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Ana García Blaya nos cuenta “LA URUGUAYA” por Martín Imer

Ana García Blaya nos cuenta “LA URUGUAYA”  por Martín Imer
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El pasado jueves llegó a las salas La uruguaya, co-producción entre Uruguay y Argentina que adapta la famosa novela del mismo nombre del célebre autor Pedro Mairal. La historia sigue su contraparte literaria: un escritor argentino decide viajar a nuestro país para poder evitar los impuestos al cobrar dos adelantos en dólares, y en medio de esa travesía, se contacta con un antiguo amor de verano, y pasan el día juntos. Pudimos conversar con la directora de la cinta, Ana García Blaya, sobre los retos de adaptar la novela y la particularidad de una producción con más de 1900 involucrados.
¿Cómo llegaste al proyecto?
Yo fui convocada por la comunidad Orsai, es una comunidad a la que pertenezco, es la comunidad que hace diez años o más sigue a Hernán Casciari con su revista Orsai, con sus libros, y fue Chiqui Basilis, su socio, quien me llamó y me convocó, me dijo que habían visto Las buenas intenciones y que se habían dado cuenta que yo pertenecía a la comunidad Orsai y les parecía una buena rima esa coincidencia (risas) y es por eso que me invitaban a participar, y a mí me pareció también hermoso, yo los conocía de hace mucho tiempo, consumía revistas y libros y dije que sí de inmediato, no lo dudé.
Uno de los aspectos más curiosos de la cinta es la participación de más de mil personas en la producción. ¿Fue muy distinto a otros proyectos en los que participaste? ¿Cómo se toman las decisiones cuando hay tanta gente para consultar?
En sí la participación de la comunidad, los 1961 coproductores que participaron, no lo hicieron solamente con dinero sino que también participaron de la toma de decisiones, de hecho votaron el casting de los protagonistas, está votado por toda su comunidad, presenciaron cada reunión de producción, de dirección, de locaciones de arte que hacíamos, que era por Zoom porque era en pandemia; como dice Joaquin, el productor, nos sirvieron de músculo productivo, era una red de contactos y de recursos: ellos fueron extras, trajeron autos de acción para participar en algunas escenas, prestaron casas como locaciones, ofrecieron casas como locaciones, estuvieron presentes desde el principio, desde la lectura de la primera versión del guion que se hizo en una sesión muy larga de streaming por YouTube hasta las primeras escenas que fuimos editando y el primer corte; fueron siempre como si fuesen un productor más, bueno, solo que eran 1961. Y lo que yo pensé que iba ser un inconveniente o una traba resultó ser una contención enorme, un acompañamiento y una forma de ser muy divertida, sí fue un esfuerzo doble del equipo porque tenían que estar a la vez que hacían la película comunicando cómo la hacían y participando a toda esta gente pero la verdad es que el balance es mucho más positivo de lo que yo pensaba, la verdad que fue hermoso compartir el proceso con todos quienes apostaron al proyecto.
¿Cuáles son los mayores desafíos a la hora de adaptar una novela corta al cine?
El mayor desafío a la hora de llevar no solo una novela al cine sino que una novela tan exitosa al cine para mí fue primero que yo no estaba contando mi historia, era una historia ajena, era una historia que venía ya de un libro, era una historia que devino en un guion que escribieron — escribimos, porque yo también participé, entre muchas personas (risas) 8, 9 personas, que de alguna manera me tenía que apropiar para llevar a la pantalla y para dirigirla y para imaginarla, entonces en ese proceso me apoyé incluso de Pedro Mairal, que estuvo, que opinó, y sobre todo que acompañó. Fue muy generoso, fue muy amoroso, vino incluso al rodaje, y yo me sentí muy acompañada y confiada por tenerlo a él de nuestro lado, que no es algo que en lo general suela pasar, en general se compran los derechos y después va el autor al cine a decir a ver qué hiciste con mi historia, ¿no? Y él al acompañar el proceso, al ver de qué se trataba y entender todos los problemas que iban surgiendo, terminó formando parte y entendiendo por qué la peli es lo que es y cómo se transformó en lo que es así que sí destaco mucho el proceso por sobre el subproducto tal vez que es la película.
Un cambio importante con respecto al libro es quién narra la historia, en este caso la esposa del protagonista. ¿Sentís que ese cambio agrega otra lectura a la película? ¿Cuál fue la primera reacción general hacia ese giro?
En cuanto al cambio de narrador, no hubo una reacción general porque sí hubo una participación general. Eso es algo que surgió durante la etapa de post-producción, porque el guion tenía una voz en off masculina al principio, en cuando la vimos en edición yo creo que todos coincidimos en que el protagonista siendo narrado por sí mismo no era algo que nos gustaba ver, sobre todo a mí, y cambiando la mirada y aparte el tono amoroso de esa mirada nos decía mucho más sobre ese personaje y sobre también quien narraba, entonces cambiaba todo. Ese cambio en la voz en off llevó bastantes semanas — no de debate pero de pruebas, primero lo grabé yo con mi voz, después hicimos una voz en off más enojada, y no nos gustaba, no nos cerraba, no nos gustaba lo que decía de Catalina, que es quien narra la historia, y nada, fue una decisión la verdad conjunta y después cuando la comunicamos al resto de la comunidad fue muy bien recibida y nos parecía que aportaba también algo distinto al libro, porque la película no tenía que ser el libro sino que tenía que respetar los sucesos, los eventos de la historia, pero tenía que darle algo más, y ese algo más yo creo que tuvo mucho que ver con ese cambio en el punto de vista y en la narración.

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