El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Ecuador anunció entrada la noche del domingo 21 de febrero que Guillermo Lasso sería el otro candidato -con Andrés Arauz de Unión por la Esperanza (UNES)- en la segunda vuelta electoral del 11 de abril. UNES, formado por seguidores de Rafael Correa (ex presidente juzgado y sentenciado en ausencia) estaba en el balotaje por los sufragios del 7 de febrero que le daban 32,72% de los votos.
Lasso, candidato del Movimiento Creo, Creando Oportunidades (CREO) y el Partido Social Cristiano (PSC) obtuvo 19,74% y una ínfima mayoría (32.590 votos) sobre Yaku Pérez (19,39%). del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (MUPP-18), que denunció ser objeto de fraude electoral.
Se considera en Ecuador, así lo exhibe el propio candidato Arauz, que no solo se pudiera estar en presencia del presidente más joven de ese país, sino de cara al continuador del correísmo. De él se difunde que es economista, postulante en México a un doctorado en materia financiera; habla inglés, francés y ruso; fue director del Banco Central a los 26 años; miembro de gabinete con 30 y que resultó decisivo para su candidatura el apoyo de Correa. Se destacan sus relaciones fluidas con los presidentes Alberto Fernández y Luis Arce, habiendo sido invitado a la ceremonia de investidura de este. Por otra parte, es integrante del Consejo Ejecutivo de la Internacional Progresista -fundada en 2020- agrupamiento en el que están, entre otros, Bernie Sanders (socialista a la estadunidense), el griego Yannis Varoufakis, el español Pablo Iglesias y el lingüista Noam Chomsky.
En la contienda del 11 de abril para ocupar el Palacio Carondelet por cuatro años figura el ultraconservador Lasso -con apoyos y alabanzas del Opus Dei- destacado banquero, empresario neoliberal, con ostensibles influencias en medios de comunicación. En el pasado fin de siglo fue ministro de Economía, del presidente Jamil Mahuad, y lo suyo se distinguió por breve: renunció al mes de ser nombrado. Se lo conoce por sus frustrantes campañas presidenciales anteriores (2013 y 2017) que lo hicieron acreedor al mote de «eterno candidato», en tanto él se define como un liberal, que repite como otros de similar genealogía y diversas geografías, creer «en buenas ideas y no en ideologías” (con la excepción de la suya, seguramente). El vocablo ideología pretende utilizarse como calificación negativa de la derecha a la izquierda al que, si se le quita la envoltura cerril y ordinaria, se lo exhibe cual vulgar latiguillo bastardo de naturaleza falaz.
En tanto, Pachakutik -organización que hoy aglutina la mayoría de población indígena (en 2010 autodeclarada 7% y considerada comúnmente 30%) de Ecuador- protagonizó una marcha finalizada el 16 de febrero frente al CNE y el pasado viernes (26) realizó otra; en ambas exigió recontar millones de sufragios por entender que existe una maniobra electoral fraudulenta que perjudica al movimiento indigenista, a su candidato Yaku Pérez y favorece a Lasso. Yaku Pérez declaró que impugnará las decisiones ante el Tribunal Contencioso Electoral -instancia de alzada- en consonancia con el artículo 242 (que contempla el derecho de objeción) del Código de la Democracia. Pachakutik procurará sumar a las impugnaciones a otros ex candidatos filoprogresistas: Javier Hervas, Pedro Freile, Carlos Sagñay y César Montúfar.
El educador Gustavo Tenesaca señaló que la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa (Ecuarunari) ha asumido la dirección del movimiento indígena y convocado a un paro nacional desde el 26 de febrero. Afirmó: “En vista de que el CNE no tiene ninguna intención de respetar la voluntad del pueblo ecuatoriano se resolvió entre los presidentes de las federaciones provinciales, más el bloque de asambleístas de Pachakutik, plegarnos a una movilización en todo el territorio nacional”.
Con referencia a estos temas, me resulta avara y corta la declaración de la Internacional Progresista, que sin duda apoya a Arauz pero no deja claro quién o quienes son los que atacan la democracia, más allá de la muy general alusión a “las fuerzas reaccionarias”. El pasaje es el que transcribo: “Ahora se está produciendo una reacción violenta en contra de la democracia. Las fuerzas reaccionarias están dirigiendo una campaña sucia y deshonesta para eliminar a Arauz, retrasar las elecciones y prevenir la formación de un bloque progresista, indígena y feminista.” En todo caso no se trata de lo que cada uno interprete o quiera entender sino que -en el caso- la propia declaración debiera ser contundente, terminante.
Acerca de políticas económicas y sociales, en general podemos afirmar que no es importante ni palpable un distanciamiento entre indígenas y UNES. Sin embargo, es manifiesta la diferencia entre las corrientes liberales-progresistas y socialdemócratas frente a las fuerzas empresariales, financieras y especulativas que representa Lasso.
Mi muy personal percepción es que -en distinto grado- las autoridades de las organizaciones políticas -exceptuando a la UNES- practican o tienen discursos anticorreístas. Sin embargo, eso no me conduce a pensar que a la hora de intentar cerrarle el paso a Arauz en el balotaje se vaya a producir una aglomeración a la uruguaya de derrotados en primera vuelta para obtener el triunfo presidencial en la confrontación final.
En caso de triunfar Arauz se estaría confirmando la reanimación de la corriente progresista-socialdemócrata en Sudamérica tras los triunfos de Fernández y Arce sumados a la ola de movilización popular chilena liquidadora de todo vestigio institucional de la dictadura.
Según siento, las únicas -aunque inseguras- posibilidades de derrota del candidato de UNES sería si tuviese que enfrentar al de Pachakutik, teniendo presente que en el movimiento indigenista no todos son contrarios al regreso de Correa y sus partidarios. En tren de especular, creo que se van a confirmar las candidaturas del CNE para la segunda vuelta y que, si eso ocurre, concurrirán menos votantes y ganará Arauz.
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