Saga emblemática, con una abundante y fiel legión de fanáticos que ya abarcan al menos un par de generaciones, la historia de “Dragon Ball”, creada por Akira Toriyama, comenzó en 1984 en un exitoso manga, o comic japonés, publicado en la mítica revista Shōnen Jump durante más de una década, para seguir creciendo tanto en formato impreso como en diversas series y películas. El más nuevo de estos títulos, “Dragon Ball Super: Super Hero”, recientemente estrenado en el complejo Moviecenter, afianza la fama del proyecto cinematográfico, concitando la pasión tanto de nostálgicos como de nuevos fanáticos.
Antes de ingresar de lleno a comentar este esperado largometraje, es pertinente transitar un poco de historia, tanto para refrescarle la memoria al fanático, confundido quizá con tanta serie y película, como para introducir al neófito en la vasta trayectoria de la franquicia. Si bien todo comenzó como se mencionó antes en 1984 con un comic, “Dragon Ball” debe su fama fuera de Japón no solamente al formato impreso, sino principalmente a las series que se vinieron sucediendo desde el año 1986 y son siete en total, además de una gran cantidad de productos cinematográficos, videojuegos y merchandising en general.
“Dragon Ball” (1986-1989), que es el primer título, narra las aventuras de Goku, un niño que pertenece a una raza de poderosos seres humanoides llamados saiyajines y su entrenamiento bajo la tutela del Maestro Roshi, para convertirse en un gran guerrero. Aquí se presentan los personajes principales de la saga, que luego aparecerían en las demás series y filmes. Esta animación está directamente inspirada en el manga y fue luego adaptada por el autor de la historieta original.
“Dragon Ball Z”(1989-1996) la más famosa de las series y la que cuenta con un mayor número de seguidores, es una continuación de la anterior, en la cual se suman nuevos personajes, entre ellos los icónicos Freezer y Cell. Los protagonistas originales crecen y algunos, como Goku, tienen hijos.
En tanto, “Dragon Ball GT” (1996-1997) retoma la infancia de Goku, pero al no contar ya con la colaboración del creador original de la historia, no obtuvo el favor de tantos fanáticos.
“Dragon Ball Kai” (2009-2011) y “Dragon Ball Kai the final chapters” (2014-2015) son una mezcla entre una remake y una remasterización de “Dragon Ball Z”, cuya intención fue parecerse más al manga.
Obviamente, “Dragon Ball Super” (2015-2018) y “Dragon Ball Super Heroes” (2018), que es una serie basada en un videojuego, son continuaciones de “Dragon Ball Z”.
Capítulo aparte merecen las películas, que son, contando la actual, veinte animadas y una live action -es decir con actores reales- un engendro terrible y olvidable que los fanáticos preferimos olvidar. La mayoría de estos filmes poseen su propia línea temporal, que a veces conforma una continuidad propia, y no siguen la cronología de las series, si bien tienen muchos personajes principales en común con estas. Algunas de estas películas, incluso, cuentan una historia diferente a la saga principal, desarrollando una línea narrativa paralela.
De estas, algunas fueron concebidas como especiales para televisión y otras se estrenaron en salas. Difícil es establecer una cronología definida, ya que la historia va hacia el pasado o el futuro e incluso transita universos diferentes o realidades paralelas.
Muchos personajes mueren y luego resucitan, y nada parece ser definitivo a lo largo de la rica historia de “Dragon Ball”. Otros crecen y algunos parecen mantenerse sin mayores cambios, y el relato por momentos se torna muy lento, con peleas que duran varios episodios, para luego acelerarse. Muchos fanáticos critican que algunas series rompen conceptos que parecían firmemente establecidos, llevando a que la saga pierda coherencia.
Sin embargo, transcurren las décadas y las generaciones y el universo creado por Akira Toriyama hace casi cuarenta años, sigue concitando el entusiasmo de una gran legión de fanáticos. Como me considero uno de ellos, pude comprobar la buena salud de la cual sigue gozando la historia durante el estreno en Uruguay, a sala llena y con localidades agotadas, de “Dragon Ball Super: Superhero”.
El argumento, que es el habitual, nace de una gran amenaza, que se presenta en la forma de una criatura muy poderosa creada por un perverso científico. Naturalmente, aparecen los personajes clásicos, ayudados siempre por Shen Long, un mitológico dragón que concede tres deseos a quien logre llevarle 7 esferas con poderes mágicos conocidas como las Esferas del dragón, cuya misión es derrotarlo.
Apelando a la nostalgia de los viejos aficionados de las primeras series, pero a su vez conectando con los nuevos fans, la película – cargada de frenética acción y de peleas visualmente espectaculares y una buena dosis de humor- consigue entusiasmar y entretener tanto a los más jóvenes como a los mayores.
En ese contexto, logra que, durante casi dos horas, los aficionados más veteranos recobremos un poco de aquella pueril magia que sentíamos de pequeños cuando disfrutábamos los episodios en la televisión.
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