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75 años de “NOTORIOUS”, obra mayor de Hitchcock

75 años de “NOTORIOUS”, obra mayor de Hitchcock
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El pasado lunes se cumplió un nuevo aniversario del estreno del mejor film de Alfred Hitchcock en los años 40. Tras la famosa y mediocre Cuéntame tu vida el cineasta volvió a contar con Ingrid Bergman para Notorious, rebautizada en Latinoamérica con el ridículo título Tuyo es mi corazón. Con Cary Grant intentando cambiar su imagen de galán de comedias por alguien más oscuro (ya lo había hecho para el director en La sospecha), Hitchcock hizo que la trama de suspenso -una historia de espías- deviniese en historia de amor, en otro de esos juegos cinematográficos tan de su gusto, debido a lo cual para François Truffaut, profundo conocedor de la obra de Hitchcock, éste era su mejor film.

 

Lo que en principio iba a ser una producción de David O. Selznick acabó siendo una producción de Hitchcock, que contrató a Ben Hecht para que escribiera un guion que les terminó causando verdaderos dolores de cabeza durante un buen tiempo, hasta que estuvo completamente terminado. El resultado sigue dejando con la boca abierta. Hecht y Hitchcock querían hacer una historia de espionaje, y mientras pensaban en el macguffin de turno tuvieron varias ideas que fueron desechando, hasta llegar al uranio con el que los villanos fabricarían una bomba atómica. Todos pensaban que era una idea ridícula, porque en esta etapa de la preproducción aún faltaba para que Hiroshima demostrase que la realidad superaría a la ficción. Al momento en que guionista y director trabajaban en el proyecto se entrevistaron con un científico, que ante la cuestión del uranio les dijo que estaban haciendo preguntas muy peligrosas. Hitchcock aseguró años más tarde que el FBI le estuvo vigilando unos tres meses por hacer dichas investigaciones. Delirante como el argumento de una de sus películas.

 

La historia sigue a Alice Huberman (Ingrid Bergman), que acaba de salir de un juicio en el que han condenado a su padre por ser espía nazi al finalizar la Segunda Guerra Mundial, hecho que supone por un lado el mal trago de ver a su progenitor encarcelado, y por otro un alivio, pues nunca ha estado de acuerdo con sus ideas políticas. En una fiesta en la que bebe más de la cuenta (es el primer personaje femenino alcohólico de Hitchcock) conoce a Devlin (Cary Grant), muy significativamente presentado de espaldas, acorde con lo que luego será su personalidad. Entre ambos hay una fuerte atracción, pero más tarde Alice descubre que es un agente federal que le propone la misión de su vida: destapar a un espía nazi refugiado en Brasil. En el primer tercio la película avanza a velocidad de vértigo, aunque nada resulta apresurado. De hecho, Tuyo es mi corazón hace gala de un gran muestrario de personajes que entran y salen de escena, todos con algo que decir, y donde el detalle del romance de los protagonistas se resuelve con una frase de diálogo en la que se habla de los ocho días que la pareja ha pasado allí. Una demostración de lo bien que resolvía Hitchcock algunas cuestiones en el guion, haciendo en este caso que creamos sin ninguna duda en el amor entre Alice y Devlin, asunto que se convertirá en el verdadero protagonista de la historia.

 

En los dos tercios restantes resulta especialmente conmovedora la forma en que el director va dilatando el tempo de su película, reduciendo el ritmo hasta concentrarlo en dos o tres secuencias antológicas en las que, además de demostrar una envidiable mano para la tensión, engrandece el sentimiento amoroso: desesperado por parte de Alice, y largamente retrasado por parte de Devlin, quien reacciona mal ante la situación en que se ve colocada Alice como espía, al tener que compartir la cama con el villano Alexander Sebastian, al que da vida un pletórico Claude Rains, que logra el milagro que le temamos y a la vez le tengamos lástima. Un triángulo amoroso de terribles consecuencias, que culminará en la famosa escena de la escalera en el desenlace, donde Hitchcock se lució dividiendo el mismo punto de vista en cuatro: Grant cargando a Bergman, Rains escoltándolos, su madre observando todo desde lo alto, y los nazis aguardando en la puerta de calle.

 

Tuyo es mi corazón es la sublimación total y absoluta del “estilo Hitchcock”, y varias secuencias lo demuestran. La de la fiesta, que empieza con un plano general desde lo alto de las escaleras hasta que (por medio de una grúa que tuvo que construirse especialmente para la ocasión) la cámara termina enfocando en primer plano una llave en la mano de Alice, el objeto más importante en todo ese entorno, y que llevará a la secuencia en las bodegas, en las que unas botellas de vino juegan un importante papel. También las tomas encadenadas del proceso de envenenamiento de Alice, al ser descubierta, por parte de Alexander y su dominante madre, donde Hitchcock con un movimiento de cámara une la taza de café en la que hay veneno, la víctima, y los demás personajes, todo sin cortar el plano. Y como Tuyo es mi corazón es una gran historia de amor no debe olvidarse la famosa secuencia del beso, donde Hitchcock burló al Código Hays, que obligaba a que los besos en pantalla no durasen más de tres segundos. ¿Cómo lo resolvió? Hizo que los actores se acercasen para besarse, se separasen un segundo para hablar para acto seguido volver a besarse, así repetidas veces, consiguiendo una de las escenas más sensuales jamás filmadas hasta entonces, apoyada por la notable química de Bergman y Grant, marcando lo que verdaderamente le importaba al director: el componente morboso de ese romance, algo que no se repetiría hasta doce años después en Vértigo. Ante la fama de otras obras maestras de Hitchcock, Tuyo es mi corazón ha permanecido bastante olvidada. Es hora que se la ubique en el lugar que le corresponde, porque méritos no le faltan.

 

 

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Amilcar Nochetti Tiene 58 años. Ha sido colaborador del suplemento Cultural de El País y que desde 1977 ha estado vinculado de muy diversas formas a Cinemateca Uruguaya. Tiene publicado el libro "Un viaje en celuloide: los andenes de mi memoria" (Ediciones de la Plaza) y en breve va a publicar su segundo libro, "Seis rostros para matar: una historia de James Bond".