José Miguel Onaindia es argentino, abogado especialista en derechos culturales y gestor cultural. En su país fue Director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y del Centro Cultural Ricardo Rojas. Desde el 2012 vive en nuestro país, en donde se ha desempeñado como Asesor Artístico para contenidos del Teatro Solís y desde hace dos años como Coordinador del Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE). A menos de tres meses de que comience la quinta edición del Festival Internacional de Artes Escénicas (FIDAE) Voces conversó con Onaindia sobre su trabajo como gestor cultural, su actividad profesional vinculada a los derechos culturales y sobre el próximo FIDAE.
Sos abogado especialista en derechos culturales, que son una novedad en nuestro medio
Si, cuando yo estudié derecho no existía ni siquiera el término. Tampoco se estudiaban los derechos humanos como algo separado, se estudiaban dentro del derecho constitucional, del derecho internacional, pero no había un concepto de disciplina. Y el tema de los derechos culturales en realidad empieza a desarrollarse cuando empieza a hablarse de gestión cultural, que tampoco es muy nuevo. Esa ola en los noventa, al menos en el mundo hispano, empieza con la transformación de Barcelona, y la aparición de los primeros especialistas como Toni Puig. Ahí se empieza a conceptualizar el tema de la gestión cultural, antes se hablaba de organización, no tenía un título. Si eras empresario comercial eras un empresario de teatro, de cine, etcétera, y si eras del mundo de la sociedad civil sin fines de lucro eras un organizador, no había una sistematización. Y en mi vida personal lo fui dando de ese modo, primero empecé en las organizaciones civiles, sobre todo vinculadas a la música y a la danza, y a ejercer académicamente como profesor de derecho constitucional. Cuando empieza la transición democrática, que es cuando empiezo a dar clases en la Facultad, aparecen los derechos humanos como una disciplina aparte, que se la pelean entre los constitucionalistas, los internacionalistas y los filósofos, y yo quedé en el grupo de los constitucionalistas que se especializaron y dieron los primeros seminarios en derechos humanos. A partir de eso mi vinculación con las artes fue llevando a que me fuera especializando en el tema de derechos sociales y culturales que eran los que más me interesaban de todo ese grupo de derechos. Y luego, después de muchos años de actividad académica y en las organizaciones civiles me ofrecen mi primer cargo público en materia cultural que es el INCAA en el 2000 y después el Centro Cultural Rojas.
¿En qué consisten los derechos culturales?
Son los derechos humanos que están vinculados al desarrollo de las personas en su aspecto creativo y en su aspecto de vinculación social. Hay un pacto de Naciones Unidas específico sobre derechos sociales, económicos y culturales, y hay un órgano de control, un observatorio. Hay derechos de carácter individual, como los derechos de creación y todo lo que es la libertad de expresión artística, y derechos sociales, como los de acceso a la cultura y la posibilidad de participar de los bienes culturales. Hoy está absolutamente sistematizado en el mundo del derecho internacional y del derecho constitucional.
Leí que llegás a vivir a Uruguay escapando del clima de confrontación que se vivía en Argentina. Cambiaron los signos en el gobierno desde que viniste pero la tensión no.
No, la tensión es la misma, en realidad creo que es casi como una constante en la Argentina, al menos desde la segunda mitad del siglo XX para adelante. Solamente tuvo un momento de cierta distensión en los primeros dos años de la transición democrática. Luego se volvió a tensar hasta lograr un clima de intolerancia que se coló mucho en lo cotidiano, eso sí es nuevo, resucitando un poco el esquema que se vivió durante el primer peronismo, por lo que leí, de confrontación en el campo cultural hasta hacerlo verdaderamente insoportable. Yo estaba contigo y hablábamos perfectamente y cinco días después, porque yo había publicado alguna opinión o algo no me saludabas, ese tipo de tensión que se lleva a la vida cotidiana. Que entre un periodista a un bar y no le sirvan un café porque habla mal del gobierno de turno. Y esto no cambió, no se si empeoró, pero al menos no cambió, sigue habiendo un nivel de confrontación, que se vio en los premios Martín Fierro por ejemplo, esa necesidad de agredir. Lo que yo rescato de Uruguay es que ese tipo de pelea se dan en los escenarios que tiene la política, en el escenario parlamentario, en los medios de comunicación, pero luego un ministro, que puede ser controvertido, camina por la calle y nadie lo agrede, o un ex presidente o el presidente de turno, más allá de la simpatía o antipatía las discrepancias políticas no se expresan mediante agresión. En Argentina pareciera que existe el delito de opinión, que es lo peor, pareciera que si no opinás de acuerdo a determinados parámetros estás cometiendo un acto delictivo, lo que es absolutamente contrario al derecho y fundamentalmente te hace muy penosa la vida social y pública. Yo no me considero de las personas más afectadas, por el contrario, he tenido muy buen trato con la mayoría de la gente con la cual podemos no tener coincidencias ideológicas o políticas, pero de cualquier manera estás inserto en un clima que es de muy poca tolerancia, ese fue el motivo por el cual vine, si.
¿Qué balances hacés del trabajo en el Solís? Hay algunos mojones, como el proyecto Dos Orillas, que no se desarrolló pero fue un proyecto muy ambicioso. La coproducción internacional Tirano banderas fue fantástica.
Mirá, me gusta que me saques el tema porque creo que no fue juzgado el espectáculo como correspondía, más allá de que podías tener discrepancias con el resultado. Era un espectáculo muy arriesgado porque había muchos países y entonces tenías que escuchar actores mexicanos, con argentinos, con españoles. Y era una novela (de Ramón del Valle Inclán), en el fondo muy compleja para traducir al lenguaje teatral. Pero a mi me parece que lo más importante era la unión del Teatro Solís con el Teatro Español, con el Instituto Nacional de Bellas Artes de México y con el Festival de Colombia. Y de ese espectáculo nació una relación entre el Uruguay, ya no del Teatro Solís, y el Teatro Español que se traslada hasta hoy. El ciclo Dos Orillas se discontinuó en España, hubo un cambio de autoridades, eso lo llevaba adelante Natalio Grueso, que era en aquel momento el directo del Teatro Español, que luego fue reemplazado por Juan Carlos Pérez de la Fuente, que ahora fue reemplazado por Carme Portaceli, y era muy caro, imaginate que mantener un elenco así… El segundo proyecto iba a ser una adaptación de Yo el supremo de Roa Bastos, que no se llegó a gestar. Pero si bien el proyecto no se repitió como tal, generó una relación muy intensa. Tirano se hizo en el año 2014, allí viajó el productor del teatro, que sigue siendo Marc Martí, y eso hizo que estuviera Analía Torres en el Festival Fringe, que Marianella Morena con No daré hijos daré versos inaugurara el Ciclo de Teatro Latinoamericano en Matadero en el 2015, que ahora haya una semana en homenaje a Uruguay programada para Noviembre de este año con dos obras y un recital de Malena Muyala. O sea que genera un vínculo de permanencia y estable. También realizamos un proyecto de escritura dramatúrgica, La mujer del monstruo, que se hizo en el anterior FIDAE, que venía del Festival Fringe, que era la escritura sobre las mujeres de los dictadores europeos. Acá se hizo un llamado abierto y quedaron elegidos seis dramaturgos para que escriban sobre las mujeres de dictadores latinoamericanos, esto también está, están los textos, falta ver quien lo produce. Hubo consecuencias que creo que fueron muy valiosas, para los uruguayos porque se abrieron las puertas de un teatro muy importante en España, y también para los españoles porque tomaron contacto con la dramaturgia y los dramaturgos uruguayos que son muy valiosos.
¿Con qué perspectiva y objetivos asumís en el INAE?
Mirá, primero que nada me parece que, sobre todo en las funciones públicas, uno tiene períodos, que en mi caso siempre son bastante breves comparativamente con otras personas. Yo pensé que lo que podía hacer en el Solís estaba cumplido. Después me ofrecieron estar al frente del INAE, y me pareció que era un buen desafío, ya estando el Solís normalizado a través del concurso y con nueva gestión me tocaba tener la posibilidad de estar al frente de un organismo como este, que siempre me pareció muy particular, muy singular, se distingue mucho de los institutos de teatro y de artes escénicas que hay en Iberoamérica.
¿En qué cosas se distingue?
En que la mayoría de los institutos lo que hacen fundamentalmente es distribuir dinero para producción. El fomento acá lo hace el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) a través de otros mecanismos. Acá (en el INAE) me parece muy interesante fomentar las artes escénicas a través de la capacitación, de la investigación, de la formación. Esto me interesaba mucho como una forma de integrarme más al país donde elegí vivir. Porque es un institutito a nivel nacional, que me permite tomar más contacto con el interior, conocer realidades que no conocía. En general a la gente que viene del exterior a dar seminarios le llama la atención que tengamos esta estructura, que verdaderamente está a nivel de los países con gran desarrollo económico, que esté aquí y que esté al servicio de los artistas. También me interesó mucho que el instituto sea un ámbito de debate, de reflexión, me parece que la reflexión, en estos momentos de cambios culturales tan abruptos, donde tenemos poca capacidad de tener pensamiento abstracto sobre lo que sucede, es muy necesaria. Hoy tenés la aplicación tal, para tal cosa, y te la ponés a usar pero no tenés reflexión de cómo eso cambia tu vida, cambia las formas de creación… Entonces tener un organismo donde podemos empezar a plantear esos temas y organizar esos debates me parecía una buena iniciativa.
FIDAE
Algunos de los objetivos que Onaindia se propone en el INAE se cristalizan en el FIDAE 2017. Para conversar sobre las características del festival se suma el actor y productor Gonzalo Morales, quien trabaja en la producción del mismo. Sobre la propuesta de que el festival llegue a buena parte del interior Onaindia nos dice: “Eso en realidad es una política de la Dirección Nacional de Cultura (DNC), que ha puesto mucho el acento en la descentralización, y el FIDAE también apuesta a eso. Creo que llegar a más del cincuenta por ciento de los departamentos es un hecho relevante, esperemos que pueda rendir los frutos que deseamos. Y también lo que nos interesó al equipo todo fue hacer un festival que sea no solamente para gente de teatro. Hacer un festival que sea disfrutable, interesante y debatible para la gente de teatro pero que además tenga la vocación de llegar a un público más grande. Por supuesto que la vara siempre está en la calidad, no vamos a programar espectáculos que sean meramente de entretenimiento, pero sí traemos espectáculos de diferentes lenguajes estéticos, algunos más osados, otros que siguen cánones más tradicionales de representación, tanto en la danza como en el teatro. También intentamos no repetir lo que se hace habitualmente, tratamos de que los espectáculos que vengan no sean espectáculos que se vean en otros festivales o que puedan ser traídos por productores privados o que puedan venir por mecanismos habituales. Me parece que el festival, ya que manejamos un presupuesto público, tiene que ser un hecho singular y que ese presupuesto público vaya a traer aquello que no viene por otros circuitos habituales.
¿En qué momento de trabajo están ahora?
J.M. Onaindia: Este trabajo empezó al día siguiente que terminó el anterior festival, hemos viajado, hemos visto propuestas en video también, hoy no hace falta viajar tanto, hemos estado en contacto permanente con propuestas internacionales y ya tenemos cerrado lo jurídico, las cartas compromiso de las compañías internacionales que están seleccionadas. Y hemos decidido que la programación nacional fuera elegida por un jurado internacional. Para eso se hizo una convocatoria que venció el 28 de abril, luego hubo que juntar todo eso para enviárselo a los jurados que están haciendo las visualizaciones y para principios de Agosto estaremos haciendo el anuncio oficial. Además de todo eso que es lo artístico estamos haciendo los convenios con los teatros, viendo si las necesidades técnicas se corresponden con lo que tenemos en las salas que elegimos, y buscando y cerrando sponsoreos por supuesto… Este festival lo hacen la DNC y el MEC fundamentalmente, pero en asociación con FUTI (Federación Uruguaya de Teatros Independientes) y con la Asociación de amigos del INAE que es una Asociación Civil sin fines de lucro que se acaba de crear. Esperamos tener un aporte privado importante que nos permita mayor difusión y un mejoramiento de las condiciones. Nos interesa que las salas estén llenas pero también que la gente que no vaya, porque no tiene interés, sepa que hay un acontecimiento importante, que es importante para las artes escénicas pero también para la sociedad uruguaya.
Eso es importante porque el FIDAE hasta ahora no ha trascendido más allá del público específico.
J.M.O.: Bueno, lo que queremos es que trascienda, yo siempre lo digo sobre el INAE también, son organismos que tienen que ser conocidos por el ciudadano común. Si bien están dirigidos a un segmento de población la gente tiene que saber que el INAE es un organismo que se dedica al bien público y al bien social y el festival también, así como se sabe que existe la Facultad de Arquitectura aunque no se estudie arquitectura, que es la mayoría de la gente. El gran desafío es que todo el mundo sepa que existe el FIDAE, que no es un invento actual, que recibe la tradición del primer festival internacional que realizaban los críticos y que ya va por la quinta edición.
Gonzalo Morales: La programación va a ser diversa, vamos a encontrar propuestas LGBT como por ejemplo Cuando seamos libres de Carolina Silva, que viene de Perú. Viene una compañía de danza colombiana que se llama Sankofa, con un gran trabajo social, y es danza contemporánea con técnica afro. Vienen propuestas de Alemania, de Italia, de España. Habrá un foco especial puesto en la dramaturgia y la propuesta de Chile. Se ha armado una programación que es sumamente seductora y se busca una estrategia de comunicación más ágil, se busca acercar a los públicos, se están trazando estrategias que tienen que ver con la cercanía hacia los teatros en el interior. Otra pata sumamente importante es el mercado. Al artista por lo general le cuesta vender su arte, o los productos teatrales son difíciles de vender. Entonces en el FIDAE además de tener estas dos semanas de muestra de espectáculos nacionales e internacionales van a haber rondas de negocios. Más allá de los espectáculos que se seleccionen para el festival se va a abrir un llamado a compañías o productores con propuestas que quieran vender a los programadores internacionales que van a ser invitados a negociar los productos. Entonces el festival no tiene solo un carácter de exhibición sino que tiene también un carácter de mercado, y eso a los artistas y a los productores nos seduce mucho, no es mi caso porque yo estoy adentro y no puedo participar, pero seduce.
J.M.O.: La idea es traer gente de zonas donde la dramaturgia uruguaya todavía no ha entrado, como el mundo más germánico, donde todavía no se ha pasado esa frontera. Y algo que me gustaría resaltar es que estamos por primera vez haciendo una coproducción con el festival de Buenos Aires, vamos a coproducir el festival de Buenos Aires y el de Uruguay una obra de teatro que se va a estrenar en los dos festivales, en la primera semana en Buenos Aires y en la segunda aquí. Es algo a lo que tenemos que apuntar cada vez más, a la integración con otros productores, con otros artistas, un trabajo que como el de Tirano Banderas que tú rescataste se puede continuar en otros formatos.
¿Sobre qué criterios se hizo la convocatoria para la preselección de espectáculos locales?
J.M.O.: La convocatoria era a todas las obras que se hubieran estrenado en cualquiera de las cuatros disciplinas (danza, teatro, títeres y circo) entre el 1º de noviembre del 2015 y el 31 de marzo del 2017. Se lanzó la convocatoria que estuvo abierta hasta el 28 de abril para que hubiera tiempo de presentar las propuestas con determinadas características técnicas que permitiera enviarlas a los jurados y que el jurado pudiera opinar.
G.M.: En esta edición también se va a invitar a prensa internacional, para que vean y conozcan…
J.M.O.: Que vean las infraestructuras que hay en Uruguay, que conozcan a todos los elencos estables, algo que tiene el Uruguay y que no tiene la zona iberoamericana. Están programados espectáculos de la Comedia Nacional, del Ballet Nacional del Sodre, la Orquesta Filarmónica va a dar un concierto sobre partituras basadas en obras de Shakespeare con incorporación de actores y la Orquesta juvenil va a dar un espectáculo especial con el grupo de danza de las escuelas del Sodre. O sea que van a poder ver todo, las estructuras físicas, el patrimonio intangible, que son los cuerpos estables, y vamos a tratar de llevarlos al interior. En el 2015 más moderadamente ya lo hicimos, llevamos a los invitados extranjeros al teatro Politeama (de Canelones) donde la Comedia Nacional hizo el cierre del festival. Y viajó Alejandro Cruz de La Nación, que escribió varios artículos y aprovechó para entrevistarse con Mariana Percovich (Directora de Cultura de la Intendencia de Montevideo) y con Sergio Mautone (Director Nacional de Cultura), y abrió un panorama en un órgano de prensa muy importante. En Argentina La Nación y Página 12 son los dos diarios que marcan más el panorama cultural, y dio un panorama de la actividad cultural de Montevideo, y me parece que eso es importante. En esta oportunidad vamos a tener periodistas de Italia, los corresponsales españoles que están en Buenos Aires, los de France-Presse que están aquí, más los iberoamericanos que vienen de Cuba, de México, etcétera. Va a ver una escuela de crítica, y van a estar las jornadas de reflexión. Hay una mesa sobre género en la que colaboramos porque es una idea que propuso la Dirección de Cultura de Montevideo que se va a hacer en la sala Delmira Agustini y alguno de los participantes internacionales van a estar allí presentes. Los temas que se vayan presentando, en materia de jornadas y de capacitaciones, no están cerrados aún. Y hacemos un homenaje a Iberescena también, porque se cumplen los diez años. Invitamos a Guillermo Heras para explicar lo que es Iberescena, lo que significó, y un segmento de la programación estará dedicado a tres coproducciones que son tres de las ganadoras de Iberescena el año pasado.
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