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Libia, herencia de la “primavera” por Ruben Montedonico

Libia, herencia de la “primavera” por Ruben Montedonico
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Cuando Estados Unidos salió por necesidad al mundo con raids a repartir necesidades de democracia (léase el régimen que más le sirva económica o políticamente en actualidad o el futuro), nos heredó frente a un crítico caos sanitario en el norte africano y parte del cercano oriente. Hace años que desde este espacio denunciamos la dicha “primavera árabe” -nombre con que al parecer la bautizó la canciller del primer gobierno de Obama, Hillary Clinton- a este instrumento desestabilizador político regional que aceleró la porosidad de las fronteras y territorios a la migración subsahariana que durante décadas procuraba encontrar en el norte del Mediterráneo caminos hacia asentamientos seguros que les proporcionaran techo, comida y trabajo.

Al quedar yuxtapuestos con corrientes que partían de Oriente también hacia Europa, originaron -sin horizontes de solución todavía hoy- una de las mayores corrientes humanas cambiando compulsivamente de geografía y agolpados, hacinados y reprimidos en las fronteras del subcontinente, con miles de africanos naufragando en el cruce, rodeados por conflictos bélicos y bandas delincuenciales de todo tipo que imponían trata a personas, proxenetismo y hasta esclavitud.

Como indicamos, la pandemia es la madre de la mayor parte de los males que aquejan al planeta y a nuestra civilización desde el principio del congelamiento decretado por la OMS a nivel mundial -que restringió o anuló un puñado de normas que costaron años de luchas lograrlas: quitarlas de un sopetón era únicamente pensable recurriendo a un golpe de Estado. Usos de artilugios personales o circulación de personas y vehículos se vieron limitados en ciertas regiones- o directamente desautorizados en otras. Pero la pandemia también sirvió para encubrir acciones político-electorales: elecciones en Dominicana -sin mayores dificultades-; se verificarán comicios en Estados Unidos (hasta ahora) y la usurpadora Jeanine Áñez ganó cinco semanas más de interinato en Bolivia para ver si puede descarrilar en ese tiempo a Evo como candidato al Senado, y al MAS a todos los cargos: por ahora es la única oportunidad real de conservar el gobierno para la derecha, Estados Unidos y países vecinos que apoyaron el fraude, el golpe y a la OEA.

Si vuelvo a África del norte, encuentro que por el oeste de la esquina mediterráneo-atlántica Washington cuenta por cada lado con una base aeronaval (conseguidas por Henry Kissinger) en territorio marroquí pero con unas fuerzas armadas con equipamiento francés anticuado (aéreo y blindados), pese a los esfuerzos económicos de las arcas sauditas. Mantiene desde hace décadas cerradas las fronteras con Argelia (a partir de que invadió el territorio ex español del Sáhara y ocupa desde entonces -sobre todo con tropa- el territorio de la República Saharaui.

Mientras Túnez parece ser el sitio de mayores éxitos de la diplomacia gringa, Argelia se constituyó en el segundo país más moderno en abastecimiento y estructura en las tres armas tradicionales: el ala aérea y de blindados son especialmente poderosas.

La crisis libia entró en una nueva fase el lunes cuando el parlamento egipcio por unanimidad dio atribuciones a Abdel Fattah al Sisi para que despliegue tropas fuera del país, lo que se produce después de varias semanas en las que el presidente egipcio ha amenazado con intervenir en Libia al lado del general Khalifa Haftar y durante las que han tenido lugar maniobras militares en la frontera con Libia.

El objetivo de Egipto y de sus principales aliados –los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Rusia y Francia- es detener el avance hacia el este de las fuerzas de Trípoli apoyadas por Turquía. Una intervención militar egipcia muy probablemente conducirá a una fuerza a directo enfrentamiento con Turquía, como mínimo en territorio libio, aunque podría extenderse fuera de ese país.

La conquista de Sirte por tropas de Trípoli significaría una victoria estratégica de primera magnitud debido a los yacimientos de petróleo que hay cerca de esa ciudad, y a los que ninguna de las dos partes quiere renunciar. Desde hace días, las fuerzas de Trípoli están tomando posiciones cerca de Sirte y se ha anunciado un asalto inminente.

El gobierno de Trípoli, respaldado por la ONU ha pedido a las tropas de Haftar que abandonen Sirte para negociar inmediatamente después un alto el fuego, pero al Sisi, seguramente azuzado por emiratíes y sauditas, se niega a que Sirte quede en manos de Trípoli, de ahí que una confrontación militar entre Egipto y Turquía esté a la vista.

En este inestable contexto, la actitud de Estados Unidos es ambiguaFuncionarios estadunidenses aseguran que están buscando un compromiso entre las partes en conflicto, pero hasta ahora lo han estado haciendo sin demasiada determinación. Ciertamente están preocupados por la presencia rusa en Libia, pero no se están esforzando mucho para acabar con ella.

En cuanto a Europa, el papel que ha jugado y que sigue jugando en el conflicto es penoso. Se observan divisiones en casi cada acción o declaración que surge del continente debido a que los mandatarios europeos parecen considerar únicamente sus propios intereses, lo que impide que exista una política exterior común, algo que redunda en perjuicio de Europa. Emanuel Macron se empeña en combatir la presencia de Turquía en el Mediterráneo oriental, pero nada indica que su colega Erdogan vaya a aceptar el aislamiento de Turquía que promueve Macron.

Turquía necesita un espacio vital donde desarrollar una política exterior, algo que le niegan algunos mandatarios europeos. Esta posición europea coincide plenamente con la de países árabes suníes de la región, como los EAU, Arabia Saudí y Egipto, que por delante de todo buscan acabar con cualquier forma de islamismo por moderado que sea, una posición que a medio podría volverse contra ellos y Europa.

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