El 19 de julio se cumplieron 130 años del nacimiento del poeta, dramaturgo y dibujante Vladimir Mayakovski, una de las figuras más importantes de las vanguardias artísticas rusas de comienzos del siglo XX.
Mayakovski nació en julio de 1893 en una localidad georgiana del por entonces Imperio Ruso. En 1905, con solo doce años, participó en manifestaciones políticas de estudiantes secundarios a partir de la revolución de ese año. En 1906 muere su padre y se radica en Moscú, donde el futuro poeta se afilia al partido bolchevique en 1908. En 1910, recién salido de la cárcel, ingresa al Instituto de Pintura, Escultura y Arquitectura siguiendo sus intereses iniciales de dedicarse a la pintura (será un gran ilustrador de carteles políticos). En el Instituto traba amistad con integrantes de lo que será el movimiento futurista, un movimiento que abjurará del futurismo italiano filofascista y que se convertirá en agitador de la vida cultural rusa. Con solo 19 años Mayakovski firma el manifiesto “Bofetada al gusto público”, ya componiendo versos incendiarios y formalmente innovadores. El grupo futurista que integraba Mayakovski había sido creado por David Burliuk, y formaron parte del mismo, entre otros, los pintores Marc Chagall y Kasimir Malevich, el poeta Boris Pasternak, el cineasta Sergei Eisenstein y el director de teatro Vsevolod Meyerhold.
En estos años empieza a configurarse un problema estético-filosófico que acompañará la vida del poeta y de la vida cultural soviética por algo más de una década ¿Cómo conciliar un arte liberador para el pueblo y explorar nuevas formas expresivas? Partiendo de la certeza de que una nueva sociedad necesita no solo “contenidos” que den cuenta de ella sino “formas” expresivas que rompan con los esquemas de representación de la sociedad que se desea superar, surge la limitación misma de la comunicación con las masas, que para poder configurarse debe realizarse mediante formas “comprensibles”. En ese sentido Mayakovski expresaba: “Se dice: el verdadero arte soviético, proletario, debe ser comprensible para las grandes masas. Esto es verdadero y falso. Es verdadero, pero con un correctivo proporcionado por el tiempo y la propaganda. El arte no es un arte para las masas desde su nacimiento, sino que se convierte en dicho arte como resultado de una suma de esfuerzos (…) La comprensión de las masas es el resultado de nuestra lucha y no el marco prefijado en el que nacen los libros de cualquier género literario”.
Misterio Bufo
El 7 de noviembre de 1918 se estrenó, conmemorando el primer aniversario de la revolución de Octubre, “Misterio Bufo”, espectáculo escrito por Mayakovski que contaba con la dirección de Vsevolod Meyerhold y la escenografía de Kasimir Malevich. La confluencia en esta celebración de Mayakovski, Meyerhold y Malevich, tres de los artistas más importantes del siglo XX, pautan claramente la efervescencia y el espíritu de experimentación artística que se vivía en la naciente experiencia del estado soviético.
“Misterio Bufo es un camino -escribía el autor en la introducción a la segunda edición – es el camino de la revolución. Nadie podrá predecir con precisión cuales serán las cumbres que el hombre deberá escalar andando por ese camino”. La obra parodiaba los “misterios” medievales recreando un “diluvio” en que los “puros” (aristócratas y burgueses) eran desalojados del “arca” por los “impuros” (campesinos y proletarios) celebrando de forma paródica la victoria del proletariado sobre el régimen que se instaló en Rusia luego de la caída del zarismo. El derrotero de los tres artistas que tuvieron la responsabilidad de celebrar la revolución con Misterio Bufo también señala la degeneración que sufrió la experiencia soviética apenas tres lustros después del triunfo de la revolución.
El carácter satírico de la obra de Mayakovski, incluido Misterio Bufo, empieza a generarle dificultades. Se le obliga a reescribir Misterio Bufo y su poema “150.000.000” es publicado de forma anónima. En 1923 funda, junto a otros escritores, el Frente Artístico de Izquierda (LEF). En un manifiesto de dicho frente Mayakovski expresa: “(…) Una parte de los escritores proletarios se ha oficializado y oprime con un lenguaje burocrático y, además, con la repetición del ABC político. Otros han caído bajo el influjo del academicismo y recuerdan octubre únicamente con la etiqueta de las organizaciones. Una tercera parte de ellos, la mejor, se reeduca, después de los Biely rosados, estudiando nuestras obras y, creemos, marchará con nosotros.
El LEF debe reunir las fuerzas de la izquierda. El LEF debe pasar revista a sus batallones, repudiando el pasado. El LEF debe unificar el frente para minar todo lo viejo, para conquistar una cultura nueva.
El LEF sabe muy bien que para consolidar las conquistas de la revolución de octubre reforzando el arte de izquierda, introducirá en el arte las ideas de la Comuna y le abrirá el camino del porvenir.”
El LEF editará una revista que es clausurada en 1925 primero, y definitivamente en 1927. En 1929 Mayakovski escribe dos farsas para teatro: La chinche y Baños, en las que, como se ha escrito “es evidente la sátira a la burocracia y a ciertas formas de dogmatismo partidario a las que el poeta no ha conseguido adaptarse”. Finalmente, en marzo de 1930, Mayakovski se suicida.
Mayakovski se oponía a la estética oficial que el estalinismo iba pergeñando y que se conoció como “Realismo socialista”. Una estética que terminó encerrando en un naturalismo artificial y propagandístico cualquier posibilidad real de manifestación artística. La repetición de fórmulas cercenó la posibilidad de generar una nueva cultura, y eso tuvo consecuencias que trascienden el ámbito cultural.
“No hay nueva sociedad sin nueva cultura” (Coriún Aharonián)
En un artículo publicado en 1986 titulado Nosotros y la Cultura Coriún Aharonián, que el 4 de agosto cumpliría 83 años, afirmaba: “No hay nueva sociedad sin nueva cultura. Y esa nueva cultura no surge repentinamente de un nuevo orden económico-político-social, fundamentalmente por dos razones: porque los nuevos órdenes económico-político-sociales no son sopas instantáneas (y porque los momentos detonantes son esenciales pero pueden diluirse o revertirse si quedan sólo en momentos detonantes), y porque los procesos culturales son lentos y se van conformando junto con los procesos sociales, en relación biunívoca. Si logramos el nuevo orden económico-político pero no hemos trabajado en pro de una nueva cultura, pues ese nuevo orden puede revertirse rápidamente o anularse en lo sustancial”.
La continuidad entre el pensamiento de artistas-teóricos como Mayakovski y Aharonián es algo que merece una investigación profunda. Las consecuencias políticas de no haber escuchado sus palabras simplemente están allí para verlas. Pero la historia no se detiene, simplemente es necesario aprender de sus lecciones.
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