Sergio Botana, Intendente de Cerro Largo: El herrerismo en la época de Wilson se había transformado en un movimiento pituco
El intendente de Cerro Largo se ha hecho conocer a nivel de la opinión pública por algunas polémicas medidas en su departamento. Uso del casco, carnaval con vedettes argentinas, cientos de cargos de confianza son solo algunos ejemplos que lo pusieron en el ojo de la tormenta. ¿Quién es realmente este personaje? Buscando respuestas lo convocamos y aceptó al toque la entrevista. Con ustedes este economista campechano que hace política desde el legendario Melo.
Por Jorge Lauro y Alfredo García / fotos Rodrigo López
¿En qué año naciste?
En 1964.
¿Cuántos hermanos tenés? ¿Alguno más dedicado a la política?
Tengo dos por parte de madre y uno por parte de padre. Mi hermano por parte de padre es muy militante. Mi familia fue siempre muy militante, desde Artigas para acá.
¿Lo tenés acomodado en la intendencia?
Murió mi hermano… No, no tengo ningún familiar en la intendencia. Si fuera Vázquez lo tendría de ministro (risas).
O de subsecretario, por lo menos. La vocación política viene de la familia, entonces.
Por la familia materna y por la paterna. Fueron todos militantes políticos, siempre. Mi familia paterna fue de las que juró la Revolución de Mayo, la fidelidad a la revolución, y después estuvieron en todas las guerras, de ahí para adelante. Mi abuelo estuvo en 1904. Mi familia participó de aquella invasión al Brasil cuando fusilaron a Leandro Gómez. Mi padre y mis tíos, todos, participaron en el 35, y también mi abuelo materno, que fue militante hasta el último día de su vida. Y en la lucha contra la dictadura siempre hubo compromiso. Mi abuelo, mis tíos, todos, pero siempre militantes. El único que por casualidad terminó de candidato fui yo.
En la dictadura estabas en el liceo. Sos hijo de esa época.
Entré a la escuela un año antes que empezara la dictadura y terminé el liceo en dictadura y vine a la facultad antes de que terminara.
Hiciste Ciencias Económicas.
Sí. Y el primer gremio fue en la calle Río Negro 1210, en FUECI, nos reuníamos con el CCEA.
Sos generación 83. ¡Qué generación esa!
Qué linda generación.
Había de todo pelo ahí.
Sí. Había gente que agarró para la izquierda y blancos, en general, dentro de aquella militancia. Los que son de esa generación son un poco más grandes que yo. Son Pablo Iturralde, el Chileno (Jorge Rodríguez), Juan Faroppa y toda esa barra. Desde el primer día estuvimos militando.
¿Cuánto incide la historia para que Cerro Largo sea irreductiblemente blanco?
No sé si Cerro Largo se ha hecho a imagen y semejanza de los blancos o fue al revés. Cerro Largo es un pueblo con personalidad, un pueblo libre donde a la gente no le gusta que le tuerzan el brazo ni que le impongan lo que no siente, donde se aplica la ley a rajatabla cuando se siente y que, cuando no la siente, se rebela. No es un pueblo al que le gusten las recetas. Cerro Largo fue un foco político importante en la independencia nacional, y por supuesto también después en la guerra por las libertades individuales.
Y las figuras que ha dado para el Partido…
Cómo no.
Wilson.
Wilson, la última figura grande.
Hasta ahora.
La última, por ahora (risas).
Ya te asumiste.
No, ahí sí que no, a esos niveles no vamos a llegar (risas).
¿Acatan las leyes cuando las consideran justas?
Acatamos las leyes, cómo no.
Pero son bastante peleadores.
Somos cuestionadores de lo que no tiene razón de ser, por supuesto.
Has estado en el foco por cuestionar los cascos y el alcohol para manejar.
Nosotros vivimos sin cascos y sin rapiñas (risas).
¿Hay una relación entre una cosa y otra?
¿Cómo te roban?, ¿cómo se produce la rapiña? Indudablemente hay una asociación. En realidad lo del casco es una transacción: nosotros creemos que el peor problema son la velocidad y las maniobras de riesgo. Somos más estrictos que nadie en el país con la velocidad: le sacamos las motos a los gurises, les sacamos los autos, y las multas no son baratas, son caras.
¿Las multas no son a nivel nacional?
Las multas las acordamos entre todos, con esa excepción. Nuestras multas por velocidad y ruido molesto son tres veces las del resto del país. Y toleramos lo del casco, y otras cosas.
Entonces hay que andar lento en Melo.
Tratamos que todos anden así, porque si andás rápido y sin casco… Tratamos que no haya accidentes. Después, como nuestros inspectores además no van a porcentaje con las multas, y como la intendencia no vive de las multas…
¿Esto lo heredaste así o lo pusiste vos?
El intendente anterior intentó poner el casco, y le juntaron diecisiete mil firmas en un día.
¿En un día?
Sí. Yo dije que no había problema, que yo transaba con eso, pero que con lo que no transo es con la velocidad. En el 36% de las muertes está presente la velocidad, y solo el 9% en la falta del casco. Es cuatro veces más grave la velocidad que el casco.
¿Y que los chanchos no vayan a comisión, quién lo determinó?
Eso fue una decisión mía. Cobran el doble si no hay accidentes graves en el mes.
¿Todos?
Los de Melo cobran en Melo, y los de Río Branco en Río Branco. En Río Branco hay más cascos que en Melo, se usa casco. Pero el tránsito es distinto, es mucho más rápido; Río Branco es como una sumatoria de pueblos y barrios que tienen cierta distancia entre sí, y entonces la velocidad de circulación es mayor, mientras que Melo es un damero donde es imposible andar rápido, a no ser que uno se quiera matar o matar a alguien.
¿Y cómo estás de siniestralidad con respecto al resto del país?
Hemos estado siempre bastante abajo, o hasta el medio de la tabla. Somos de los que tenemos menos.
Es importante para extraer enseñanzas.
Legalmente el tránsito corresponde a los gobiernos departamentales, porque somos nosotros los que hacemos las vías, los que las señalizamos, los que ponemos las normas de circulación, los que definimos por dónde se circula y con qué calidad de pavimento. Y somos nosotros los que controlamos, o sea que nosotros tenemos que hacer por lo menos alguna parte de la norma.
El otro lío que tenés es con la gente que habías metido, los doscientos cargos de confianza.
Doscientos dos. Me dijeron que eran ciento sesenta y pico. No, no, en realidad son doscientos dos.
¿Qué fue eso?
La gente para recolectar la basura, para hacer el bacheo, para manejar las máquinas y camiones. Cuando me fui de la intendencia hubo una brutal, alevosa y terrible persecución que hizo el intendente de turno con el aval del Frente desde la Junta, donde corrieron a cuatrocientos diez funcionaros municipales.
Que habían ingresado contigo.
No necesariamente, había algunos anteriores. Había gente con diecinueve, veintiocho años de antigüedad, lo vi en la nómina. Cuando volví tenía necesidad de personal, porque había que levantar la basura y hacer obras. No podía ingresar a otros, porque entonces me iba a quedar con los que ingresé más estos, porque a estos los iba a tener que reingresar, porque la Justicia me iba a mandar a que los reingresara. Y todos tenían derecho al reingreso.
¿Estaba en juicio eso?
Sí, porque era ilegal. Iban a ganar. Todos los que estaban en condiciones de ganar el juicio fueron reingresados. Doscientos dos de los cuatrocientos diez.
¿Los otros no iban a ganar el juicio?
Lo que pasa es que esos otros eran personal eventual. No tenían posibilidad legal de ganar. Seguramente alguno de ellos entró también en algún momento, y en ese ingreso de personal entraron treinta personas más, y esos son los cargos de confianza, los que entraron a direcciones y secretarías.
¿Cuánta gente tenés hoy trabajando en la intendencia?
Menos de mil doscientas personas. El número exacto de hoy no lo tengo, pero eran mil ciento noventa y ocho hace dos meses, tal vez alguno menos.
¿Y cómo andás en relación a la población, comparando con otros departamentos?
En la mitad de la tabla, también. Nosotros nos vemos obligados a hacer mucha cosa directamente, en la región nuestra, todos los que estamos alejados de la capital. No existen empresas privadas que con costos competitivos puedan hacer las obras. Para hacer obras chicas el costo de instalación de una empresa que se tiene que trasladar desde Montevideo es enorme, y Cerro Largo es un departamento que tiene mucha descentralización, mucha población dispersa, y por lo tanto hay que hacer obra por muchos lados, y más se complica. La relación entre la dimensión de la obra y el costo de instalación al final hace que sea prohibitivo privatizar algunas obras. La intendencia tiene que tener personal para hacer esas obras. Lo que sí ha sucedido con el personal es que cuando agarré la intendencia había doscientas personas en el área de obras y maquinarias, y doscientas personas descentralizadas en el departamento, y ahora tenemos cuatrocientas personas descentralizadas en el departamento y tenemos en el orden de ochocientas personas vinculadas a tareas de obras y servicios, y apenas trescientas y algo en la administración.
A nivel general estamos viendo obras que se proyectan y terminan costando el doble. ¿Cómo te manejás con esas cosas en Cerro Largo?
Lo que sí sucedió en todo el período pasado es que las licitaciones que se hicieron estuvieron un 30 o 40% por encima de los precios de oficina. Eso nos pasó a todos los gobiernos departamentales, porque en el auge las empresas salieron a competir por recursos escasos, más caros, por maquinistas más caros, por servicios de maquinarias más caros. Todo se encareció en los costos de las empresas, y por lo tanto nos trasladaron los costos en las licitaciones. En realidad las obras nuestras salieron a los costos en los que se licitaron. Son gobiernos donde el gobernante está muy cerquita de la ejecución de la obra, donde es muy difícil que haya desfasajes grandes, es muy difícil que se produzcan este tipo de distorsiones. No las hay, y menos ahora con el tema de los alcaldes, que están adentro de la obra todos los días del año.
Y además ustedes siempre tienen la posibilidad de comprar del lado brasilero.
No (risas). La intendencia no.
¿Los alcaldes que tenés son blancos?
Sí.
No tenés oposición ahí, trabajan en conjunto.
Además nosotros tenemos una federación de alcaldes. Cerro Largo tiene una federación de municipios en la cual hay una junta de alcaldes que se reúne mensualmente, y tiene un congreso de alcaldes y concejales que se reúne un par de veces al año, y así van dando solución a los problemas institucionales y a los problemas de recursos. Estamos equipando todos los municipios con maquinaria y camiones. Todos tienen el asesoramiento técnico debido. Se están equipando siempre de todo lo necesario.
¿Fue positiva la reforma en el interior?
Yo fui un gran impulsor de esa ley. Tengo vocación por esa descentralización. Por supuesto que aparecen nuevas demandas, y eso implica nuevos costos para las intendencias, pero también es un gran acto de justicia, porque esa gente estaba desatendida o mal atendida y ahora tiene voz y exige, y eso nos obliga a transferir gastos desde la centralidad hacia esa gente, y a atender más parejo a todos. Los departamentos hemos ganado mucho con la descentralización. Creo que si un día el país se descentraliza, también va a ganar mucho. En Uruguay a la ley de descentralización le falta un pedacito en el nombre: es para los departamentos, pero falta la descentralización del país. El departamento que menos se ha descentralizado y que no tiene una descentralización del todo apreciable por parte del ciudadano es Montevideo. Habría que profundizarla y llevarla al barrio, que vuelva la gente del barrio a tener voz, a gestionar sus cosas, a ser representada por su alcalde. El montevideano no conoce a su alcalde, porque en este agrupamiento de zonas que se hizo no se respetó el territorio como dimensión social y humana, donde uno puede estar en un barrio y el que vive al otro lado de la calle en otro, y eso tiene una razón de ser. Los barrios se fraccionaron en determinada época, compró gente vinculada a un lugar y a otro, y se casaron o se juntaron unos con otros, y esa convivencia de las familias es la que ha hecho los barrios.
¿Allá hay participación de la gente en eso?
Absoluta. En los municipios y también en los barrios. En eso es un pueblo muy participativo.
¿Sentís justa la política del gobierno central con respecto a las intendencias? ¿O los han ninguneado o utilizado políticamente?
No. Estos gobiernos, además, han tenido la virtud de hacer los pagos en fecha. Nos mantenemos más o menos en el mismo nivel de participación en el gasto con respecto al PBI. Lo favorable ha sido que se nos ha pagado en fecha, y eso no es poca cosa. Ahora hubo algún episodio lamentable de muy mal manejo, con el tema de la contribución rural, donde se nos quita un recurso que en definitiva termina perjudicando al niño que va a la escuela en el medio del campo, o al que tiene que llegar al médico, o al peón rural, que antes pasaba quince días sin ver a su familia y hoy va todos los días en moto a su trabajo. Esa es la gente perjudicada por esta mala medida. Ahí hubo un error de política, pero en general tenemos buena convivencia. Y además los intendentes tenemos una linda cosa, y es que resolvemos todas las cosas en consenso.
El Congeso de Intendentes está funcionando como nunca, ¿no?
Sí. Funciona lindo el Congreso. Debe desarrollar más institucionalidad desde el punto de vista técnico, pero tiene esa gran virtud y es que allí todo se resuelve por unanimidad sin que nadie le imponga al otro ninguna medida, y todos tratamos de ubicarnos en lugar del otro para encontrar soluciones que sean compatibles con las realidades de unos y otros, lo que no es poca cosa.
Hay buen diálogo, entonces.
Muy bueno, excelente. Siempre existió eso en el Congreso. Es histórico.
No influyen los partidos. Seguro que porque son casi todos blancos.
No, no, las intendencias más grandes las tiene el Frente Amplio.
Las prioridades son muy diferentes de un lado y de otro. Los intendentes han estado en el centro de la picota con el tema del nepotismo; Peña con el tema del hermano, Carámbula y Caram con la familia; Bascou comprándose la nafta… Vos has zafado bastante bien.
Me pusieron todo eso de los funcionarios, y tengo unas denuncias porque una vez compré maquinaria en un remate público en Estados Unidos, en el período pasado; treinta y cinco máquinas de las mejores marcas, y de origen americano, lo cual es una garantía de mecánica. Me costó un millón ochocientos mil dólares. Y este año, por la misma compra, pagué cinco millones cuatrocientos mil dólares, porque las tuve que comprar acá, porque alguien me hizo una denuncia penal que todavía no está resuelta.
¿Tres veces más pagaste?
Exactamente.
¿Y cómo se combate contra esas limitaciones?
Antes de comprar me asesoré en la legalidad de la compra. Me asesoró Daniel Hugo Martins, y lo propios técnicos del Tribunal de Cuentas me dijeron que era legal. Después el Tribunal me dijo que podría existir alguna ilegalidad. La cuestión es que las empresas privadas pueden comprar máquinas de la mejor calidad en el extranjero mientras que los gobiernos departamentales tenemos que pagar tres veces más.
¿Hacés algo para intentar revertir eso? Para lograr poder comprar en las mejores condiciones. ¿El Congreso de Intendentes no lleva el planteo? Muchos deben estar en situaciones similares.
Sí, muchos que iban a hacer lo mismo desistieron, con lo que me pasó a mí, y prefirieron comprar máquinas de menor calidad, que además les han dado enormes dolores de cabeza. Pero es cierto que hay otro país del Santa Lucía para allá, y que a veces los que toman las decisiones no conocen nuestras realidades, por eso el país debería darle más importancia a su dimensión territorial. Nosotros elegimos nuestro parlamento en base a la población, en base a las personas, pero no en base a atender la otra dimensión, la territorial. Deberíamos avanzar hacia un sistema de un senador por departamento, o algo de ese tipo que haga que para la toma de decisiones haya que juntar la voluntad de una porción mayor del territorio. Y eso a su vez tendría otra ventaja: haría que todos actúen positivamente, porque todos van a querer conquistar cosas para su departamento, y entonces van a actuar con políticas constructivas y no contra el gobierno, oponiéndose tanto a lo que está mal como a lo que está bien, lo cual es una mala cultura que estamos adquiriendo en el Uruguay.
Estás proponiendo una reforma constitucional.
Sí, o estoy planteando que en el marco de alguna reforma constitucional, de esas que se pueden plantear, se pueda incorporar un concepto de este tipo. Para obligar a que exista un mayor conocimiento del territorio y una mayor atención de todos los ciudadanos. Y lo mismo debería suceder a la interna de los departamentos.
¿Los diputados que representan a los departamentos terminan siguiendo más la línea que marca y define su partido que los intereses de su departamento?
Muchas veces, sí. Lo que pasa es que tienen muy poca fuerza, porque los diputados que representan a los departamentos son treinta y ocho en noventa y nueve, y muchos de ellos, como los de la capital, no saben cuáles son los dos que están representando a la capital, y lo mismo en los departamentos grandes. Claro, hay una identificación de muchos de ellos con el interior partidario. Pero date cuenta que, si en una sola de las cámaras tenemos un tercio o menos de los diputados que realmente están representando a los territorios, entonces la dimensión territorial no está bien atendida, y el país, para la producción y el trabajo, va a estar desperdiciando porciones altísimas del territorio, porque si no se hace infraestructura de energía, de transporte y de comunicación… No hay cosa más centralista que la Universidad de la República, y ahora creamos una nueva, la UTEC, que es igualita a la otra en el centralismo. Son reproductoras de desigualdades sociales cualquiera de las dos, porque se concentran donde está la población y los recursos, las posibilidades y la riqueza, y al final van acelerando el proceso de desigualdad.
¿La gente del interior se siente marginada y discriminada por Montevideo?
Lo que sentimos es que no tenemos nuestro pedacito de la torta casi que en ninguna cosa. Debería haber una mejor distribución de oportunidades en el país. Sería lo mejor para todos. El Uruguay desperdicia porciones enteras de su territorio. El nivel del ingreso en cualquiera de los departamentos de la frontera con Brasil es la mitad que en el área metropolitana.
Pero viven mucho más barato. La intendencia no bagayea pero los habitantes si pueden.
Lo que tenemos, más bien, es pérdida de derechos. No accedemos a buenos niveles de atención sanitaria. ¿Se come más barato? En algunas cosas. En otras se come más caro. Supongamos que existe la canasta de productos esa que puede venir de contrabando y que hace que puedas comer más barato en algunas cosas, pero también es cierto que muchos niños quieren estudiar y no pueden hacerlo y ven frustradas sus posibilidades. ¿Cuánta gente no tiene de qué vivir?
Es otra decisión, tener que venirse a Montevideo a estudiar.
Decisión que a veces es imposible de tomar. Y eso es verdad, no hay vuelta.
La UdelaR se ha descentralizado bastante.
Digo que se ha descentralizado pero en los lugares donde hay recursos. No ha ido la Universidad a generar el conocimiento en los lugares donde hay pobreza. Deberíamos dar el paso y trabajar en la economía del conocimiento; ahí podemos revertir el proceso y empezar a sembrar igualdad. En la economía de las cantidades nos va a ir peor si estamos más lejos y tenemos que pagar más fletes, si tenemos menos medios materiales y si tenemos menos formación en quienes hacen las cosas, entonces nuestro producto va a ser peor y más caro, y por lo tanto la brecha se va a ir agrandando de modo permanente. Creo que el país tendría que pensar también en estas cosas a la hora de planificarse.
Tu departamento es muy particular. Hasta en el carnaval es especial. Te quejás de que falta plata, pero lo que gastan en el carnaval es mucho. Se te critica porque llevás vedettes…
Gastamos ochenta veces menos que en el carnaval de ustedes.
Son ochenta veces menos en población.
Es cierto, quince veces menos. Tenemos un gasto de nueve millones de pesos y una generación de valor de ciento cincuenta millones de pesos.
¿En el carnaval?
Sí, que se reparte entre los que cargan casilleros de cerveza, los mozos, los que participan en los concursos de carnaval, y entre las instituciones que viven todo el año del producto de la venta de sus gradas, instituciones que trabajan con la discapacidad, con los ancianos, con el fútbol, con los perros. Otras participan del propio desfile y cobran, como cobran muchos. Pero además el carnaval es uno de los buenos responsables de que tengamos mucha integración social. Vivimos en un pueblo donde las casas quedan abiertas y los autos con los vidrios bajos y no pasa nada; eso se debe a que nos conocemos todos, y en buena medida nos conocemos y nos respetamos por este tipo de actividades, como el carnaval, el fútbol, el ciclismo; por actividades que integran a la gente y que hacen que los que tienen menos oportunidades sociales y económicas sean los protagonistas principales en esos momentos. Eso genera un respeto general, genera integración y evita la marginalidad. El carnaval es un muy lindo fenómeno, y económicamente es un negocio bien rentable. No para la intendencia. Este año me devolvieron plata los carnavaleros, además, por primera vez en la historia. La intendencia no paga las figuras famosas esas, las pagan los carnavaleros.
El imaginario popular piensa que sos vos que le hiciste una calle a Moria Casán.
Hice muchas calles. Qué locura eso… Esa fue la comisión de nomenclátor de la tercera sección, que me dio una propuesta por la cual las calles del balneario Laguna Merín, que es precioso, llevaran nombres de mujer. Y alguno para oponerse, porque sí y en un acto de ignorancia, inventó eso de que yo le quería poner “Moria Casán”. Los nombres de las personas se ponen a las calles después de diez años de fallecidas, y no las propone el intendente, que lo único que hace es acompañar con su firma la propuesta de la comisión de nomenclátor. Se tomó todo para la chacota. Le entregamos nombres de calles a Claudia Fernández, a Moria, y una plazoleta a Petinatti, y a Listorti una canaleta. Y por supuesto todos los conjuntos locales tienen calles y avenidas. Pero es una ciudad imaginaria del Carnaval.
Estás contando que la delincuencia es prácticamente inexistente. ¿Es porque es un pueblo chico? San Carlos es un pueblo chico y se están matando a cada rato.
La verdad es que lo nuestro es bastante mejor. A veces hay algún lío que termina en algún muerto, pero son esos líos de hombres, nomás.
Sin embargo Bonomi destituye al jefe de Policía porque no mejoran los números de delitos en Cerro Largo.
En un gravísimo error. Todos los años ese equipo de Policía lograba bajar las cifras de rapiñas, de muertos. Un gran error de Bonomi. Estuvo mal informado.
La justificación es al revés, que los números aumentan.
Que presenten los números cuando quieran. Él los tiene, me los mostró a mí. Él vio conmigo los números.
¿Y cuál es el motivo del cambio, según tu visión?
No lo puedo comprender, sinceramente. A veces esos núcleos cerrados generan informaciones erróneas y desviadas. Causó mucho dolor en el pueblo la destitución del jefe de Policía, y alguna otra medida que se tomó también, porque es la mejor Policía que hemos tenido en la historia del departamento. Todo se ha aminorado, también, porque el jefe que ha venido es también otro policía de Cerro Largo con una gran trayectoria, otro hombre sumamente querido y respetado, y otro gran trabajador. Pero no fue una señal linda, y nos causó muchísimo dolor.
Lo de Bonomi más que nada apuntaba a un incremento del microcontrabando de drogas y al narcotráfico.
Grave error, porque hemos asistido a grandes procedimientos en temas de droga. La Policía actúa bien en ese sentido. No tenemos graves problemas con la droga en el departamento, tampoco. Uno conoce casos de guerras callejeras por causa de la droga en muchos departamentos del interior, en muchas comunidades pequeñas, y eso no lo tenemos en Cerro Largo. Droga hay, por supuesto.
Sí, pero tienen cachaça blanca.
Es cierto. Y buena (risas). Después tenemos la de treinta y dos pesos…
Esa es la pasta base.
Esa es más para hombres, es una pasta base de largo plazo (risas).
¿Es muy machista la sociedad de Cerro Largo?
Nos gustan las mujeres.
Y no solo… Las malas lenguas dicen muchas cosas
(Risas) Y las buenas que lo repiten…
“Cuando el río suena, agua trae”, se dice ancestralmente. ¿Por qué se ha generado esa fama?
Creo que por algún lado nos tienen que desprestigiar. A los pueblos rebeldes y que no se amansan hay que tratar de desprestigiarlos un poco. Pero ahora, como el tema está de moda y es favorable, no nos quejamos mucho, tampoco (risas). Además no nos preocupa.
¿El Partido Nacional es gobierno en 2019?
Si resuelve su sintonía fina con la demanda ciudadana.
¿Cómo se resuelve?
El Partido tiene que abrir sus estructuras a muchos sectores de la vida popular. Lo ha venido haciendo, pero tiene que crecer en ese sentido.
Falta poco tiempo.
No estoy hablando de hacer que tanta gente se cambie de partido, hablo de darles la oportunidad de tener voz a muchos blancos que están metidos en la vida popular y que a veces no son debidamente escuchados en las estructuras partidarias, que tienen las orejas tapadas a estas demandas. Tal vez hay que darles protagonismo en la dirigencia y hay que permitir que se pronuncien y que sean ellos los conductores del programa partidario. Es imprescindible que eso suceda.
¿Se está caminando en ese sentido?
Creo que, por lo menos, se empieza a ver que esto es cierto.
De afuera se ve una dispersión brutal en los blancos. Cada uno peleando por su chacra.
Yo he visto el mayor momento de unidad en todo mi tiempo de militancia partidaria. La unidad es linda y cómoda, y la paz nos gusta a todos, y el clima de paz ayuda a la construcción y eso es bueno, pero creo que en este caso la cuestión no pasa por paz o no paz. Pasa porque la gente encuentre las respuestas en el Partido. Y como ya nadie representa lo que no es —porque la política de las formas y de la palabra se ha terminado, y la política se ha vuelto cada vez más intuitiva— ningún dirigente que no viva las cosas va a poder representar lo que no siente ni ha percibido ni vivido. Para representar hay que ser. Es imprescindible abrir las puertas para que la gente se represente a sí misma, y solo así se logrará que el programa partidario tenga sintonía fina con la demanda del ciudadano. Con eso seguramente al Partido le va a ir muchísimo mejor.
Dijiste que falta fútbol, carnaval y medio tanque. ¿Estabas pensando en Lacalle Pou o en todo el Partido?
Estaba pensando en que el Partido debe abrirse a la expresión popular, pero a los propios blancos que están en el carnaval, en el fútbol, con el medio tanque de la esquina, conviviendo en familia y con amigos, y planteándose las cuestiones del trabajo y la educación de los gurises, con ganas de poder volver a tomar un mate en la calle con tranquilidad. ¿Cuánto vale eso?
Macanudo, pero no respondiste la pregunta. Hoy por hoy hay un liderazgo bastante fuerte de Lacalle Pou entre los blancos. Por lo que fueron las elecciones pasadas y por las encuestas hoy. Y con ese tipo de comentarios…
Estoy convencido de que, más allá de quién sea el nombre, lo que importa es que el Partido sea lo que debe ser y que encarne el modo de ser que ha encarnado en sus mejores épocas, en las de Herrera y Wilson: el ser una expresión popular. Las corporaciones no precisan ser defendidas por los partidos, tienen voz y se defienden ellas. Lo que necesitamos es que el Partido defienda a la gente, y para defender a la gente, el Partido tiene que ser la gente. Eso es lo que quise decir. No creo que sea cuestión de que un candidato vaya a cambiar la suerte. Por supuesto que hay candidatos que me gustan más que Lacalle, por supuesto.
¿Vos te definís como wilsonista?
Yo soy wilsonista.
En los últimos tiempos el Partido tenía esas dos patas, el wilsonismo y el herrerismo. Hoy el wilsonismo está muy atomizado, están los intendentes por un lado, estás vos con Iturralde y Verónica Alonso aparentemente armando una movida aparte…
(Risas) Yo soy del grupo de los intendentes. Pablo Iturralde es más de este grupo que del de Verónica, pero todos los wilsonistas tenemos afinidad, por supuesto, y mayor que la que tenemos con los demás compañeros del Partido. La cosa aquí es que el Partido como tal sea el partido del pueblo. No estamos en el tiempo del herrerismo y del wilsonismo. El herrerismo que hubo en la época de Wilson era muy poco representativo del herrerismo como tal, y se había transformado en un movimiento pituco, en contra de la historia del herrerismo, que es la historia de un movimiento de enorme base popular. O somos un partido de pueblo o somos un partido defensor de intereses corporativos que no nos necesitan, y que se pueden defender ellos solos.
¿Se acabó el liderazgo de Larrañaga?
En nuestro partido los liderazgos hay que confirmarlos todos los días. Jorge Larrañaga está en esa lucha por retomar el liderazgo partidario, y tiene legitimidad para hacerlo porque es un hombre que le ha dado mucho a este partido. Creo que nadie lo puede cuestionar; podemos estar de acuerdo con él o no —y yo esta propuesta de meter al Ejército en los temas internos de seguridad no la comparto en lo más mínimo, porque me parece que con eso podemos hacerle un enorme daño institucional al país—, pero no puedo cuestionar su legitimidad y su derecho de juntar las firmas, y de trabajar. Aparte de quererlo mucho, también.
No se duda que haya afecto, pero también hay periodos históricos. Jorge Larrañaga era un poco la cabeza visible de todo el movimiento de intendentes.
Claro que sí.
Y hoy se empiezan a abrir los otros. ¿Qué pasó ahí? ¿O hacia dónde van? Decís que otros te gustan más que Lacalle.
Nosotros queremos tener una expresión más clara de lo que significa la igualdad entre los ciudadanos del país. Y esta capacidad de generar consensos. Queremos ser una expresión de estos ciudadanos que hoy vemos que no están representados, y queremos abrir el Partido a toda esa potencial dirigencia que hoy no tiene la posibilidad de ser escuchada y de ser protagonista. Y como no queremos protagonismo para nosotros, entonces estamos en la mejor condición para hacer la propuesta.
Vos no, pero Antía dijo que él está dispuesto a ser candidato.
Sí, pero a lo que está dispuesto es a aceptar que los compañeros le metamos el cuchillo en el pecho para obligarlo a ser candidato. Está dispuesto a ese acto de servicio, pero no tiene aspiración en ese sentido.
Vos sos un zorro viejo en la política. Los liderazgos no son fáciles de crear de un día para otro. Y estamos a un año y medio de las elecciones.
Por supuesto. Y además cualquiera de nosotros debería desatender el cargo más lindo que tiene la actividad política en el Uruguay, porque es mucho más lindo ser intendente que ser presidente de la República. Tengo que vivir intensamente lo que me queda del tiempo que le pedí a la gente para hacer cosas.
Te tomás licencia los últimos meses, como se hace para hacer la campaña electoral. Vos también en algún momento has sido mencionado como presidenciable.
(Risas) No sé por quién. Algún inconsciente habrá. Yo tengo bien claro que le pedí a la gente para ser intendente de Cerro Largo, y la gente me votó. Disfruto enormemente ser intendente, creo que no hay cargo más lindo en toda la política uruguaya, poder pensar un departamento y ejecutarlo, y que entre la planificación y el hecho uno pueda estar presente en todas las etapas. Y hablo de la obra pública, donde sé cuánto nos cuesta y cómo se hace cada metro de cordón cuneta y cada calle, o con qué piñón corrió el Piojo Pressa la contrarreloj el otro día (risas).
¿O cómo sacar de la B a Cerro Largo?
(Risas).
Ese es un ejemplo de la descentralización que no funciona. El fútbol.
La intendencia hace una fuerte inversión en el Cerro Largo Fútbol Club, en las inferiores. Nos hacemos cargo de todas las formativas, y después apoyamos muchísimo a nuestro fútbol amateur, que todos estos años ha estado siendo protagonista del fútbol del interior, en las finales en mayores y en juveniles. Al Cerro Largo Fútbol Club le damos respaldo de infraestructura. Tratamos de mantener lugares de entrenamiento y para jugar, y algunos otros apoyos. En la medida en que hay más jugadores del departamento, apoyamos más, y cuando pasamos por un período como este en donde hay un poquito menos de jugadores, retraemos el apoyo. El apoyo va según la cantidad de jugadores del departamento que se estén poniendo la azul y blanca, como corresponde. Es un proyecto hecho para los futbolistas del departamento.
Tiene un contenido social profundo apoyar los juveniles. Saca gurises de la calle…
Enseña reglas de juego, reglas de la vida, convivencia. Genera amigos.
Íbamos a lo del centralismo, en cuanto a lo difícil que es competir en igualdad de condiciones con Montevideo.
Es muy difícil. Igual creo que si no nos dejáramos absorber por los vicios que a veces se producen en la organización del fútbol a nivel profesional y mantuviéramos más nuestra personalidad, creo que tendríamos mejor suerte. A veces no importa tanto el resultado de un partido o campeonato sino que importa el valor de un proyecto como tal. Me identifico más con eso.
No podés ser más intendente. ¿Te vas a tirar al senado?
Si puedo, sí. Si no, puedo tratar de ser diputado por Cerro Largo. Si mi grupo gana la intendencia, puedo ser director de obras, que es mi vocación.
Es una rebaja de funciones eso.
(Risas) No hago política más que porque me gusta construir cosas. Pero la verdad es que no estoy tan preocupado por el futuro que pueda tener. Sé que en algún lugar me va a tocar estar, y estoy muy agradecido de lo que he tenido. Me ha gustado ser intendente de Cerro Largo y poder hacer una tarea de transformación en todas las áreas.
¿Tiene que haber una mujer en la fórmula?
Me gustaría mucho. Y el Partido tiene dirigentes de enorme valor, como Gloria Rodríguez.
Ahí cubrís varias cuotas.
Y es del barrio Souza de Melo. O como María de Lima, la presidenta de los alcaldes de Uruguay, o Adriana Peña, la intendenta de Lavalleja, o Verónica Alonso. Te nombré cuatro, pero el Partido tiene un enorme patrimonio en ese sentido. Tiene mujeres de enorme valor. Yo voté la ley de cuotas en su momento. Espero que algún día no sea necesaria la cuota. Creo que es buena cosa la participación de la mujer.
¿Tenés paridad en el gabinete?
Tengo más mujeres que hombres. Y tengo mujeres que manejan máquinas viales, y mujeres que manejan camiones. Hay mujeres en todas las áreas de la administración. La Intendencia de Cerro Largo es la única que cumple con todas las cuotas de discapacidad, de negros…
Se dice que sos muy noctámbulo, que vivís mucho en la noche.
Vivo mucho en la calle, en la vía pública. Me gusta estar en la obra, en una cancha de fútbol, en un ensayo de carnaval o en los actos culturales. Me gusta estar donde se están haciendo las cosas y hablar con la gente en sus lugares.
¿Te encara la gente por la calle?
Sí, claro. Voy conversando con todo el mundo, y administrando así. Es cierto que debo ser el intendente que hace menos horas de despacho. Me siento encerrado en el despacho. Las reuniones con las distintas áreas del gabinete son, por ejemplo, en el taller municipal, donde también estoy algunas horas por día, o en algunos otros lugares que tengo para reunirme en la ciudad, o en los municipios. No me gusta estar en el despacho, eso es verdad. Y es cierto que algún día a la semana siempre comemos algún asado con los amigos. Con un mismo vaso toda la noche.
Pero bien cargado.
Bueno, el mismo vaso (risas).
¿Cómo se saca el Partido la percepción que tiene la gente de ser un partido conservador?
La percepción debe ser culpa de que si el Partido está cerrado, no permite que eso se cambie. En la medida en que sea un partido de pocos, va a conservar lo que entre esos pocos se cuenten entre sí. Por eso el Partido debe abrirse.
Es visto por muchísima gente como un partido de derecha.
En mi pueblo la derecha es el Frente Amplio. Todo el movimiento popular es blanco, y la que es más bien del Frente Amplio es la aristocracia universitaria. Muchos de los dueños de campos son del Frente Amplio; no vas a encontrar dirigentes del Partido Nacional que tengan tierras, y seguramente si vas al plenario departamental del Frente vas a encontrar que casi todos tienen un pedacito de campo.
¿Hasta en Paraguay tienen campo?
(Risas) Aparentemente.
Pero a nivel país hay esa percepción que de pronto es la que le impide crecer un poco más al Partido Nacional.
Nosotros somos conservadores de algunos valores. Lo somos y creo que no debemos avergonzarnos de eso. Lo que no podemos admitirnos es tener las cabezas cerradas, ni el lujo de no respetar la libertad y el derecho de los demás. Pero solo vamos a cambiar el Partido si abrimos las puertas. El Partido en Cerro Largo es popular, es el partido del pueblo.
Un líder dijo una vez que ya se podía cerrar la tranquera, cuando volvió Rodríguez Camusso.
(Risas) Para mí era un gran valor el Pancho Rodríguez Camusso, y tenerlo enfrente era duro. Lástima que no lo pudimos disfrutar mucho como compañero, porque no llegó a participar muy activamente. Recuerdo una frase de su discurso el día que murió Wilson, cuando dijo que en el gabinete del Partido Nacional Wilson opinaba de todos los temas porque de todos los temas sabía. Son esas síntesis espectaculares que hacía el Pancho Rodríguez Camusso, en aquellos discursos cortitos, brillantes y de un contenido inalcanzable en profundidad.
Hoy no existen más esos oradores.
No existe más la palabra. Hoy la política se ha vuelto intuitiva, de piel.
De imagen.
Sí. Diría que se comunica con hechos, con presencias. Cada ciudadano percibe al otro. Hay que ser mucho más auténtico, por lo tanto. Porque hoy a nadie se lo puede enredar con palabras.
Parece que el Partido Nacional hubiera llegado a un techo del 30%. En las encuestas el Frente pierde votos pero no los gana el Partido Nacional. El Partido Colorado está liquidado, aparentemente.
El estatismo, que antes fue batllista y ahora es frenteamplista, es una línea que siempre fue de más de un tercio en el país, mientras el Partido Blanco fue otro tercio. Eso es lo que hay definido. El Partido Nacional tiene que hacer lo que en algún momento hizo Sanguinetti para ganar la elección, cuando incorporó a Batalla, o lo que hizo el Frente Amplio cuando incorporó a Nin y se transformó en Encuentro Progresista, o lo que hizo el propio Partido Blanco cuando Herrera incorporó a Nardone. El Partido Blanco, que en 1872 pasó a ser Partido Nacional. La manera de ganar es abrir espacios para la incorporación masiva y la incorporación, no solamente para que un dirigente haga su mejor opción, sino que hay que abrir espacios para que parte de la expresión política —partidaria o no partidaria, pero con fuerte sello político— se pueda incorporar al Partido. En ese sentido creo que el Partido debería dar pasos de ese tipo.
¿Quién es el Nardone del siglo XXI?
Hay movimientos y hay…
¿Estás pensando en Novick?
No.
¿Los autoconvocados son un fenómeno nuevo en la política, pueden incidir?
Creo que han incidido fuertemente en la política. Los veo manejarse muy bien, sin mezclarse con lo partidario y sin caer, como dirigentes, en la tentación de la asunción de roles dentro de los partidos. Por lo menos en el corto plazo. Los veo actuando muy bien, y creo que le han pegado un sacudón enorme a la modorra nacional. Me van a preguntar si estoy 100% de acuerdo con los puntos de su proclama y te voy a decir que no, pero sí estoy de acuerdo con el mensaje de Serrano Abella, que expresó los sentimientos y valores de esa gente que quiso decir que “aquí estamos, somos los que producimos ese granito que transportás, que industrializás, que comercializás, que envasás y que comés, somos la base del 70% del PBI del país, de los salarios que se generan de un lado y de otro”. Me pareció buena la convocatoria, y por supuesto que hay matices y cosas que uno comparte y otras que no; ahora bien, parece ser que el planteo central es ser tenidos en cuenta, y por otro lado un planteo de costos. El país un día va a tener que pensar si no debe plantearse una suerte de sur keynesianismo en el cual agrandemos el consumo y el nivel de actividad a través de la baja de los costos de los factores, ya que en una economía tan chiquita como esta no podemos hacerlo a través de la inyección monetaria.
Los autoconvocados parece que fueran por fuera de sus organizaciones naturales.
En algunos lugares sí y en otros no. En el caso de mi departamento, las instituciones agropecuarias —que funcionan y muy bien, y que son representativas, porque son altamente participativas— representaban este modo de pensar y coinciden, y se solapan las dirigencias en los movimientos. En otros lugares del país, donde las asociaciones agropecuarias y gremiales son menos participativas, obviamente que este movimiento tuvo que hacer directamente la convocatoria.
¿Cómo te llevás con ADEOM?
Excelente. Muy bien. Hemos hecho una enorme recuperación del salario de los municipales, de la carrera funcional en términos de la seguridad laboral y de sus ingresos. Y especialmente en cuanto al respeto al municipal, tenemos una preciosa convivencia y nos hemos puesto de acuerdo en trabajar juntos, tirando todos para el mismo lado, produciendo más, para que haya una bolsa mayor para repartir entre los municipales. En mis gobiernos los municipales han ganado muchísimo en estabilidad. En Cerro Largo existía una cultura de echar de a cuatrocientos, y en alguna oportunidad hasta a setecientos, y yo eso no lo hice en ninguno de mis ingresos a la intendencia. Salvo funcionarios de los que entraban en el último año, cuando está prohibido el ingreso a la función pública. No hice jamás ese tipo de barridas por cuestiones políticas; alguna barrida me ha tocado hacer por cuestión de falta de recursos, y ahí alguna vez he tenido que hacer un recorte de plantilla, pero no ha habido discriminación de corte político, y se han ido los que menos aportaban a la intendencia, independientemente del sector político al que pertenecieran.
¿Qué fallas ves en los gobiernos de izquierda en los últimos años?
Creo que una que falla fuerte es esta de la centralización excesiva de las decisiones.
¿Está más centralizado que antes?
Hay más centralización a nivel de cada organismo.
¿Ha empeorado con los gobiernos de izquierda?
Sí. Se siente más la fuerza del Estado central adentro de cada organismo y se siente menos libertad de decisión para el local. Después el gran debe es el tema del sistema educativo, de la falta de protagonismo del director de un centro educativo en la conducción de su propio centro, y en el hecho de que el excesivo respeto a lo gremial haya transformado en prescindencia el respeto por la autonomía de la educación. Existe prescindencia del Estado con respecto al tema educativo, por un falso respeto a la autonomía. Creo que por ahí ha ido lo más grave. El otro tema es el fuerte peso de los corporativismos en las decisiones. Creo que los partidos políticos deben hacer respetar más a los ciudadanos. Al ciudadano como tal, que debe tener más respeto de los aparatos políticos, y acá ha existido un excesivo peso de las corporaciones, de un lado y del otro en los intereses.
¿Estás pensando en sindicatos y cámaras empresariales?
Exactamente. O en súper empresas, también.
¿Y algún acierto de la izquierda?
Muchos. La atención a las fronteras en materia de obras públicas y de política exterior. Uruguay siempre anduvo pensando en el mundo y sin atender, desde su cancillería, a sus fronteras inmediatas y a las comunidades que están allí. La inversión en energía, en caminería y especialmente en los temas de fronteras. Estos temas de la interconexión energética con el Brasil y el anillo de alta tensión del Uruguay son altamente democratizadores. Ese tipo de cosas son buenas. La inversión en obra pública en materia de rutas es un debe pero hoy se ve al ministerio trabajando.
Vos estás haciendo buena letra con el Toto Rossi, me parece. Querés alguna carretera más.
Realmente hay que valorar esas cosas. Cuando vi las rutas del litoral y vi que estaban embromadas, me dije que nunca más nos iba a tocar el turno a nosotros y que jamás íbamos a ver una carretera, y sin embargo eso no fue así. Por supuesto que siempre hay cosas para valorar y todo esto lo es. En materia de infraestructura de locales educativos se avanzó y se va a avanzar más.
¿Ves en tu departamento avance en escuelas y liceos?
Sí. Veo la construcción de locales. La veo crecer y mejorar, existen problemas, por supuesto.
Vos tenés banca especial, porque Dolores hace dos años está esperando los liceos que les tiró el tornado, y no tuvo suerte.
Y yo tuve que hacer un pueblo de vuelta, también, solo con la plata de la intendencia y sin un peso del Fondo de Emergencia Nacional. El pueblo Tres Islas, que se lo llevó el tornado y el gobierno me dio cuatrocientas chapas y no me las pagó. Me dijeron que me iban a pagar las cuatrocientas chapas y, como la factura estaba a nombre de la intendencia, no me las pagó. Y yo no puedo cambiar la factura. No me dieron nada, ni siquiera lo que me prometieron.
¿La crisis económica de Cerro Largo está atada a la crisis de la región?
Los que estamos más lejos tenemos más incidencia del flete en el costo productivo, y por lo tanto nuestras tierras son marginales para la producción agrícola, así sean suelos de la misma o mejor calidad que en los que el país planta. Si uno traza un eje de norte a sur en el Uruguay ve que hay una división que se sitúa casi al medio del país; entre un oeste, que está cerca de los ríos Uruguay y de la Plata —y que por lo tanto tiene acceso a fletes competitivos en cualquier circunstancia, en niveles de precios internacionales—, y un este, en el cual la incidencia del flete muchas veces inviabiliza la producción. En este sentido en este período hemos perdido muchas hectáreas de arroz, y perdimos dos tercios de las hectáreas de soja plantadas, y eso significa pérdidas de puestos de trabajo en la propia plantación, en el mantenimiento de los cultivos, en la cosecha, en el transporte, en los molinos, en la industrialización. Me refiero al que está cargando bolsas, y me refiero al que fabrica en una imprenta la etiqueta para los envases para los productos que allí se elaboraron, y me refiero al que comercializa en el almacén. Y por cuestiones de tipo de cambio hemos perdido competitividad con el Brasil, y por lo tanto hemos perdido muchísimo empleo comercial. Por eso es que nosotros creemos en la necesidad de que el país tenga algunas políticas de discriminación positiva hacia sus fronteras, y algunas fórmulas de mecanismos gatillo que permitan sostener el nivel de actividad y empleo en toda circunstancia en las fronteras del país. Creo que eso es absolutamente necesario, y hemos estado trabajando en eso. Por supuesto que el país quiere evitar distorsiones que puedan generar contrabando interno, por ejemplo, pero creo que esos se puede compatibilizar: que no existan distorsiones en la economía local y que sí esas zonas se sigan desarrollando y que la gente siga viviendo de su trabajo y no de planes asistenciales.
¿Tanto incide el precio de los combustibles?
Muchísimo, y también el de la energía en la medida en que para el riego y la industrialización se precisa mucha energía, y si esa energía es cara, entonces los precios se trasladan a la producción primaria. Sí, existe mucha incidencia. El país deberá pensar como política de Estado el abaratar los precios de los factores. Deberá pensar en no sacar recursos de sus empresas públicas para financiar déficits. O en no poner tributos de ningún tipo en los combustibles, o en el financiamiento de determinados subsidios.
Ustedes no tienen IMESI en los combustibles.
No tenemos en el gasoil pero sí en las naftas, como todos. En las naftas tenemos casi un 50% de impuestos, y a veces lo superamos.
¿No lo devuelven?
A los productores pequeños esa devolución no les llega, no están en condiciones de alcanzarla. Solo la disfrutan las grandes empresas, y además tienen que tener la plata a la hora de llenar el tanque, por eso es que debe ser bueno producir primero y que después la carga se reparta sobre más producción. Y así como digo esto nos podemos referir también a los costos de la seguridad social sobre el trabajo; si se quiere promover el trabajo seguramente se tenga que abaratar la incidencia de la seguridad social sobre el trabajo, y financiar más con otro tipo de tributos. El subsidio del gasoil, por ejemplo, lo termina pagando la producción primaria. Creo que es indudable que el país va a tener que repensar esto, y tiene que ser política de Estado; porque yo no quisiera estar en el lugar del ministro de Economía y saber que va a haber que pagar los sueldos a fin de mes y que haya que manotear la plata de algún lado. Uno se puede hacer un planteo teórico y plantearse un objetivo y después pensar cuáles son los pasos para financiar el gasto estatal, no solo en cantidad sino en tiempo. Son cosas que como tal el país debe pensar.
¿Tenés gurises?
Cuatro, entre veinticuatro y seis años.
¿Militantes blancos?
Uno solo.
El de seis…
Esa va a ser buena en la política. Mis gurises más grandes estudian Comunicación y se dedican al teatro. Paula es actriz de teatro, ha dirigido, colabora en obras y tiene escrita alguna. Manuel se dedica al stand up y a la improvisación. Están muy metidos en eso.
Son artistas, como el padre.
El Nico me salió artista, como yo: fue el más votado en las elecciones de los jóvenes blancos.
¿Y por qué no fue presidente?
Porque el sector nuestro no fue el más votado. Él fue el más votado, pero individualmente. Tuvo un montón de votos. Tiene dieciocho años. Creo que entonces tenía diecisiete, todavía. Organizó todo muy bien, desde dos años antes, por iniciativa propia. Y tuvo una lista muy bien votada en Montevideo, también. Hizo un gran trabajo militante. Fue el único que me salió político.
Vos estás divorciado.
Estoy divorciado.
¿Hobbies, además de los asados con los amigos?
Hago judo, juego al fútbol.
¿Jugás bien?
Juego bien adelante, soy jugador habilidoso (risas). Si fuera por horas de fútbol, hubiera andado muy bien. Me gusta ir a los ensayos de mi murga, Los Hijos de Momo, a la que siempre seguí. Este año no conseguimos salir.
¿La intendencia no puso plata?
No, nunca hemos puesto plata de la intendencia. Y siempre ando en la vuelta del fútbol, en la barra del ciclismo. Me gusta leer, siempre termino leyendo de economía o de historia, y especialmente de historia nacional.
¿Ejerciste tu profesión liberal?
Sí, cómo no. Trabajé un lote de años. Después entré en la Oficina de Planeamiento y he sido cada vez menos economista, por más que siempre hago el esfuerzo por hacer la evaluación de algún proyecto para no perder el uso de las herramientas de la profesión. Y los asados con los amigos, eso siempre.
Sos medio dormilón, va a ser difícil despertarte mañana.
No, no hay peligro. No soy dormilón, para nada. Soy facilísimo de despertar, y me levanto siempre de buen ánimo. Solo el sábado de mañana soy dormilón.
¿Vas muy seguido por La Paloma?
Nunca.
Alguna vez has ido, has tomado mate con algún dirigente.
Fui este verano una vez a tomar mate con Luis Alberto Lacalle Pou. Tuvimos una muy linda conversación.
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