El título elegido para esta comunicación reproduce uno de los miles de letreros pintados por todo Chile. Se trata de mostrar una determinación, así como de una ruta política que cuestiona aquello de las “condiciones” o de la “preparación” del pueblo para avanzar en la revuelta. El 18-OC marcó un hito en la imagen de una supuesta tranquilidad-felicidad de la vida cotidiana en el país. Al ritmo de una consigna inicial un tanto sorprendente, los pingüinos comenzaron a saltar los molinetes del Metro mostrando en la práctica la convicción de su propuesta: EVADE. Se trataba de invitar a la desobediencia civil, pero como toda consigna inicialmente no era mas que una palabra. Con el tiempo fue adquiriendo innumerables sentidos que fueron copando casi todos los rincones de la vida cotidiana. Hace recordar el efecto de las obras de arte; en el momento en que se producen no adquieren la significación ni el valor que tendrán tiempo después, así funcionan los verdaderos emergentes sociales.
Esta consigna ya no solamente escrita en el Metro sino en infinitos muros del país se convirtió en un verdadero desacato. Hoy ya a cinco meses del estallido la evasión ha alcanzado un abanico de importantes normativas y regulaciones tanto explícitas como tácitas. En rigor todo está bajo cuestión. EVADE es también una denuncia de lo que hacen los dueños del país (Piñera entre ellos) que a pesar de sus inmensas fortunas evaden impuestos, colocan sus ganancias en el exterior y se amparan en las normativas creadas por ellos en su propio beneficio; es el pueblo el que terminará pagando siempre.
El devenir de la revuelta social ha hecho visible una separación significativa entre dos tipos de discursos. El del pueblo que harto de la violencia estructural (pensiones por debajo del sueldo mínimo, salarios de hambre, un sistema de salud que mata antes de brindar asistencia, tarifas de autopista que crecen desmesuradamente, endeudamiento para acceder a carreras universitarias cuya cancelación podría llevar 30 años, etc.) reivindica la dignidad. En efecto, el centro de las manifestaciones y lugar histórico de reunión, Plaza Baquedano, es rebautizado como Plaza de la Dignidad[1], haciéndose cargo de otra potente consigna: “Hasta que la dignidad se haga costumbre”. La gente se siente abusada, violentada por los pactos políticos – la clase política – que no parece escuchar el sufrimiento diario de la población. Es el discurso de la resistencia, de la denuncia, de la organización de base, el discurso de la calle que masivamente apoya el movimiento. De allí van a surgir las asambleas populares que espontáneamente se organizan para preguntarse por las condiciones de vida deseadas teniendo como norte una nueva constitución producto de una asamblea popular: partir de una hoja en blanco. El gobierno habla de un “nuevo pacto social”. ¿Nuevo? – dice la gente; ¿y cuando tuvo lugar el “viejo”? … ¡si la constitución de Pinochet fue impuesta!
El otro discurso es sordo, se instala en el reducto del poder y carece de toda alternativa de escucha. En efecto, no se pueden escuchar sentidos, que dicen sobre lo sentido (por el pueblo), cuando nunca se perteneció a él, cuando es inimaginable las penurias, las humillaciones, los apremios que la mayoría de la población ha padecido en estos 30 años de amarre a una constitución sentida como ajena y a un pacto político tácito entre políticos donde la corrupción ha sido la norma mas que la excepción. Un discurso totalmente fuera de lugar, que toma enorme distancia sobre lo que espera la gente. Un discurso prepotente que amenaza: “estamos en guerra”, ha dicho[2] el presidente. Su propio militar a cargo del Estado de Excepción lo ha desautorizado señalando: “No estoy en guerra contra nadie”. Un discurso que ofrece migajas económicas, con la clara intensión de comprar la tranquilidad de la gente, ignorando las reformas estructurales que el pueblo exige, en salud, en educación, en el sistema previsional, en la propiedad del agua (privatizada) y en el funcionamiento del Estado. Estas propuestas son vividas con indignación y en lugar de calmar producen ira y encono y como respuestas nuevas y masivas movilizaciones a lo largo y ancho de todo el país. La semana siguiente al 18-OC cerca de dos millones de personas estaban marchando en Santiago más los que a su vez lo hicieron en las diversas ciudades de provincia, algo nunca antes visto.
Dos discursos que no tienen puntos en común y que no lo tendrán, mas allá de los compromisos políticos de uno y otro lado, pero realizados en “La cocina”, expresión que sobre todo alude a la traición al movimiento popular en torno a lo que “se cocina” por parte de una clase política que no está dispuesta a abandonar el protagonismo ni puede creer que ya no represente a nadie.
Este es un asunto esencial. Lo que se ha producido en 18-OC es el desmantelamiento del principio de delegación del poder. Delegación del poder que se constituye en la piedra fundamental de la democracia representativa, en tanto se supone que hay un parlamento y un gobierno que re-presenta al pueblo. La caída de este principio supone la recuperación subjetiva del poder por parte de aquellos que lo habían delegado y transforma el escenario del hacer político en un asunto de acción directa, de democracia directa, claro está que, con la permanencia de un aparato burocrático, estatal hueco. ¡Qué frágil es el Estado!, ya que se sostiene mientras el pueblo lo reconozca y le otorgue su fuerza; cuando este deja de hacerlo solo queda su forma, carente de todo contenido. Y entonces surge la polémica en torno a si es posible realizar un control militar de la población respetando los derechos humanos. Los militares y carabineros son los primeros en quejarse de que no pueden hacer bien su trabajo sino se les da “libertad de acción”, esto es, licencia para matar.
Y es sorprendente que en 5 meses de revuelta social no haya muerto un solo carabinero. ¡No ha sido tan violenta la revuelta! El pueblo ha tenido sus muertos y sobre todo sus mutilados por los pedigones de plomo[3][4]y las bombas lacrimógenas que han destrozado la cabeza de varios. Hay una evidente desproporción entre la gente que se manifiesta pacíficamente y las acciones indiscriminadas y violentas de Carabineros. El gobierno reconoce que hasta el 14 de noviembre y desde el estallido de la revuelta social 22 personas han muerto y se cuentan con 2200 heridos, muchos de ellos producto de torturas, etc., o resultado de armas disparadas por Carabineros. Hay un rayado que ilustra “1973-2019. Los murales gritan por los que no están”. Otro gran capítulo es el de los vejámenes, abusos, violaciones realizados por las fuerzas del orden a mujeres en las comisarías o sencillamente en la calle… “El paco no es marikon, es hetero, asesino, jalero, violador, traidor y ladrón”
Otro de los sentidos que va a adquirir EVADE dice acerca de la problemática de la salud mental. En efecto, no hay que olvidar que en marzo de 2019 apareció la denuncia de los estudiantes de arquitectura de que estaban deprimidos, estresados, que no podían dormir, que carecían de tiempo para el esparcimiento, todo ello provocado por las exigencias que la carrera les planteaba y de las metas que el sistema fijaba. Rápidamente, como no podía ser de otro modo, todas las otras escuelas señalaron lo propio sumándose al movimiento de arquitectura. Las universidades tuvieron que ofrecer mesas de diálogo y llegar a acuerdos en torno a la disminución de las exigencias calendarizando pruebas y trabajos, graduando evaluaciones y ofreciendo a su vez servicios de atención en salud mental. El tema adquirió notoriedad en los medios, se recurrió a estadísticas para mostrar lo estresado que estaban los chilenos, los índices de suicidios y de depresión, ausentismo en el trabajo, incremento significativo de licencias médicas por cuestiones laborales y del modelo de vida que implicaba el neoliberalismo y el mercado.
El asunto es retomado por la revuelta por medio de algunos carteles iniciales “Estoy harta de tapar a mis pacientes en Sertralina y Clonazepam cuando el real problema es la injusticia social” y “No era depresión, era capitalismo”, y otro más “La locura era creer que el futuro era inalterable”. Mas adelante comenzaron a aparecer otros rayados: “Las asambleas son terapéuticas” y muy notable el razonamiento: “Estamos peor, pero estamos mejor porque antes estábamos bien, pero era mentira, ahora estamos mal, pero es verdad.” O también “No sentir rabia es privilegio”. Y en otra vuelta “(sobre una foto de un mapuche) La herida es lo que nos une”. En efecto, las banderas mapuches ondean por todas partes en las manifestaciones, aparte de las chilenas, lo que contrasta con las banderas de los partidos totalmente ausentes. Así la propuesta a evadir es a desmarcarse de regulaciones, de horarios, de exigencias estériles cosa que se logra en los hechos, a saber, el cierre o funcionamiento parcial del metro ha producido un caos vial de enormes proporciones incrementando los tiempos de traslado al doble o al triple. En consecuencia, es imposible llegar a la hora al trabajo y a su vez estos se ven interrumpidos a diario por la noticia del cierre anticipado del metro lo que obliga a todo el mundo a abandonar la jornada laboral antes de su finalización horaria. Todo enlentecido, todo a media máquina, los trabajadores llegan temprano a sus casas, hay algunos que sencillamente no pueden llegar a trabajar. La normalización de la vida cotidiana (“Normalidad ¡A las pailas!”) es en rigor el regreso a las urgencias, a las carreras, al estrés y a la prepotencia de las relaciones humanas mediadas por la burocracia estatal. Y esto recién comienza: “todas las balas que tiraron van a volver”, pensamiento que se convirtió en canción en las manifestaciones.
“Cuando se resguarda el orden deja de resguardarse la vida”, pensamiento que trasciende por completo el momento actual situándose en el futuro de un pueblo que desea tenerlo. Y para ello se tiene claro que “nos organizamos o desaparecemos”. El avance de la conciencia ciudadana ha sido muy significativo. Por un lado, las movilizaciones diarias y la ausencia de diálogo con la clase política fueron dando origen, de manera simultánea a instalar la demanda por una asamblea que desde cero pudiese redactar una nueva constitución, lo que sería la primera vez que algo así sucedía en la historia de Chile. El libro de la Constitución se agotó en librerías y puestos de venta de revistas. Se avanza sobre todo en lo que se quiere y se toma conciencia también de lo que no se quiere. Por otro lado, los emergentes sociales irrumpen la escena socio-política con nuevos avances en pensamientos que dan cuenta de la toma de posición de grandes grupos frente al asunto del determinar principios para nuevas formas de convivencia teniendo en la mira el abuso, la usurpación, la violencia y el despojo. “Nos han sacado todo. Nos han sacado el miedo”.
Especial mención hay que hacer de la puesta en escena de una performance titulada Un violador en tu camino, a cargo del Grupo Las tesis de Valparaíso que se hizo viral de inmediato y adquirió repercusión mundial al punto de que se convirtió según varios comentaristas en el Himno del feminismo. Para algunos lo mejor que la revuelta social ha producido por cuanto se supera con creces los planteos feministas del 2018 denunciando no solamente a los jueces, al presidente, al sistema patriarcal y al carabinero como violadores sino al Estado mismo: “El Estado es un macho violador”, centrando entonces el objetivo de la lucha, al enemigo. La canción que invita a una adhesión inmediata se convierte así en una propuesta de toma de conciencia planteando en los hechos una acción que no pide nada por cuanto no tiene ningún sentido solicitar amparo al Estado violador, por lo que se convierte en una consigna revolucionaria. “Que arda el Estado genocida” o “Por la calle corre sangre a manos del Estado” complementan una propuesta que cada vez adquiere mas sentido en el pueblo, “volvimos a ser pueblo” y sobre todo de cara a una asamblea que, comandada por la clase política podría traicionar el deseo ciudadano. “Ni dios ni amo ni patrón”. “Sin líderes ni partidos”.
Momentos claves formales de lo que se viene:
El proceso de redacción de una nueva constitución está pautado ya por la legislación:
Supone la realización de un plebiscito de entrada y otro de salida. Vale decir, el Plebiscito de entrada se realizará el 26 de abril próximo donde la ciudadanía votará dos conceptos:
- Si aprueba o rechaza una nueva constitución.
- El mecanismo: esto es si la constitución será redactada por una Convención mixta (parlamentarios y representantes independientes de la sociedad civil) o si se realiza por medio de una Convención constituyente, es decir una convención donde todos los participantes serán electos ex profeso por la sociedad civil para redactar la nueva constitución.
En caso de aprobarse en abril la vía de la nueva constitución, el 25 de octubre de 2020 se elegirán los constituyentes simultáneamente con la elección de alcaldes, concejales y gobernadores regionales. Los constituyentes dispondrán de casi un año para redactar la propuesta de la nueva carta magna, hasta junio del 2021, documento que será plebiscitado (Plebiscito de salida) y promulgado antes de fin de año.
¿Qué ocurre actualmente? Marzo, retorno de vacaciones e inicio del año escolar, las manifestaciones de protesta se han ido incrementando y carabineros ha aumentado considerablemente la represión al punto de que organismos internacionales han señalado que la situación de los DDHH en Chile ¡¡¡no había estado tan mal desde la dictadura!!! La impunidad es feroz y a diario hay heridos tanto por brutales golpizas de los carabineros como por efecto de las bombas lacrimógenas lanzadas al cuerpo de las personas, lo que ha incrementado el número de heridos y…. muertos.
¡Además, en pleno periodo de propaganda de los partidos y de los movimientos sociales en torno al apruebo o rechazo de una nueva constitución en el plebiscito que se avecina, han aparecido manifestaciones de los que rechazan, portando cascos y palos, con claras actitudes provocativas y prepotentes sobre transeúntes y con una sorprendente escolta policial!!! Este grupo en crecimiento de neonazis intimida con sus acciones mostrando coordinación y entrenamiento paramilitar incrementando la violencia sobre periodistas y público en iniciativas de amedrentamiento y operando con total impunidad en tanto hay partidos de derecha radical que los respaldan. En suma, lejos de la normalización que cree ver el presidente de frente a los “festejos” por su segundo año de gobierno, la situación de confrontación va en aumento.
Un último dato: La conmemoración del Día internacional de la Mujer (8M) congregó en el centro de Santiago 1.900.000 mujeres, una acción sin precedentes.
[1]¡Ya puede verse en algunos mapas en internet de la ciudad de Santiago de Chile el nombre cambiado!!!
2. Hace unos días Piñera cometió un lapsus lingüe memorable. «Un acuerdo por la paz y contra la democracia», dijo durante un discurso en Macul. «Contra la violencia», era lo que supuestamente quería decir.
3El análisis químico realizado por la Universidad de Chile indica que los perdigones son de plomo con solo un 20% de goma!
4La Sociedad Chilena de Oftalmología registra más de 450 casos de traumas oculares severo por el uso de estas armas “disuasivas” y hay que agregar otros más tratados en otras instituciones. Único caso en el mundo, la represión produce ceguera.
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