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Ariel Rotter habla de su nueva película por Martín Imer

Ariel Rotter habla de su nueva película  por Martín Imer
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El pasado jueves llegó a los cines Un pájaro azul, nueva cinta del realizador argentino Ariel Rotter con las actuaciones de Alfonso Tort y Julieta Zylberberg, en donde se nos cuenta el drama de una pareja que, a pesar de reiterados intentos, es incapaz de tener un hijo. Todo cambia cuando él recibe una inesperada noticia: una compañera de trabajo con la que tuvo un affaire está embarazada, y le afirma que el hijo es suyo. Este es un film que, a pesar de su fuerte tema central, elije una narración intimista y despojada de situaciones melodramáticas, poniendo su mirada en los silencios y los pequeños gestos para desnudar los pensamientos de esos dos personajes que deben lidiar con sentimientos y dolores muy profundos. Gracias a un esmerado trabajo de la pareja protagonista, Rotter logra un retrato en carne viva de la decepción, la traición y la reconstrucción de un vínculo, y pudimos hablar con él sobre el tono de la película y el proceso creativo para llevarla a la pantalla.
¿Cómo fue el proceso de creación de Un pájaro azul?
Un pájaro azul tiene su origen en dos núcleos temáticos emocionales. Uno vinculado con la búsqueda que durante más de ocho años llevamos con mi pareja intentando convertirnos en padres, y en ese interín, en esa seguidilla interminable de procesos, de ilusión y frustración — los avatares que la pareja va atravesando, ahí hay como una hermandad por un lado, que es juntarse frente a la adversidad pero al mismo tiempo hay un desgaste tremendo y es en ese contexto en el que empecé a escribir la historia. El otro eje narrativo tiene que ver con la enfermedad de mi padre, que aquí en la película está volcado en la figura de la madre, que tiene un proceso de una larguísima agonía, y es un dolor que a veces uno tiene ganas de dejar en el pasado, pero que si no se procesa, si no se logra sobreponer, ese dolor vuelve a emerger, necesita que nosotros nos hagamos cargo de eso que nos pasa y de algún modo la película intenta tejer si se quiere un diálogo entre esas dos líneas y preguntarse si hay algo en la madurez emocional de ese hombre, en este caso el personaje de Alfonso — en el pasado de ese muchacho, que esté operando sobre la madurez emocional presente. Entonces en definitiva la película tiene esos dos anclajes y nosotros nos propusimos ver si esas dos hipótesis de algún modo se podían conectar.
El intimismo es muy importante dentro de lo buscado por la película. ¿Cuál es el trabajo que se hace con los actores para lograr ese clima?
Hay algo de la intimidad que se trabaja en el set pero que también tiene origen en la escritura, uno cuando ya está escribiendo va encontrando cual es el ritmo de los diálogos, cuales son las pausas, cuales son las inflexiones, los silencios. Después reproducir eso en el set es también trabajoso en el sentido de que muchas veces estás rodeado de muchos apuros, adversidades y demás, y volver a reconstruir ese clima no es fácil. Yo lo trato de favorecer brindándole al actor una calma, pidiéndole que no se apure, que se tome su tiempo, pero a la vez es un equilibrio bastante frágil porque donde se vuelva excesivo se transforma en otra cosa. Por otro lado, también desde la puesta de cámara, al intentar no hacer muchísimos planos y lograr escenas que tengan una sensación de continuidad interna, que el actor pueda sentir cual es la duración de la escena desde un principio hasta un final, tener la posibilidad de hacer un plano secuencia, eso también permite encontrar el tono y esa sensación de intimidad.
La película es muy dramática, pero sin ser melodramática. ¿Se busca en el set ese punto ideal para no caer en excesos?
El tono de la película que comentas sobre el dramatismo o el melodramatismo, ya viene muy signado desde el guion: cuales son los pasajes, digamos, de humor que la película tiene, y en definitiva eso es algo que está muy trabajado ya desde el habla de los personajes, desde la escritura. Después por supuesto eso que se escribió y que aparentemente puede funcionar no necesariamente en la práctica puede ser gracioso o puede funcionar efectivamente, con lo cual siempre hay un trabajo de ajustar y de evaluar en el momento si lo que se buscó está funcionando. No es algo de improvisar en el set, sino más bien de ajustar en el set lo que está escrito, sobre todo en procesos de guion tan largos en donde el guion original se escribió hace mucho tiempo y luego se reversionó y se siguió puliendo y puliendo, en general llegas al momento de filmación con un guion bastante fiel a lo que finalmente queres hacer.
Es imposible no detenerse en el punto crítico del cine argentino actual. ¿Cuál es su punto de vista al respecto?
Respecto del estado del cine actual, o el momento del cine argentino, entiendo que te estás refiriendo a la situación del INCAA y el vaciamiento que propone el nuevo gobierno. Es sin duda un momento muy difícil, muy crítico, donde hay mucho en riesgo, y donde en definitiva no hay un sustento desde los números o desde los motivos que esgrime el gobierno para cancelar la actividad audiovisual. La Argentina tiene una muy buena salud en materia de cine, en términos de la cantidad de producción y la calidad, el porcentaje de películas de calidad, y la verdad es que hay detrás simplemente una decisión ideológica, una decisión de recorte en toda la cultura por reconocer a todo el sector de la cultura como opositores a sus políticas o sabiendo que sus votantes no están dentro del sector de la cultura, lo cual es cierto, pero en definitiva el cine es una industria, una industria bastante virtuosa, que genera un enorme movimiento de manera directa, indirecta o inducida, de todo lo que implica el audiovisual – no solo de películas, sino también de series y de animación, o publicidad, toda la post producción y todos los procesos que suponen. Estamos parados en un sinsentido y se verá realmente si la comunidad cinematográfica logra detener este atropello.

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