Tuvo efecto en Johannesburgo la reunión cimera de los BRICS, con la falta del presidente Vladímir Putin, representado él y su país por el canciller Serguéi Lavrov. La pertenencia de Sudáfrica al Tribunal Penal Internacional y la sanción dictada por el mismo contra el mandatario eslavo hizo que este diera un paso al costado.
De los temas tratados, dos son los que han repercutido pese a que sólo hice un rápido repaso sobre importantes medios. Las grandes cadenas y sus repetidoras locales, más que informar sobre el tratamiento de los temas por parte de los reunidos en el foro se dedicaron los días previos al 22 a hacer todo un sinfín de pronósticos y caracterizaciones -reales o fictas- sobre los participantes y acerca del escaso alcance que tendría lo que decidieran. No comentaron que los miembros son el 46% del total mundial de habitantes y el 40% del PIB,
Una muy común idea expuesta frente al crecimiento de los BRICS indicaba que esto repercutiría sobre las fortalezas diplomáticas de los gobiernos fundadores del foro, en particular sobre China y Brasil. Por lo menos esa fue la interpretación que le dio gran parte de la prensa amazónica, las derechas sudamericanas y la UE, en particular los “observadores” (algunos anónimos) citados por medios hegemónicos de países que participan de los G-7 y 20.
Por ejemplo, la prensa brasileña especuló sobre las diferencias entre el grupo de relaciones exteriores de Itamaraty, orientado por el canciller Mauro Vieira, y el gobierno, asesorado por el veterano diplomático Celso Amorim. En el caso que pondré de ejemplo, Etiopía, sabemos de las circunstancias por las que atraviesa ese país.
Sin embargo, eso no ha sido óbice para sumarlo a los BRICS, que
no fueron creados como una sociedad de comunidades ideológicas, religiosas o culturales, sino como representativos de un cierto valor internacional estratégico.
Si nos detenemos en Etiopía (para no cambiar de ejemplo) diremos que su elección guarda otro tipo de interés en cuanto a las aspiraciones acerca de un orden multipolar que extienda su influencia a la región conocida como el Cuerno de África, que es la principal ruta marítima que une a Europa con Asia, junto con el
Canal de Suez, el Mar Rojo y el Golfo de Adén. Los ingresos al BRICS de Egipto e Irán completan el de Arabia Saudita y aseguran -pese a los contrastes políticos existentes- que Ryad, El Cairo y Teherán, potencian el control del paso marítimo.
Otro tema expuesto por las grandes expendedoras de información es que los BRICS, como asociación de países, correrá el mismo destino que tuvo el Movimiento No Alineado, que pasó por algún momento de brillantez y hoy está virtualmente disuelto e inexistente. Me parece que ante tan pobre argumento hay que señalar que por el tiempo de los No Alineados el mundo vivía sumergido en el enfrentamiento designado como Guerra Fría y se pretendía que cada país optara por ubicarse en favor de Occidente u Oriente y ocupara una trinchera: la historia cuenta cómo el imperialismo impuso el “apoyo” de Latinoamérica a la defensa del capitalismo y el sufrimiento que trajo a la región, enfrentada por la heroica resistencia de mucha gente.
Acerca del peligro que significarían los BRICS futuros en caso de
constituir un eventual sistema militar propio, como la OTAN o como dispone EE.UU., con bases regadas por el mundo. No se visualiza ninguna posibilidad -salvo por la habilidad en el febril tecleo de algunos redactores y o “analistas”-. Hay que recordar, por ejemplo, que el armamentismo chino es la consecuencia de décadas de estudio de sus profesionales y la alianza militar estratégica sino-rusa se solidificó por la guerra que se libra en Ucrania y a partir de las sanciones impuestas por la OTAN-UE-EE.UU. al Kremlin. La solidez de los BRICS no parece que sea objeto mercantil de compra-venta por ninguna de la partes.
En todo caso, es la paz y no la guerra otro de los temas en que están por medio en los avances, Le disgusta a la UE y a la OTAN que hay países entre los BRICS que se opusieron a las sanciones contra Rusia; que se negaron a proporcionar, facilitar o alentar ayuda militar a una de las partes pese a las gestiones y presiones del Departamento de Estado washingtoniano y Úrsula von der Leyen.
Acerca de la separación o malestar de China y Brasil, no corresponde hacer un análisis serio sobre tamaña insensatez; tampoco analizar sus supuestas debilidades.
Deben entender los críticos de los BRICS que si estos no cuentan con una estructura como la de la UE es porque una carga burocrática como esa le es innecesaria. Establecer un mundo multipolar requiere de voluntades políticas y no de estructuras como las de la UE u otro foro.
El éxito mayor de los BRICS de Johannesburgo, ligado con el ingreso de seis nuevos miembros, ha sido el acuerdo de traficar
sus mercancías fuera de la mediación del dólar, en sus propias monedas, sin crear ningún nuevo artificio que sirva para la acumulación capitalista. Se tratan los BRICS -como ha dicho el brasileño José Luís Fiori- de una organización de resistencia que es de esperar, luego de que produjo una “explosión sistémica” -tras la integración de los nuevos miembros- que lo cumpla como principio del camino hacia un nuevo modelo internacional el intercambio comercial sin pasar por el dólar, Al debilitarse esa moneda, el edificio de predominio impuesto por los estadunidenses se viene abajo y junto con él la edificación europea.
En tanto, el crecimiento comercial chino tiende a superar a EE.UU., sin que por el momento se vislumbre el papel de sustituto del dominio imperial actual.
Pese a todo, no puedo adivinar qué pasará con el grupo y su
propósito de establecer, como dicen, que se elimine al dólar de los intercambios internacionales y, por tanto, que tambaleen tanto EE,UU como la UE, el Euro y varias monedas occidentales.
¿Dónde quedarán esos propósitos al final: no lo sé? Sólo sé que hoy hay once países BRICS, otros que expresaron su deseo de estar y un montón atraídos por la posibilidad de comerciar en su propia moneda.
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