¿Adónde vas PIT CNT?
La conmemoración de un nuevo Primero de mayo por parte del movimiento sindical uruguayo invita a reflexionar. ¿Cuánta fuerza tiene la central sindical en nuestro país? ¿Es realmente independiente del Frente Amplio? ¿Se para adecuadamente frente al problema de los quince mil pesistas? ¿Hay prácticas corporativas? ¿Por qué hay tan pocas mujeres en las direcciones de los gremios? ¿Cómo se ha parado el movimiento obrero frente a la corrupción en sus filas? ¿Pone esto en riesgo su legitimidad? ¿Debe tener la central un rol activo en cuestiones internacionales? ¿Es representativo de todos los trabajadores rol uruguayos?
Antes y ahora
Isabel Viana
Mis primeros actos de masas fueron los 1º de mayo y conservo la imagen del río de gente que salía del Palacio Legislativo y marchaba hacia el nacimiento de la que se llamaba “la diagonal Agraciada” en 18 de Julio, donde se levantaba un imponente estrado. Cuando llegaba la cabeza de la marcha, había todavía gente saliendo del Palacio. Las marchas comenzaban a las dos de la tarde y la oratoria difícilmente terminaba antes del anochecer. Yo acompañaba a mi madre, Amalia Polleri, en su carácter de cronista del diario “Justicia”. Su crónica eran dibujos hechos con rápidos trazos de tinta china (plumín y pincel). Sostenía en sus manos una tablilla con el papel, el tintero y los instrumentos de dibujo y yo debía quedarme quieta, cerca de ella. Hoy esos dibujos son testimonio fiel de manifestaciones obreras muy diferentes de los actuales festejos del Día de los Trabajadores, en la plaza 1º. de Mayo, espacio urbano encerrado por su estética, con personas sentadas separadas por un vallado (supongo que serán “importantes”), sillas libres y mucho espacio sobrante. Se hace allí una previa – se cita a las diez de la mañana – antes de lo que se reconoce como la esencia de la conmemoración de los Mártires de Chicago: el asado del medio día. Dicen que es el día del año en que se vende más asado…
Este año habrá mujeres en la tribuna. Según señala el Presidente del PIT CNT, Fernando Pereira en reciente reportaje de El Observador – se hablará de educación en general y formación para el trabajo, reclamando llegar al 6% del PIB; de solución para los cincuentones; de derecho al trabajo de los discapacitados; de la creación de un “fondo de insolvencia patronal” para cubrir a los trabajadores cuyas empresas cierran; se “defenderá la negociación colectiva” y habrá palabras para la situación de Venezuela.
Nada se dirá sobre la persistente convocatoria al capital extranjero, ni sobre los cambios generados por éste en la estructura económica del país, fijándolo en la condición de productor y exportador de materias primas. Tampoco se hablará acerca de la escasa ocupación que genera el gran capital en las ciudades y campos; nada se gritará acerca del cierre de empresas comerciales e industriales que cada día aumenta la inseguridad laboral de miles de obreros; nada sobre los pueblos al borde del cierre por quiebre de industrias; nada sobre la crisis de la construcción, el aumento continuo de los alquileres y el crecimiento de los asentamientos informales en todo el país, refugio de personas expulsadas del campo por la forestación, la soja y el arroz; nada sobre los vertidos a las aguas (celulosa, feed lots, agricultura) y los consiguientes riesgos para la salud y los ecosistemas; nada sobre los riesgos de perforación del acuífero Guaraní en la busca de fuentes de petróleo no tradicionales; nada sobre los pésimos resultados de la enseñanza pública y las múltiples pruebas de ello; nada acerca de la dificultad de los jóvenes para insertarse laboralmente; nada sobre las millonadas que se manejan sin eficacia en programas como el INEFOP (Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional); nada sobre el crecimiento de la violencia en la sociedad, la entrada de mafias, los ajustes de cuentas y la necesidad de rejas y alambres electrificados para no ser robado; nada sobre la no explotación racional de las riquezas pesqueras; nada sobre las denuncias de corrupción, tanto a nivel de gobierno como en la propia estructura sindical; nada sobre la carga impositiva que soportan las clases medias para sostener el número creciente de empleados públicos (que puede ser bien representado por los 40 jardineros contratados para – imagino – los bellos jardines de un equipamiento comprado y nunca instalado).
En resumen, no se hablará del país existente ni del modelo de país deseable, hacia el que avanzar en el medio y largo plazo y sí de algunas, pocas, reivindicaciones puntuales contemporáneas.
No sé que justifica éste discurso prescindente. El estrecho vínculo existente entre la cúpula de gobierno y la central sindical y la ida y vuelta de algunos personajes desde puestos públicos hacia el sindicalismo, puede ser una causa. No patear goles en contra del propio cuadro. Otra razón podría ser la percepción de impotencia frente al poder y al mercado.
Creo que hay mucho desengaño a nivel de la población, que no se cree que se estén generando alternativas reales para el futuro inmediato o el medio plazo. Tampoco cree que la voz de la comunidad sea efectivamente escuchada, pese a los consejos de ministros realizados en los pueblos o barrios y las múltiples horas de televisión de las que se ha dispuesto. Existe un flujo uni-direccional de la información, desde arriba hacia abajo y se ha prescindido de los sitios de encuentro y debate (los últimos notorios fueron los comités de base del FA). Cuando los de abajo hablan, se responde formulando promesas que no se cumplen.
Se agrega la notoria falta de transparencia del gobierno en asuntos clave para la vida del país, la toma de decisiones inconsultas, los proyectos abandonados después haberlos presentados como acciones clave y de haber gastado en ellos (regasificadora, puerto de aguas profundas). No son menores el impacto de la notoria continuidad de las políticas económicas “de antes” y las que aplica el gobierno, o la impunidad que campea ante faltas de ética, omisiones y hasta delitos.
Todo lo dicho desmoviliza, justifica el “hace la tuya” y facilita que los primeros de mayo se dedique el tiempo a compartir un asadito en familia o con amigos. Parece que las generaciones actuales no saben llevar alta la bandera por la que los trabajadores uruguayos luchan hace más de un siglo.
El actual PIT – CNT (Plenario Intersindical de Trabajadores – Convención Nacional de Trabajadores) nació el 1º. de mayo de 1983, uniendo la institucionalidad emergente de la dictadura con la figura sindical de la CNT, nacida en 1964 y desbaratada a partir de 1973 por el gobierno de facto. La historia del movimiento obrero uruguayo se remonta a 1870, cuando se formaron las primeras sociedades de obreros. El movimiento fue potenciado más tarde por la inmigración anarquista y el auge de las ideas socialistas y comunistas de principio del S XX. Después de la crisis de 1929, que se manifestó en Uruguay con el golpe de estado de Terra, el sindicalismo agrupado en tres «centrales», la FORU, la USU y la CGTU, resistió las rebajas salariales y la desocupación y en 1934 pudo organizar un paro general acompañado por FEUU. La unificación de tendencias se dio en 1964 con la formación de la CNT. En 1965 se realizó un Congreso del que surgió un “Programa de Soluciones a la Crisis”. También la CNT y la FEUU resistieron al creciente poder militar y al golpe de estado cívico-militar de junio de 1973: se convocó a una huelga general que se mantuvo por quince días, pese a la represión.
Los primeros de mayo masivos que recuerdo fueron convocados, entre 1950 y 1955, por la UGT (Unión General de Trabajadores). Las demandas eran, entre otras, la industrialización del país, la reforma agraria, la universalización de la educación secundaria. También fue multitudinario el 1º. de mayo de 1983. Se convocaba a manifestar por “Libertad, Trabajo, Salario y Amnistía”. El movimiento sindical salió a la calle antes de la caída de la dictadura, usando de algunas concesiones hechas por el gobierno, 10 años después de su último acto público. Convocaba un grupo de asociaciones laborales de primer grado que se constituyeron de hecho en una central sindical.
La situación actual es crítica para el país y sus trabajadores. Resulta imprescindible la discusión acerca de cómo relacionarse con los capitales globales de manera de cuidar el “rico patrimonio de los orientales”, enfrentar nuestras propias crisis y la visible desmotivación de la ciudadanía. La pregunta de Voces: ¿Adonde vas, PIT CNT? es más que pertinente. Sólo que es necesario agregar que el “sálvese quien pueda” que cunde hoy sólo conduce a la ruina colectiva y a la dependencia. Es imprescindible mirar alto y lejos para que el país pueda ofrecer una existencia digna a sus habitantes. El PIT CNT es sólo un engranaje, que perdurará mientras pueda gestarse un rol activo en la resolución de los grandes conflictos que comprometen nuestro futuro.
Una máquina condenada al aislamiento
Adolfo Bertoni
No puedo imaginar al Uruguay sin los sindicatos y el PIT-CNT. Sería infinitamente peor. Pero –aunque se hacen muchas cosas bien y predominan la honestidad y el compromiso– hay problemas y son importantes. Si comparamos con otras movilizaciones (8 de marzo, los 20 de mayo) vemos que quienes participan mayoritariamente son trabajadoras y trabajadores. Se demuestra que si tienen que manifestarse lo hacen. ¿Por qué no lo hacen en las luchas del PIT-CNT? (Si después de actos de 10 mil personas escuchamos a dirigentes que los califican como “un éxito”… es porque no se ha comprendido que para empezar a cambiar algunas cosas necesitamos varias decenas de miles en las calles). La gran enseñanza de las generaciones anteriores –no aislarse del pueblo– a veces está solamente en el discurso: salvo excepciones notorias, se ha perdido la capacidad de hacer propuestas que involucren a los usuarios de los servicios y al pueblo, que sean buenas y necesarias no solamente para los trabajadores.
¿A quién representan entonces algunos dirigentes? No al conjunto. Se ha generado el mismo problema (político e ideológico) que en el Frente Amplio: la participación colectiva es extremadamente reducida > la “estructura” se arma sobre la base de los más militantes > los más militantes por lo general forman parte de determinados partidos o sectores > las resoluciones se toman entre unos pocos > y como se toman entre unos pocos no son representativas del conjunto. Es una máquina condenada al aislamiento. (En algunos temas, además, muchos de “esos pocos” llevan adelante posiciones que no se definieron en su sindicato, sino en su partido o sector político).
Pero el problema de fondo nace en cada sindicato. En la mayoría de ellos “el problema del PIT-CNT” pasa a ser “el problema del compañero que va al PIT-CNT” y se lo deja a solas… a menos que se trate de un problema particular de ese sindicato, o de tener que votar o no un paro de 24 horas. Se vacía así la verdadera democracia participativa y se termina confundiendo al sindicato con el local o edificio en que funciona el sindicato; al PIT-CNT con el local de la calle Jackson, y/o con los dirigentes del sindicato o “la central”.
El final es un verdadero veneno: algunos dirigentes pasan a sentirse dueños del sindicato o del PIT-CNT, llegando a la culminación de sustituir la opinión de los trabajadores que deben representar… por las suyas o la de su sector político.
Se ha perdido la independencia del FA y por lo tanto del gobierno: algunos pagan “peajes”, se cae en seguidismo, o hacen la vista gorda ante situaciones inadmisibles. Por eso hay hechos que no se enfrentaron como correspondía (decretos de esencialidad, desocupación de estudiantes del CODICEN, destratos de algunos gobernantes, desconocimiento de ámbitos de negociación…): si esos mismos hechos hubieran sucedido bajo un gobierno Colorado o Blanco el escándalo que hubiéramos armado aún hoy retumbaría.
Un movimiento ejemplar
Benjamín Nahoum
La conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores, recordando los sucesos de 1886 que culminaron con la inmolación de los Mártires de Chicago, invita a reflexionar sobre nuestro propio movimiento sindical, reunido en una central única desde hace más de cincuenta años y que supo sobrellevar incluso los avatares de la dictadura.
Mi opinión es que ese movimiento es hoy, superadas instancias muy difíciles, internas y externas, un verdadero ejemplo a nivel mundial, por su coherencia, su compromiso, sus procederes y su independencia de clase. Lo que no quiere decir que sea perfecto, que no haya cosas por corregir y mejorar, y que no haya que dar una batalla cada día y cada hora para que siga siendo así.
En eso sin duda han influido importantes figuras (y nombro a una sola, inconmensurable: José “Pepe” D´Elía) pero sobre todo la acción de los colectivos y una tradición y una cultura de actuación gremial y ciudadana muy fuertes y acendradas, que nos vienen desde muy atrás y que sin duda fueron profundizadas y enriquecidas por las corrientes migratorias de principios del siglo pasado.
No es un milagro: es una marca de fábrica de nuestro país, porque también son ejemplares (y también son perfectibles) el movimiento estudiantil, el cooperativismo, las organizaciones de pasivos, la constelación de organizaciones que cubre y teje el vasto campo de la acción social.
No idealizo, y soy consciente de que hay excepciones, en lo general y en lo particular, pero en un momento en que la corrupción campea en el mundo a todos los niveles y permea grupos, partidos e ideologías, es tranquilizador advertir que aquí eso no pasa o pasa en mucho menor medida, y que cuando pasa existen los anticuerpos para corregirlo.
¿Que a veces aparecen desviaciones corporativas? Sí, sin duda, pero si no fuera así, estaríamos contando un cuento de hadas y no lo que pasa en la vida real, que a veces es muy dura, y donde desde el lado de enfrente también hay actitudes corporativas. Pero lo importante para el movimiento sindical no es que las haya, sino que se adviertan y no se alienten.
¿Que el PIT-CNT coincide en muchas cosas con el gobierno? Si, también sin duda, pero sería muy extraño que no fuera así, si el gobierno es frenteamplista, la gran mayoría de los trabajadores también y la gran mayoría de los frenteamplistas son trabajadores. Pero también hay que ver que en muchas cosas no coincide, y cuando no coincide las enfrenta, y en no pocas oportunidades la postura firme de la Central ha hecho cambiar posiciones de la fuerza política que iban contra sus propios principios, como en caso del TLC con Estados Unidos.
Y también hay que señalar que el PIT-CNT ha tomado con fuerza el tema de las AFAP, el de los trabajadores que cobran salarios sumergidos, el del presupuesto para la enseñanza, el de la política internacional del gobierno y tantos otros en los que hay diferencias con el gobierno, en algunos casos bien fuertes.
¿Qué hay pocas mujeres en las direcciones de los gremios? Cierto, pero ¿dónde hay muchas? ¿En el Parlamento, en el Poder Ejecutivo, en el Poder Judicial, en las directivas de los clubes de fútbol? Es un problema, e importante, pero es un problema del país, no sólo del movimiento sindical, y responde a patrones culturales que afortunadamente hoy se están modificando.
En suma, que justamente en esta semana del Día Internacional de los Trabajadores, los uruguayos debemos congratularnos del movimiento sindical que tenemos, pero no para dejar todo como está sino para trabajar cada día por hacerlo aún mejor.
La ética es un arma de las luchas populares
Garabed Arakelian
Julio de 2001, VII Congreso del Pit-Cnt, nueve sindicatos abandonan la Mesa Representativa de la Central por discrepancias con la orientación sindical. Intensas negociaciones logran que AUTE, COT, APU, SUNCA, FUM, SUGU, PLUNA, AEBU y CAUCHO retornen a la dirección de la Central aunque sin haber superado las diferencias que motivaron el abandono. Tres orientaciones sindicales nuclean esas diferencias.
Octubre de 2003, VIII Congreso del PIt-Cnt se desarrolla en el Paraninfo de la Universidad con 520 delegados totales y 130 con voz solamente. Uruguay está sumido en una profunda crisis económica con altísimos índices de desocupación y creciente emigración que se expresan en el descaecimiento de la actividad sindical y con las tensiones internas señaladas.
Sin embargo, la consigna de este VIII Congreso reza optimista y desafiante: “Construyendo el futuro”. Bajo esa consigna los delegados participantes analizaron la posibilidad de realizar alianzas sociales para frenar las políticas regresivas del gobierno y ofrecer propuestas alternativas. Al mismo tiempo se plantearon la reestructura de la Central y el relacionamiento con un posible gobierno de de izquierda o signo progresista (EP-FA). Lo cual, ante la situación reinante se vislumbraba como una posibilidad cierta.
1º de Mayo de 2005: Por primera vez en su historia la Central de Trabajadores, como resultado del triunfo alcanzado en las elecciones del 31 de octubre de 2004, conmemora el Día de los Trabajadores con un partido de tendencia izquierda instalado y cuenta en la platea con la presencia del presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez. A las 19 y 20 hs., por vez primera, el PIT-CNT hace uso de la cadena nacional y difunde su proclama.
1º de Mayo de 2017. Gobierno ininterrumpido, desde aquel 2005, de la fuerza de izquierda. El Pit-Cnt ha acumulado experiencias, triunfos y derrotas, conoce gobiernos de derecha y de izquierda. La fuerza sindical sabe que es factor de poder: en lo económico, lo social y político. También lo sabe la derecha y por eso los ataques no son solo para el FA, también disparan sobre la Central apuntando a quitarle legitimidad, precisamente en su base social, porque no sólo ostenta autoridad legal a través de los mecanismos democráticos de conducción, sino porque tiene, además, autoridad real demostrada por su capacidad de convocatoria.
Esto último tiene un ingrediente en el que la derecha ha hallado la línea de fisura por donde entrar, debilitar y derrotar (incluso derrocar) a las fuerzas populares: se trata de la ética. Porque el homo cualunque, la gente, la masa, el pueblo, las bases o como quiera llamársele, en su pérdida de entusiasmo y su fastidio puede entender y aceptar errores, y esto se ha demostrado inúmeras veces, pero no soporta ya más el secretismo y la falta de cristalinidad. ”Decir lo que se hace y hacer lo que se dice”, se ha convertido en reclamo cierto en el campo político y seguramente se instalará en otros ámbitos. Nuestra Central sindical hará bien, cuando suenen, en poner oído a esas voces.
Camino a ninguna parte
Leo Pintos
Qué difícil es cuestionar la realidad y más difícil aún es hacerlo cuando ese cuestionamiento tiende a ser duro con uno mismo. Sin embargo, es un ejercicio tan exigente como sano. Pero más difícil es encontrar justificación a tanta estupidez, a tanta ignorancia, que parece ser el cóctel de moda en estos tiempos. Se me ocurren esos dos narcotizantes: estupidez e ignorancia para encontrarle explicación a que uno de los más importantes dirigentes del movimiento sindical uruguayo viajara a Caracas para lamerle las botas al chofer del bus chavista que va expreso a darse de frente contra la realidad, con millones de desesperados que a gritos piden bajarse. Pero si difícil fue entender ese acto de sumisión casi enfermiza, imposible es tolerar la soberbia propia de los ignorantes para decir que en Venezuela no pasa nada. Esa infamia es el fiel reflejo de una clase sindical que hace años dejó de andar la calle para moverse en auto con chofer y que aun así pretende dar clase de solidaridad y revolución. Lamentablemente el PIT-CNT está en manos de dirigentes —que no trabajadores— en perpetua licencia que han sucumbido a las miserias de una forma de pensar que se olvidó del trabajador y que los ha llevado a tener una relación problemática con la realidad. Hay que tener claro de dónde se viene para saber a dónde se va, pero por lo visto parece que el movimiento sindical uruguayo va camino a ninguna parte, si no a la mismísima mierda. Lo que duele es que la izquierda esté haciendo tan mal las cosas. Y me centro en la izquierda, porque la derecha se sabe lo que es y lo que representa en este país. Lo que hizo parte de la izquierda es dilapidar esa reserva ética que le era propia, no en exclusividad, pero a la que se apelaba en su discurso. Para ser y parecer de izquierda y plantarse ante la sociedad como representante de la clase trabajadora no solo alcanza con militar, hay que tener una serie de ideas claras, y una de las más importantes es la independencia de clase.
No apreciar la diferencia entre lo que los trabajadores vivimos en los veinte años posteriores al retorno a la democracia con estos doce años de gobierno frenteamplista sería además de injusto, una enorme miopía, pero esa supuesta ventaja comparativa no es óbice para mantenerse independiente y ayuno de partidarismos políticos. La lucha contra la impunidad, el salir a la calle para frenar el neoliberalismo asfixiante, la defensa de las empresas del Estado o sostener el país en medio de la mayor estafa bancaria concebida por los malandras de cuello blanco y sus amigotes en el gobierno de turno, fueron en su momento cuestión de supervivencia para el conjunto de los trabajadores. Una necesidad innata de combatir lo injusto.
Pero parece que con el advenimiento de la era progresista el movimiento sindical se transformó en un auténtico ente corporativo, como si todas las necesidades hubieran sido satisfechas. Los propios dirigentes sindicales han mandado a la mierda todo aquello que era garantía de ética en la lucha frontal contra la injusticia, hija de la corrupción. Y así fue que aparecieron personajes como Alfredo Silva, el Toshiba, Marcelo Abdala, Joselo López. Gente que no representan a nadie, sino a ellos mismos. Ellos reproducen los viejos vicios de quienes decían combatir: la falta de transparencia en la gestión, la autoindulgencia, la falta de empatía y, sobre todo, el corporativismo con olor a rancio. Así pues, la cúpula sindical uruguaya parece desentenderse de los problemas que más temprano que tarde llegarán como fruto de la revolución tecnológica, del peso de un Estado con problemas de retención de burocracia, de los riesgos que entraña la corrupción sistémica a la que nos estamos acostumbrando, de la desigualdad de género, de la miseria que ganan cientos de miles de trabajadores, o la falta de oportunidades para nuestros jóvenes. Pese a estos problemas reseñados, se dedican a darle vida a viejas caricaturas, convertidos en verdaderos cultores de clichés y paradigmas sepultados hace tiempo por la realidad. Volverse conservador para mantenerse y arrogarse una supuesta superioridad moral es lo peor que le ha sucedido a la izquierda. Ojalá seamos capaces de evolucionar hacia un movimiento sindical comprometido sí, con su tiempo y con el papel que le toca jugar en una sociedad llena de contradicciones, pero que a su vez sea lo suficientemente lúcido para comprender que ser bueno o malo, déspota o corrupto es propio de la condición humana, y que echar la culpa al otro es de simplista y demagogo. Porque si de revolucionarios se trata, Ortega y Gasset lo dijo hace mucho tiempo ya: «no sabemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa hace mucho tiempo».
Hay que mirar el bosque
David Rabinovich
A los sindicatos los legitima su representatividad. que se puede medir por los afiliados o por los intereses que objetivamente defienden. Los uruguayos, con matices, salen bien parados en cualquier comparación.
En general los accidentes laborales cayeron casi un 20% en tres años, de 41.000 a 33.000. Pero en la construcción bajaron de 5.900 a 3.700 más de un 32%. Algo tendrá que ver la ley de responsabilidad empresarial tan criticada por las patronales y que fue una gran conquista del movimiento sindical y muy en especial del SUNCA. Es sólo un ejemplo de lo que pueden lograr las luchas del movimiento obrero organizado.
Las ‘crisis’ afectan sectores medios y bajos de los países periféricos, son crisis salvajes, originada por el afán de lucro sin tasa ni medida, han tenido efectos devastadores para la vida de enormes masas humanas. Las élites, lejos de hacerse cargo, se otorgaron indecentes ‘salvatajes’, miles de millones de dólares fueron transferidos por los gobiernos desde la sociedad a los banqueros. Desde el trabajo genuino a la especulación. La poca renta de muchos transferida de, forma obscena, a la mucha riqueza de muy pocos.
En el Brasil de Temer, décadas de luchas obreras intentan ser borradas de un plumazo por legisladores que apoyan un gobierno ilegítimo y corrupto. Una vez más es el pueblo trabajador organizado que despliega su lucha para enfrentar la voracidad sin escrúpulos de las clases dominantes.
La ‘reforma’ que impulsan en Brasil establece que los sindicatos y las empresas pueden acordar condiciones laborales: por ejemplo, una jornada laboral de 12 horas o la eliminación de los días libres durante un período determinado. Se extiende el tiempo para contratar un trabajador zafral… en condiciones precarias sin derecho al seguro de paro. La reforma elimina la contribución sindical obligatoria. Hay más y habrá peores medidas, pero si para muestra basta un botón…
Argentina, Paraguay, Chile mismo, muestran panoramas complejos para la lucha de sus pueblos. En estos temas hay que pensar para entender porqué aparecen algunas medidas que parecen ‘demasiado radicales’, las generan condiciones de trabajo y salario inadmisibles. El que tiene un sindicato fuerte obtiene mejoras y son parte de sus derechos adquiridos, las defiende, no quiere pagar la crisis, pero todas las recetas de la derecha ven esos derechos como un problema de competitividad. No es raro que las oposiciones se radicalicen.
En Uruguay el movimiento obrero se ha desarrollado en todo el país. Hay condiciones favorables al diálogo con las actuales autoridades nacionales, amparo a la actividad sindical, leyes que imponen la negociación colectiva para regular el trabajo. Las cámaras empresariales quieren más rentabilidad, la que obtienen nunca los satisface y su miopía social les impide ver las condiciones de vida de sus semejantes.
En el mundo del trabajo está planteada, con mucha fuerza, la discusión sobre el papel y las condiciones de vida de nuestras compañeras. Los temas de género, importantes, legítimos, históricamente sin resolver, nos interpelan porque reproducimos las diferencias de género que instaló la sociedad en el transcurso de su evolución. La lógica de la dominación está enraizada de forma profunda y de su superación depende la posibilidad de lograr justicia, libertad, verdadera democracia.
Son muy otras obreras las trabajadoras del siglo XXI y son otros los trabajadores contemporáneos, pero en esencia las relaciones sociales no han cambiado. Ese es el desafío: imaginar un mundo sin explotados ni explotadores. Una sociedad sin elites económicas ni marginados. Un mundo postcapitalista, uno como el que imaginaron y por el que lucharon nuestros antepasados. A la hora de valorar el PIT-CNT hay que mirar su historia y valorarlo en su conjunto. (No sólo los 1º de Mayo)
Es imposible que nadie sea corrupto
Eduardo Vaz
¿Cuánta fuerza tiene la central sindical en nuestro país?
Mucha, es una gran central por cantidad -más de 400 mil afiliados- y calidad -realmente agrupa al conjunto de los sindicatos representativos, contiene al grueso de corrientes ideológicas que participan en el mov. sindical, tiene una gran madurez construida por más de un siglo de luchas ininterrumpidas con lucidez, independencia de clase, sentido unitario y un enorme compromiso democrático, más allá de errores y fracasos que toda acción prolongada y multifacética tiene. Es uno de los grandes pilares de la sociedad uruguaya.
¿Es realmente independiente del FA?
Lo esencial es cómo se autodefine en su programa y estatutos, cosa que no admite dos interpretaciones: es independiente y es un valor fundamental. Aunque es cierto que las corrientes mayoritarias dentro de la Central son impulsadas por frenteamplistas, es claro que los sindicatos tienen una amplia y plural base social con marcadas diferencias con el FA y sus gobiernos.
Del mismo modo que la ARU es independiente del P. Nacional.
¿Se para adecuadamente frente al problema de los quince mil pesistas?
En su concepción y en sus plataformas generales, siempre figura el tema, como se volvió a escuchar el 1º de Mayo. A la hora de muchas medidas y reclamos, el peso lo tienen los sindicatos grandes y los pequeños o los trabajadores no organizados ven muy reducidas sus posibilidades de incidencia.
¿Hay prácticas corporativas?
Obviamente. De lo contrario, no sería un movimiento social construido en base a las reivindicaciones específicas de cada gremio. Como la ARU o la CIU.
No ver esto implica una visión ingenua sobre la compleja relación entre los intereses sectoriales y los generales. Pensar que los sindicatos de trabajadores siempre actúan en función del bien común es una visión similar a la del liberalismo que pretende que el bien individual conlleva el bien colectivo.
¿Por qué hay tan pocas mujeres en las direcciones de los gremios?
¡Porque son bien uruguayos! Muestra que, a pesar del discurso vanguardista que pretende sostener, cumple las generales de la sociedad y limita la participación femenina como en todas las áreas de poder. Es bueno lo del paro del 8/3 y lo del acto del 1/5. Son señales aunque falta muchísimo.
¿Cómo se ha parado el movimiento obrero frente a la corrupción en sus filas?
Con temor y doble discurso, la mayoría de las veces. Es imposible que en una enorme organización, donde circula mucho dinero y otros factores de poder macro y micro-desde celulares a autos, gastos de representación o viajes, licencias sindicales, carreras políticas, negociaciones económicas, etc- nadie sea corrupto. Y casi nunca se transparentan públicamente casos ni se llevan a la justicia. Resulta poco creíble que sea real.
¿Pone esto en riesgo su legitimidad?
No pero la erosiona. El camino es el del presidente ecuatoriano Lenin Moreno y su partido ante la denuncia de fraude electoral del derrotado Lasso: ¡apoyaron la denuncia y el recuento de votos!
Ante la posverdad del empresario Novick y otros, pretendiendo culpar a los sindicatos por el cierre de empresas, más argumentos, transparencia y control. Todas las fuerzas democráticas deberían mirar al norte y tomar nota a donde lleva este camino de deslegitmación de las instituciones.
¿Debe tener la central un rol activo en cuestiones internacionales?
Sin dudas. Es un gran mérito que tenga una visión política del mundo y del país, que no sea neutral: las causas justas deben ser promovidas y defendidas. Sin el movimiento sindical y sus luchas locales y globales, junto a otros actores, no existirían los derechos laborales, la ampliación de libertades y garantías.
Otra cosa es partidizarse, que es tan malo a nivel nacional como internacional.
¿Es representativo de todos los trabajadores uruguayos?
No. Existen los indiferentes, los descreídos, los que no han logrado organizarse aun, los que buscan otra central y hacen su liturgia mínima en paralelo los 1º de Mayo. Pero si en Uruguay un actor político o social quiere tener un interlocutor válido de los trabajadores, no hay otro que el Pit-Cnt. Por suerte para el país y su democracia, creo yo.
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Existen diferencias sobre la caracterización del gobierno
Antonio Elías
En nuestro análisis partimos de las siguientes premisas básicas: el PIT CNT representa los más altos niveles de unidad de la clase trabajadora, lo cual no niega la existencia de contradicciones, mayores o menores, entre las diferentes corrientes de pensamiento que lo integran; históricamente asumió – en alianza con organizaciones de estudiantes, cooperativistas y pasivos – la defensa de los intereses populares en temas centrales, tales como, la democracia, los derechos humanos y la soberanía nacional.
Como consecuencia tiene una fuerza muy significativa en el país, que se ha acrecentado en los gobiernos del Frente Amplio, y tiene la más amplia representatividad del conjunto de los trabajadores.
No pueden desconocerse, sin embargo, las dificultades que tiene el movimiento sindical para negociar, acordar y confrontar con el gobierno del Frente Amplio, una fuerza política “progresista” que también tiene diversas corrientes de pensamiento, muchas de las cuales coinciden con las que integran el PIT-CNT. A su vez, múltiples dirigentes pasaron directamente del movimiento sindical a cargos de gobierno y forman parte de los procesos de negociación del otro lado de la mesa. Sin olvidar, que tanto la CNT como el Frente Amplio son herederos, al menos programáticos, del Congreso del Pueblo y enfrentaron conjuntamente a la dictadura. Todo lo cual implica una dificultad importante para mantener la independencia de clase cuando, además, el gobierno lleva adelante una política de conciliación de clases que, más allá de su asimetría a favor del capital, ha implicado mejoras significativas para los trabajadores.
Lo anteriormente dicho no niega, para nada, la firmeza y los duros enfrentamientos que ha tenido el movimiento sindical con el gobierno. Aunque debe reconocerse que las acciones llevadas adelante han sido insuficientes para modificar la correlación de fuerzas y lograr cambios capaces de transformar la estructura social y económica del país.
Durante casi una década la política de conciliación de clases se vio favorecida por el aumento significativo de los recursos debido a que las materias primas que exporta el país tuvieron precios mucho más altos que en períodos anteriores. Las condiciones económicas para llevar adelante esa política se han modificado sustancialmente en los últimos años.
En el siguiente cuadro se puede observar que: se redujo la tasa de crecimiento del PBI; el déficit fiscal aumentó; las exportaciones primero se desaceleraron y luego directamente caen; la inflación ha sido alta y creciente; el desempleo aumentó; el salario real redujo su tasa de crecimiento y debe tenerse en cuenta que el aumento del salario del sector privado ha sido mayor que en el sector público; por su parte el desempleo creció de 6% en 2013 a 7,8% en 2016.
En dicho contexto se reducen los recursos para distribuir en la conciliación de clases y el gobierno decide que los costos los pague el trabajo y no el capital. Con ese objetivo aplica un ajuste fiscal gradual que afectará negativamente a los hogares de los trabajadores – sean estos ocupados, desocupados o pasivos – tanto en el ingreso monetario como en el acceso y calidad de los bienes y servicios que presta el Estado.
En la última Rendición de Cuentas, octubre de 2016, aumentaron las tasas de los Impuestos a la Renta de las Personas Físicas cuya fuente de ingresos es el trabajo y el Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social. Los empresarios que fueron los que ganaron más en la época de auge no aportarán para el financiamiento del déficit del estado.
Dicho ajuste incluyó un conjunto de medidas que, en particular, atentan contra los trabajadores públicos y disminuyen fuertemente la capacidad del Estado para atender las necesidad de los sectores más débiles de la población: reducciones de personal, no actualización por el IPC de los gastos de funcionamiento e inversión; reducción de partidas aprobadas en el presupuesto 2005-2006 para organismos con fines claramente sociales como la Universidad de la República, el Instituto del Niño y Adolecente del Uruguay, el Hospital de Clínicas y la Administración Nacional de Educación Pública
Si bien deben reconocerse que en el primer gobierno del Frente Amplio hubieron importantes avances en la legislación laboral, también debe destacarse que en el caso de los trabajadores públicos se han tomado medidas legales que precarizan el trabajo (los que van de los contratos de derecho privado a una serie de medidas en el Estatuto del Funcionario Público que degradan el Servicio Civil de Carrera), penalizan las medidas gremiales (decreto 401, que sanciona duramente los paros perlados y las medidas parciales), decretos de esencialidad que no se corresponden con los acuerdos de la OIT, se ha incumplido con la Ley de Negociación Colectiva.
El próximo 30 de junio el Poder Ejecutivo debe presentar una nueva de Ley de Rendición de Cuentas que deberá incluir las modificaciones presupuestales para lo que resta de gobierno. El PIT-CNT considera que en este año deben concretarse las propuestas realizadas, tales como, cumplir con el 6% del PBI para el presupuesto de la Educación y la profundización del Sistema Nacional de Salud, a la vez que reclama aumentar la inversión pública y mejoras salariales. En otras palabras: aumentar el gasto público.
El gobierno, por su parte, prioriza la reducción del déficit fiscal sin aumentar los impuestos al capital, lo cual implica una política restrictiva, por lo cual seguramente el Poder Ejecutivo presentará al Poder Legislativo un presupuesto que no cumplirá con los requerimientos de los trabajadores.
En ese marco, debe destacarse que las relaciones entre los trabajadores públicos y el gobierno se han tensado mucho más fuertemente que con los trabajadores del sector privado. Para estos últimos el gobierno puede ser un aliado en sus negociaciones con los empresarios privados, en cambio para los empleados públicos es el “patrón” con el que deben negociar y confrontar. No puede desconocerse, que el salario de los trabajadores públicos y las pasividades han sido históricamente la variable de ajuste de los resultados fiscales.
Existen discrepancias importantes dentro del PIT-CNT con respecto a la caracterización del gobierno progresista. La corriente denominada “Lista 41, cuyo principal exponente es la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE), la “Agrupación Sindical 5 de marzo” y el “Frente Sindical León Duarte” presentaron un documento en el que plantean que: “El tema es como nos paramos los trabajadores (…) y a quien responsabilizamos de sus efectos…si solo al gran capital, la derecha política y el supuesto mayor grado de organización de los patrones o si vemos en el gobierno no solo a quien no pudo, tuvo limitaciones, algunos errores y debilidades o si decidida y conscientemente no quiso atender a nuestros reclamos, porque optó por atender a otros demandantes y apeló a la conciliación de clases, beneficiando al capital y redistribuyendo un poco mejor el ingreso pero no la riqueza que cada vez está más concentrada”.
(http://www.cofe.org.uy/en-portada/documento-analisis-de-situacion).
En 2016 las diferencias de posiciones se hicieron más visibles con votaciones muy reñidas al momento de decidir la duración y características de los paros generales, así como en la aprobación de documentos sobre balance, perspectivas y plan de acción. En la medida que siga aumentando la incidencia de las corrientes críticas en los órganos de dirección del PIT-CNT es muy probable que se agudicen los conflictos con el gobierno si éste continúa con sus políticas de ajuste.
El Pit-Cnt, la clase obrera y el paraíso
Oscar Mañán
El 1° de Mayo es un festejo de todos los trabajadores, en el acto correspondiente los máximos dirigentes de la Central Obrera exponen aquellas líneas de lucha que la clase obrera organizada tiene por delante, apunta sus críticas a los gobiernos y al empresariado.
Cierto es que la Central Obrera cada vez más presenta diferencias entre un bloque que prioriza una actitud moderada en sus críticas al gobierno y otro que reclama mayor independencia de clase señalando el alejamiento de los gobiernos de izquierda de los intereses de los trabajadores. El primer bloque que aún es mayoritario pero que pierde importancia, entiende que los avances institucionales del gobierno del FA (en especial respecto a las relaciones laborales) permitieron mejores condiciones de vida para la clase obrera, y bajo tal precepto, destaca su cercanía política-ideológica al poder ejecutivo (sus principales dirigentes comparten también la militancia política en partidos oficialistas). El segundo bloque, es crítico respecto a tales avances porque estos mismos sirvieron para el empobrecimiento relativo de la clase obrera, cuando se le compara con la dinámica de la acumulación de capital, el enriquecimiento de terratenientes, exportadores e importadores, en gran medida basados en ventajas impositivas a la inversión extranjera y al gran capital que contrastan con las necesidades de buena parte de los trabajadores, sectores vulnerables y las necesidades de gastos sociales en vivienda, salud, educación, etc..
Por supuesto, los trabajadores debemos discutir la situación política regional y apoyar los procesos de otros trabajadores organizados en la región en el largo camino de liberación de la clase obrera. No obstante, eso no es lo mismo que declararle apoyos a otros gobiernos (ya sea Venezuela o Israel), sí es necesario que los trabajadores entre sí puedan discutir política e ideológicamente sus proyectos de clase e incluso trazar líneas de colaboración en sus luchas.
El sindicalismo uruguayo se jacta de una actitud responsable en la gestión de los conflictos, las decisiones sustanciales de los órganos respectivos de la central se acuerdan dentro de “corrientes de opinión” que tienen sus correlatos en los partidos de la coalición gobernante. Por lo tanto, podría pensarse en una relación cuasi corporativa del Estado hacia los sindicatos. De allí que varios sindicatos reclaman mayor independencia de clase y proponen más discusión política, ideológica y estratégica en el marco mismo de los intereses de la clase.
Este año estuvieron en el discurso oficial los grandes temas que preocupan a la clase obrera y a la ciudadanía en general, caída en el empleo, la calidad del mismo, salarios bajos, las AFAPS y la realidad de los cincuentones que se ven claramente perjudicados por el régimen actual, hasta la paz, entre otros. Resalta una crítica al empresariado por su actitud ante la negociación colectiva y su posible denuncia del país en la OIT, aunque una pequeña mención al desmerecimiento que el mismo gobierno hace de tal instrumento cuando acaba de violar el convenio con los trabajadores de COFE firmado en diciembre pasado.
La unidad de la clase obrera es un valor indispensable para la consecución de los objetivos de la clase, debe cuidarse, pero la unidad es el instrumento, el fin es avanzar en la liberalización. El paraíso está lejano y todo indica que vendrán muchos vientos para navegar hacia los objetivos de solidaridad y justicia con los que soñamos.
¡Qué tristeza la pobreza!
Esteban Pérez
¡Qué tristeza la pobreza! en este caso refiere a la pobreza de conciencia de clase.
La ley antipiquetera comenzó en Chile. Los primeros que la experimentaron, sobre las espaldas de sus luchadores, fueron los heroicos mapuches al resistir la deforestación e incendios “casuales“ incluidos, que los desplazaron de sus tierras para cederlas a las multinacionales forestales.
No pasó mucho tiempo y Macri impuso en Argentina un decreto similar para reprimir las movilizaciones obreras que resisten la entrega de la riqueza nacional y el desmantelamiento de las conquistas de los trabajadores.
Poco después el gobierno uruguayo elaboró un decreto de similares características con la excusa del conflicto entre patrones del transporte fletero y patrones arroceros.
Todo indica que es demasiada casualidad ese alineamiento en tan corto tiempo entre algunos países latinoamericanos. Hay que ser demasiado ingenuo o demasiado cómplice para no percibir que está operando un titiritero detrás de bambalinas, llámese FMI o Imperio económico, o multinacionales, o como más nos guste denominarlos, pero sin ninguna duda en perjuicio de la clase obrera.
Llama la atención que experimentados sindicalistas, en vísperas del 1ro. de mayo, se hayan tragado ese gigantesco sapo.
No hay nada que justifique tanta obsecuencia, tanta actitud servil al gobierno, como tolerar por parte de la Central de Trabajadores semejante decreto fascista y antiobrero.
Se nos piantó la percanta, se nos piantó la autonomía de clase; lloraremos lágrimas provocadas por gases lacrimógenos y nos inundaremos de agua de los “guanacos” cuando osemos como trabajadores reclamar derechos y salarios decorosos.
Nuestra dirigencia confundió un gobierno progresista con un gobierno de la clase obrera. Perdió el norte, se le desdibujó la estrategia de clase y no fue capaz de ver la risa irónica del titiritero detrás del supuesto gobierno aliado.
Es un golpe directo al hígado: un par de golpes más y nos noquean. Urge plantearse qué hacer hoy por hoy para retomar una conducta honesta, clasista y autónoma por parte de nuestros sindicatos.
Es tiempo de retomar el sindicalismo de base, de discutir, profundizar y concientizar desde el seno del movimiento obrero, para que no terminemos de furgón de cola de la burguesía que nos explota.
Las víctimas obreras del capitalismo nacional, nos miran desde la eternidad esperando respuesta y justicia.
Los ojos de John, Adrián, Damián y Víctor, junto a las lágrimas de sus familiares, nos reclaman compromiso, lealtad de clase y lucha sin claudicaciones contra este sistema que ampara a la patronal de la Fábrica de Meteoro y perpetúa la explotación del hombre por el hombre.
Los jóvenes ojos nos exigen que encontremos los caminos de liberación, que encontremos las vías de rehacer una auténtica izquierda revolucionaria, capaz de derrotar el sistema y quitarnos de encima las garrapatas en que se han transformado quienes claudican de sus ideales y en nombre del pueblo son funcionales a la burguesía y al sistema capitalista.
Pese a todo, ¡Habrá patria para todos!
Madurar para crecer
Fernando Bacigalupi
Wilson nos mandató en la explanada, el día de su liberación después de su pactada e infame prisión, a militar y participar activamente en la vida sindical. Nos recordaba que no se entra de blanco, colorado o frentista a la actividad gremial, sino de ladrillero o de obrero de la construcción. Por ende, no le resulta ajena al buen nacionalista la participación gremial. Bueno es señalarlo de entrada en estas líneas para despejar cualquier intención de adjudicarnos preferencias por los sectores empresariales.
Ya desde la teoría de la administración científica de Frederick Taylor se sostenía, en contradicción con el marxismo, que el interés del obrero y el empresario encontraban un punto de encuentro: la eficiencia y productividad del trabajo. La visión clásica sigue vigente: la mejora del salario debe atarse a la productividad del trabajo y esta no tiene otro fundamento sustantivo que la formación continúa del trabajador.
Esta debería ser la consigna y la lucha de un movimiento obrero, junto a la protección de sus derechos fundamentales. Cuanto más cerca de ello, mas coincidimos con la predica y acción social del PIT-CNT. Cuanto más lejos, más en contra nos encontraran.
El empresario uruguayo aun no ha alcanzado la madurez necesaria, prueba de ello son las innumerables quiebras fraudulentas con empresas fundidas y empresarios ricos. La legislación concursal no ha funcionado. Lo reconocen los informes que hemos pedido al Poder Judicial, que dan cuenta de los escasos recursos humanos con los que se cuenta para evitar tempestivamente estas falencias empresariales y para manejar adecuadamente las sanciones penales y civiles derivadas de estos procesos. Estamos empeñados en trabajar sobre estos temas, que son los que realmente importan a los trabajadores.
¿Seguimos apostando al estado de bienestar que como bien señalaba un lúcido académico europeo días pasados, pertenece a una respuesta reactiva del capitalismo a principios del siglo XX para frenar el embate del socialismo real o creamos las condiciones para un nuevo modelo de relaciones laborales superador del de papá estado proveedor y empleador? Debemos estar muy atentos a esto porque podemos perder buena parte de lo que se ha construido en este proceso de más de cien años.
Siendo el trabajo y la educación las mejores políticas sociales, han sido las banderas históricas de nuestra colectividad política, porque más que distraído ha de ser quien desconozca el legado histórico de los blancos: la introducción del derecho de huelga en la Carta de 1916, la legislación de 8 horas de 1905, el salario vacacional, el aguinaldo de la actividad privada, prima por edad avanzada, escala móvil jubilatoria, entre un largo e interminable etcétera.
¿Hemos avanzado en productividad? ¿Nuestros dirigentes sindicales de cúpula se preocupan más por mejorar las condiciones generales de sus afiliados o por captar más aportantes a las arcas sindicales? ¿Esto es una cuestión de números o de conceptos?
Hemos escrito en este espacio sobre las condiciones de trabajo imperantes en nuestro país que nos llevan a sostener un sistema de seguridad social injusto e inequitativo, donde un altísimo porcentaje de los trabajadores no cuentan con la densidad necesaria de cotización durante su vida activa para alcanzar siquiera una jubilación mínima. Si queremos al menos parodiar a lo mejor del primer mundo deberíamos pensar críticamente en estos temas, dejando de lado espasmos de internacionalismo en el discurso público. Es una tarea que compete a todos los actores sociales, los políticos, los dirigentes sindicales y al trabajador de pie, el que no está organizado, el que ve frustradas sus expectativas ante la languidez de un país que no florece definitivamente.
No perdamos la esperanza, todavía quedan uruguayos que creen en la ética del trabajo y del esfuerzo. La que queremos restablecer para el futuro de nuestros hijos.
Pit-Cnt: Quién te ha visto y quién te ve
Gonzalo Abella
El nacimiento de la Convención (no Central) Nacional de Trabajadores fue un extraordinario paso adelante en los años 60. Su prueba de fuego fue la Huelga General de 1971. La huelga no hubiera sido posible sin la coordinación de la CNT. Más allá del heroísmo indiscutible de la gente, el polémico final de aquellas jornadas también marcó las limitaciones de la coordinación.
En los años 80, el Plenario Intersindical fue la fachada del resurgimiento sindical en el final de la noche del terrorismo de Estado. La nueva generación de sindicalistas, desgraciadamente, fue siendo reemplazada por los antiguos dirigentes que volvían del exilio, donde no habían aprendido nada pero habían olvidado mucho.
El giro a la derecha de la cúpula del FA fue acompañado como una sombra por el giro oportunista de la cúpula del PIT CNT. Con el FA en el gobierno, la cúpula del PIT CNT opera como un ministerio más, y entre sus dirigentes aparecen perfilados los futuros diputados, senadores y ministros del partido de gobierno.
La pérdida de referencias clasistas hace que el barco derive desde las declaraciones de ambiguo amor al proceso bolivariano hasta la amistad y admiración por Israel.
Por eso, este pasado 1° de mayo tuvo dos actos simultáneos y, en cierto sentido, antagónicos. Uno fue el oficialista, al que convocaron los jerarcas de los entes y en el cual participaron políticos de la derecha.
El otro, en la Explanada de la Intendencia Departamental, expresaba la diversidad clasista. Ondeaban allí banderas de los sectores combativos del PIT CNT y las banderas de la Confederación Sindical y Gremial del Uruguay. Las primeras marcaban a presencia de núcleos de trabajadores que dan su batalla clasista en el seno del PITCNT, desafiando la rosca oficialista; las segundas nos recordaban los intentos de coordinación por fuera del PIT. La oratoria del segundo acto fue diversa y clara. Los compañeros de Bella Unión que están ocupando junto al Legislativo explicaron muy claramente por qué estaban en ese acto de la Explanada y no en el oficialista. En la noche, las tristes cadenas por TV de los dos oficialismos (gubernamental y sindical) confirmaba que vivíamos un ocaso anunciado. Pero muchos llegábamos a nuestros hogares de 18 de julio con chispas de amanecer.
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