba grabando el primer disco solista. Por lo menos, hacía 10 años que no entraba a un estudio, estaba alejado de toda actividad profesional con la música. Seguía sí, trabajando en la composición (eso no lo puede abandonar ningún músico). Tuve la fortuna de conocer a Luis Restuccia, y nos pusimos a grabar en su estudio ‘Del Cordón’ lo que sería ‘Parte’. Tenía una canción, ‘La vida Canta’ (dedicada a la memoria de Víctor Jara), y le quería poner un acordeón y no tenía a nadie que pudiera grabar. Luis me recomienda a Hugo. Yo quedo helado. No creí que el mismo Hugo Fattoruso podría destinarse tiempo para venir a grabar en el disco de un desconocido. Luis me dio confianza y habló con él. Yo mismo hablé con él por teléfono y vino. Hasta que no entró al estudio yo no lo podía creer. Llegó, además, puntual o cinco minutos antes. Nos saludamos, yo estaba nervioso y asustado. Me pidió la parte armónica de la canción que yo tenía anotada someramente, no con todas las vueltas ni arreglos. Lo que siguió después, es algo inolvidable para mí. Verlo grabar con esa pasión, ese desprendimiento corporal, con esa entrega, me hizo emocionar. No podía llorar ahí, era un papelón. Terminó su ‘primera’ toma. Y pidió hacer una nueva y dijo: ‘èsta música, ¿de quién es?’. Tímidamente, le dije que era un tema mío, en letra y música. ‘Es un despelote’, contestó. Grabó otra toma. Y quedó lo que está en el disco. Luego, a pedido mío, hizo un coro. Esa tarde fue mágica para mí. Hugo bendijo mi humilde música con una generosidad que muy pocos tienen, no quiso cobrar, además, y lo que le pagué (una nada), no me lo quería aceptar: ‘Sé lo que es grabar y lo que cuesta’, me decía para que no le pagara. Nunca lo voy a olvidar. Este músico increíble que tocó, grabó, arregló, trabajó y convivió con los más grandes del planeta, un día me regaló su música, es más, la compartió con la mía, pobrecita al lado de la de él. Un maestro de cuerpo entero. El 6 de mayo se estrena su película, su esperada y merecida película. Hay que ir”.
Como bien dice Alastra, hay que ir.
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