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 ¿Por qué Cuba es tan importante?

 ¿Por qué Cuba es tan importante?
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En los últimos días a raíz de protestas que ocurrieron en Cuba se puso en agenda la situación de esa isla y su sistema de gobierno. Inmediatamente se formaron las barras a favor y en contra. Para unos es una dictadura sanguinaria y para otros es una víctima del inhumano bloqueo yanqui. La cuestión es que todo lo que sucede en esa isla caribeña es un parte aguas en la política y la sociedad uruguaya. ¿Por qué despierta la situación cubana tanta pasión? ¿Es compatible condenar enérgicamente al comunismo cubano mientras se saludan los cien años del Partido Comunista Chino? ¿Ser el principal socio comercial convierte a China en democrática? ¿Cómo se puede ignorar el asesinato del presidente de Haití tan livianamente? ¿Acaso la protesta y la durísima represión en Colombia no ameritan una denuncia aún más acalorada? ¿Y Chile? ¿Y Sudáfrica? ¿Se trata de atacar al adversario local a través de Cuba? ¿La culpa es de los yanquis y la CIA en Cuba? ¿La explosión social en Colombia era responsabilidad del Foro de San Pablo y el Chavismo? ¿Hay hipocresía en la condena o defensa del régimen cubano?

 

Cuba y la solidaridad automática Por Ángel Arellano

Para la izquierda latinoamericana, con su largo recorrido histórico de transformación y cohabitación en los sistemas políticos democráticos de la región, el tema Cuba sigue siendo un asunto de controversia. Si bien es ingenuo pensar que todos los simpatizantes de partidos de izquierda que hacen vida en democracia son afines a la inexistente alternabilidad, la imposición de una sociedad monolítica, de pensamiento único y el antagonismo con las expresiones de diversidad, rasgos esenciales que resumen el sistema cubano, en el liderazgo y la élite dirigente de buena parte de esta izquierda persiste la solidaridad automática con el régimen de la isla, pase lo que pase.

Este compromiso de simpatía con la utopía socialista encarnada en un Estado que mantiene el control absoluto del país hace más de seis décadas, es una rémora en la espalda de los partidos de izquierda. Les quita coherencia, les resta prestigio, y, sobre todo, los enfrenta con las características vitales de la democracia: pluralidad, alternabilidad, división de poderes. La frase “es que Cuba es diferente” no tiene forma de sostenerse. ¿Diferente en qué? ¿Por qué no pueden elegir gobernantes distintos a los del Partido Comunista? ¿Por qué no pueden tener diversidad de actores políticos, sociales, económicos? ¿Por qué expresar desacuerdo y militar por una agenda diferente a la que impone el Estado es traición a la patria?

Es contradictorio que mientras partidos de izquierda, socialistas y

comunistas participan en parlamentos conformados por varias organizaciones, concurren a elecciones, tienen medios de comunicación y se expresan abiertamente, en Cuba esto encuentra una excepción. Por eso cada vez que aparece el tema en el tapete las acaloradas discusiones entre sectores de distinta orientación copan las noticias.

Para anteponer justificativos a la represión y la violación de DDHH en Cuba, una excusa que circula es “sobre Chile y Colombia no se decía nada”. En Chile, una Asamblea Constituyente dirime el descontento y busca encausar un proyecto común; en Colombia la gente se organiza y manifiesta, podrá votar y los que han violado los DDHH tendrán que ir ante la justicia (que no está controlada por un partido). En estos países la democracia, con sus muchas dificultades, funciona.

Cuando a principios de siglo Hugo Chávez inició amplios planes de “cooperación” con la isla, colaboración minada de casos de corrupción en el marco de una bonanza histórica, cientos de miles de cubanos llegaron a Venezuela a prestar servicios en una amplia gama de rubros: salud, deporte, educación, también defensa y política. En pocos años muchos comenzaron a desertar, a pesar de que con el chavismo tenían en ese momento una vida infinitamente mejor: acceso a televisión con varios canales, electricidad continua, comida, productos de consumo… Recuerdo que en mi pueblo había varios centros de atención de médicos cubanos que al cabo de un tiempo desaparecieron. Varios médicos no retornaron a su país. Dijo un “desertor”: “Hay que irse porque esto va por el mismo camino, cuando hay plata está todo precioso, te lo pintan bello. Pero espera que pase”. Ya sabemos qué pasó.

En Cuba hay una sociedad acorralada, extenuada de vivir sin poder decidir su destino, con carencias de toda índole y agotada de que su existencia esté determinada por el Estado-Partido que ordena qué hacer, qué ver, qué decir, qué comer. La solidaridad automática solo puede ser con más y mejor democracia.

 

Ser o no ser , entre la coherencia y el fanatismo Andrés Scavarelli

La coherencia es una virtud que se pierde cuando se toma partido a priori por una posición determinada. Los automatismos, cuando se trata de cuestiones que debieran estar reservadas al raciocinio, son sumamente negativos porque llevan a la persona a renunciar a su condición de ser pensante para convertirse en parte de una manada.

En lo que refiere al tema de Cuba vemos dos manadas claramente definidas, aquellas que condenan de forma absoluta el régimen cubano culpándolo de todos los males que la población local sufre y luego aquella que culpa de todos los males al “imperio” defendiendo a rajatabla al régimen de gobierno existente en la isla. Ambas posiciones pecan justamente de lo que referíamos al principio, de ser intransigentes, apriorísticas e irreflexivas, llevando a sus respectivos partidarios a no ceder en su posición ni siquiera ante la presencia de la irreverente realidad. Porque por condenable que sea, y lo es, el bloqueo que sufre ilegítimamente Cuba esto no justifica la violación de derechos humanos.

Asimismo es importante tener en cuenta que aquello que llamamos realidad no es más que una interpretación de esta, una construcción cultural que hacemos de lo que es la realidad base, una a la que por la limitada capacidad de nuestra humana existencia no podemos llegar a conocer cabalmente, a esto se suma el placer que produce sentirse defender una causa justa y la sensación de plenitud social que reconforta al sentir la palmada en la espalda fruto de pertenecer a un grupo que habla por nuestros labios y nos aplaude cuando repetimos sus consignas, y pobre de aquel que ose ir en contra de sus dogmas.

Es por lo anterior que, tantas veces, se opta por una posición cerrada antes que por una reflexión que aspire a ser realista, con la inevitable consecuencia de caer en contradicciones e incoherencias entre la posición actual sobre una situación determinada y otras, como por ejemplo puede ser condenar el comunismo de un lugar y aplaudir el de otro o condenar el autoritarismo de un lugar y aplaudirlo o callar cuando ese autoritarismo es capitalista.

Tal vez por esto es que la figura de la justicia se representa como ciega, porque lo ideal sería condenar las acciones de los distintos gobernantes sin importar de quien se trate, que ideología diga abrazar o cuales diga que son sus enemigos, porque en definitiva, un abuso es condenable sin importar de quien se trate, que es lo que piense o en defensa de que diga que lo hace, ya que cuando se habla del “Nunca Más” debe ser aquí y en todas partes, ayer y siempre, independientemente de cualquier cuestión accesoria, ya que la dignidad humana debe ser respetada y garantizada universal y atemporalmente. Es necesario más humanismo y menos fanatismo, más humanidad y menos dogmatismo.

 

Mi abuela, Cuba, pin y verde Roque García

Mi abuela mataba gallinas, iba a la feria elegia una que le parecía sana, la compraba y la llevábamos viva a su casa, recuerdo haberla acompañado varias veces. Al llegar le retorcía el pescuezo en menos de lo que toma escribirlo, ponía agua a hervir para desplumarla y al rato nos estábamos deleitando todos en la mesa con algo riquísimo. Este recuerdo seguramente es compartido por varios de los que peinamos canas, ahora bien, comparemos.

Mi abuela mataba gallinas, pero mis hijas no. Un ama de casa moderna va al super o al mercadito de la esquina y parece que los pollos aparecieran mágicamente muertos, limpios y envueltos en nylon en la góndola refrigerada. Es solamente tomarlo ponerlo en el carro y listo.  Pero, al pasar por la caja y apretar pin y verde moverá la compleja maquinaria que determinará que otro pollo debe morir para satisfacer las necesidades de la población a través de los mecanismos del mercado.  Los pollos, lechones, corderos y un largo etcétera siguen siendo faenados a diario por miles, en números mayores que en la época de mi abuela. Pero ahora el proceso no pasa delante de nuestros ojos; aunque eficiente y poderoso.

Algo similar ocurre con la política internacional, las armas y las relaciones de poder. No siempre son evidente por sí mismas pero los mecanismos de base siguen siendo los mismos, veamos un ejemplo.

España esta nación magnifica que nos regaló la lengua de Castilla gobernó sobre gran parte del mundo hace siglos ya. Cuando comienza su declive va perdiendo colonias, pero aun habiendo perdido toda la América continental, España mantuvo Cuba. La que solo lograra la independencia con la ayuda de los Estados Unidos de América, que invade la isla (1898), derrota a los españoles y Cuba es libre. (si es muy amiga de los EUA). En esa guerra pasan algunas cosas muy interesantes, hay un personaje Teodoro Roosevelt, no el Roosevelt del nuestro parque sino el anterior, un político pintoresco que participa en la guerra en Cuba con su propio regimiento reclutado y comandado por él.

Años más tarde don Teodoro llega a ser presidente de los EUA y le agrega un factor fundamental a la Doctrina Monroe (1823), el garrote. Ojo que no lo digo yo, lo decía el mismo. Sostenía que se basaba en un proverbio africano, “habla suave, lleva un gran garrote y llegaras lejos” (1901). Declaraba sin miramientos la necesidad del expansionismo estadounidense en el Caribe y en el mundo.

Fidel, un personaje carismático, por cierto, es más que consciente de esta situación y sus relaciones con el pueblo de EUA tratan de ser cordiales, es famoso un reportaje que da en la Sierra Maestra para la prensa americana (1957).  A cuatro meses de llegar al poder, visita Nueva York (1959) y la multitud lo aclama.

Es a partir de la reforma agraria en Cuba (1959) que las relaciones con Estados Unidos comienzan a agriarse, por las expropiaciones a las empresas americanas. Eso lleva a que el gobierno americano decida apoyar su derrocamiento. ¿Ideología o intereses económicos? Ud. dirá.

Así que la CIA monta una operación que desemboca en la invasión de Bahía de Cochinos (1961), una derrota aplastante de la contra revolución. Las cartas están claras el régimen de Fidel tiene los meses contados si Washington no los sostiene. En el patio trasero de EUA la única manera de no seguir directamente la línea de Washington es conseguir un amigo con un garrote bien grande.

Estamos en los años duros de la guerra fría, así que el gobierno de Fidel quizás razona. “Si Estados Unidos no nos quiere, nos hacemos comunistas, no hay otra, es eso o perecer”.  ¿Idolología comunista o intereses de supervivencia? Ud. dirá.

Las Unión Soviética acepta darle protección al régimen de la isla y le manda unas 47 armas atómicas (mayo 1962) junto con misiles capaz de llegar a Washington, Nueva York, Filadelfia y Boston, es decir donde vivía más del 50% de la población americana. La crisis de los misiles se desata (octubre 1962), EUA realiza su bloqueo naval para detener lo que pensaba eran el material para completar los misiles, años después se enteraron que las armas ya estaban en la isla listas para ser lanzadas.  Fue la vez que hemos estado más cerca de la guerra nuclear.

La crisis termina con que se retiran los misiles atómicos y a cambio el gobierno americano se compromete a no alentar la caída del régimen. Hay abundante historiografía sobre las reacciones de Fidel a que la negociación se llevara adelante sin él, pero las potencias decidieron y así quedaron. ¿Ideología o miedo a la confrontación nuclear?? Ud. decida.

Es posible entonces, que Cuba no haya caído en todos estos años más allá de las bondades o debilidades del régimen porque la potencia dominante pacto con su principal competidor que así fuera.

Actualmente, la situación armamentista cambio, los misiles balísticos continentales no necesitan disparase desde Cuba.  Pero la destrucción mutua asegurada sigue funcionando, miles de cabezas nucleares apuntan de un lado al otro. Hay más armas atómicas que ciudades para destruir, triste pero cierto.

Ahora bien, hoy ¿Rusia aceptaría la caída de un régimen amigo? En el caso de Siria no fue así (2011), sostuvieron y sostienen al gobierno con abundante ayuda militar. ¿Es Asad un tirano? ¿Importa?

¿Primaran los intereses del pueblo cubano, o el tema se dirimirá en los pasillos de Washington, Moscú, Bruselas o Pekín?

Claro esta línea argumental parece que no considera el esfuerzo de la revolución y de los contrarrevolucionarios, ni de la gente a pie, ni el largo embargo etc. Ríos de tinta se verterán sobre eso.  No se pretende menospreciar toda esta realidad sino colocarla en un marco de análisis estratégico mayor.

Esta línea argumental no se queda con los pollos del super, ni con su etiqueta, sino que busca quien tiene el garrote para haberlos matado antes. Porque querido lector, Ud. lo sabe, los pollos no mueren con pin y verde.

Nos habíamos amado tanto Eduardo Vaz

Hablar de Cuba es cada vez más difícil para las izquierdas. No es un asunto político ni ideológico, exclusivamente. Es, fundamentalmente, una cuestión de identidad.

Tras estos procesos hay millones de personas con sus sueños de no explotación, salud y educación, vivienda y bienestar social; fueron los vencedores del nazi fascismo, de las revoluciones anticolonialistas y anti imperialistas del siglo XX que costaron sangre, sudor y lágrimas. Una pasión comparable a la fe religiosa de cristianos o musulmanes dispuestos a conquistar el mundo, por las buenas o las malas, pues la salvación de almas vale la pena sin importar mucho los caminos. La misma pasión de los revolucionarios norteamericanos de 1776, de los franceses de 1789, de nuestros criollos del siglo XIX. Así que no tiene nada de original, menos de malvado.

El modelo cubano hoy es una rémora del siglo XX. El socialismo de estado, el partido único, la prensa oficial, sindicatos oficialistas, son características definitorias de la dictadura del proletariado inaugurada en 1917 en Rusia.  Se perpetúa un régimen que el propio Fidel definía en 2010: «El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros» (1). Es el ocaso de una gloriosa revolución, la más importante de A. Latina en la segunda mitad del siglo XX. Su programa original, «La historia me absolverá»(2), lanzado por Fidel en el juicio famoso, era justo y necesario pues reivindicaba los valores libertarios, igualitarios y democráticos que el siglo XX proyectaba, más en la brutal dictadura de Batista.

Nada ni nadie quitará ese logro histórico de aquellas generaciones del pueblo cubano. Su empecinada construcción del socialismo caribeño contra viento y marea, contra sus propias condiciones objetivas y pegado a USA, son páginas memorables de su historia.

“Tomar el cielo por asalto” (3) una vez y para siempre fue una utopía, basta mirar las todas revoluciones triunfantes de los últimos dos siglos para ver sus derroteros. Es un duelo largo que las generaciones más veteranas venimos procesando, muchas aún sin aceptarlo. Nos complica que la derecha se sienta victoriosa, nos indigna el bloqueo vergonzoso y criminal de la principal potencia a una pobre isla de 11 millones de personas en aras de los “DDHH y la libertad” siendo los campeones mundiales en invasiones y destrucción, nos duelen nuestros afectos personales y el fracaso de muchas creencias.

El esfuerzo superador pasa por entender que estas frustraciones no hacen buenos a los enemigos de la democracia, la libertad y la justicia social. No redimen a los imperialistas ni a los gusanos terroristas. No dan razón a los amigos del statu quo capitalista. Menos nos hacen renegar de valores e ideales. Las revoluciones populares fueron contra las injusticias y sus fracasos no cambian ese hecho fundante. Deberían llevarnos a ensayar otros caminos, apoyados en la experiencia histórica y nuevos enfoques, con igual pasión. Sin olvidar nunca que el viejo topo seguirá trabajando, habrá otras contradicciones a resolver y nuevos sueños a conquistar.

Ser “tuertos” de ojo izquierdo no es solución a los problemas cubanos ni uruguayos. Se deben denunciar las injusticias en todos lados, enseñó el Che (4), en Haití, Colombia, Chile, Venezuela, Nicaragua, Cuba o Uruguay. Ahora, si para hablar de uno de ellos, hay que hacer la recorrida del globo, se clausura cualquier debate.

Es una falacia de falsa oposición, diría nuestro filósofo (5), elegir entre condenar al bloqueo como hace ONU año a año o defender el derecho a la protesta pacífica de la ciudadanía cubana. No hay que reconocer los logros de la revolución para ver sus fracasos, y viceversa. ¿Quién impone eso? El pensamiento binario es amigo de los fundamentalismos, nada más lejos de la complejidad, la dialéctica y el análisis crítico. Ayudar a Cuba es denunciar el bloqueo y burlarlo, exigir la no injerencia externa y ser solidarios con su pueblo todo. La hipocresía de sus enemigos no puede ser argumento para callar desde la izquierda. No les sirve a Cuba ni a nosotros, solo a la derecha.

(1)   Fidel al periodista Goldberg en la revista The Atlantic, setiembre 2010.

(2) La historia me absolverá, defensa del propio Fidel en el juicio por el asalto al Moncada.

(3) Marx en carta a Kugelmann. 12/4/1871

(4) Carta de despedida a sus hijos.

(5) Carlos Vaz Ferreira, Lógica viva.

 

Cuba sí. Hipocresía no  Oscar Licandro

El 17 de diciembre de 2010, en la pequeña ciudad tunecina de Sidi Bouzid detonó espontáneamente el levantamiento de miles de manifestantes, reclamando el fin del gobierno dictatorial de Zine el Abidine Ben. Ese levantamiento, convocado a través de las entonces novedosas redes sociales, se desparramó rápidamente por buena parte de los países árabes. A este fenómeno se lo conoce como la “Primavera Árabe”. Once años y medio después, a miles de kilómetros de distancia, la historia se repite. Luego de más de 60 años de dictadura, acuciados por la falta de alimentos, medicinas y bienes básicos, hartos de ver cómo la élite gobernante tiene un nivel de vida al que ellos no pueden acceder, cansados de la opresión del régimen, miles de cubanos se lanzaron a las calles a reclamar la libertad que les robaron. El estallido comenzó en la pequeña ciudad de San Antonio de los Baños, y en pocas horas, tras su difusión en las redes sociales, se expandió a toda la isla.

La falta de alimentos, medicinas y vacunas, resultado de la incapacidad del régimen para proveerlos, fue la gota que desbordó un vaso que comenzó a llenarse hace años, cuando tras la caída de la Unión Soviética, el régimen dejó de recibir los subsidios que le permitían brindar de modo artificial un cierto bienestar a su pueblo. El reclamo por libertad que explotó en toda Cuba el 11 de julio no resulta de una postura ideológica de los manifestantes, no responde a un movimiento organizado que pretende derrocar al régimen ni resultó promovido por Estados Unidos. Fue el angustioso reclamo por libertad para acceder a cosas básicas que permiten vivir dignamente, para elegir qué canciones escuchar y cantar, para poder expresar angustias y necesidades.

La respuesta del régimen fue inmediata y contundente. Ese mismo día el presidente, Díaz-Canel movilizó las fuerzas policiales y llamó a los partidarios del régimen a salir a sofocar las manifestaciones de sus conciudadanos. Sus palabras fueron bien claras: “La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios”. Y así pudo verse videos donde partidarios del régimen bajaban de buses, garrote en mano, para a aporrear a hombres y mujeres desarmados.

El 16 de Julio la Mesa Política Nacional del Frente Amplio emitió un comunicado en el que rechaza “cualquier intento de injerencia internacional” en Cuba” y “todo tipo de bloqueo económico, comercial y financiero” sobre ese país, al tiempo que condena “las declaraciones injerencistas del Presidente uruguayo”. En esta declaración no hay ni una sola mención a la movilización de los miles de cubanos ni a la represión que el régimen descargó sobre ellos. Como “el que calla, otorga”, la conclusión es obvia: el Frente Amplio, lejos de condenar la represión de la dictadura cubana, se pone de su lado, la arropa y la justifica.

El relato frenteamplista justificador del régimen se basa en dos mentiras o medias verdades: el bloqueo y el intervencionismo extranjero. Bajo este relato, los serios problemas económicos que sufre Cuba son consecuencia del bloqueo comercial que impone Estados Unidos. Pero resulta que tal bloqueo no existe. Lo que existe es un embargo comercial que prohíbe a sus ciudadanos comerciar con Cuba. Pero ello no impide que los demás países del mundo mantengan un intercambio comercial con este país. Según cifras del Instituto de Comercio Exterior de España, en 2019 Cuba exportó por 2.062 millones de dólares. Dos de sus principales socios comerciales fueron China y Venezuela, pero también se encuentran Canadá, España, Países Bajos y Alemania. Por otra parte, Cuba importó ese año insumos, alimentos y equipamiento por 9.901 millones de dólares, de países como China, España, Rusia, Italia, Alemania y, atención al dato, Estados Unidos (308 millones).

En consecuencia, el tan mentado bloqueo es una burda farsa para justificar el fracaso de un régimen que importa 4.8 veces más de lo que exporta! Esta balanza comercial gigantescamente deficitaria se explica por el hecho de que el modelo económico impuesto por el Partido Comunista cubano rezagó al país desde el punto de vista tecnológico, prohibió a los emprendedores y mató la innovación. Hoy Cuba no produce casi nada que valga la pena importar desde otros países. La ineficiencia de ese modelo, y no el embargo comercial de Estados Unidos, es la razón de la falta de alimentos, medicamentos y bienes básicos medianamente modernos. Para comerciar y generar prosperidad los países no necesitan venderle a Estados Unidos: ¡sólo el 7.6% de nuestras exportaciones tienen como destino este país!

El FA es una fuerza política que gobernó 15 años respetando las reglas de juego democráticas, que defiende los derechos humanos, que reclama libertad sindical, que exige el debate público de las leyes, que promueve referéndums y plebiscitos, que se opone a que la policía pida la cédula en las calles y a que los hogares sean allanados durante la noche, que defiende la diversidad sexual y la igualdad de género, que cuestiona que una clase dominante maneje a su antojo los medios de comunicación. Resulta entonces triste e indignante que esa misma fuerza política defienda un régimen que hace todo lo contrario. Y resulta claramente hipócrita y cínico que lo justifique basándose en la burda mentira de un bloqueo que no existe.

 

El tuerto Esteban Pérez

A veces tenemos la impresión de que nuestro Presidente es tuerto o, si no lo es, utiliza un parche ocular que sólo le permite ver la realidad internacional con un solo ojo casualmente y como no podía ser de otra manera, el derecho. Hijo de tigre overo sale, viniéndome a la memoria las loas que cantaba su padre (el expresidente Lacalle Herrera) al sanguinario español Francisco Franco.

No sé si el novel Lacalle lo tiene también como ídolo al Generalísimo, pero le han pasado inadvertidas ciertas cositas para nada menores como ser que el chileno Piñera le reventó los ojos a los jóvenes que protestaban en su contra o la masacre de indígenas en Bolivia, o la más reciente desaparición de 400 militantes sociales y 60 asesinatos comprobados en la Colombia de Duque, o el asesinato del Presidente de Haití realizado por mercenarios provenientes del ejército de Colombia.

En cambio, se lo ve preocupado tan sólo por Cuba, la que, teniendo 11.300.000 habitantes y un bloqueo feroz, sólo ha tenido 1.400 fallecidos por la pandemia, mientras que, en nuestro Uruguay, con poco más de la cuarta parte de pobladores, ya tiene alrededor de 6.000 fallecidos por Covid.

Parece ser que no logra o no quiere percibir que en el Caribe Estados Unidos quiere apoyar una de sus garras para mantener el control geopolítico de la zona, dadas sus menguadas fuerzas por el avance mundial de la potencia china que le viene mordiendo los talones en América Latina.

Para eso necesita tener sumisas a Cuba y Venezuela y no perder el control de Haití, el que tiene un movimiento popular cada vez más poderoso.

Como latinoamericano puedo tener matices e incluso diferencias con la forma de gobernar de los distintos países, pero tengo claro de qué lado de la cancha estamos jugando. Si el imperialismo yanqui está jugando de un lado, automáticamente me coloco del otro.

Por otro lado, algo que nos llama poderosamente la atención es que nuestro Presidente condene al régimen cubano, pero, al mismo tiempo, salude y felicite al gobierno de China Comunista en el 100 ° aniversario de la fundación del Partido Comunista Chino.

En eso se le corrió el parche al Presidente y se le cayeron “los principios”: las principales ventas de carne y soja del país, negocio de quienes son sus “malla oro” son para el inmenso mercado chino y zonas de su influencia.

Parece que negocios son negocios y que en vez de “El tuerto” el título de la nota a debió haber sido “el mercachifle barato” …

 

CUBA SIGUE SIENDO IMPORTANTE Gonzalo Pérez del Castillo

Desde que aquella revolución tomó la Habana en 1959, América Latina no volvió a ser la misma. Ya Krushchov nos había anunciado que enterraría al capitalismo.  La Unión Soviética parecía exitosa económicamente, había desarrollado la bomba atómica y pocos años más tarde (1961) demostraba su superioridad tecnológica enviando a Gagarin al espacio. La democracia liberal y la economía capitalista parecían haber llegado al final de su laborioso ciclo en América Latina.

En el Uruguay, que alcanzó una democracia de ciudadanía con libertades, derechos y movilidad social, el modelo parecía agotado. El pueblo se sacó de encima al Partico Colorado, después al Partido Nacional y comenzó a imaginar modelos alternativos. El país se identificó con América Latina. Tal vez el socialismo podía aportar una solución a este continente rico con tanta gente pobre y sociedades tan desiguales.  Muchos, yo incluido, nos lo creímos. Cuba pasó a ser una referencia.

En 1989 cayó el régimen soviético en forma clamorosa y definitiva. Su triste y trágica historia quedó al desnudo. Ahí comprobamos que aquello que nos habían contado no era cierto. El socialismo real resultó ser otra más de las abyectas dictaduras que esclavizan a los pueblos; limitan sus oportunidades y sus libertades con la absurda pretensión de que quienes detienen el poder saben lo que es mejor para ellos. En Europa, los partidos comunistas desaparecieron.  Incluso aquellos que renegaban de los lineamientos de Moscú y buscaban un “compromiso histórico” con las democracias liberales.

Lamentablemente el Uruguay no siguió el mismo derrotero. Nuestro Partido Comunista, aferrado a Cuba, continuó alimentando el mito. Fidel Castro en su isla siguió siendo La Meca. Una parte del Frente Amplio acompañó y otros nos fuimos.

Lo que presenciamos hoy día es un nuevo reclamo de ciudadanos descontentos con un régimen que, también en Cuba, ha fracasado estrepitosamente. Protestas anteriores han sido feroz y cruelmente reprimidas. Esta lo será también.

Cuba importa casi el 80 % de los alimentos que se consumen en la isla (principalmente de Brasil y EEUU), el 70% de su PIB es fruto del turismo, los salarios son ridículos y los bienes de primera necesidad no se consiguen. A esto se vino a sumar la pandemia, la falta de vacunas y los apagones. El pueblo salió a la calle. No sabemos (no se puede saber) si las fuerzas armadas, policiales, para policiales y la militancia comunista serán, una vez más, exitosos en su represión.

Si el régimen cubano cae, la “izquierda” latinoamericana perderá su iglesia, su altar, su Dios. Deberemos volver a sentarnos para discutir cómo salimos del subdesarrollo, sin dogmas, sin credos infalibles, con los ojos y la mente firmemente anclados en nuestra cruda realidad.

Por todo esto es importante que la dictadura cubana, como toda dictadura, llegue pronto a su fin.

 

¿Conocen lo que era Cuba en los 50’? Martin Forischi

La gente debe estar muy inquieta por lo que pasa en el gobierno de turno; es insólito que el parlamento pierda el tiempo con la situación en Cuba. En Uruguay el nivel de cinismo de la bancada oficialista es lamentable; el parlamento organiza una tertulia respecto a los reclamos de algunos cubanos en vez de las urgencias que tenemos los uruguayos, porque para un país la prioridad siempre es el interés nacional y no debatir sobre la soberanía ajena. A ver, mucho antes que esto suceda, algunos, como quien suscribe, veníamos alzando la voz y señalando que lo del parlamento uruguayo es vergonzoso.

En este gobierno no preparado para administrar, con dirigentes (no me voy a exceder) dirigentes, tan poco idóneos, poco capaces que se demoraron en la negociación de las vacunas contra el covid, te clavan el tema Cuba en vez de cuestiones inherentes al país.

El Uruguay tiene lo que se merece, es más, el Uruguay tiene demasiado por lo que se merece. En ese contexto, y ya voy a volver al análisis de la situación en la isla, en ese contexto y con un ministro de relaciones exteriores ungido por Mujica en su gobierno, vaya uno a saber porqué, aunque hay que reconocerle que en el gobierno del FA Bustillo tuvo una actuación aceptable, hoy en día ministro del actual gobierno, que se muestra desubicado, enojándose con un comentario de la embajadora de palestina, diciéndole a la prensa uruguaya que “Algún tironcito de orejas puede haber” (ladiaria.com.uy 09/06/2021 en referencia por unos comentarios de la embajadora de Palestina). Sería trascendente que Bustillo se pronuncie por la situación en Cuba y no el parlamento uruguayo que esta para otras cosas.

Con respecto a las últimas noticias que llegaban de la isla, todos vimos las imágenes de algunos ciudadanos cubanos en las calles solicitando libertad, protesta que renueva la dicotomía entre la continuidad de la dictadura en el país caribeño como resistencia al bloqueo, contra los que peticionan votación urgente para luego ver si mejora el futuro de los cubanos; Claro está que, hay otras causas que explican el porqué de su idiosincrasia, de su concepto de libertad a la cubana, a la que se acostumbraron todos estos años.

Yo siempre creo que para la realidad del Uruguay la política internacional no es prioridad, menos en un contexto como éste. Instalar el tema Cuba sí, pero colegios no (en relación a todo este tiempo que nuestros chicos estuvieron sin clases presenciales); Instalar el tema Cuba sí, vacunas no (en referencia a la lenta negociación para la obtención de vacunas que tuvimos en un primer momento); Instalar el tema Cuba sí, deserción escolar no. El oficialismo uruguayo cree que la situación en Cuba es responsabilidad del régimen que dejó Castro; además si nosotros pensamos en América Latina, especialmente Uruguay en el marco de los golpes de Estado somos un país que violó reiteradamente derechos humanos de compatriotas, ¿qué autoridad tenemos como nación para cuestionar a otras dictaduras?

Muchas veces le pregunto a mis colegas, y se lo traslado a los lectores de Semanario Voces si enserio hay alguna razón por la cual hay que creer la preocupación del oficialismo en Uruguay por la situación cubana. ¿Conocen lo que era Cuba en los 50’? Porque la gente se tiene que acordar; En realidad ustedes están con cosas más importantes, para eso estamos nosotros, los columnistas, para refrescarles la memoria, porque el lector en lo cotidiano está haciendo sus cosas, su trabajo, y no esta bueno que se dejen influenciar por estos chantas de cafetín: En otro momento, a finales del siglo XIX nos encontrábamos con el movimiento independentista impulsado por José Martí contra España. Recordada la ayuda de EEUU a Cuba.

Los norteamericanos le declaran la guerra a España logrando así la independencia de Cuba, aunque fue una independencia tutelada.

Años después en 1952 mediante un golpe de Estado toma el poder Batista derrocando el seudo gobierno de turno, y como toda dictadura los golpistas se enriquecieron más y los pobres se empobrecieron aun más.

En ese contexto y con un Batista que llevó a Cuba a la ruina, la gente invadió las calles gritando libertad, de igual manera cómo lo vemos hoy día en los informativos; Pero luego llega Castro con el movimiento 26 de Julio quien propiciara la huida de Batista el 31 de diciembre de 1958, dándole al pueblo lo más grande de su historia, la libertad que clamaban. A pesar de ser un gobierno reconocido por EEUU, el derrotado Batista y las familias millonarias de la isla huyen a EEUU.

En 1961 EEUU intenta derrocar al gobierno de Castro, siendo derrotados los invasores en bahía de Cochinos, a partir de allí el bloqueo a la isla sigue hasta el día de hoy.

En realidad para hablar de lo que pasa en Cuba insoslayablemente debemos hablar de la política exterior del gobierno de Lacalle; es un gobierno impresentable, en tanto que el péndulo de la política exterior uruguaya ha ido de un lado al otro; una política incierta, primero desde los no alineados como el  ministro Talvi que no quería pronunciarse respecto a si hay o no dictadura en Venezuela, y cuando organiza muy bien el operativo retorno de los orientales varados en el exterior, se prescinde de Ernesto y van a buscar a Bustillo, este último es un hombre que carece de la identidad que destaca a la diplomacia uruguaya, y eso es lo más preocupante, ¿por qué? El ministro ha sido imprudente al tratar el caso de la embajadora de Palestina; Además, es Bustillo quien debe pronunciarse por la situación en Cuba. Si quieren una Cuba mejor, es en la ONU donde tiene que expresarse.

Pero contrastando la política exterior de Talvi en comparación con la de Bustillo, contradictorias en un mismo Gobierno, Cuba y el mundo en general no pueden esperar gran cosa del Uruguay porque no tenemos política exterior de Estado, tenemos política exterior de partidos políticos.

Pero la oposición uruguaya que no aproveche políticamente este impresentable gobierno de Lacalle, más de 100.000 pobres y se ocupan del tema Cuba. La oposición tiene que ser inteligente, porque hay un montón de gente que pasa hambre, que no lo aprovechen, que traten de ser una oposición mejor ¿no? más sana, que combatan enserio, que no sean cómplices de este circo del debate por la situación en Cuba.

Me parece lamentable que el parlamento ante el tema Cuba vs bloqueo se olvide la situación económica del Uruguay, el desempleo, esperemos que la cosa empiece a repuntar, y que se pongan los pantalones ¿no? Ya sabemos que no va a pasar pero bueno, es lo que deseamos por supuesto. Mucha gente quedo fuera del sistema desde el 2020, y el oficialismo le endosa la pobreza al  FA, y se podría decir que los últimos 5 años de gobierno frenteamplista no fueron buenos; En el primer año y medio del primer gobierno de Vázquez éste mejoró mucho la calidad de vida de los uruguayos; mientras que este gobierno de turno en un año y medio no lo ha logrado, por lo que no podemos esperar demasiado.

Cuba. Una postura fuera de moda. Federico Kreimerman

El pueblo de Cuba vive tiempos cruciales en relación a su propio futuro. Para quienes defendemos las ideas del socialismo es importante tener posturas claras y consecuentes, aunque no sean las que caigan bien o estén de moda.

Lo que ocurre hoy no es un enfrentamiento entre el pueblo oprimido contra una dictadura, como lo quiere mostrar la derecha internacional, pero tampoco son los gusanos de la contrarrevolución y los comunistas del gobierno como lo plantean los progresistas de la región.

Con los primeros, porque Cuba vive un bloqueo económico brutal impuesto por los EEUU, recrudecido por Trump y mantenido por Biden, que le impiden acceder a un intercambio económico y comercial justo con otros países, mediante el cual pueda vender, y adquirir, bienes y servicios que dinamicen su economía.

Con los segundos, porque el cubano no es un proceso socialista, nunca apostó realmente por la industrialización del país, sino que se subordino al revisionismo de la URSS para ser su estado satélite. Su actual gobierno no defiende tampoco aquellas conquistas de la Revolución, sino que desde 1990 comenzó una transición al capitalismo que hoy tiene a la isla como un enclave del imperialismo chino, con la apertura económica gradual y monopolio político, en un proceso fuertemente controlado por el partido que maneja el Estado.

Como ejemplo de ello podemos tomar la Zona Franca del puerto de Mariel, que incluye un centro industrial, en el cual invierten empresas de 21 países, a las que se les ofrece bajos salarios, 10 años libres de impuestos y una infraestructura costeada por el Estado.

Suele mostrarse de Cuba el alto acceso a educación o salud, algo que todos debemos reconocer, pero esto no debe confundirse con el socialismo. Si bien existió un proceso parcial de socialización de los medios de producción en sus inicios, hoy en Cuba hay capitalismo, con un rol del Estado en el mercado como propietario, donde pervive la explotación de los trabajadores y se mantiene la propiedad privada en el campo.

Los defensores del sistema de explotación en que vivimos buscan mostrar la actual Cuba como el fracaso del Comunismo; nada más alejado de la actualidad. Pero pueden hacerlo por la necedad de quienes defienden a ciegas el proceso cubano, y permiten que todo se mezcle.

Ser Comunista no es una cuestión moral, no es estar de lado de los pobres, sino que es la convicción de que los trabajadores son explotados para el enriquecimiento de unos pocos capitalistas. Y que la clase trabajadora debe organizarse para tomar el poder, socializar los medios de producción y construir su nueva sociedad.

Nada de esto ocurre en Cuba.

La solución al actual problema de Cuba corresponde a los cubanos mismos. Reafirmando el socialismo real.

Y debe necesariamente ser también, mediante organismos de poder popular que aíslen a la burocracia gubernamental que hace rato se separó de su propio pueblo, tanto políticamente como en las condiciones de vida.

Rechazando toda injerencia extranjera, todo intento desestabilizador de parte del imperialismo yanqui que pretende que Cuba se someta nuevamente como en los viejos tiempos, para explotar su mano de obra.

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