De las independencias de Nuestra América al fin del siglo corto (1991) por Julio A. Louis
El siglo de la “pax británica”
La independencia de la mayoría de los estados de NA se produce en la llamada “pax británica” del siglo XIX. Es la etapa industrial y competitiva del capitalismo, en la que empresas medianas y pequeñas se vuelcan a un mercado que se autorregula, al menos en apariencia, porque de hecho el Banco de Inglaterra lo regula en su beneficio. Rige el patrón oro. Se impone el estado liberal, juez y gendarme, que patrocina la libertad económica, semejante a la que dispone un zorro libre encerrado en un gallinero con gallinas libres. Se extiende una larga paz europea, cortada por conflictos parciales, y permanentes atropellos en la periferia colonial y semi-colonial hasta la crisis de 1873.
Gran Bretaña (GB) ata a a los nuevos estados con préstamos usureros de su banca. Y crea a los “Estados tapones” para controlar mejor a los grandes y penetrar en su territorio. El Estado de Montevideo (1828), futuro Estado Oriental del Uruguay (1830), es el primero exitoso, al que le sigue Bélgica. No obstante, NA conserva sus riquezas nacionales en poder de la clase dominante criolla, pues el capitalismo no aplica aún la inversión de capital productivo en las zonas periféricas -salvo excepciones- sino en sus naciones en proceso de industrialización.
Paraguay y la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870)
Paraguay es independiente económica y políticamente, por lo que aparece como un tumor maligno para GB y las clases dominantes de sus vecinos. Poblado de guaraníes y tupíes en el estadio de la barbarie entre el salvajismo y la civilización (producen, pero carecen de ciudades, escritura, etc.) obliga los españoles a implantar un régimen de explotaciones agrícolas pequeñas en las que se emplea a los aborígenes, después de contener tres sangrientas sublevaciones. La resistencia guaraní continuará hasta fusionarse con el movimiento de emancipación nacional (1810). El país se particulariza por su aislamiento respecto al flujo comercial activo de otras regiones.
Su líder, el Dr. Rodríguez de Francia, expone en 1810: “Paraguay no es el patrimonio de España, ni provincia de Buenos Aires (…) es Independiente y es República”. Ante la reacción militar de Buenos Aires y de España, lucha por una Confederación de las Provincias del Río de la Plata y de toda HA y se anticipa a Artigas y a Bolívar.
El país está aislado desde 1813. Consolida el sistema guaraní de producción colectiva de la tierra y distribución equitativa de los productos, fomenta las cooperativas agro-ganaderas del Estado, logra la autosuficiencia alimentaria, prohíbe la extracción de metales preciosos, protege con aranceles su producción, expropia a la Iglesia (gran propietaria de tierras) y liquida a la oligarquía comercial. Se trata de un régimen revolucionario, autoritario, cuya base social son los campesinos y la pequeña burguesía. Pero un país independiente era una utopía y es atacado y vencido por Brasil Argentina y Uruguay, instigados por GB en la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870). El gobierno de Flores participa como aliado servil, pues Uruguay es el único país que no despoja de territorios a Paraguay.
Del colonialismo al imperialismo
Por las décadas del 60 y 70, el colonialismo se transforma en imperialismo. En el primero, las metrópolis exportan manufacturas, mientras que en el segundo exportan principalmente capitales. En el colonialismo GB vende manufacturas, controla el transporte marítimo, exporta maquinarias para la explotación agropecuaria o minera, invierte en obras de infraestructura y en bancos, introduce el telégrafo y el ferrocarril, principal instrumento de penetración en los territorios y une cada lugar de extracción de la materia prima con el puerto de exportación. Así el desarrollo es deformado en beneficio de GB. Surge una incipiente clase obrera, apenas fabril, muy artesanal. La inmigración creciente de los europeos puebla las ciudades. Además, GB funciona como centro financiero mundial. Su supremacía se afirma con la práctica del librecambio y la superioridad naval.
Mientras tanto, prosigue el reparto de las zonas de influencias entre las diversas potencias. Por 1875 el imperialismo británico es hegemónico en NA, en la que tiene el 20% de su capital en el exterior. Y con esos capitales exportados va adquiriendo las industrias nacionales y las riquezas: la industria frigorífica en el Río de la Plata, el salitre chileno, el estaño boliviano, el petróleo venezolano. Los países de América del Sur se vuelven más dependientes de GB, y los de América Central y el Caribe de EE.UU. con ocupaciones militares prolongadas. Habrá un nuevo salto cualitativo en la acumulación del capitalismo y mayor dependencia de la economía primaria exportadora de NA.
La pugna entre el imperialismo yanqui y el europeo se decide a favor del primero a fines de los años 20 del siglo XX, aunque GB aún ejerce gran influencia en Argentina, Uruguay y Brasil y retiene el dominio colonial de Guayana, Jamaica, Granada, Barbados, Trinidad, Tobago, islas menores del Caribe, Belice y las Malvinas. Los franceses solo conservan posesiones en Guayana e islas del Caribe, igual que los holandeses. EE.UU. despoja a México de la mitad de su territorio a mediados del XIX; se vuelca hacia el Caribe con inversiones que desarrollan un modelo agro-exportador, el de las “Repúblicas Bananeras”e intervenciones militares (1830-1880) fundamentadas por Alfred Mahan, quien veía la civilización occidental amenazada por el “peligro”amarillo” (China, Japón, ¡India!) y frente al cual a EE.UU. le correspondía defenderla en el Caribe.
EE.UU. convoca la Primera Conferencia Panamericana en Washington (1889), en el espíritu de la Doctrina Monroe (1823) la de “América para los (norte)amerianos”. En 1890 deciden convertirse en gran potencia naval. Consiguen su hegemonía en el Caribe cuando Cuba reanuda la guerra de la independencia, dirigida por José Martí hasta su muerte (1895). Desata la “primera guerra imperialista” según Lenin, para dominar Puerto Rico y Cuba (1898). España entrega a Cuba, a la que EE.UU. reconoce independiente con el aditivo de la “Enmienda Platt” que reconoce el derecho a su intervención, o sea que es un cambio de dependencia. Y controla a Puerto Rico, y en el Océano Pacífico a Filipinas, Guam y las Islas Marianas. El corolario es el surgimiento de la “United Fruit Company” (1899) que afirma su dominio económico. Luego, Theodoro Roosevelt con su teoría del “Gran Garrote” (1904) se abroga el derecho de intervención, al que le sigue la “Diplomacia del dólar” del Presidente Taft (1912), la que “desea sustituir los obuses por dólares” reconociendo la agresividad del antecesor. En Cuba EE. UU. se hace ceder la bahía de Guantánamo para instalar una base naval e impone un Tratado Comercial para penetrarla a fondo. Ocupa Puerto Rico, desgaja a Panamá de Colombia (1903) y se apodera del Canal construido entre 1904 y 1914, mientras crecen las inversiones e intervenciones. Todo “en defensa de la libertad y la civilización”.
Recién en 1894 lleva sus intereses económicos y políticos a América del Sur en Venezuela, Guayana, Colombia. Lentamente avanzan, aunque aún no preponderan. Ganan posiciones en los países del Pacífico mientras en el área rioplatense sus intereses apenas se instalan en Argentina y luego en Uruguay. En vísperas de la Primera Guerra Mundial sus inversiones en América Latina eran de 1700 millones de dólares, mientras las británicas eran de 3700 millones. El proceso de des nacionalización generalizado suscita como contrapartida respuestas reformistas avanzadas: Batlle y Ordóñez en Uruguay e Irigoyen en Argentina o de contenido anticapitalista en Chile en las dos primeras décadas del siglo, en las que se nota la presencia de anarquistas y socialistas.
El período de interguerras (1914-1945)
Se suceden las crisis de sobreproducción: 1920-1921, 1929-1933 y 1937-1938 conducentes a la Segunda Guerra Mundial (SGM), debidas a la recuperación de la industria europea a niveles pre bélicos. La década del 30 es de profunda penuria económica y movimientos de resistencia, del proletariado industrial y de sectores de las burguesías autóctonas, las que siempre pactan con la burguesía imperialista y no son consecuentes en pos de un “capitalismo nacional”. NA vive un ciclo revolucionario extenso (1910-1933) de contenidos programáticos y métodos de acción muy variados. Recordemos que la Revolución es la transformación total de las estructuras, generalmente realizada por métodos violentos. Por cierto, que la Revolución Rusa de 1917 influye en el mundo y en NA a través de pensadores y organizaciones políticas.
México es escenario de una potente revolución básicamente campesina (1910-1920). En Nicaragua la revolución liderada por Sandino es la movilización más grande de NA, con base social campesina (1927-1934). En El Salvador el movimiento antiimperialista se apoya en los campesinos, pero hay una dirección anticapitalista, liderada por Farabundo Martí, al frente de un Partido Comunista (1932). En Chile, la efímera “República Socialista” (1932), es un golpe de militares que cuenta con el respaldo del proletariado y de las capas medias radicalizadas. En Brasil y Ecuador la conducción es de los militares. Pero éstas y otras luchas son derrotadas.
Con Franklin D. Roosevelt comienza la política del “Buen Vecino” (1933-1945). El panamericanismo resurge y EEUU se vuelca a América del Sur.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (SGM) (1945) al final de la URSS (1991)
El período desde el fin de la SGM en 1945 a la caída la URSS en 1991 constituye una unidad. La SGM es sucedida por la Guerra Fría, la división del mundo en dos `campos’ definidos como capitalista y socialista. En verdad, nunca hubo un campo socialista, sino un proto-socialismo o socialismo en estado larvario, como fundamenta el alemán Rudolf Bahro en “La alternativa. Contribución crítica del socialismo realmente existente”. El socialismo, concebido por Marx y Engels, se construye en una sociedad de abundancia, de capitalismo desarrollado, el que todavía no ha triunfado en la historia. Lo que se ha vivido es una transición fracasada y lo que se vive en este siglo es el comienzo de otra transición. Al fin de la SGM, EE.UU. crea dos organismos para su dominación: la OEA y el TIAR
En NA hay diversas experiencias nacionalistas. Se destacan las del “ABC” (Argentina, Brasil, Chile) por los 40, gobernados por Perón, Vargas e Ibáñez. Se plantea la alianza de esos países para un desarrollo capitalista nacional. Durante la SGM se detuvo la exportación de manufacturas de los centros productores a nuestro continente, lo que obligó a éste a reemplazarlas, creando un modelo de sustitución de importaciones. En nuestros países se fabricará para el mercado interno y el Estado actuará como locomotora del desarrollo de un capitalismo nacional. Pero la experiencia fracasa porque la burguesía, clase conductora del proceso, se limita a rasguñar al imperialismo sin combatirlo a fondo. Para vencer a este enemigo poderoso se requiere pueblo armado y los gobernantes burgueses no se atreven a ello.
En 1959 es la hora de la Revolución Cubana. Cuba es dependiente del imperialismo yanqui, que controla la fundamental industria azucarera y las mejores tierras agrícolas; predomina el latifundio; existen el desempleo y sub-empleo permanentes; y la economía asfixiada por la dependencia. Las únicas inversiones extranjeras importantes son las de EEUU. Además, hay una tiranía sangrienta y corrupta, la de Fulgencio Batista.
En pos de conquistar el poder el Movimiento 26 de Julio asalta el Cuartel Moncada (1953), fracasa y sus militantes y varios dirigentes son muertos o tomados prisioneros, entre ellos su líder Fidel Castro. La presión internacional hace que sean liberados. Después, en México se prepara la organización de la guerrilla (los hermanos Castro, Camilo Cienfuegos, Ernesto Guevara, entre otros) que invaden y llegan a la Sierra Maestra donde sobreviven apenas doce combatientes. Con base en los campesinos y la vinculación con la clase obrera, la revolución marchará victoriosa sobre La Habana (1º de enero de 1959).
Nace el primer Estado en NA que se propone la transición al socialismo. La experiencia se repite en Nicaragua (1979) donde fracasa rápidamente. La cubana, nace como revolución democrática, nacional y popular y pronto se propone fines socialistas, radicalizando el proceso ante la embestida de EE.UU.
Tiene diferentes períodos: de una posición neutral ante los bloques, pronto se apoya en la URSS y en el período 1973-1985 Cuba se convirtió en la “hija boba” de la URSS, en la “copiadera”, como se autocriticará tras el fin de ésta. Luego, con sus peculiaridades transita por la vía por la que marchan otros países, con China a la cabeza. Bajo la conducción del Partido Comunista, el período se caracteriza por la asociación con el capital extranjero en el desarrollo económico, con similitudes con la Nueva Política Económica de Lenin (1921-1928) en lo que se considera “un retroceso necesario”, en un período de ofensiva contrarrevolucionaria mundial. Según Fidel (1993) son “concesiones a principios de la economía capitalista para salvar las conquistas del socialismo” y “no son para perfeccionar el socialismo sino para que sobreviva la revolución”.
La Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN)
Ante el fracaso de las luchas legales en pos de la liberación nacional y el socialismo, cuyo último mojón es la Guatemala de Arbenz y Arévalo invadida por mercenarios apoyados por EE.UU. (1954), parte de la izquierda trata de repetir la lucha armada inspirada en las experiencias de Cuba, China o Vietnam. Ante ellas el imperialismo lanza la DSN, un fascismo dependiente al servicio del capital financiero, represor, que busca liquidar los vestigios de toda ideología clasista, so pretexto de combatir al “comunismo”, y que tiene como sostén principal a las FF.AA. En NA triunfa en Brasil (1964), Uruguay y Chile (1973) -en el último caso tras el derrocamiento del gobierno avanzado de Allende- y Argentina (1976). El fascismo derrota a los movimientos guerrilleros y a la oposición liberal, pero trae como respuesta la reacción -desde los marxistas a los liberales- que culmina con las “democracias tuteladas”, en las que el poder es ejercido por una mixtura de políticos liberales y de militares defensores de esa DSN, para que los nuevos regímenes no desemboquen en expresiones radicales defensoras de las clases populares. Y con ellas llegamos al fin del “siglo corto” (1991).
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