El Centro Cultural H. Bosch, uno de los tantos espacios que cerraron en pandemia, prepara su reapertura.
El director Juan Pablo Moreno empezó a trabajar con un colectivo que recuperó parte del Centro Cultural para entrenar y que viene realizando actividades para reabrir la sala. Entre ellas funciones de Malditos todos mis ex, obra “prepandémica” que ahora vienen montando en espacios como La Cretina o Espacio Teatro. Después de una de estas funciones el director habló con Voces sobre este espectáculo y otras actividades de cara a la reapertura del Centro Cultural.
Malditos todos mis ex se estrenó en el Centro Cultural H. Bosch en 2016. El éxito hizo que siguieran haciéndola en 2017 y 2018. Si bien la obra es firmada por Mariela Asensio y Reynaldo Sietecase, Moreno cuenta que “lo que hizo Sietecase fue darle toques de poesía a la parte de los hombres, pero todas las partes de las mujeres las escribió Mariela”. La autora lleva años dando la pelea en Argentina para alentar el teatro de artistas mujeres. “Porque en Argentina siempre hay directores hombres, escritores hombres. Y a mí me gusta la escritura de Mariela Asensio, el lugar en el que pone a las mujeres y el humor que utiliza”. Lo cierto es que lo que detuvo el éxito de Malditos todos mis ex fue la pandemia. “Cuando en 2020 dicen que hay que cerrar todas las salas se disuelve el elenco estable y la sala estuvo cerrada. El Bosch se compone de talleres, de flamenco, de danza, de teatro. Y no podíamos hacer nada, por eso dejamos de hacerla”.
¿Y cómo se forma este nuevo grupo que la está haciendo en otros espacios?
Casi todos son estudiantes de La Escena, la escuela de Cecilia Caballero, que más que nada apunta hacia el cine y la cámara. Yo soy muy amigo de Verónica Vera, que pertenecía al taller del Bosch y me dijo que había gente egresada de La Escena que no sabía donde ir y le dije que se acercaran y veíamos. Durante un año empecé a entrenarlos, les di bastantes textos y dramaturgias, y el elenco creció. Al principio eran 8, 9, y ahora somos 24. Y todos tienen eso, una formación grande en actuación frente a cámaras. Y textos como el de Malditos todos mis ex, que es una dramaturgia más cotidiana, más popular, ayuda al trabajo desde la formación que tienen ellos.
¿Están de nuevo en el Bosch?
Si, en la pandemia nos dieron desalojo y después hablé con la dueña de la casa y le dije que no podíamos pagar toda la casa pero sí la sala, que es lo que a mí más me dolía perder. Y accedimos a un pseudo alquiler solo de la sala. A mediados de 2022 negociamos eso y a partir de ahí nos pusimos en campaña para formar comisiones y organizarnos para pagar el alquiler. Es un elenco cooperativo donde entre todos pagamos el alquiler, la luz, el agua, todo. Y lo que se recauda por ahora va a un fondo común para tener una base para mejorar la sala. La sala tenía todas las habilitaciones, pero como estuvo cerrada dos años la Intendencia nos pide revalidar todos los permisos y eso nos lleva un montón de plata.
¿Así que están pagando el alquiler pero todavía no pueden usar la sala?
No, por eso estamos haciendo funciones y actividades para recaudar dinero y hacer la reválida de los permisos. Estamos pidiendo prestadas otras salas pero queremos nuestro lugar. Los fijos de las salas realmente son altos para grupos de teatro independiente. En nuestra sala no importa el fijo porque es nuestro lugar. Y esto también nos permitía hacer trabajos de laboratorio. Y no solo a nosotros, también pasaron muchos artistas que iban y probaban cosas. Nuremberg por ejemplo (de Santiago Sanguinetti con dirección de María Dodera, estrenada en 2011), era una especie de laboratorio. Y venía el artista y pintaban las paredes, las escenografías quedaban fijas. Cuando vino María Dodera con El Gimnasio (escrita por Gabriel Peveroni, estrenada en 2013) intervino las columnas, porque quería que fuera un gimnasio. Y vos entrabas a la obra y parecía un gimnasio. Fue muy lindo ese espectáculo porque cuando murió Alberto Restuccia (que protagonizaba El Gimnasio) nadie lo homenajeó. Fue un referente del teatro uruguayo con (Luis) Cerminara, Teatro Uno, y nadie lo nombra. Y a María Dodera le daba las llaves del Bosch y le decía que se quedaran hasta la hora que quisieran. Y claro, estaba toda una semana ensayando y cuando estrenaba no era raro, era su casa. Eso no pasa en todas las salas y es lo que más extrañamos. Poder ensayar y quedarnos hasta la hora que queramos. .
También se han proyectado películas para recaudar fondos
Sí, nosotros ahora estamos tratando de que el Bosch vuelva a tener movimiento y como el elenco tiene contacto con gente de cine estamos tratando de hacer proyecciones con un cine foro. Hicimos una con Gigante (de Adrián Biniez, 2009) y estuvo buenísimo porque fue el director, los actores comentaban y se habló del proceso de la película. La idea es todos los meses tener un cine foro, La Escena nos presta todo para hacer la proyección y Claudio Moreno, que tiene una productora (Rocinante), también nos está ayudando a montar todo eso. Y eso lo podemos hacer en el Bosch porque no se cobra entrada, es al sobre. Y así estamos moviendo un poco el espacio.
¿Qué obras están ensayando aparte de Malditos todos mis ex?
Malditos todos mis ex ya no la estamos ensayando sino que la estamos moviendo por el interior. Hace poquito fuimos a Maldonado y queremos ir al oeste, Mercedes, Cardona, Colonia. Ahora estamos haciendo unas obras cortas de Julio Chávez, que recién estamos arrancando y vamos a empezar a trabajar con obras de Javier Daulte para un ciclo llamado Teatro líquido. Y la idea es en setiembre poder reabrir el Bosch.
¿Van a reabrir con estas obras que nombrabas?
En principio con las obras ya estrenadas y después el ciclo de Daulte. El Bosch empezó en el 2010 y siempre hubo mucha variedad de talleres. Pero ahora si hacíamos talleres nos quedábamos sin espacio para ensayar. Hace poquito la casa quedó libre, es una casona enorme que tiene seis cuartos, y negociamos con la dueña para alquilar todo. Estamos haciendo una movida grande porque la idea es ensayar arriba y tener la sala abajo, pero no dejar nunca de ensayar porque a veces había funciones y teníamos que dejar de hacer cosas propias. Así que cuando tengamos la casa a punto te invitamos
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