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Los cambios en el narco nos van alcanzando por Ruben Montedonico

Los cambios en el narco nos van alcanzando  por Ruben Montedonico
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Entiendo que debo compartir con ustedes reflexiones sobre el narcotráfico, la política y los apuntes que hice durante charlas con mi amigo colombiano -el doctor Robinson Salazar Pérez- a iniciativa suya. Con este sociólogo de la U.A. de Sinaloa, México, partimos de la base que la globalización como modelo de producción, distribución y comercialización revela signos de desestructuración que afectan todas las formas de organización de los negocios, sean lícitos o ilícitos.
Al refirme inicialmente al “narco”, comparto la opinión de que dos factores aparecen en el horizonte: primero, la modificación de los hábitos del consumidor, basados en la oferta diversa, precios en la compra y efectos súbitos de la droga en el organismo; el segundo es el tránsito observado en la oferta: el mercado diversifica el catálogo, baja costos y el comercio de sintéticos, mientras, lo más importante, deslocaliza la producción y distribución, evitando persecución del delito.
La deslocalización en la producción y distribución dota de un nuevo ordenamiento territorial a la producción y comercialización; incluso encadena los suministros de precursores desde distintos lugares, evitando incautaciones que detengan la elaboración del producto; modifica la presentación y camuflaje de las drogas; cambia las formas de traslados y ante todo elude decomisos con las ventajas geográficas y normativas de cada país consumidor. Esto hace que también los gobiernos deban cambiar su enfoque, hasta ahora basado sólo en la represión.
En un tiempo habrán de disminuir los cultivos de opio, coca, marihuana y otros plantíos; la baja notoria en los mismos hará que los gobiernos se ufanen del “éxito” de su política, ocultando o sin atender la diversificación de drogas sintéticas, analgésicos opioides y fentanilo, nutrientes del mercado del consumo de diseños que causan efectos letales.
Otra arista es la ampliación del mercado en dos sentidos (producción y consumo). Europa incorpora a Países Bajos (antes Holanda) como importante exportador de estupefacientes sintéticos, aprovechando la permisibilidad de sus leyes dictadas a partir de finales de los 70 del siglo XX. Europa es un mercado atractivo y rentable por “la elevada disponibilidad de drogas ha estado acompañada de una mayor diversidad de sustancias en el mercado ilegal, exponiendo así a las personas que las usan a una gama más amplia de sustancias psicoactivas. Entre ellas figuran las nuevas drogas sintéticas, que conllevan riesgos para la salud y cuyo conocimiento suele ser limitado”, indica European Drug Report de 2023.
Para el caso de América Latina, la deslocalización del mercado dará paso a momentos complejos de mayor violencia. Una primera observación se fija en la red de nuevas complicidades y actores sumados al negocio de los estupefacientes, principalmente sectores de gobiernos locales cuyo papel es el de permitir y proteger la existencia en áreas rurales de bodegas y microrredes de distribución. Las microrredes surgen a partir de la desagregación de los cárteles, cuyo mando centrado en el “gran capo” concentraba todas las decisiones.
La política en la función pública y asuntos del Estado fue contaminada e incluso incorporada en el nuevo diseño del mercado de las drogas: lavado de dinero en negocios inmobiliarios; uso de suelos, aprovechamiento y control del agua; permisibilidad del Poder Judicial en amparar los fraudes; simulaciones de quiebras financieras de empresas fantasma; proliferación de cotos urbanos que sirven de madriguera a los delincuentes; autorización para el funcionamiento de más financieras “blanqueadoras” de activos y tolerancia a las microrredes de producción y distribución de sintéticos.
La desagregación de los ejércitos -formados por los “grandes capos”- al disolverse, los miles de reclutados para el traslado, operadores de nuevas rutas, sicarios, “halcones vigilantes”, entre otros, van quedando sin empleo por la deslocalización, dado que la producción sintética requiere menos trabajadores; la distribución se da de múltiples formas y no es necesario cargar grandes cantidades; el traslado es camuflado en forma de productos comerciales y se distribuye en centros comerciales, laborales, escolares o de diversión y hasta por correo y paquetería.
La cesantía de trabajadores de los grandes cárteles, por sus oficios incorporados a la delincuencia (dotados con armas heredadas de su antigua actividad) ofrece sus servicios en diversas esferas: los enganches para trata de blancas y flujos migratorios, los llamados “cobradiario’, ‘prestadiario’ o ‘pagadiario’ (antiguas modalidades de diverso origen), cuya actividad es similar a las extorsiones del pasado (para exigir los pagos de préstamos usurarios) o “derechos de piso” a negocios establecidos o al ambulantaje. También pueden robar el transporte público, asaltos a mano armada de vehículos, casa habitación, negocios o la rapiña a transeúntes.
La violencia está engrosando sus filas con los excretados por los grandes cárteles y el resultado es, hasta ahora, un sinnúmero de minibandas que dibujan un mapa distinto y complejo para los encargados de la seguridad pública, quienes tendrán la tarea de innovar y desarrollar estrategias para limitar la reproducción del fenómeno.
Es apropiado recalcar que el incremento en la producción y distribución de las drogas sintéticas llegará al mercado y a los consumidores con un precio accesible e incrementando el consumo. La relación consumo-precio ha multiplicado en gran cuantía los grupos expendedores ya que existen nuevas rutas de mercadeo, empoderamiento y control de espacios, alimentando las disputas entre mini cárteles con características violentas y muertes a troche y moche.
Como otras, esta es la opinión de Salazar Pérez y quien escribe; una siguiente colaboración de los apuntes tendrá estos mismos actores y se referirá a temas políticos que enfrentarán las sociedades y los gobiernos en el futuro próximo: crecimiento de la violencia, desinformación, aumento de corrientes reaccionaria y más.

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