SEBASTÍAN BEDNARIK: “Lo que importa es el encuentro entre la obra y el público” Por Martín Imer
Este viernes llega a TV Ciudad la serie nacional Es amor?, creada por Sebastián Bednarik junto a Marisa Quiroga, la cual retrata a través de un formato antológico las distintas variaciones del amor y la intimidad en los tiempos que vivimos. A través de una forma bastante creativa, simulando mostrarnos a los personajes a través de sus dispositivos digitales (videollamadas, zooms o mensajes de WhatsApp), se nos muestra un Uruguay diverso y cercano, dentro de una producción en donde no solo el nombre de Bednarik es conocido en la escena cinematográfica (fue director de Mundialito y co-director de Maracaná) sino también el de colaboradores notables como Verónica Perrota y Sergio de León. En esta entrevista pudimos conversar con el realizador sobre el amor moderno y las diferencias entre la gran pantalla y el medio televisivo.
¿Cómo surge la idea detrás de la serie?
Surge a partir de la necesidad acérrima de pasar a la acción, de filmar, de contar historias locales y contemporáneas, en este caso tocó que fueran historias de amor. Con Marisa Quiroga (co-creadora de Es amor?) estábamos trabajando en un proyecto de adaptación a serie de ficción de La Tregua, la novela de Mario Benedetti, que son proyectos grandes con presupuestos altos que pueden llevar años en concretarse. Sin embargo, este proyecto de serie breve, con unitarios, y este recurso de filmarla con los dispositivos de comunicación que usamos a diario, nos dio la posibilidad de presentarlo a Series uy, que era un fondo para series de producción independiente y que hoy lamentablemente está discontinuado. Afortunadamente el jurado seleccionó al proyecto como ganador, y al otro día ya la estábamos haciendo.
Es una antología que retrata diversas formas de amor moderno. ¿Son comunes en el Uruguay?
Parte del formato consiste en convocar diferentes guionistas que nos proponen historias y personajes que aman, «desaman» y vuelven a amar, a su manera, no sé si hay una forma común de amar hoy en día, ni en el Uruguay ni en el mundo. Lo que es nuevo, a mi entender, es como la tecnología nos atraviesa, incluso en las formas de amor.
Esta es una aventura en la ficción dentro de una carrera marcada por el género documental. ¿Tuviste que hacer un cambio interno para adaptarte?
Para mí fue volver a las fuentes. Mi primera formación fue en teatro, primero actuando, y siempre escribiendo y dirigiendo, hasta que en un momento hago un taller de cine y conozco a Coral Godoy con quien co-escribimos el guion de La espera, y allí realice la dirección de actores, así entro al cine. Luego, muchos años después, llegaron los documentales, también como necesidad expresiva de contar y mostrar lo que en ese momento me tenía fascinado, que era la murga y el candombe. En ese momento yo hacía puesta en escena de Contrafarsa y de Cuareim 1080 junto a Andrés Varela, y de ahí surgen La Matinée y Cachila. A partir de esas dos producciones nace Coral cine, productora con la cual hicimos más de 15 documentales, que obviamente marcan un método de producción que hubo que adaptar a la ficción, pero en definitiva, salvo el rodaje, es muy parecido, todo termina en una isla de edición, y ahí los recursos son los mismos, imagen + sonido, tiempo y espacio. Tengo la suerte de trabajar hace muchos años con mi hermano, Santiago Bednarik, que se encargó del montaje y la dirección de sonido, y él ya venía editando y post-produciendo varias ficciones entonces eso también ayudó mucho.
La forma de la serie es muy especial ya que los actores interactúan con la cámara directamente. ¿Cómo fue ese proceso de rodaje?
El proceso comenzó ya en los ensayos: este formato tiene la ventaja de que podés ensayar con la “cámara” desde el día 1. Usamos nuestros propios celulares o computadoras, según el caso. Además, para las videollamadas usamos zoom, el cual nos permitía grabar la llamada y poder visionar luego todos juntos y marcar las correcciones.
Cuando llegamos a la etapa de rodaje estábamos todos muy familiarizados con las herramientas, que además son las que usamos en nuestro día a día cotidiano, sobre todo el celular. Para el elenco fue muy natural el uso de los dispositivos de comunicación, y para nosotros fue fundamental dominar los recursos tecnológicos como para poder rodar escenas en las que realmente Interactuaban muchas veces a kilómetros de distancia.
Esta es una de varias series que hemos visto en los últimos tiempos. ¿En qué se diferencia este formato de una narración en cine?
Principalmente en los tiempos narrativos, nosotros pensamos esta serie no solo para televisión sino también para visualizarla en una computadora o en un celular, que es la forma de consumo más habitual de este tipo de series breves, o series web. Y la web es un infinito de estímulos y una gran competencia por llamar la atención, yo creo que en la web no hay “espectadores” como en el cine, hay “usuarios”, que en cualquier momento se pueden salir de tu canal, pero a su vez interactúan mucho más con el contenido, comentan al instante, alagan o putean más libremente. En la relación con el espectador es totalmente diferente.
En cuanto a la dinámica realización, el rodaje y la edición es prácticamente lo mismo a hacer cine independiente, de hecho, el equipo con el que trabajamos viene de ahí en su mayoría.
¿Preferís alguno en particular?
Sí, el cine. Pero cómo te decía al principio, para mí lo principal es la acción, filmar y montar historias, con lo que sea, y después mostrarlas. No importan los soportes ni las pantallas, lo que importa es el encuentro entre la obra y el público.
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