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“NOMADLAND” Y “CRUELLA” destacan en la vuelta a los cines

“NOMADLAND” Y “CRUELLA” destacan en la vuelta a los cines
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Hoy vuelve el cine a su lugar característico, las salas, y en apariencia tiene muchas ganas de echarse a andar definitivamente. Al momento de confeccionar esta nota ocho estrenos han sido confirmados. Por un lado, llega Space Jam: una nueva era (Malcolm D. Lee), con la superestrella de la NBA, LeBron James, uniéndose a Bugs Bunny y al resto de los Looney Tunes. Una segunda opción para los más chicos es Delphi: una aventura submarina (Vasily Rovensky), animación rusa sobre un tímido delfín que descubre el arco mágico que puede transformar a cualquier pez en lo que desea ser. Para un público más amplio y heterogéneo destaca Explota, explota (Nacho Álvarez), film español con uruguayos de por medio (el director, la productora Mariela Besuievsky), que cuenta la historia de una bailarina con ansias de libertad a inicios de los años 70, en una España marcada por la rigidez de la censura franquista, todo contado a través de las canciones de Raffaella Carrá, recientemente fallecida. Y en el espíritu lúdico de las viejísimas matinées está Godzilla vs. Kong (Adam Wingard), con dos monstruos enfrentados a otros bichitos depredadores como ellos. Para los amantes del cine de superhéroes llega Black Widow (Cate Shortland), precuela con Scarlett Johansson enfrentada a una peligrosa conspiración en la que deberá lidiar con su historia como espía y con las relaciones destruidas antes de convertirse en Vengadora. Otro tipo de tensión propone El protector (Robert Lorenz), con Liam Neeson como “hombre de acción”: ahora es un ranchero convertido en defensor de un niño mexicano que huye de los asesinos de un cartel, quienes lo persiguen tras la frontera estadounidense. Pero hay otras dos propuestas que sobresalen por encima de las ya mencionadas.

Una es la nueva producción de Disney, Cruella (Craig Gillespie), film que vi con muchos prejuicios (La noche de las narices frías fue mi animación favorita siendo niño), aunque resultaron infundados. La película en realidad es una precuela que presenta la forma en que la supuesta villana entra en el mundo de la moda. Esa promesa permite que la historia se vea a través del ojo de la protagonista (la excelente Emma Stone), que resulta atractivo por el vestuario que acaba fabricando y el tono que da a la trama, balanceando la típica aventura Disney con tintes de humor negro que son lo más atractivo, dejando lugar para que los personajes puedan atraer al espectador sin abandonar sus lados cuestionables. Cuando la película se mantiene en ese punto (entretenidos robos, sabotajes en nombre de la moda y la venganza) la propuesta funciona a pleno. Lo más decepcionante de Cruella, en cambio, es que emplea 134 minutos en contar una historia que debió tener media hora menos. Otro punto en contra es la desorbitada labor de Emma Thompson, actriz que aquí roza el ridículo y quita seriedad a un film que sin ella pudo ser todo lo “negro” que se merecía. Claro, lo de Thompson sirve para que Emma Stone modifique su acento, exhiba una galería de rostros muy atendible y suelte algunas risas malvadas, aunque no sea la verdadera villana y nada de lo que hace resulta en realidad muy despreciable. Es así que la protagonista termina parada como heroína, dibujando una aventura donde se habla de maldad, pero nunca es la suya. El resultado es sólido porque, más allá de algún desajuste, Cruella sabe exactamente cuál es el problema de su existencia (la falta de villanía de la villana), y lo resuelve actuando en forma inteligente, como si no existiera, con un estilo y una energía como hacía tiempo Disney no desplegaba en pantalla.

Por lejos la mejor propuesta será la ganadora del Oscar, Nomadland (Chloe Zhao, 2020), que cuenta la historia de Fern, una mujer que ronda los 60 años y vivía en Empire, Nevada, ciudad que literalmente desapareció del mapa al cerrar la fábrica de yeso en la que trabajaba junto a su esposo. Ya viuda, Fern vende todo, mete sus cosas en un depósito, compra una camioneta y sale a recorrer el Oeste, consiguiendo trabajos ocasionales y pasando a formar parte de la comunidad de nómadas que da título al film. La realizadora retrata a Fern (Frances McDormand) creando un relato acústico que, en tono de balada, la sigue mientras va y viene por distintos lugares del país encontrándose con gente que vive en similares condiciones y tratando de decidir qué hacer con su vida. Es un retrato naturalista, despojado, documental (la mayoría de las personas son parte de esa cultura nómada), que observa un modo de vida poco conocido en Estados Unidos desde una mirada compasiva y humanista. Es también un film sobre la clase trabajadora, gente de pocos recursos y sin lugar fijo, que pelea día a día para sobrevivir en un país en crisis, siempre con lo justo para seguir adelante. Esos solidarios personajes tienen una filosofía de vida distinta a la habitual en los estadounidenses típicos, porque se ayudan unos a otros y comparten historias de vida dolorosas y emotivas. La película tiene un tono calmo, una economía argumental y un poder de observación sobre el mundo real (el del trabajo de sueldos mínimos, de la gente de a pie, del esfuerzo diario) que la aleja por completo del mainstream y también del cine independiente estilo Sundance. Aquí hay un tono elegíaco comparable a Viñas de ira de John Ford y Días de gloria de Terrence Malick. El emotivo y sensible viaje de Fern no se define por el punto de partida ni por el de llegada, sino que se va armando en el camino. Ese recorrido refleja el mundo que se vendrá en los próximos años, un mundo en crisis, abierto a oportunidades nuevas, pero también a horizontes que siempre terminan pareciendo inalcanzables.

 

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Amilcar Nochetti Tiene 58 años. Ha sido colaborador del suplemento Cultural de El País y que desde 1977 ha estado vinculado de muy diversas formas a Cinemateca Uruguaya. Tiene publicado el libro "Un viaje en celuloide: los andenes de mi memoria" (Ediciones de la Plaza) y en breve va a publicar su segundo libro, "Seis rostros para matar: una historia de James Bond".