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Milonga eléctrica por Jorge Alastra

Milonga eléctrica por Jorge Alastra
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Para 1972 el “rock rioplatense” estaba en su plenitud y era masivo. Esto era: una música que venía de afuera con todo su aparato de difusión (y que abarcó a toda la sociedad y por ende a la Cultura) y la asimilación o fotocopia de los músicos autóctonos. Una expresión que tenía de telón de fondo las revueltas sociales en EEUU y Europa contra el racismo y la guerra, entre otros temas; con la obvia represión ante los avances de estas protestas, la posibilidad real de enfrentar al sistema con herramientas novedosas, artísticas y psicológicas en pleno auge de las experiencias psicodélicas, el amor libre y con un slogan histórico: sexo, drogas y rock and roll. En este contexto abreviado es que viajamos al Uruguay –también convulsionado- de 1972 y a lo que pasaba con la música popular en aquel momento. Ya se estaba cantando “rock en español” y había propuestas rupturales aquí y en Latinoamérica. Ya existía “Arco Iris” en Argentina que tenía dentro de su estética un lugar especial para la música folclórica. Pero también, un poco antes, en nuestro país había explotado el fenómeno Zitarrosa con “Milonga para una niña” que traspasó como una bomba de neutrones todas las capas sociales. Es en este contexto que aparece “Milonga de pelo largo”, compuesta por Gastón Ciarlo “Dino” (1945-2021) y grabada con “Montevideo Blues”, en su único LP de 1972. Sin “Milonga para una niña” y sin “Arco Iris” (y también podría agregarse a Carlos Santana) quizá esta canción no hubiese sido posible. Dino la creó a la luz de lo que estaba vivenciando, pero vinculándolo con lo estrictamente musical, la influencia de la canción de Zitarrosa y de grupos de rock que hacían fusiones con rítmicas folclóricas fue determinante. Lo cierto es que MDPL quedó sellada como el primer intento de un músico uruguayo de fusionar la milonga campera con el rock y es un ícono que forma parte de nuestro entrañable mapa musical. Veamos algunos ejemplos de otras canciones que son herederas de la de Dino.
En el álbum “Río” (1995) Fernando Cabrera graba una especie de milonga-suite llamada “Los pájaros”. Una brevísima e intensa canción donde la fusión de la milonga oriental con el rock (o el jazz rock, mejor disco) llega a su extremo en el ámbito de la canción popular. Ya se borran los límites y estamos en medio de una obra conceptual culta que toma la milonga como plataforma. Es un poema en tres partes con reminiscencias de “King Crimson”, aunque cantado por un gaucho de la pampa. Una bellísima extrañeza que guarda, indefectiblemente, ecos de la MDPL. Viniendo más acá en el tiempo, el invento artístico de Dino se extendió como una planta rastrera. Lo curioso es que “Milonga de pelo largo” sirve de documento vivo. En su texto hay una mirada gregaria más allá del sujeto que cuenta la historia. Se refiere en plural o “del pobre hombre que siente frío”. En la milonga-rock de La Trampa “Las Décimas” (Laberinto, 2006) ya el texto habla en primera persona y es netamente individualista. Hay un eco palpable del gaucho de “Orejano” de Serafín J. García. En la canción de Garo Arakelián el sujeto es casi un calco del personaje: “Soy como el monte nativo/ más que leña y que frutal/ (…) / me retuerzo y sobrevivo/ y crezco en mi propia intención/ espinas para el ladrón, fruto y flor a quién lo pida”. Si bien MDPL no respeta una métrica de verso y es libre, la canción de Arakelián, pese a tener otro pulso y dinámica, descansa sobre los hombros de aquella.

La banda de metal “Pecho ‘e fierro” se ha afirmado en su fusión con la milonga y el folclore regional en general. Hace años que transita ese perfil con consecuencia y lejos de los flashes, con perfil bajo y una filosofía de corte callejero. En su material hay bastante “milonga”. En el álbum homónimo de 2007 aparece una canción muy interesante, “Sur” de Leonardo Carlini. “Sueño libre para el sur/ qué importa que exista el norte/ si hay un lugar donde cabe el cielo/ donde no hay razones que explicar” dice el autor, un poco definiendo una postura política y al mismo tiempo artística. La canción se presenta cristalina y sin alardes intelectuales, tanto en el texto como en la música, y donde se respira una brisa de autenticidad como a menudo no suele traslucirse. Esta milonga-metalera también comparte la consanguinidad con la “milonga madre” y es otro ejemplo de la diversidad que se puede conseguir con la aleación (hablando de “metal”) de dos universos, a priori, tan diferentes.
Jaime Roos (1953) es alguien que ha trabajado con el folclore rural en su obra. Hay varios ejemplos de ello. La canción “Lluvia con sol” (Estamos rodeados, 1991) es una enigmática milonga que podría entenderse como una milonga-beatle, casi escapada del álbum Revolver (1966). La utilización de las posibilidades del estudio de grabación y de las virtudes de una mezcla adecuada hace que esta milonga se eleve por encima de las demás del autor. Un texto hermético que se dirige en segunda persona a alguien que pareciera ser un gurú o un ser elevado, una especie de Jesucristo: “Anunciaste tempestad/ Vieja ciencia/ Y sin embargo/ Se están riendo de vos”, dice en un tramo y después afirmando la capacidad de elocuencia del personaje misterioso: “Por qué has dicho/ Esas frases claras/ Quién te las enseñó”. También en este caso no hay una versificación métrica, sino que es un texto libre. La milonga está en la rítmica, aunque en el fondo sea una balada beatle. Roos usa a conciencia la fusión de géneros. La milonga de Dino, finalmente, viajó desde 1972 hasta hoy para brindarnos estos frutos.

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