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Ciclón de Marosa

Ciclón de Marosa
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Cuando en mayo conversábamos con Bernardo Scorzo y Camila Sosa, integrantes de Ciclón Teatro, sobre sus planes para este año nos comentaron del trabajo que venían realizando sobre la vida y la obra de Marosa Di Giorgio. El interés partía de Federico Martínez, quien estuvo en Dinamarca realizando un taller en el Odin Teater de Eugenio Barba y volvió con la idea de trabajar en formato de laboratorio. Realizó un estudio global de la poesía de Marosa, se contactó con la familia para tener información de su biografía y a partir de allí comenzaron el laboratorio de ensayos que culminó a comienzos de este año con el texto del espectáculo denominado simplemente Marosa. Luego empezó el trabajo de búsqueda del código, como nos decían. “Ir buscando nuestra Marosa interna, nuestra perspectiva. La idea es mostrar a Marosa en su niñez, en su juventud y en su muerte, pero siempre sujeta a los textos”. El objetivo era estrenar en este 2022 para celebrar los 90 años del nacimiento de la poeta (que nació un 16 de junio de 1932), y finalmente lo hicieron el 2 de octubre en el marco de la segunda edición de NUESTRA (festival de dramaturgia uruguaya).
Como se desprende de las palabras de Scorzo y Sosa, la obra pretendía sumergir al espectador en esa particular continuidad que fue la vida y obra de Marosa. La poeta salteña fue creadora de una obra de la que ya en los años sesenta del siglo pasado decía Alejandro Paternain “en una especie de relato onírico, un fluir de recuerdos, de sensaciones de la infancia (…) los tiempos, en su ordenado transcurrir, se quiebran; el presente y el pasado pierden sus aristas y se convierten en elementos subordinados al empeño que sobrenada en un mundo sometido a una constante transformación”. En una entrevista con Melisa Machado en 1999 Marosa confesaba que dedicaba muchas horas de su tiempo al recuerdo: “siempre me gustó rever, rememorar. Desde muy pequeña ya lo hacía, aunque no entiendo qué rememoraría entonces”. Y aunque no supiera qué rememoraba cuando niña, sí tenía claro que “todo lo que percibo de algún modo lo escribo. No es cosa de querer dedicarse a escribir sino escribir porque se siente que a eso, a sólo eso, se ha venido al mundo”. Y en esa continuidad entre la percepción del exterior y la memoria que rememora y reelabora aquella percepción Elvio Gandolfo afirmaba “Marosa logra el milagro extraño de licuar el tiempo, sin eliminarlo. Logra además un ‘ensopado’ general de la sensibilidad y las supuestas acciones privadas de cada reino natural: los vegetales dan grititos o chillidos, los hongos no son solo sensuales o sexuales (…) sino que hasta pueden generar movilidad, y convertirse en una especie de borrador de cuerpo humano”.
Aquí estamos lejos de ser especialistas en la obra de Marosa, pero nos parecía importante introducir en una reseña de un espectáculo basado en su obra algunas brevísimas descripciones de quienes sí lo son. Perfectamente se puede imaginar a Marosa habitando su universo creativo, un universo en que conviven temporalidades distintas y en que la naturaleza, siempre en transformación, es un personaje más. Y es así como se concibió la obra, que transcurre en escenas o “cuadros” en los que la biografía de Marosa y su universo literario se funden. El tono de la obra de Ciclón Teatro es, como Paternain afirmaba de la obra de Marosa: “una especie de relato onírico” en el que el presente y el pasado pierden sus aristas” sometidos “a una constante transformación”.
Es importante señalar que la platea comparte espacio y se encuentra al mismo nivel que los personajes, lo que hace que se aproxime a ese cosmos de mutaciones. Entre cuadros que enmarcan la obra con referencias a cierta “realidad histórica” y otros estrictamente oníricos, el equipo artístico compone escenas en que los cuerpos se funden y se separan, se arquen y se desgarran, como señalando esa transformación constante del universo de Marosa. No faltan ni siquiera las críticas exteriores a ese universo, que son particularmente señaladas en un cuadro ubicado en el centro del espectáculo y en el que se oyen desde cuestionamientos a las “formas” expresivas de la poeta hasta su falta de “compromiso” con la convulsionada época histórica en la que vivió. En ese momento de la obra es como si todo el universo se comprimiera, con los cuerpos reunidos en el centro, para inmediatamente volver a dispersarse en el espacio escénico y en singularidades poéticas.
El compromiso del elenco con su creación es destacable. Sin la entrega que demuestran sería difícil creer y entrar en el juego propuesto. El diseño del vestuario se combina con el de las luces para dar unidad cromática a los cuadros, y el espacio sonoro complementa la sensación de ensueño. La búsqueda de acercarse lo más posible a esa organicidad en mutación constante de la obra de Marosa llevó a que incluso el vestuario y la escenografía se confeccionara en parte con micelios y biomateriales, lo que los hacía mutar de función en función, como mutaba la propia obra de Marosa.
Lo que podríamos señalar como incompleto en la propuesta parece estar determinado por las características del espacio en que se desarrolló. Si bien la platea está al mismo nivel que el espacio escénico, creemos que la propuesta pide que el espectador esté entre los personajes, inmerso en ese universo. Pero, nos comentaba una espectadora, el que las luces estén mayoritariamente a nivel del piso no permitía esa disposición. Tampoco el sonido “envuelve” al espectador, otra dificultad seguramente inherente a las características del espacio en que transcurrieron las funciones hasta hace dos semanas. Y esto no es una crítica, Ciclón Teatro se ha visto obligado a trabajar en espacios que no fueron concebidos para espectáculos teatrales ante la imposibilidad de acceder a ellos. Y los resultados siempre son satisfactorios.
Los días 17 a 19 de noviembre tendremos nuevas oportunidades de descubrir ese mundo, ahora en el ciclo Otro Teatro de la ACJ. Queda la invitación servida.

Marosa. Texto: Federico Martínez inspirado en la poesía de Marosa Di Giorgio. Dirección: Federico Martínez. Elenco: Valentina Gualco, Camila Moreira, Valentina Pereyra, Carmela Pérez Lobato, Andrés Preto, Bernardo Scorzo, Camila Sosa Calero, Analía Troche y Juan Vázquez.

Funciones: jueves 17, viernes 18 y sábado 19 a las 21:00. Sala de la Asociación Cristiana de Jóvenes (Colonia 1870)

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.