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Aquellos vientos sembraron estos “libertarianos” por Ruben Montedonico

Aquellos vientos sembraron estos “libertarianos”  por Ruben Montedonico
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Tiempo atrás di mi una opinión en este mismo espacio y escribí que el sistema capitalista buscaba nuevas formas que sigan dando vigencia al expolio de clase vigente por siglos: el tiempo neoliberal con globalización está tocando a su final.
Expuse que algunas manifestaciones, análisis pregonando el fracaso político-social-electoral con paulatino arrumbamiento –no exento de momentos autoritarios de diversa índole, sin reducirlos a la salida represiva- y discursos de muchos que lo sepultan dándole la despedida, el modelo neoliberal -tras décadas declarado victorioso y aclamado como tal- será abandonado como arquitectura fundamental de la derecha.
Por supuesto, el recambio del modelo, salido como nueva cepa de igual tronco, no significará una derrota del capitalismo: en diversas partes de Occidente -sobre todo- como una insurgente peste se vienen concretando ideas que animan partidos de ultraderecha autodenominados “libertarianos”. El tronco común que los une a otros movimientos conservadores es el que define a la propiedad como el derecho de usar y gozar de algo arbitrariamente, de forma privada, por uno o más de sus poseedores.
Estos movimientos se caracterizan y expresan -por lo general- en muchos territorios en oposición a la eutanasia, el aborto, el matrimonio igualitario y la adopción homoparental. Aunque también hay quienes los admiren- como parte de la libertad individual- e innovadores políticos latinoamericanos, aficionados a las teorías conspiracionistas, adicionan -peyorativamente- la educación del «marxismo cultural», sumando la “ideología de género”, propia de grupos de derecha.
Una característica constante en el accionar pormenorizado de estos grupos “libertarianos”, sin embargo, es que en sus alianzas los veremos siempre como rémoras o apoyos de grupos conservadores y de la ultraderecha –“dime con quién andas y te diré quién eres”- algo así como el apotegma común de “dios los cría y ellos se juntan”.
Al designarlos como “anarcocapitalistas” (que otros conocemos como libre mercado anárquico, adoptando la anfibología de Proudhon) en términos amplios señalamos que estamos ante una corriente ultrareaccioniaria que pretende la desaparición del Estado como gestor económico en favor del individualismo. En caso de estar al frente de una nación, las normas, los juzgados y los servicios de seguridad por ellas regulados serían prestados por privados, suplantando cargas fiscales por empresas privadas y no políticas estatales, según el economista de la escuela austriaca y pensador “libertariano” Murray Rothbard.
Se trataría de llegar al extremo de un postulado del liberalismo clásico difundido en el siglo XIX que enfatizaba -principalmente- las garantías de la persona al tiempo que reducía la injerencia estatal en tanto se trasladaban esas fuerzas al mercado. En el siglo XIX el liberalismo clásico hacía énfasis principal en garantizar la libertad del individuo al limitar el poder del Estado y maximizar el de las fuerzas fortaleciendo como factor objetivo al mercado capitalista.
Una corriente considerable, dentro de las estrecheces que aún tiene en algunos sitios el “libertarianismo”, deja un Estado vigilante nocturno o minarquía. Se trataría de un modelo de Estado con únicas funciones de proporcionar el ejército, la policía y los espacios judiciales para proteger a las personas de agresiones, robos, alteraciones a contratos y fraude y hacer cumplir las leyes de propiedad. El historiador Charles Townshend describió a las islas británicas del siglo XIX como las primeras en adoptar esta forma entre países europeos.
Los “libertarianos” rechazan a la vez ser agrupados con el “neoliberalismo” por provenir el término de un socialdemócrata, porque el vocablo es aplicado despectivamente desde la izquierda y porque ellos mismos se lo endilgan a la burocracia del FMI, contraria a su pensamiento.
Esta corriente se declara siempre como laica, pese a lo cual hay entre ellos quienes indican que la religión organizada se manifiesta -en general- como una aliada del poder estatal. Sostienen algunos que la religión organizada sirve como limitante del poder estatal y, entonces, debiera buscarse aliar la religión con los “libertarianos”.
Un muy considerado pensador político, Noam Chomsky, ha expresado reiteradamente que concepciones “libertarianas” son “fascismo corporativo” debido a la forma como eliminan controles públicos de la economía, dejándola directamente en manos de empresas privadas. Chomsky también argumenta que las formas más radicales de “libertarianismo”, que abrazan el “anarcocapitalismo”, son totalmente teóricas y nunca podrían funcionar en la realidad debido a la dependencia de las empresas en la infraestructura y los subsidios del Estado.
En el caso de Latinoamérica, aunque en muchos lados estos grupos se encuentran en niveles muy primarios (por tamaño e idealidad considero que están en estado larvario), existen agrupamientos más organizados en un número no debidamente contabilizado (aunque espero que sean un puñadito). Alentados desde la Radio Libertaria (que ha comprado espacios para la reproducción de sus grabaciones en emisoras de diversas ciudades) hay personajes que comienzan a llamar la atención desde Guatemala hasta los anaqueles de librerías rioplatenses: me refiero a los casos de Gloria Álvarez y de Agustín Laje. Y cuando señalo al Río de la Plata no puedo olvidar al escudero-actor argentino que actúa como vocero de Javier Milei: Emmanuel Danann. En estos momentos, Milei -quien alabó al derechista ex presidente (que quiere volver a serlo) Mauricio Macri- es el mayor dirigente de estos grupos en el continente. Sobre las críticas a su pensamiento, Wikipedia apunta: (…) su oposición al aborto, incluso en casos de abuso sexual, su rechazo a la educación sexual en las escuelas, su apoyo a la libre portación de armas, promover la teoría de conspiración de extrema derecha llamada marxismo cultural, la negación de la existencia del calentamiento global y su concepción del Estado como un “enemigo”.

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