El mundo del deporte ofrece opciones sin precedentes y parece que los límites a veces solo están en la mente, más allá de las adversidades físicas o económicas. Un accidente puede cambiarte la vida, pero tú puedes ganarle a ese problema, y más cuando encuentras el ámbito y la gente indicada.
Tuve el agrado de charlar con Richard Huelmo, un joven de Piedras Blancas, que terminó sin la posibilidad de caminar luego de un accidente, capitán del equipo APRI y de la selección uruguaya de basketball en silla de ruedas, jugando en la función de cortinar, usando la marca como factor fundamental.
Esta disciplina deportiva tiene un intenso calendario a nivel internacional, incluyendo su presencia en los Juegos Paralímpicos como uno de los eventos más destacados, y una copa de oro que se organiza cada dos años después los mismos, considerada una competencia importante en el baloncesto en silla de ruedas, en los que participan los países de Canadá, Australia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Países Bajos, y Japón.
La Federación Internacional de Baloncesto en Silla de Ruedas (IWBF, por sus siglas en inglés) es el organismo internacional que regula este deporte. La IWBF tiene 82 Organizaciones Nacionales y participa activamente en todo el mundo, este número aumenta cada año. Se estima que más de 100 000 personas juegan esta actividad como práctica de recreo para jugar y como club de élite de los miembros del equipo nacional.
En Uruguay, es muy importante la labor de APRI (Asociación Pro Recuperación del Inválido), fundada en 1953, y ubicada en Montevideo, en Caiguá 1336 Esquina, Av. Millán. Dicho grupo de profesionales trabaja con la habilitación y rehabilitación de personas con trastornos neuro-músculo-esqueléticas, en distintas fases vitales, empleando abordajes diversos con el fin de alcanzar el mejor desarrollo físico, mental y social, con el objetivo de mejorar su calidad de vida e inclusión. En ese lugar, trabaja y desarrolla su deporte nuestro amigo, Richard Huelmo.
Richard tuvo un accidente en el 2005 a las 15 años de edad, hecho que le dejó sin poder caminar. En pocos días recibió contacto de APRI y comenzó a jugar basketball en silla de ruedas, primero como distracción, para luego tomarlo a nivel profesional, comenta que “tuvo un proceso largo: un día caminás, y al otro día te despertás en una silla de ruedas, te cambia el mundo”, pero se fue motivando gracias al apoyo recibido por la organización.
A nivel de clubes, APRI es el único equipo que tenemos en el país para esta modalidad. El combinado participa en la Liga Argentina, compartiendo encuentros con equipos como Boca y River, con excelentes participaciones, buen ranking dentro del top-5, e incluso alguna que otra copa que han traído a Uruguay.
Huelmo me comparte sus experiencias, contándome los viajes por tierra al país vecino cada dos meses (en abril comienza el campeonato, nunca con la posibilidad de jugar de local aquí), la labor de los psicólogos de la asociación para ayudar y brindar otra perspectiva, los esfuerzos para traer niños desde Salto y Flores para integrarse y jugar, y la persistencia diaria para mejorar y encontrar el equilibrio necesario.
A nivel personal, el deportista me transmite su emoción y experiencia de haber jugado en lugares como el famoso Estadio Monumental de River en Argentina, la clásica hinchada con bombos y euforia, el hecho de conocer figuras históricas de ese equipo (a nivel fútbol) como el gran Daniel Pasarella, entre otros. Ese día, Richard jugó su primer partido, y ganó la copa, trayéndola para Uruguay.
A nivel de selección, el entrevistado nos informa que no pudieron lograr los resultados anhelados, pero han tenido buenos desempeños también, sobresaliendo la revelación del joven Dylan Machado, una gran promesa de la disciplina. Richard también agradece y reconoce un gran apoyo de la gente y el ámbito empresarial, considera que no se sufren ciertas necesidades e incertidumbres en temas de costos, transportes y demás.
Si hablamos estrictamente de lo deportivo: el baloncesto en silla de ruedas tiene la misma normativa que el carácter tradicional, mismo tiempo y puntajes, aro en la misma altura; lo que quizás cambia es la modalidad, ya que “deben remar usando dos impulsos y picar la pelota”, la destreza es muy “rápida” con una mano movilizándose con la silla, y la otra picando la pelota. Es más, Huelmo comparte el ejemplo de un deportista argentino que juega en Europa, al cual le faltan las dos piernas y un brazo, e igual se desempeña sin un solo problema y con gran rendimiento.
A nivel de actualidad, por ahora habría un proyecto de realizar en Uruguay un torneo de “3 x 3”, además de una Copa Andina (la cual no se sabe en qué lugar de Sudamérica se juega). Sin dudas, la selección tiene mucho interés en poder jugar e ir perfeccionando su trabajo.
Un dato no menor –y que comenta el jugador- “el apoyo de la familia es fundamental para superar la adversidad y consecuencia física de un accidente”, los momentos de decepción y ansiedad, el proceso de asimilación. El factor psicológico emocional juega un papel importante a la hora del desempeño, además de la inclusión y visión social, la cual ha mejorado.
Finalizando, agradezco profundamente a Richard Huelmo por su tiempo y disposición e invitamos a las personas y empresas a que puedan visitar el trabajo de APRI y observar el desempeño y trabajo realizado. Por mucho más deporte, por mucha más integración y superación, ¡que viva el basketball en silla de ruedas!
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