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 ¿Puentes dinamitados?

 ¿Puentes dinamitados?
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A raíz de la negativa a votar en la Junta de Canelones el fideicomiso para la intendencia se produjo un enfrentamiento entre el intendente Orsi y el gobierno nacional.
¿Fue realmente la intervención de Álvaro Delgado la responsable del cambio de voto de algún edil que había manifestado su intención de apoyar la iniciativa? ¿Se rompe una relación que era muy fluida? ¿Fue un ajuste de cuentas por la negativa a los fideicomisos en las intendencias blancas de Rio Negro y Rocha? ¿Hay mezquindad política entre gobierno y oposición? ¿Posiciona esta situación a Orsi como el retador al gobierno? ¿Y al secretario Delgado como delfín de Lacalle Pou? ¿Ganan los partidos y pierden los ciudadanos de esos tres departamentos? ¿No son claves las obras publicas para salir de la crisis de la pandemia? ¿Están ya apuntando a las elecciones de 2024? ¿A quién le sirve romper el diálogo?

 

Orsi en campaña por Miguel Manzi

Orsi, como tantos frenteamplistas, vivió de fiesta los pasados 15 años. Entre los impuestos que pagan los ricos de los countries canarios y la abundancia en que nadaron los gobiernos nacionales compañeros, sin embargo, no le dio para hacer algo por los cantes que adornan la ruta 5 antes de entrar en Canelones, ni por el de Paso Carrasco, ni por todos los que se formaron al norte de la Interbalnearia (por las demás ciudades del Departamento hace rato que no paso, así que no sé). Ahora hizo un berrinche porque no le votaron un fideicomiso. ¡Justo el F.A.! que se hizo rico y famoso practicando una oposición cerril y sistemática a toditas las iniciativas de los gobiernos colorados y blancos. Unos dicen que la coalición de gobierno negó el voto con lógica electoral, para no darle vida a Orsi. Yo digo que Orsi aprovechó la circunstancia para hacer campaña electoral parándose frente al gobierno nacional, y bien que la hizo rendir. En efecto, una candidatura presidencial se construye con esfuerzo y perseverancia, saltando a cabecear cada pelota que atraviesa el área. Orsi es precandidato cantado del F.A., pero el camino es culebrero. Además, tiene que levantar el hándicap que significa el patrocinio de Mujica, que en el pasado le hundió la boya a Topolansky y a Cosse. Y sí, por supuesto que todos están apuntando a las elecciones de 2024; los más previsores, también a las de 2029. Ocurre que lo mejor para la República es que ganemos nosotros; de manera que, si de verdad honramos nuestros sagrados deberes cívicos, no hay política no electoral. “Política electoral” es una redundancia, un pleonasmo, una tautología: hay política buena, regular o mala, pero se llama política, a secas. Tampoco es posible que “gane el partido y pierdan los ciudadanos”, al menos no en una democracia, al menos no en el mediano plazo. Pensar de otro modo equivale a creer que la gente es idiota y vota en contra de sus intereses (una vez puede ser, dos veces de repente, pero más temprano que tarde el electorado reacciona -digamos que lo de Montevideo es la excepción…). Por último, y desde mi óptica capitalina, tengo claro que no le votaría ni un cobre a un gobierno frenteamplista, tras la apabullante evidencia acumulada en punto a su vocación por el despilfarro y a su desprecio por la buena administración. Y ni que pensar para una obra que involucre a la intendencia de Montevideo (como es el caso de los corredores metropolitanos), que hasta hoy mismo no puede terminar un túnel de una cuadra anunciado por el inefable Daniel Martínez en 2015 (https://www.lr21.com.uy/comunidad/1248465-intendente-daniel-martinez-anuncia-construccion-de-pasajes-subterraneos-para-agilizar-circulacion-vehicular).

 

Centralismo partidario en el FA y liderazgos desde el Interior por Heraclio Labandera

El fracaso en la votación del Fideicomiso para la Intendencia de Canelones, puso en cuestión la potencialidad de Yamandú Orsi como candidato presidencial del FA para 2024. Mostró sus debilidades con la dirigencia frenteamplista de la capital, y dejó en evidencia que es difícil tener éxito en una candidatura presidencial si ésta se propone desde el Interior.

Con los titulares del lunes sobre la mesa, la falta de apoyo en la Junta de Canelones para aprobar en ese Departamento un Fideicomiso para la Intendencia que comanda Yamandú Orsi, quedó como una pulseada interpartidaria entre una Intendencia del FA y el Gobierno nacional.

Bastaron acusaciones cruzadas sobre el árbol para explicar lo ocurrido, sin advertir con detalle que la conversación debió centrarse en el monte.

La explicación más sencilla radicó en dejar esa sensación de que todo se trató de una chicana de política menor entre el Ejecutivo nacional de un partido, que bajó línea contra el Gobierno Departamental de otro partido.

O para decirlo de otro modo, una pulseada entre la coalición de Gobierno Nacional y la coalición de oposición que hoy gobierna en Canelones.

Sin embargo, la explicación es un poco más compleja que la simple dialéctica binaria, porque impacta en el espacio político de la Coalición Republicana (oficialismo nacional) pero también hace blanco en los serios problemas de liderazgo que ahora sufre el Frente Amplio en su cocina.

La Constitución de la República prohíbe de manera expresa a los Gobiernos Departamentales “emitir títulos de Deuda Pública Departamental, (y) concretar préstamos o empréstitos con organismos internacionales, o instituciones o gobiernos extranjeros”.

Y en ese precepto, el constituyente añadió que en caso de que los Gobiernos Departamentales (o Intendencias) contrataran otro tipo de endeudamiento, “si los plazos de los préstamos excedieran el período de gobiernos del Intendente proponente, se requerirá para su aprobación, los dos tercios de votos del total de componentes de la Junta Departamental”.

En este capítulo se ubica la legitimidad normativa de los Fideicomisos que están a consideración, artilugio jurídico para emitir deuda sin violar la ley, y al que se echó mano tras la crisis financiera del año 2002.

Los Fideicomisos fueron una herramienta útil para encontrar soluciones a sectores productivos primero, y luego se convirtió en una herramienta predilecta para lograr financiamiento para los Gobiernos Departamentales.

Encapsular dinero

Un fideicomiso es un instituto legal por el cual se colocan en el mercado de valores una suerte de títulos de deuda -aunque con otro nombre- ofrecidos en forma de cuotapartes a determinados inversionistas financieros, con el compromiso de asegurar el cobro de lo adeudado en base a determinados ingresos del emisor que quedan encapsulados dentro del fideicomiso.

Tras la crisis financiera nacional de 2002, las producciones                 arrocera y lechera del país se pagaron con fideicomisos financieros emitidos sobre el resultado económico de esas producciones, asegurando que los cuotapartistas (inversionistas) recuperaran al cabo de un tiempo pactado, su dinero y los premios financieros correspondientes (intereses) con la venta de los productos.

Con el tiempo el mecanismo de financiación por medio de los Fideicomisos fue también adoptado por los organismos del Estado y las Intendencias hallaron una insospechada fuente de recursos que permitía financiar obras y servicios de los que el Gobierno Nacional no tomaba responsabilidad y por extensión de la demanda popular, se los derivaban a los Gobiernos Departamentales.

La principal legislación que reconoce la legitimidad jurídica de la Intendencias como Gobiernos Departamentales data de 1935 (Ley Orgánica Municipal) y si bien en todo este tiempo se adosaron normas complementarias que la acompasaron con nuevos requerimientos sociales y políticos, sería prudente poner al día una disposición que dentro de poco cumplirá 100 años.

Ni el nombre de la norma mantiene actualidad, y ya que ahora que el tercer nivel de Gobierno es ejercido por las Alcaldías, “lo Municipal” ya no incluye toda la gestión de las Intendencias, sino al ámbito estricto de los Municipios.

Existe un notorio descalce entre los objetivos primordiales fijados por la Ley Orgánica Municipal (1935) para las Intendencias, y las sucesivas obligaciones fijadas posteriormente por el Gobierno Nacional a los Gobiernos Departamentales.

Siempre está pendiente de debate el financiamiento del gasto Departamental, particularmente cuando los diversos Gobiernos Nacionales han establecido un culto a la monopolización de la billetera fiscal.

Pero siendo eso otro tema que exige una larga charla, permite explicar la importancia que han adquirido los Fideicomisos en cualquier Departamento.

Y como se trata de compromisos de endeudamiento que se adquieren por el período de quien ejerce el gobierno, pero pasa a comprometer a las siguientes administraciones, el Fideicomiso debe ser necesariamente aprobado por la Junta Departamental y por mayoría especial de votos.

Victoria del centralismo

Cuando el Frente Amplio ganó las primeras Intendencias del Interior, sus gobernantes comenzaron a sufrir en mayor o menor medida la eterna pulseada que le habían tocado en suerte a los Gobiernos Departamentales de Blancos y Colorados del Interior que padecieron los largos tentáculos del centralismo montevideano.

Está claro que el centralismo en última instancia siempre es un problema de caja.

En la actual administración y arrinconado por el enorme endeudamiento que tiene el Gobierno Departamental de Canelones, Yamandú Orsi, decidió emitir un nuevo Fideicomiso -el noveno sucesivo- y por 20 años.

Prensa y voces de la oposición han presentado la falta de mayorías especiales en la Junta de Canelones como consecuencia de “una bajada de línea” del Gobierno Nacional para hostigar a Orsi.

Sin embargo, la historia es distinta.

Luego de Gobiernos Departamentales del Frente Amplio, en 2020 las Intendencias de Rio Negro y Rocha las obtuvo el Partido Nacional y en ambos casos los nuevos gobernantes hallaron una situación de caja desesperante.

En consecuencia, en las dos Intendencias decidieron promover la creación de sendos Fideicomisos, pero como para ello se necesitaban de mayorías especiales en las Juntas Departamentales, Omar Lafluf (PN-Río Negro) se comunicó con Alejo Umpierrez (PN-Rocha) y le dijo que tenía pensado negociar por los votos favorables del FA en ambas Juntas Departamentales a cambio de una reciprocidad.

Pare ello se reunió con Yamandú Orsi (FA-Canelones) y le propuso que si conseguía el respaldo de los ediles del FA para los Fideicomisos de Rio Negro y Rocha, él se encargaría de conseguir los votos de la Coalición Republicana para el Fideicomiso de Canelones.

Realizado el compromiso de mutua cooperación, se llegó a la votación, pero el FA incumplió con lo acordado y no votó los Fideicomisos de Río Negro y Rocha, y consecuentemente no se obtuvieron los votos de la Coalición Republicana para el Fideicomiso de Canelones.

Eso explica las peculiares declaraciones del ex presidente José Mujica, líder del MPP al que pertenece Yamandú Orsi, en las que dijo enfáticamente “que se negocia con los partidos”, dando a entender que la conversación no era con los dirigentes locales.

¿Señal para los blancos o mensaje para la interna del FA?

El fracaso de este acuerdo entre las Gobiernos Departamentales de Río Negro, Rocha y Canelones puso en evidencia que el chisporroteo entre el Frente Amplio y el Partido Nacional fue algo más que una desinteligencia entre la Coalición Republicana y la oposición.

Mostró que Orsi fue impotente en manejar los círculos dirigentes del FA a nivel nacional y devaluó el poder de su palabra frente a las élites partidarias de Montevideo.

El fracaso no solo comprometió una salida financiera eficaz al déficit canario, sino que puso en duda el poderío político que cosecha dentro del FA, un candidato del Interior del país por más ortodoxo frenteamplista que sea.

Hasta se podría decir que, en la carrera presidencial de 2024, con este fracaso Orsi le cedió dos casilleros de ventaja a Carolina Cosse como indiscutida presidenciable.

El fracaso de Orsi y las expresiones de Mujica revelan que dentro del FA no existen negociaciones horizontales exitosas y que todos sigue pasando por ciertas cuevas de la capital.

 

Buen diálogo para resolver los conflictos por Sebastián Andujar

¿Fue realmente la intervención de Álvaro Delgado la responsable del cambio de voto de algún edil que había manifestado su intención de apoyar la iniciativa?

No fue así, el Secretario de la Presidencia más allá del cargo que ocupa, en lo personal y en lo colectivo, es una permanente fuente de consulta sobre temas políticos, sobre todo en la búsqueda del consejo, su experiencia nos capacita para reflexionar, sacar conclusiones que nos dan elementos a optar entre lo bueno y lo malo de las decisiones que debemos tomar.

¿Se rompe una relación que era muy fluida?

Seguramente no, mucho menos en el entendido que el buen dialogo es la principal herramienta para resolver los conflictos y en lo personal me consta que acá “naides es mas que naides” y que el común denominador de los involucrados es el bienestar de los uruguayos.

¿Fue un ajuste de cuentas por la negativa a los fideicomisos en las intendencias blancas de Rio Negro y Rocha?

De todas las partes se realizaron acciones para lograr que sean más las coincidencias que las diferencias no solo para Canelones, sino que también se hizo a nivel nacional, aquello de lo que es bueno para unos también debería serlo para otros, también recorrimos el camino de buscar encuentros entre las políticas departamentales con las políticas nacionales y que los esfuerzos económicos no se dupliquen innecesariamente, sino que se complementen, por ejemplo, MIDES MVOT MTOP entre otros.           No se pudo, generó frustración de todas las partes, pero tampoco fue determinante.

¿Hay mezquindad política entre gobierno y oposición?

No debería, todo lo bueno que haga Canelones es bueno para el gobierno Nacional y viceversa. En este país las políticas de gubernamentales se complementan y/o se suman, en ningún caso puedo visualizar lo contrario.

 ¿Posiciona esta situación a Orsi como el retador al gobierno?

Si será el gran desafiante son cuestiones electorales del Frente Amplio, no me compete opinar sobre esto.

¿Y al secretario Delgado como delfín de Lacalle Pou?

El Partido Nacional tiene grandes exponentes que pueden estar a la altura de esa circunstancia, sin duda Álvaro es uno de ellos, aun falta mucho, tenemos que gobernar y gobernar bien, apenas van 17 meses y faltan 43.

¿Ganan los partidos y pierden los ciudadanos de esos tres departamentos?

Estoy convencido que por este tema aun hay mucho para dirimir, ahora hay que barajar y dar de vuelta. Los ciudadanos siempre son la caja de resonancia de las decisiones políticas, para bien y para mal.

  ¿No son claves las obras publicas para salir de la crisis de la pandemia?

Por supuesto que sí, generan empleo, mueven la economía, activa las pymes, repercute en un shopping como en el almacén del barrio. Psicológicamente influyen positivamente, son acciones que nos permiten visualizar que como sociedad evolucionamos y eso es determinante. Pero no a cualquier costo, cosa de que no sea pan para hoy hambre para mañana.

 ¿Están ya apuntando a las elecciones de 2024?

¿Con este tema? No la veo, acá no hay ni vencidos ni vencedores.

¿A quién le sirve romper el diálogo?

A nadie, estoy absolutamente seguro de que eso no va a suceder, todos necesitamos de todos.

 

Federalismo y política nacional por Juan Pablo Grandal

La nacionalización de la política local es un proceso que se está dando en la inmensa mayoría de democracias liberales alrededor del mundo. Buena parte de la polarización política que se vive en nuestras sociedades tiene que ver con este fenómeno. En los Estados Unidos, por ejemplo, vemos como los dos partidos hegemónicos tienen bases geográficas cada vez más sólidas y polarizadas. Y seríamos ingenuos de pensar que en nuestro país no se darían lógicas similares. Hoy la política local a nivel departamental está cada vez más dominada por cuestiones propias de la política nacional, y el tema de hoy es un ejemplo claro de esto.

Este domino de la política nacional sobre lo local tiende a ser bastante dañino para los intentos de construcción de un sistema más federal y menos “Montevideo-céntrico” en nuestro país. La discusión sobre el fideicomiso que el Intendente Orsi pidió para financiar varias obras, terminó siendo dominada por discusiones que no necesariamente atañen an las necesidades de los canarios. Si bien se han dado debates de un lado y del otro sobre la necesidad de las obras, o sobre las cuentas públicas de la Comuna, vemos en como está planteada la discusión de hoy qué es lo que acaba cobrando más importancia.

Y no es culpa de los medios por plantearlo de esta manera, es que es la realidad política del país. La realidad es que Yamandú Orsi es una figura que desde hace unos años se plantea como un futuro presidenciable del Frente Amplio, y en la actualidad es una de muy pocas figuras del FA que parece poder romper con el consistente declive del actual partido de oposición en el interior del país, además de traer una impronta ideológica que va a contracorriente del progresismo en términos europeos que es tan dominante hoy en esa fuerza política. También se ha plantado como una de las figuras más dialoguistas con el gobierno, mientras buena parte de sus correligionarios eligen una confrontación constante que peca de irracional en muchos casos.

Para el propio Orsi un gran despliegue de obras públicas en su Departamento hubiera sido una gran ayuda para enaltecer su figura política de cara al 2024. Y es notorio que por lo mencionado anteriormente el Partido Nacional y Partido Colorado lo ven como una amenaza si se plantean una reedición de la actual coalición de gobierno para el próximo período, les conviene mucho más en mi opinión que Carolina Cosse sea la candidata a que Orsi sea el candidato. Entonces claramente se buscó evitar que pueda enaltecer su figura política mediante la obra pública. Es cuestionable de todas maneras si confrontar con Orsi es la mejor estrategia, debido a que está tomando un gran papel en los medios de todas maneras, pero en ese sentido me parece que la jugada política de Orsi fue muy buena. Si le votaban el fideicomiso podía hacer un gran despliegue de obras lo cual es útil para cualquier candidatura; si no se lo votan, puede victimizarse públicamente y lamentar el intento confrontativo del gobierno.

Interesa particularmente en este contexto los recientes comentarios de Manini Ríos sobre este tema, siendo crítico tanto con el rol de la coalición en no votar el fideicomiso pedido por Orsi como con el Frente Amplio por haber hecho lo propio en Río Negro y Rocha. En parte tiene que ver con que Cabildo Abierto sea un partido con buena parte de su base social y electoral en el interior del país, y presentarse como defensor de la gente de estos departamentos frente a presuntas mezquindades de los otros partidos. Pero como venimos viendo, Manini y Cabildo Abierto en general vuelven a presentarse como un partido con perfil propio, sin miedo a criticar e ir a contrapelo del resto de la coalición en diversas temáticas. Uno puede especular también sobre si cierta cercanía ideológica en varios planteos de Manini y Orsi en cuanto a la situación internacional del Uruguay y el Federalismo (los cuales comparto) también entra en juego; así como la relación previa entre Orsi y Manini, fruto de su mutua cercanía con el ex Ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro. Son muchas las aristas políticas que surgen de este hecho particular, y hay que tenerlas en cuenta a la hora de tratarlo.

 

El hombre (y la mujer) de la calle por Sol Inés Zunin

Como el hombre – y la mujer- de la calle, no conozco los pormenores, las serruchadas, la cocina donde fue preparado el revuelto de fideicomisos.

Confieso que me encantaría conocer detalles, escabrosos de ser posible, pero, para entretenimiento, tengo House of cards, que tiene mucho más glamour. Las bajezas, agachadas y desplantes del episodio fideicomiso son un detalle más. Pero lo trascendental es la serie entera, que nos cambia la vida a los de la calle. Y de la que podemos aprender.

La edad de la inocencia (ojalá) llega a su fin

Las ideas falopa son aquellas surgidas de las ensoñaciones compartidas en una noche entre amigos y pueden resultar una buena fuente de anécdotas y risas durante años, siempre y cuando no terminen impregnando la política -y su análisis- de juicios morales, reclamos de virtud y especialmente del, tan de moda –y tan falopa- deseo de diálogo y consenso.

Esa idea de un mundo ideal en donde los políticos de diferente signo se juntan amistosamente a pactar “políticas de estado” además de infantil es alucinógena: (nos) transmitea los de a pie una idea errada de lo que está en juego y lo que podemos perder.

Porque en un país que confunde laicidad con anti-política a cada vuelta de la esquina, la ingenua, candorosa o malintencionada equivocación entre gestión y política -que banaliza rumbos haciendo pasar ideología por management- puede resultar fatal.

A buen entendedor

Este es un gobierno que llegó con una lista de tareas precisa, concisa y bien política, a saber:

1- Cortar el ciclo progresista y frenar la profundización de derechos, recuperar y ampliar márgenes de ganancias y esquemas de negocios y, principalmente, flexibilizar el mercado laboral y concretar la reforma previsional. Además, incluye privatizar, de manera abierta o solapada, las empresas y servicios públicos.

2- Correr el eje suficientemente hacia la derecha de modo que en el próximo ciclo progresista, cuando sea que eso llegue, el camino de regreso sea arduo, empinado y laberíntico.Estrategia pura y dura: arrastrar tanto al enemigo hacia el propio campo que el retorno configure, en sí mismo, su derrota. ¿Suena castrense? Y lo es. El tan mentado diálogo no tiene lugar en el abierto enfrentamiento que los poderes mundiales han lanzado para recuperar el terreno perdido a manos de los estados de bienestar y de derecho.

3- Capitalismo de pillaje. Porque, aunque el terraplanismo aparente haber llegado para quedarse y la manipulación pareciera no tener límites, aquí y allá, bien cerca, los pueblos dan el batacazo y demuestran que están más despiertos y vigilantes de lo que los propagandistas esperan. Y las élites locales saben que, a diferencia de sus padres y sus abuelos, tienen poco tiempo para súper explotar a la gallina de los huevos de oro –o la plusvalía, bah-, y hay que aprovecharlo con todo.

Claro que el capitalismo de pillaje es para bien pocos. Un modelo destinado a destruir incluso a muchos de aquellos que trabajan para él –como el traidor que por unas pocas monedas abre las puertas de la muralla durante la noche, pero muere aplastado por los caballos del invasor-. Por eso el capitalismo de pillaje no llega al gobierno contando sus planes. Por eso venden sonrisas y corren olas -antes eran muy de aupar bebés-, pero una vez ahí se le empiezan a ver los hilos, los dedos pegados, las ONG’s amigas tercerizando, Hay una urgencia y cierta impunidad que los hace no cuidarse demasiado de lo que se ve. Porque la verdadera plataforma es ese negocio para pocos y eso requiere rapidez, descaro y clemencia cero. ¿Será que, para la próxima, los de la calle podremos entenderlo antes que comprobarlo?

 

Todo tiene que ver… por Cristina De Armas

Así se dice en política; todo tiene que ver con todo, por eso vamos a ver el contexto en que se encuentra el fideicomiso en Canelones. Lo he dicho en otra oportunidad, el gobierno es muy consciente de que la oposición Frente Amplio gobierna sobre la mayoría de la población porque mantiene los gobiernos departamentales de Montevideo, Canelones y también Salto. Recordará el lector que en las pasadas elecciones departamentales llamó la atención a no pocos la presencia del gobierno nacional en el departamento de Salto en plena campaña. Se pudo ver al propio presidente, al entonces Ministro de Transporte hoy Ministro del interior, al hoy ex ministro Bartol y a algún miembro del poder ejecutivo más. Por supuesto, en aquel momento se hablaba de aquellas presencias por motivos ajenos a la campaña electoral; simplemente cómo actos de gobierno, algún homenaje, la inauguración de alguna carretera y creo que hasta el secretario de Presidencia Delgado fue a comprar naranjas. Sería gracioso si Salto no hiciera recordar a otro fideicomiso, uno que necesitó el entonces intendente Colorado de Salto y que los ediles blancos no le votaron. En aquel momento también se dijo que la orden la había dado el hoy presidente Pou; en ese entonces en conflicto personal con el líder del Partido Colorado de aquel momento. La negativa a votar ese fideicomiso, – entre otras situaciones, pero principalmente esa- produjo la derrota del Partido Colorado y su pérdida de esa intendencia. Algunos hechos políticos actuales como el cambio de la dirección del Mides, la remoción del ministro Bartol y la elección del actual ministro Lema, la batalla territorial que desde el Mides con el aporte del Ministerio del interior y el Ministerio de Economía se le hace a la oposición y sus ollas populares en Montevideo, el proyecto de ley por el que apenas ha llegado a un acuerdo la coalición de gobierno sobre el fideicomiso para la erradicación de los asentamientos utilizando dineros que antes estaban destinados Instituto Nacional de Colonización, habla a las claras de la intención de enfrentar a la oposición en su territorio. Canelones, otro baluarte frenteamplista necesita hoy que le voten un fideicomiso para realizar obas y blancos y un solo edil colorado como existe en Canelones, no se lo votan. Curiosamente, una vez más el Poder Ejecutivo interviene, cuando no debe, en la discusión y en la decisión. Los propios curules blancos han declarado la presión desde el Ejecutivo para la negativa. Insistir en que no se hace política con la decisión es poco serio. Los argumentos que se esgrimen carecen de fuerza como lo demostró el subsecretario de la Intendencia de Canelones con una llamada telefónica a un programa popular de televisión en horario central. Así como no existe democracia corrupción cero, tampoco existe gestión pública sin deuda.

 

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