Cuando conversábamos el año pasado con los integrantes de la compañía Efímero Teatral Yamandú Fumero era contundente al afirmar que para ellos los elementos plásticos de un espectáculo son tan relevantes como el texto con que estén trabajando. Más precisamente afirmaba: “para nosotros el texto es un elemento más de la obra que vale tanto como el vestuario o la puesta en escena o el sonido, es un signo más”. Ese mismo año se estrenaba Los de al lado, espectáculo en que Fumero por primera vez dirigía fuera de Efímero. Pero el equipo de Los de al lado se nutría de integrantes de la compañía Teatro Rex, que justamente se destaca por trabajar en espacios no convencionales y con una gran capacidad para crear universos plásticos que constituyen sus espectáculos. Nunca entregues tu corazón a una muñeca Sueca es el nombre del texto del dramaturgo venezolano Rodolfo Santana que eligieron como punto de partida, pero el trabajo, como era de esperar, devino en una creación que toma parte de la sordidez que viene con el texto en un elemento sustantivo a partir del diseño espacial y escenográfico.
La historia de Santana se estructura a partir de una serie de tensiones que pautan el comportamiento de los personajes. La tensión más explícita es seguramente la que experimentan los personajes entre una realidad “sudaca”, corrupta y pobre frente a una Suecia “ideal” que representa todo lo que una sociedad debería ser para Iván y Abel: pulcra, impoluta, elegante. A los suecos solo les falta, como dice Iván al comienzo, efectuar “un referéndum para extirpar el fútbol de su cultura. Es lo único que les falta para ser perfectos”. No deja de ser sorprendente la capacidad de Santana para predecir, hace cuatro décadas, el lugar del fútbol como negocio cuando le hace decir a Iván: “Por lo que veo, nuestra civilización va a terminar convertida en una inmensa cancha de fútbol patrocinada por una Financiera…”. Pero más allá de esto, en esa expresión se encuentra otra de las claves de la obra, una crítica despiadada al sistema financiero, que “deshumaniza” las relaciones humanas y convierte a los banqueros en: “vampiros que chupan ahorros y nadan como hipopótamos felices entre las tasas de interés”.
Pero si los banqueros se han deshumanizado, los hermanos de esta obra parecen deshumanizarse junto con ellos, más allá de que los “consuman” y se apropien digestivamente de sus capacidades. De la misma forma si Suecia es un “ideal social” no deja de despertar un profundo resentimiento que explota cuando Iván se siente inferior que su “muñeca sueca”. El juego de contradicciones se completa justamente con el vínculo entre los hermanos y las mujeres. Marcados por una madre castradora, el machismo brutal de los personajes es simbolizado perfectamente ante el vínculo con el personaje femenino. El lugar de la mujer para estas dos criaturas está tan determinado por lo que ellos desean y necesitan que ni siquiera precisan que sea humana para desatar celos, resentimientos y conflictos entre ellos.
Normalidad en cuotas
Los personajes, con caracteres evidentemente patológicos, llevan sin embargo una vida “normal” fuera de su hogar. Esa situación es subrayada por la decisión del equipo de ubicar al espectador como alguien que “espía” a “los de al lado” y descubre lo que hay detrás de la “normalidad” de sus vecinos. Juega un rol relevante en ese sentido el diseño escenográfico, que divide en dos niveles el espacio y permite descender a la zona más macabra y subir a la fachada más normal alternativamente. El desorden y el deterioro del lugar son señales que hablan de los personajes, señales que se extienden al programa de mano de la obra, que también delata la misoginia de esas criaturas. El diseño del espacio entonces está orgánicamente vinculado a esa tensión entre normalidad-perversión que atraviesa a los personajes y a la decisión de hacernos espiar en sus vidas. Las posibilidades de la ex cárcel Miguelete, que se ha ido convirtiendo en el hábitat de Rex, son explotadas de forma novedosa y muy ingeniosa en este espectáculo.
Detrás de la sórdida historia, que camina entre lo barroco tercermundista y el horror, se esconde una durísima crítica social, en particular a un sistema financiero que justamente hoy en nuestra sociedad se expande con pasos de gigante, convirtiéndonos en caníbales de nosotros mismos al endeudar nuestras horas de vida cada vez más hacia adelante. Pero también se enjuicia al machismo estructural que convierte en fetiche a la mujer y a los imaginarios sociales que convierten lugares más o menos exóticos en ideales que en realidad desconocemos, sean Suecia o Finlandia (y nada como ver una película de Aki Kaurismaki para descubrir lo que hay detrás del milagro finés).
De las actuaciones de Eduardo Delgado y Rafael Bottaro surgen naturalmente la brutalidad más despiadada y la ingenuidad casi pueril, logrando que esas tensiones que constituyen el espectáculo convivan en sus personajes.
Los del al lado camina entre la crítica social y el horror, entre el humor y la sordidez, logrando un resultado siniestro e inquietante. Totalmente recomendable.
Los de al lado. Basada en la obra teatral Nunca entregues tu corazón a una muñeca sueca, de Rodolfo Santana. Dirección: Yamandú Fumero. Elenco: Rafael Bottaro, Greta Garbo y Eduardo Delgado.
Funciones: sábados 21:00. Espacio de Arte Contemporáneo (Arenal Grande 1930 esquina Miguelete)
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