España está en modo electoral, a partir del llamado anticipado a elecciones que realizó el presidente Pedro Sánchez. De inmediato comenzó la carrera electoral. Quien ha ocupado el centro del debate, junto a Pedro Sánchez, codo a codo, ha sido José Luis Rodríguez Zapatero, un hombre de la izquierda socialista cuyo gobierno estuvo marcado por los avances en derechos civiles, la derrota de ETA y la memoria histórica. El primer período legislativo, 2004 a 2008, el gobierno de RZ fue audaz, de cambios inequívocamente de izquierdas, pero el segundo, 2008 a 2011, fue jaqueado por la crisis internacional que afectó a España.
A partir del llamado a elecciones anticipadas, ningún tema ha quedado fuera de discusión y RZ ha entrado como una espada especial del candidato Sánchez y de las gestiones recientes del PSOE. Desde la reivindicación de sus años de gobierno y sus logros (en especial, la derrota de ETA y el matrimonio homosexual, hasta la firme defensa de la gestión de la coalición que Sánchez estructuró con Unidas Podemos. Se conformaría un gobierno de 22 ministerios, un gabinete radicalmente paritario, el segundo de la era democrática. El primero fue estructurado por José Luis Rodríguez Zapatero.
De esta forma, Unidas Podemos en enero de 2020 llega al gobierno de España, asumiendo una vicepresidencia y cuatro ministerios. Uno de esos ministerios, sería encabezado por el principal del Partido Comunista, Alberto Garzón, un economista que dio un nuevo perfil al PCE, más cercano al legendario Julio Anguita.
Garzón fue el diputado más joven de la legislatura elegida en las elecciones generales de 2011. Su figura siguió creciendo en el universo de la izquierda española, hasta ser referente excluyente. No destacó sólo por sus definiciones políticas y su tono sereno, también por su conducta austera y republicana.
Como ministro de Consumo promovió nuevas regulaciones prosalud inspiradas en la Organización Mundial de la Salud y del Grupo Intergubernamental de Expertos por el Cambio Climático. En junio de 2023 anunció que no sería candidato en las elecciones del 23 de julio, convencido de que era imprescindible una renovación de figuras. Pero ello no significa su alejamiento de la actividad política pues continuará en sus funciones de coordinador en Izquierda Unida y del nuevo espacio político Sumar.
La coalición
La coalición se estructura a partir de una reingeniería del ejecutivo, pasando de 17 a 22 ministerios, “reflejo de la voluntad de construir un gobierno de acción”, con “competencias muy precisas”. Desde el primer momento Sánchez llama a un juego político de moderación y no crispación, “construyendo puentes y no vetos”, pero lo cierto es que desde el Partido Popular y de Vox no tuvo tregua.
La síntesis de aquella naciente coalición fue “un gobierno de coalición con varias voces pero que caminará en una única dirección”. Lo cierto es que este período ha estado marcado por una hiperactividad del ejecutivo, y por un número significativo de iniciativas de carácter social, a tal punto, que suele decirse que esos presupuestos del estado son “los presupuestos más sociales de la historia”. Este perfil, más un fuerte compromiso con la “dignificación de la democracia frente a la dictadura” expresado en el cumplimiento de la ley de memoria histórica. Ello comprende acciones en un terreno muy vasto, desde la exhumación de Francisco Franco y Primo de Rivera hasta el otorgar derecho a recuperación de ciudadanía a los nietos de los exiliados españoles.
Cuando Sánchez lista sus mejores decisiones, no olvida destacar el incremento del salario mínimo interprofesional a mil euros, la implantación del Ingreso Mínimo Vital, el ajuste de las pensiones indexada al IPC…el fortalecimiento del principio de la universalidad de la sanidad o el derecho de huelga, el subsidio de desempleo para mayores de 52 años…
El aumento significativo de los fondos para becas, inversión en ciencia, salud mental…y un largo listado de otras 140 leyes durante el período. Tan así, que ya en el pasado mes de diciembre, el partido de Sánchez escribía que “desde la llegada al gobierno del PSOE hemos avanzado hacia un país más feminista, más verde y con mayor justicia social. Un país con récord en creación de empleo y con una legislación laboral que recupera derechos y protege a los trabajadores. Un país con voz en Europa que ha restablecido el diálogo y la convivencia entre españoles».
Los resultados del período son importantes, pero no es menos cierto que la coalición debió superar duras tensiones internas que en más de una ocasión hicieron temer por su continuidad. Porque además de vivir esos extremos, los ataques de la derecha han sido de una ferocidad desconocida. No sólo cabe señalar la agresividad verbal, también las permanentes acciones de acoso con manifestaciones frente a la vivienda del entonces vicepresidente Pablo Iglesias y la ministro Irene Montero, perturbando a dos niños con pocos meses de vida, y campañas de mentiras, las fake news, sin límites, incluso desoyendo decisiones judiciales.
Aun así, la labor legislativa del ejecutivo no se detuvo, aunque sufrió un importante desgaste, que se reflejó en las elecciones últimas, que llevaron al presidente Sánchez enfrentar esa derrota con un inmediato llamado anticipado a elecciones para el próximo día 23.
Aquí es donde aparece la figura de Zapatero, como hombre del partido, especialmente, el que recoge las tradiciones socialistas del PSOE, jugado a las transformaciones económicas y sociales.
No es que Pedro Sánchez no pueda sólo, sino que la presencia de Rodríguez Zapatero, que no es candidato a nada, pone las cosas en perspectiva y se ubica a la izquierda, aproximándose al centro desde allí. RZ es el antecedente del PSOE comprometido con la democracia, es la victoria sobre ETA y es el punto de partida y continuidad de las políticas sociales y de la nueva agenda de derechos. No es lo mismo Felipe que Zapatero; lo sabe Pedro, lo sabe España.
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