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El retorno de los brujos por José Manuel Quijano

El retorno de los brujos por  José Manuel Quijano
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Todo régimen nuevo se propone fijar sus pautas constitucionales. .  En septiembre de 1787 la Convención Constitucional de Filadelfia  envió  el proyecto a cada uno de los estados de la Unión para  que fuera ratificado por el pueblo.  La Constitución francesa de 1791, la primera constitución escrita de la historia francesa, fue promulgada por la Asamblea Nacional Constituyente en septiembre de 1791 y aceptada por Luis XVI: introdujo la reforma del Estado francés y la monarquía constitucional.  La  Constitución de Venezuela de 1811, fue  también  la primera de hispano américa y anterior incluso a la de Cádiz; estuvo en vigencia solo unos meses y, además de recoger algunas de las ideas  del liberalismo político de la revolución francesa, recibió la directa influencia de la Constitución estadounidense en la configuración del estado bajo la forma federal.

Aun con sus limitaciones y sus modificaciones posteriores estas Cartas fueron expresiones de  las voluntades nacionales,  posiblemente no plenamente representadas en todos los casos, que  buscaban  definir condiciones de convivencia en países embarcados en grandes transformaciones. La historia de la constitución de la Unión Soviética, empero,  fue bien distinta y dejó secuelas, en la izquierda comunista e incluso en la no comunista,  que  cada tanto  asoman a la superficie.

La convocatoria. Convocar una Asamblea Constituyente (AC) era un anhelo  de todas las fuerzas que  combatieron y derrocaron al zarismo. En 1917  el gobierno de  Kerenski (socialista revolucionario  que  por entonces se equiparaba con la socialdemocracia) convocó a la Asamblea con el cometido de que redactara el futuro régimen  político y jurídico  del inmenso país. Los bolcheviques  se contaban entre quienes querían y   reclamaban la convocatoria.

Según el  socialista revolucionario (socialdemócrata) N. Tasin “El sueño secular del pueblo ruso, el ideal querido de todos los socialistas, sin distinción de partidos, era la Constituyente (…) y  cuando el  zarismo fue derrocado, Rusia entera, en un arranque unánime, aclamaba a la Constituyente, que debía poner fin a  todas las injusticias.”  Incluso  los más radicales( es decir, los bolcheviques) acusaban a Kerenski de demorar la convocatoria  y de ignorar “las aspiraciones  más sagradas del pueblo ruso”.(N. Tasin: “La Revolución Rusa” Biblioteca Nueva, Madrid 1920, pag 176 y siguientes) Por fin,   el jefe del gobierno convocó a la Constituyente y para fines del mes de noviembre  el procedimiento electoral se había concretado.

La votación.-El resultado fue un balde de agua fría  para Lenin y sus partidarios. En las primeras elecciones libres que se celebraron en Rusia (y las últimas durante el periodo soviético)  los socialistas revolucionarios de Rusia y de Ukrania  obtuvieron- según las fuentes –  el 46/46.5% de los votos, el 13% fue para el partido KDT (demócratas constitucionales) y el 4/4.5% a los mencheviques. Los bolcheviques alcanzaron 23.5/25% y quedaron en  clara minoría. (Tasin, op cit; Christian Jelen: “La ceguera voluntaria”, Planeta, Madrid, 1985; D Radley: “The sickle under the hammer”, Columbia University , 1963, citado por Wikipedia) . Votaron 41 millones 700 mil habilitados entre el 12 y el 27 de noviembre. Nunca se había visto algo semejante en  inmenso territorio del imperio de los zares.

Una parte de la dirigencia bolchevique (Kamenev, Ricov, Miliutin, Zinoviev y Noguin)  consideró que era necesario “formar un gobierno socialista de todos los partidos soviéticos; solo un gobierno así sería capaz de dar estabilidad (….) opinamos que un gobierno exclusivamente bolchevique solo podría subsistir recurriendo a los métodos políticos del terror”. Ignorados (o, peor aún, denostados),  esos dirigentes  renunciaron al Comité Central del partido bolchevique (aunque después se reincorporarían para ser purgados, en los treinta, por Stalin y Yezof)

Las dos mociones.-Convocada la Asamblea para el 5 de enero, la campaña de los perdedores contra la  “Constituyente contrarrevolucionaria” había empezado desde que se enteraron de los resultados adversos. ¿Dónde estaban las principales diferencias? Zinoviev diría en 1924 que hubo un tiempo en el cual  bolcheviques y mencheviques “reivindicaban por igual la república democrática”. Pero en el año 1912 se caracterizó por “un conflicto  violento en torno a las reivindicaciones parciales”. Los bolcheviques querían una república democrática, la jornada de ocho horas y la expropiación de los terratenientes pero los mencheviques reivindicaban libertad de palabra, de reunión, de huelga y de coalición”. Y señalaría que la guerra había revolucionado a Rusia “y nos permitió reemplazar la formula “revolución democrática” por la de “revolución proletaria” “(G. Zinoviev: “Histoire du Parti Communiste Russe”, Librairie de l’Humanite, Paris 1926 pag 161/165)

En la única sesión que celebró la AC se presentaron dos mociones fundamentales. Sverdlov, por lo bolcheviques, expresó su confianza de que  se aprobarían todos los decretos votados  por el Consejo de Comisarios (bolcheviques), lo cual suponía delegar el poder a los soviets. La propuesta no fue aprobada.

Por su parte, el ministro Zaretelli, en nombre de la mayoría (y del gobierno de Kerenski), propuso el siguiente programa: 1.- Establecimiento de la república democrática, basada en el voto directo, igual y secreto; 2.- Representación proporcional; 3.- Redacción de una ley para entregar, de manera gratuita, la tierra a los campesinos y trabajadores  rurales; 4.- Implantación de la jornada de 8 horas; 5.- Restablecimiento y conformación de los derechos cívicos conquistados por la Revolución ; 6.- Garantía legal de los derechos de las nacionalidades; 7.-Propuesta a todas las potencias beligerantes de iniciar conversaciones de paz. La propuesta fue aprobada y los bolcheviques abandonaron la reunión.

La disolución.- A las nueve de la mañana del día siguiente el Consejo de Comisarios publicó un decreto declarando disuelta la “Asamblea contrarrevolucionaria”.  Boris Kritchevski, corresponsal  en Rusia de L’ Humanite (bajo control por entonces de los socialistas franceses), publicó en 1919 una antología de sus artículos titulada “Hacia la catástrofe rusa”. Entre otras cosas ahí se dice: “periodistas que se vanaglorian del título de verdaderos marxistas, utilizan argumentos que evocan los de la prensa del zar…..”  Estos periodistas oponen a las reivindicaciones de la Constituyente rebelde “la voluntad de los verdaderos rusos”  que se resisten a la Constituyente “contaminada por representantes burgueses y sus cómplices que se autodenominan socialistas” y la enfrentan con “la voluntad de la Rusia de todos los trabajadores” (Ch Jelen, op cit)

Según el relato de incondicionales de Lenin la disolución de la Asamblea causó sensación en el extranjero pero “en Rusia pasó casi desapercibida”. El fin de la Asamblea, luego de muchas horas de sesión de su primera y única reunión, ocurrió  cuando un marino  de la guardia – en un acto inadmisible  de prepotencia militar –   se acercó  a Chernov,  presidente de la Asamblea,  y le dijo: “El cuerpo de guardia se halla fatigado. Les ruego que despejen el salón de sesiones”. (V. Serge : “El año I de la revolución rusa”, Siglo XXI, México edición 1971, páginas 93  y 141)

La justificación.-En 1920 Rusia era un país campesino con una población urbana  que significaba  apenas  15.2% de la total. (H Chambre: “Union Sovietique et développment  économique”, Ed Aubier Montaigne, Paris, 1967) No obstante, Lenin justificó  el manotazo diciendo  que”las fuerzas del proletariado son en todos los países capitalistas infinitamente superiores a su fuerza numérica  con relación al conjunto de la población”. Y en lo que se denominó las “Tesis sobre la Asamblea Constituyente” (publicadas en Pravda en diciembre 1917, sin firma, pero que se atribuye a Lenin) admitió que “en una república burguesa la asamblea constituyente es la forma más alta de democracia”. Pero desde la revolución de febrero (1917, caída del zar)  una “republica de soviets es la forma más alta de democracia y superior a la asamblea constituyente burguesa”. Y a continuación señaló, con su estilo característico, que “cualquier atentado, directo o indirecto, que tome el asunto de la Asamblea Constituyente desde el punto de vista formal, jurídico (…) es traición al proletariado…” (E.H.Carr:“The Bolshevik Revolution”, Penguin Books, ed 1966,GB pag 123/124)

Por lo tanto, desde esta perspectiva no existe el voto universal  e igualitario  sino el voto calificado según las necesidades del poder. Una  idea que no compartía Plejanov, el  padre del marxismo ruso,   que le dijo por esos días a Jacques Sadoul, refiriéndose a los bolcheviques, y este lo publicó luego en Occidente,  que “las bandas bolcheviques son una mezcolanza horrible de idealistas utópicos, de imbéciles, de traidores y de provocadores anarquistas“(…) “no debemos contentarnos con tener a raya a esta gentuza sino que hay que aplastarla (…). Solo así conseguiremos salvar  a Rusia” (las citas provienen de Serge op cit)

Por entonces Yuli Martov, jefe de los mencheviques, envió una carta desde Petrogrado a  amigos en Paris donde decía “Cualquier tipo de acuerdo con Lenin se ha hecho imposible por el carácter utópico de su movimiento el cual intenta introducir el colectivismo  en una Rusia atrasada desde el punto de vista económico, contra la mayoría del pueblo, por la fuerza de un ejército de soldados (….) dispuestos a apoyar cualquier partido que les prometa la paz inmediata (…) El nuevo gobierno se ve obligado a poner en práctica el terror contra la mayoría del pueblo  que es hostil a una dictadura militar. De ahí provienen persecuciones arbitrarias y violentas contra la oposición, incluso la socialista, y la supresión de  la libertad de prensa y de reunión” (Jelen. Op cit) En 1920 Martov se exilió  en Alemania, donde falleció cuatro años más tarde. En 1924 murió Lenin pero su régimen lo sobrevivió hasta 1990.

Reflota la idea.-Cien años después de la Revolución Rusa y a  más de veinte del derrumbe del socialismo real, cuando son muy pocos en Occidente los que creen  que la republica de los soviets es la forma más alta de democracia,  el gobierno agónico de Venezuela ha rescatado la idea,  para prolongar su supervivencia, de borrar del mapa a una elección anterior – la que otorgó mayoría a la oposición en la Asamblea Nacional – y trucar una elección por venir eliminando el sufragio universal (introduciendo por tanto el calificado) para elegir una Constituyente sumisa. Si lo logra no será porque ha tomado desprevenidas a sus víctimas sino  porque estas no contaron con  la  solidaridad suficiente para detener semejante atropello.

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