La vida y la música de un rara avis

El periodista y escritor Nelson Díaz acaba de reeditar “Memorias de un trovador”, un libro íntimo y profundo sobre Eduardo Darauchans, uno de los artistas más importantes del panorama musical de Uruguay.
¿Cómo fue volver sobre este material para este libro?
Por un lado, releí el libro y le anexé nuevo material, incluyendo fotos inéditas, con testimonios de otros músicos que se refirieron al legado musical del Darno y cómo su música influyó en ellos. Todos los entrevistados coincidieron en su admiración hacia él. Siento que, más allá que no se escuche tanto en la radio, las generaciones más jóvenes lo tienen como un punto de referencia. Esto se debe también a que muchas bandas rock –La Trampa, Niquel, la Tabaré y Buitres, entre otras– han versionado temas de Eduardo. Esto creo que ofició como una puerta de entrada a su música.
¿Qué objetivos te planteaste al hacer el libro?
Cuando conocí a Eduardo personalmente fue a través de una entrevista que le realicé para un medio de prensa escrito. Con el tiempo nos hicimos muy amigos, y finalmente, fui su representante y productor. En ese entonces, prácticamente yo vivía en su casa y nos quedamos conversando hasta altas horas de la madrugada. Se me ocurrió que teníamos que grabar esas conversaciones con miras a realizar un libro. Me interesaba tener su testimonio en primera persona de su vida, su concepto del arte, de la creación y su mirada política. Eduardo me decía que a nadie le iba interesar, pero logré convencerlo. A partir de ahí, grabamos las conversaciones sin un orden cronológico. Es decir, no la planifiqué como se suele hacer en un trabajo biográfico. No hubo etapas predeterminadas: ahora hablamos de tu niñez, ahora de la adolescencia. Conversamos sobre diferentes temas y luego hice un trabajo de estructura y edición. Mi obsesión era no perder el ritmo de su relato, la cadencia de su voz. Por eso el núcleo del libro es su voz, más allá de los testimonios recogidos. Quería que el lector, al abrir el libro, sintiera que el Darno le estaba hablando a él, confesándole sus sostenidos y bemoles

¿Cómo ubicarías a Darnauchans en el panorama de la música uruguaya?
El Darno es una rara avis dentro del panorama musical uruguayo. Fue parte del canto popular, pero no integró el canto popular ortodoxo. De hecho, me consta que muchos de sus integrantes lo miraban como sapo de otro pozo. ¿Qué hace este tipo aquí, de lentes negros, con una chalina, versionando a Dylan? Además, sus textos nunca cayeron en lo panfletario. Se defienden por sí solos en el papel. Eso es poesía. Además era un gran frontman arriba del escenario. Seducía al público con sus movimientos y su voz. Ese manejo del escenario seguramente proviene de su adolescencia en Tacuarembó, cunado integró el grupo de teatro “El Juglar”, que dirigía Miguel Ángel Gioia.

¿Qué entendés que aporta el libro en el conocimiento de la obra de Darno?
No se puede entender la obra de un artista, o acaso para entenderla mejor, si no se conoce su vida, o al menos algunos hechos que la marcaron. Por eso me propuse entrelazar su vida y su obra. Ahí se encuentran muchas respuestas a sus composiciones y a su modo de pararse frente al arte y al mundo. Además de una buena cantidad de fotos del archivo familiar que Eduardo me entregó en custodia. Y conocer a un artista que nunca se traicionó a sí mismo.
¿Qué significa para vos hacer un libro sobre alguien que fue tan cercano?
Como escritor debía separarme de nuestra amistad. Tomar distancia de nuestra relación. De hecho, muchas de las cosas que surgen de las conversaciones yo las sabía de antes, porque él me las había contado. Pero debía preguntárselas igual. Algunas eran muy dolorosas, que removían etapas embromadas de su vida. Él lo acepto. Me dijo que no había problema. La etapa final de escritura fue muy dura para mí. Restaba el final del libro y Eduardo había muerto. Sentarse frente a la computadora y revivir anécdotas conllevaba un dolor emocional y hasta físico, te diría. Terminaba extenuado cada día. Cuando logré terminarlo, sentí una inmensa tranquilidad. Finalmente lo habíamos logrado.

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