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La reacción avanza por varios lados por Ruben Montedonico

La reacción avanza por varios lados  por Ruben  Montedonico
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El ingreso sueco a la OTAN y el avance de las fuerzas de la derecha (en particular, las más reaccionarias), operó sobre algunos analistas para quitar momentáneamente la vista de la guerra ucranio-rusa, el genocidio ordenado por Netanyahu contra los palestinos en Gaza y dedicar sus reflexiones al asalto conservador a las “democracias”.

El sociólogo español David Piqueras (nota de Other News) identifica a dirigentes europeos ultraconservadores: Víktor Orbán (Hungría), Georgia Meloni y Matteo Salvini (Italia), Jaroslaw Kaczynski (Polonia), Heinz-Christian Strache (Austria), Jussi Halla-aho y Olli Kotro (Finlandia), Jimmie Akersson (Suecia), Alexander Gauland y Joerg Meuthe (Alemania), Anders Primdahl Vistisen (Dinamarca), Santiago Abascal (España). Suma a André Ventura (Portugal), Adam Walker (Gran Bretaña) y Marine Le Pen (Francia), subrayando “que buscarán todo lo que no sea contrario a los intereses del gran capital… estadunidense”. No cita al ruso Putin ni al ucranio Zelensky: quizá lo considere de orden menor o demasiado titerizado por la OTAN.

Se deben agregar los americanos Milei (electo según la normatividad liberal), Bolsonaro (que espera suceder a Lula), el presidenciable chileno Kast, y es posible que regrese en enero Trump a la simbólica sede política del capitalismo y el imperio: la Casa Blanca. Tampoco señaló a Bukele a quienes muchos dicen que imitarán en sus formas represivas (¿será así doña Bullrich?).
Desde aquí me permito decir que hace unos años (por 2018, más o menos) en mis colaboraciones para Voces advertí por ese crecimiento, mencioné algunos países y nombres que las organizaciones primeramente habían adoptado. Sin intentar hoy atribuirme ningún mérito por aquello, advertía entonces del avance electoral y popular de las corrientes reaccionarias y su proximidad a otros grupos de la derecha, atribuyéndola a los repetidos fracasos e insolvencias ideológicas de las socialdemocracias y a la “desigualdad, migración y decadencia económica” que producían fuga de capitales, endeudamientos y desempleo, provocando -simultáneamente- la aparición de expresiones conservadoras radicales de derecha que despedazaron el tejido social europeo.
En notas de un pasado posterior (2020) identifiqué los principales clanes europeos de ultraderecha y referí que pese a su pequeñez electoral el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), tuvo su representante en la Cámara de los Comunes y se adjudicó parte importante del triunfo alcanzado en 2016 con el Brexit. En Italia, la Liga del Norte; Hungría, del partido Fidesz; Alternativa para Alemania (AfD) consiguió su ingresó al Bundestag; Polonia gobernado por el Partido Ley y Justicia (PiS); en Francia, el Frente Nacional (FN) llegó a la segunda vuelta en las elecciones, al igual que en Austria el candidato del Partido de la Libertad (FPÖ), mientras en Países Bajos el Partido por la Libertad (PVV) alcanzaba representación parlamentaria. Esta lista solo enumeró las principales organizaciones de radicales conservadores de Europa.
En cuanto a Suecia, su proclamada neutralidad dejó de serlo -coincidiendo en el tiempo con el asesinato de Olof Palme- junto al decaimiento del modelo escandinavo de bienestar social: en los últimos tiempos -ante de pedir ingreso al pacto militar atlántico- se comportó como un “auxiliar táctico” de la OTAN, haciendo parte de la vigilancia del mar Báltico.

En un análisis acerca de la invasión rusa a Ucrania y la posición de la derecha de este país tras la insurgencia contra el presidente promoscovita -lo que cuenta entre los antecedentes de la actual guerra- el analista estadunidense Thomas Palley manifiesta que “cuando estalla un conflicto, los medios de comunicación de la clase dirigente presentan la historia como si empezara en ese momento y hacen caso omiso de todo lo que ha ocurrido anteriormente”. En alguna medida los mismos argumentos de inmediatismo se esgrimen en el genocidio y expulsión de los palestinos ordenado por Netanyahu en Gaza: principio de derecho del Estado Judío a defenderse (léase vengarse) de ataques antisemitas (con esta apropiación del término eluden el hecho de que son invasores de un territorio ocupado previamente por semitas).

Preocupado por el devenir político argentino y mundial, con el consiguiente avance de la ultraderecha, el periodista Luis Bruschtein afirma: “El debilitamiento de las economías de las potencias occidentales generó espacios propicios para el surgimiento de propuestas salvacionistas de la extrema derecha respaldadas por las elites de cada país y por los grandes fondos de inversión que realizan buenos negocios en este clima de guerras y quebrantos”.

En nuestra América Latina, donde por varias partes la ultrarreacción viene aumentando, nos toparemos con antiguos compañeros que antes escogieron vías al socialismo mediante una prédica radical (a veces acompañado de un accionar similar), haciendo fila en las huestes electorales del progresismo y la socialdemocracia. Pretextan con esas acciones -que catalogan como “edificantes”- haber abandonado la lucha de clases y pretenden ganar algo para el futuro. Solo logran hacer creer a alguno que el capitalismo puede tener un rostro amable -defensor a ultranza del statu quo de la dominación y la obediencia- mientras todo puede mejorar si no se ataca al sistema: se pueden ensanchar los agujeritos para obtener algo más de las finanzas mientras otros “compañeros” usufructúan las cúpulas de los partidos y comparten los estamentos que el poder burgués les deja. En tanto, por el futuro habrá que esperar a que los dueños de las riquezas se hastíen de explotar a los pueblos.

Cuando alguien me pregunta acerca de cómo veo otra geografía, contesto que por Oriente también existen caminos con predominancias sistémicas -en varios casos inestables, pseudodemocrático-representativas o directamente dictatoriales-; son cosas no privativas de una circunscripción ni de ninguna antigua adhesión, sino que se extiende por todos los continentes.

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