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Vientos que siembran tempestades por Ruben Montedónico

Vientos que siembran tempestades por Ruben Montedónico
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Desde la insolencia que lo circunda y en la que se regodea, urbi et orbi lanzó su amenaza tuitera, perentoria, apremiante. El destinatario del apercibimiento -alienado en la economía del que conminaba- valoró y comprendió tamaño y consecuencias de la intimidación y adoptó las medidas esperadas por aquel, procurando mediante habilidades discursivas no exteriorizar obediencia y poner a salvo la soberanía.

Cuando balandronadas y acciones agresivas habituales de Donald Trump ocurren hoy, hay que referirlas a sus aspiraciones reeleccionistas mediante las que intenta solidificar apoyo y voto de sectores integrados por supremacistas blancos que agregan a esa deplorable condición la de xenófobos racistas.

La recepción por México de un tuit amenazante, eventualmente catastrófico para su economía  (que colocó en los pasados 40 años alrededor del 75% de sus exportaciones en el mercado estadunidense y llegó a hacerlo hasta 91%) fue evaluado y -al decir de su canciller- aceptó dar un giro a su política migratoria en 45 días, tras lo que será inspeccionado por agentes de Trump que decidirán si se cumplió con las condiciones reclamadas por su presidente o deberán imponer sanciones fiscales y más muros antimigrantes.

Un político de largos y profusos antecedentes, Porfirio Muñoz Ledo, citado ampliamente por los medios de comunicación, estuvo entre los críticos más duros de Andrés Manuel López Obrador. El de copioso peregrinar público -fue presidente del PRI y del PRD y actualmente, como legislador de Morena, presidente de la Cámara de Diputados- en el acto del 8 de junio en Tijuana, frente al presidente, descalificó el plan migratorio del 7 de junio: «Es inmoral e inaceptable (que) por un lado exijamos que nos abran las puertas», y por otro «cerramos el paso a los migrantes centroamericanos para hacer un oscuro favor a EEUU».

El tránsito a través de México de indocumentados centroamericanos hacia EEUU es algo que ocurre -por lo menos- desde hace un par de décadas, acompañado por acciones de solidaridad de personas generosas del pueblo, de algunos sacerdotes e iglesias, y violaciones de todo tipo a sus garantías individuales por parte de agentes públicos y delincuentes.

En este tramo de su campaña Trump querrá exhibir que tiene a su vecino dominado y eso sólo le ha costado un tuit en el que se recuerda que al aplicar una ley de tiempos de Carter (IEEPA de 1977) puede dejar de ver a México como país fronterizo, amigo y socio y considerarlo enemigo, aplicándole 5% de gravámenes a las importaciones procedentes de dicha nación.

Sin embargo, es posible que Trump tenga que hacer algo más cuando los medios informativos señalen que tras la reunión del G-20 en Japón el canciller mexicano Marcelo Ebrard Casaubón, acompañado de jerarcas de la Secretaría de Hacienda, extienda su gira hasta Pekín e interese a los chinos por invertir en su país. Según parece, los dirigidos por Xi Jinping no sólo estén atraídos por productos africanos (invirtieron en los dos últimos años en el subcontinente más que los estadunidenses); mantienen la idea de unir a Sudamérica desde el Pacífico hasta el Atlántico mediante un ferrocarril Lima-Río (ver nota de R.M. en Voces, julio de 2015) a través de Bolivia, sino que, tras poner en segunda orden una vía interoceánica en Nicaragua, están particularmente tentados por unir los océanos en el hemisferio norte a través del Istmo de Tehuantepec, abriendo -23 siglos después- otro derrotero a su nueva Ruta de la Seda. Para perfeccionar la oferta invertirían en el proyecto de Tren Maya. La incógnita principal ronda en torno a Trump, enemigo acérrimo de que China y Rusia penetren en lo que él y otros -reviviendo la doctrina Monroe- consideran “el patio trasero”.

En tanto, desde mediados de mayo la administración Trump planea asestar un golpe mediático a la migración, según el Washington Post, que escribe que la “megarredada” incluiría 10 ciudades: «El propósito es hacer una demostración de fuerza para enviar el mensaje de que Estados Unidos va a actuar más duramente contra los migrantes al incrementar poco a poco las detenciones y deportaciones recientes, incluidas las familias con niños.” En marzo y abril pasados fueron detenidos más de 100 mil migrantes indocumentados cada mes, cifras no habidas desde 2007.

Del lado mexicano, el discurso de la presidencia pasa por señalar que el fenómeno de la migración (en la región, África o Medio Oriente) se frenará si se crean empleos en los países de salida y que de lo que se trata en el caso es de convencer a Estados Unidos de invertir en la región. Se descree que con este o cualquier otro presidente se pueda lograr en EEUU algún convencimiento; en cuanto a dar empleo e invertir desde aquí, tampoco hay esperanzas que con unos millones de dólares (que quién sabe a qué bolsillo vayan a dar) y unas mudas de arbolitos se arregle algo.

Aunque siempre se encontrarán coreutas dispuestos a cantar ditirambos a un circunstancial omnisciente, es tiempo de regresar a la disonancia: Muñoz Ledo dijo que Trump logró “desplazar el muro de la frontera norte (de México) hasta Chiapas (sur) y utilizar a la Guardia Nacional (mexicana) como border patrol” (patrulla fronteriza armada de EEUU).

Para cerrar esta nota plena de incertidumbre, retomamos algunos conceptos  de Raúl Romero Gallardo sobre el neoliberalismo -telón de fondo de tantas desgracias- sobre cuestiones que interaccionan con la migración: destrucción o disminución del Estado social; liberación de fronteras para los capitales y aumento de restricciones migratorias para las personas; adopción de modelos de seguridad militarizada que garanticen la protección de los sectores estratégicos y la integración regional (La Jornada, Méx., 16 de junio de 2019). Algunas de estas cosas son previas al neoliberalismo, pero en esta etapa son predominantes.

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Saludo: La digna posición uruguaya de salirse de sala en la OEA ante la presencia de un agrupamiento nombrado por un impostor autodesignado mandatario.

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