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Rusia: firmar la paz no es ganar la guerra por Ruben Montedonico

Rusia: firmar la paz no es ganar la guerra   por Ruben Montedonico
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Las incursiones de Ucrania en Kursk derivaron en diversas interpretaciones acerca de la gestualidad de Putin. Días después de la presencia de ucranios en su territorio -el presidente debía estar informado- se lo vio incómodo por momentos y esto fue interpretado por algunos como que le molestaba el tiempo que duraba la incursión: en mi interpretación, la contrariedad fue por la forma en que contestaron la interpelación que hizo a un funcionario y nada más.
Cuando todavía se azota al público con proliferación de información sobre las incursiones y escasean aquellas acerca de avances invasores hacia Pokrovst (Donbass), persiste el sobrevuelo -más que hace unos días- insinuando el fin factible de la conflagración y las posibilidades para la negociación.
Si así ocurriera, se delimitaría -según estuvieran las posiciones de los frentes cuando se firmara el acuerdo de paz o el armisticio- quién ganó el choque. De acuerdo con lo que vengo observando al bracear en el mar de propaganda con que nos inundó la guerra, mirada desde el punto de vista del territorio, Rusia se vería agrandada con Crimea, Donbass, Donestk, Lugansk, alzándose quizá con Odessa y algún otro territorio. Todo aquello que se refiera al sureste de Ucrania, cultural y lingüísticamente rusófilo, sería bienvenido para Moscú, mientras en Occidente no conseguiría el favor de la población.
Si la observación la hago desde un ángulo económico, el triunfo es para el complejo militar estadunidense, que se ve fortalecido, y algo le llegaría a empresas europeas del ramo (Rheinmetall, alemana, por ejemplo). Las bodegas militares europeas -que entregaron materiales de descarte a Ucrania mientras combatía al invasor- serían rellenadas con armas de última generación, lo que estaría dando, temporalmente, un gran respiro a la alicaída economía de EEUU. Ante la apreciable decadencia imperial, complementará con producción -abriendo empleos- la revertebración económica temporal ante la no superación del descenso desde la crisis de 2008.
Más allá de las migajas de mercado que le correspondan a Europa, seguirá bajo la férula estadunidense; si se quiere un ejemplo puede analizarse Alemania. En particular al momento de instalar el “síndrome calefactor” para el otoño-invierno, fue convencida de dejar el carbón y cerrar las minas contaminantes expelentes de CO2: alcanzaba que la calefacción se generara con energía procedente de las centrales nucleares. Tiempo después, estas peligrosas estaciones -también contaminantes- se aconsejó cerrarlas y sustituirlas por el gas ruso procedente de los Nord Stream I y II.
Sin embargo, los gasoductos fueron saboteados y Alemania debió reabrir sus minas de carbón y pasó a ser importador del producto que ya no alcanza a surtir satisfactoriamente. El efecto en cadena sobre la producción y el empleo fue casi inmediato: la señora Angela Merkel y su partido fueron desalojados democráticamente del gobierno; llegó el señor Olaf Scholz -principal contribuyente europeo a Ucrania en guerra y a EEUU-OTAN –que no solucionó el tema presupuestario (pese a cortar 50% las ayudas del 2025 al régimen de Kiev), sabe que perderá los comicios de setiembre del año próximo y será desalojado por el Bundestag (Parlamento).
Rusia, que había conseguido su objetivo de incorporar territorios filorrusos de Ucrania, además de la paz, se vería enfrentada a la prolongación de la guerra por otros métodos- desde el Oeste: atentados y guerrilla. Y lo anterior, por varias décadas, sin posibilidades de acabarla ni alejar a la OTAN de sus fronteras. Se dice que algo parecido a un enfrentamiento prolongado sufrirá Israel tras producir su genocidio en la Franja de Gaza.
En todo caso, visualizo el beneficio estratégico principal de EEUU, que acrecentaría su injerencia para desgastar a Rusia quebrándole internamente su columna vertebral y en otras geografías desestabilizando a Lukashenko en Bielorrusia; alterando a Moldavia; alejando a Moscú de cualquier vínculo con Europa Occidental; condenando al gobierno húngaro de Viktor Orbán (amigo hasta hace poco); reviviendo a Georgia; propiciando más conflictos en Nagorno Karabakh entre las protegidas rusas Azerbaiyán y Armenia; presionando a India -a la que no quiere promoscovita- como dependiente y necesaria para hostigar a China y Norcorea.
Combatiría indirectamente a los rusos en Siria y Libia, sin desestimar que intente alguna cosa para detener el avance de Moscú en África, donde este está representado en áreas turbulentas por el grupo Wagner, ya sin la presencia de su fundador, Yevgeny Prigozhin.
El analista militar finlandés, de gran incidencia en la Universidad Carolina de Praga, Joni Askola, especula que “muchos socios y aliados de Ucrania están quizá empezando a impulsar (las) ideas (sobre) negociaciones y Ucrania quiere mantener el control sobre ese proceso en caso de que se vean ‘obligados’ a negociar». De acuerdo con este analista, las penetraciones ucranias en Rusia tienen relación directa con esta posibilidad. Lo afirma cuando dice «así que al tomar tierra en territorio ruso, (los ucranios) mantienen el control de este proceso, hacen que sea menos probable que ‘se vean forzados’ a cualquier negociación». Para Askola los frentes de guerra a más de 10 mil km. de EEUU guardan relación directa con los comicios estadunidenses dentro de menos de 100 días, y la situación de guerra influirá en el ánimo de los votantes y en el mundo occidental que apoya y acompaña.
Cuando miro el mapa observo que la negociación sería con una fuerza de Ucrania en territorio ruso poniendo a salvo de todo apetito a Jerzon y Járkov, adhiero a la idea del analista que la incursión -dirigida en principio a tomar una central nucleoeléctrica para intercambiarla por Zaporiyia-, en una segunda etapa configuró un espacio en el cual se salvaguarda a los dos poblados.
El concepto de negociación conlleva a asuntos ineludibles: al igual que en el tango, ¿se acercarían los rusos a la pista?; ¿estará tan urgido Putin para negociar que lo haría con el gobierno de Zelensky?

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