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¿Delgado hilo populista educativo?

¿Delgado hilo populista educativo?
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Surgió esta semana la propuesta del candidato blanco Álvaro Delgado de premiar a los jóvenes de los dos quintiles más pobres que terminen el liceo con una suma importante de dinero. ¿Es el mecanismo adecuado para incentivar a esa juventud? ¿Alcanza con poner la zanahoria de dinero para que tenga éxito? ¿Y después de eso que hacen? ¿Mercantiliza la educación? ¿Hay experiencias exitosas con este mecanismo? ¿No sería más conveniente establecer becas para que estudien? ¿Es una política de shock real? ¿Qué políticas se podrían llevar adelante para incentivar a los jóvenes a continuar en sus estudios?

Poner foco en el cerno de la educación por Renato Opertti
La propuesta del candidato a presidente por el Partido Nacional, Alvaro Delgado, de implementar un bono económico para los jóvenes de los dos quintiles de mas bajos ingresos que completen los dos últimos años de la educación media (5 y 6to. año), y a la luz del objetivo que la tasa de egreso al finalizar la educación media superior sea del 66% en el 2030, puede ser analizado desde diversas perspectivas que se entienden como complementarias.
En primer lugar, celebrar que la educación como tema país empiece a ser agendado en la campaña electoral, y que en particular, se reconozca que estamos lejos de tener una educación garante de igualdad de oportunidades para todo alumno o alumna. Coincidimos con la voluntad de avanzar con un mayor ritmo que en el pasado y actualmente, en mejorar la tasa de egreso de la educación media superior. Claramente da cuenta de un objetivo de la política educativa con una clara impronta social.
En segundo lugar, el bajo egreso de la educación media refleja las notorias dificultades que tiene el sistema educativo en garantizar la fluidez, la progresión y la completitud de los aprendizajes, desde la infancia en adelante, eliminando las múltiples barreras que se registran entre los niveles inicial, primario y medio. El egreso tiene que certificar que los alumnos han adquirido los conocimientos y las competencias necesarias en lengua, matemáticas y ciencia, y en formación ciudadana, que les permite formarse como seres libres y pensantes, y con capacidad de liderar y hacerse responsable por sus propias vidas.
En tercer lugar, el gran olvidado en general de propuestas de este tenor son la diversidad de necesidades y expectativas de los jóvenes como si en realidad el hecho de ser categorizado como adscripto a un quintil de hogares da cuenta de sus aspiraciones así como de sus motivaciones, y de su valoración de la educación. Se va más en la línea que el alumno sea objeto o meta de aprendizaje que actor y protagonista de los mismos. Prevalece un esquema más bien lineal de estímulo – respuesta.
En cuarto lugar, se recorre un camino más bien economicista de monetizar las políticas educativas bajo la presunción que el estímulo económico incentiva la asistencia, los aprendizajes y el egreso, sin revisar en profundidad el para qué, en qué y cómo se educa y aprende. Se requiere sí aumentar los recursos para garantizar los aprendizajes de las personas y los grupos más vulnerables a través de atender sus necesidades sociales como inherentes a los procesos educativos, y no como acciones aisladas y cortoplacistas.
En quinto lugar, se puede dar a entender a los jóvenes que no vale la motivación y el esfuerzo en educación a no ser que sea recompensado materialmente. Se trasluce una baja confianza en que los jóvenes sepan encontrarle un sentido a su educación y sus impactos positivos.
Finalmente nos parece que propuestas de este tipo podrían descolgarse de una visión educativa sólida y llevar a recorrer el camino si se quiere facilista que se arreglan las cosas con más plata. El desafío radica más bien en mejorar la calidad de la propuesta educativa que parta primariamente de la comprensión de la diversidad de situaciones, expectativas y necesidades de los jóvenes, y como se les puede involucrar y apuntalar para que sean protagonistas de sus vidas y de forjar futuros mejores.

Aciertos y provocaciones de una propuesta que no comparto por Javier Lasida

El bono económico para los egresados tiene varios aciertos, al considerarlo articulado con la transformación educativa en curso. Primero, mantiene la prioridad en educación, aportando una propuesta arriesgada que se concentra en uno de los principales problemas de nuestro sistema educativo y diría de nuestro país, que es el efecto expulsivo de la educación media. Ante una inversión educativa a la que cuesta verle resultados (antes porque no estuvo vinculada a cambios y en el gobierno actual porque se requiere cumplir ciertas etapas para ver los logros) y que tiende a priorizar procesos, ésta tiene un 100% de eficiencia: se paga sólo si se concreta. Tiene la virtud tanto el bono, como la otra propuesta que lo acompañó, de extensión de escuelas de tiempo completo, de ser para todos los pertenecientes a los dos quintiles más bajos. Se profundiza así la focalización, en contraste con los gobiernos anteriores, que con un discurso de universalización beneficiaron a sectores medios, relegando a los pobres (con el FA se abandonó por ejemplo la focalización de las escuelas de tiempo completo). Finalmente acierta también en el sentido de urgencia, la acumulación cada año de excluidos de la educación media es una bola de nieve, un contrapeso para los desafíos de equidad y competitividad del país.

Veo todas estas virtudes, pero igual no me convence la medida. Primero porque el grado más expulsivo es 4º y ella se concentra en 5º y 6º. Y segundo, porque me parecen mejor otras alternativas, como ampliar las becas actuales, tal vez con un monto mayor al final, que una sola transferencia de una suma importante, al aprobar cada grado.

Pero no alcanza con criticar, venimos muy mal desde hace demasiado tiempo y mejorando a ritmos muy lentos. En el Partido Independiente apostamos a profundizar y acelerar la Transformación Educativa. Dos medidas que proponemos y me parecen mejores que el bono para aumentar el egreso de la media: que todo adolescente que quiera hacer una práctica laboral remunerada, pueda hacerla, articulada con su bachillerato. Son tan pocas las que hay hoy, que se puede avanzar muy rápidamente, con coberturas similares a las del bono. Y antes de eso, todo estudiante que quiera hacer educación técnica debería tener cupo. Los últimos registros muestran que a un 10%, desde el 2018, que quieren UTU los mandan al liceo. Todo esto tiene la limitación y a la vez la virtud de ser cambios adentro de la educación (a diferencia del bono). Son más difíciles y a la vez más profundos, pero ello no quita que se puedan hacer con intensidad de shock.

En definitiva, no descalifiquemos rápidamente la propuesta de Alvaro Delgado, probemos y evaluemos (egreso y aprendizajes) de las distintas propuestas. Lo que si no nos demoremos con congresos y pactos. Discutamos diseños, ensayemos, evaluemos y mejoremos.

La transferencia de dinero no es suficiente por Laura Motta
La propuesta de Delgado de ofrecer U$ 6000 a jóvenes que culminen la educación media, no es un mecanismo adecuado para incentivar jóvenes en el mediano y largo plazo. Esta forma de encarar la educación no trae beneficios para las personas involucradas (más que el cobro de esa suma) ni para el país como forma de generar mayores capacidades a futuro.
Parte de una mirada exclusivamente economicista, que resulta un salto al vacío, sin apoyos, sin acompañamiento ni sustento pedagógico. No existe evidencia que una inversión de U$ 35 millones reporte los resultados esperados. Para ello analizaremos algunos de los programas en América Latina y EEUU.
Al igual que lo hacía Reina Reyes en 1971 nos preguntarnos para que futuro educamos. Para un futuro basado exclusivamente en la retribución recibida, despojada de valores, de proyecto de vida solo focalizada en el dinero como única fuente de felicidad y realización. O para formar ciudadanos consientes capaces de aportar a la sociedad, dueños de su futuro y no dependientes del mejor postor.
Analicemos algunos de los programas de transferencia económica en América Latina. Los programas Progresa de Méjico, Bolsa de Familia de Brasil y Beca universal de Panamá tienen en común que se realiza una transferencia monetaria condicionada a la asistencia escolar y a la atención médica. En las evaluaciones realizadas se observa que contribuyen a la retención, aunque no siempre a la culminación. Jóvenes en Acción de Colombia, así como Promise Program o Becas Pell en Estados Unidos se basan en trasferencia monetarias para aquellos que continúen en estudios.
NYC conditional cash transfer Program, un programa experimental de la ciudad de Nueva York culminado en 2013 ayudaba a familias a romper el círculo de pobreza. El programa ataba los premios en efectivo a actividades previamente especificada y resultados educativos. Se transfirieron U$ 8.700 por estudiante durante 3 años. Se discontinuo ya que los resultados no fueron los esperados. No mejoró los resultados educativos en general para la escuela elemental y ciclo básico, tuvo poco efecto en los resultados de high school (bachillerato) en general, mejoró la tasa de graduación para los alumnos que ya entraban como lectores avanzados, es decir que ya tenían condiciones pre-existentes para el logro. El importante incentivo monetario no alcanzó para lograr el objetivo de culminación de todos los estudiantes en situación de vulnerabilidad.
De todos estos programas podemos concluir que solo la transferencia de dinero no es suficiente para lograr el objetivo de culminación de ciclo educativo. Existen aprendizajes importantes en cuanto a considerar la asistencia como un rasgo de permanencia, la oportunidad de continuidad en los estudios hacia nivel terciario.
Existen un conjunto de medidas que, si sirven y han sido demostradas como valiosas para la culminación de ciclos educativos y el posterior impulso a continuar con estudios técnico, tecnológicos terciarios o universitarios. Todas las componentes deben actuar en simultaneo procurando crear las condiciones necesarias para que la culminación de bachillerato sea un logro para la sociedad en su conjunto y para el estudiante en particular.
Tres componentes fundamentales a la hora de incentivar el egreso: el acompañamiento por medio de tutorías, una lógica de continuidad educativa, becas de sosten económico
En primer lugar, lo que han demostrado programas como Uruguay Estudia es que los jóvenes que han dejado el sistema educativo tempranamente buscan y necesitan un acompañamiento que los impulse a superar las dificultades con las que se encontraron en el curso del bachillerato, tutorías, mentorías o acompañamientos son algunas de las formas que han tomado. En el libro Ilustrados y Valientes de Helena Corbelini (2014) se reflejan algunas de estas dificultades “Lo más importante es haber generado un cambio de actitud hacia el conocimiento. … la persona logra una alta dosis de autoestima que se extiende a otras actividades, de la vida cotidiana…”. “Necesitan recuperar hábitos de estudio, se sienten inhibido ante la meta que se proponen, se debe a que han sufrido una desvinculación traumática” En el período 2008- 2019 la culminación de bachillerato se incrementó con el Programa Uruguay Estudia entre otras políticas. Los estudiantes expresaban la importancia de la oportunidad educativa más que de la beca.
Los estudios muestran que los motivos de desvinculación entre hombres y mujeres son diferentes. Es necesario atender a las causas tanto como a las medidas que hacen posible que continuen. Un ejemplo de esto son las madres con hijos pequeños a cargo, a partir del estudio de las causas de desvinculación la ATD de Secundaria impulsó la creación de cursos especificos asociados a la atención de los niños/as por un caif de la zona, lo cual permitió a muchas jóvenes culminar sus estudios.
En segundo lugar, establecer una lógica de continuidad en el sistema educativo. Los estudios no terminan cuando se egresa de educación media. Una vez finalizada esta etapa, se requieren apoyos para continuar estudiando o para la realización de proyectos laborales. En un mundo cambiante en el que la curva de duplicación del conocimiento de Buckminster Fuller paso de principios de siglo XX de ser cada 100 años al día de hoy que se calcula en 2 años seremos estudiantes toda nuestra vida, en el trabajo, en la vida cotidiana. Alentar a los estudiantes a continuar con estudios terciarios debería ser uno de los mayores incentivos. Los trabajos bien remunerados requerirán habilidades de pensamiento crítico y analisis, estrategias de aprendizaje, resolución de problemas complejos y creatividad e iniciativa.
En tercer lugar, las becas son una herramienta importante porque acompañan al estudiante en su camino educativo pero no como premio luego que ya lo logró sino como apoyo y sosten para su trayectoria.
Existen otras estrategias que se deben aplicar antes de llegar a bachillerato.
Un paso fundamental es que el estudiante no deje sus estudios, para ello existen algunas políticas que han probado se efectivas como son las altertas temparanas, en Francia y Chile existen sistemas de alteras que indican cuando un estudiante está en riesgo de abandonar el sistema educativo y a partir de ellas se despliegan otros mecanismos que permiten sostener a esos estudiantes y sus familias. En Uruguay se comenzó a trabajar en un sistema de altera temprana vinculado al seguimiento de trayectorias educativas, este requiere de una gran coordinación de todo el sistema educativo, de salud entre otros y de dispositivos adecuados para la contención.
Diseñar propuestas que solo otorgan dinero dejando al estudiante solo frente al éxito o fracaso es condenar a los que no lo van a lograr solos a un nuevo fracaso y una nueva desvinculación traumática. Finalmente, si logra el objetivo es un éxito del sistema, si no se logra es un fracaso del estudiante.

Dos ideas de campaña por Pablo Caggiani

Promesas incumplidas
El gobierno que termina se comprometió o propuso a llevar la cantidad de egresos del bachillerato a 75% a final del período y llegar al 40% de los niños pertenecientes a los sectores más vulnerables asistiendo a propuestas de jornada completa.
En los dos casos incumplió, o no lo logró, el egreso oportuno del bachillerato está en el entorno del 41% de los estudiantes en 2023 y la transformación a tiempo completo se estancó, llegando a un 23 % en 2022 .
Luego de asumir la gestión, aquellas cosas que se iban a arreglar en un abrir y cerrar de ojos no se arreglaron y algunas hasta empeoraron.
Las nuevas ideas
La primera de ellas y lanzada en la Convención es un Bono/ premio para quienes culminen el bachillerato y estén en los quintiles uno y dos. Resumiendo, una suma de dinero al finalizar 5to y otra al finalizar 6to para los estudiantes más vulnerables que serían nos 6000 dólares.
La segunda es alcanzar la universalización de las escuelas de tiempo completo para los quintiles uno y dos. Es decir que todos los niños más vulnerables asistan a escuelas con extensión de la jornada. Unos 200 millones de dólares entre inversión y gastos de funcionamiento.
Los recortes del gobierno.
Las dos propuestas son en áreas en las cuales el gobierno actual optó por recortar. En el caso de los apoyos a estudiantes varios fueron los recortes, pero particularmente se sacaron 10000 becas orientadas a la culminación de ciclos educativos en el año 2020 argumentando razones de déficit . Dos años ahorraron en becas. Posteriormente se publicó una evaluación de Ineed que indicaba que las becas servían para culminar ciclos .
En el caso de la extensión del tiempo pedagógico los recortes presupuestales para la ANEP, que ascienden a cientos de millones de dólares menos, hacen que estemos en el quinquenio que menos escuelas transformó a Tiempo Completo de los últimos 20 años.
Esperemos estemos frente a una autocrítica sobre lo hecho y la necesidad de remediarlo y no ante propuestas asociadas con algún tipo de segmentación del electorado.
Cosas para pensar juntos
Los dos objetivos son muy loables y tienen mucho acuerdo en la ciudadanía y el sistema político. Es una buena oportunidad para acordar algunas cosas. Necesitamos reforzar la inversión en educación para mejoras importantes en los egresos y en la extensión del tiempo pedagógico. Tenemos acuerdo en que se necesitan transferencias para los que más lo necesitan. Son una buena base para acordar.
La propuesta de los bonos no tiene experiencia en el país y las versiones no son claras respecto de la propuesta, lo que sabemos de otros países no parece indicar que sea lo mejor, los cambios en la comunicación dan a medio floja de papeles.
Sí sabemos que las becas son buenas, ofrecen la posibilidad de que todos lleguen. Más becas para los jóvenes y más tiempo completo.
Es una propuesta menos malla oro y más pública felicidad.

https://mirador.ineed.edu.uy/indicadores/tasa-de-egreso-de-educacion-media-superior-entre-jovenes-de-18-a-20-anos-8-1.html

2 https://mirador.ineed.edu.uy/indicadores/proporcion-de-ninos-en-escuelas-publicas-urbanas-con-tiempo-extendido-o-completo-categorizados-como-quintil-1-y-2-34-2.html

3 https://ladiaria.com.uy/educacion/articulo/2020/7/inefop-suspendio-mas-de-10000-becas-economicas-del-programa-uruguay-estudia/

4https://www.ineed.edu.uy/evaluamos-el-programa-uruguay-estudia/

El “Cotillón” del final de la fiesta por Celsa Puente
La noticia de que el candidato a la presidencia por el partido nacional ofrece un bono, -también denominado “premio” económico- a aquellos estudiantes de quintiles más bajos de nuestra sociedad para culminar el ciclo de educación básica superior irrumpió durante la semana pasada, provocando un reguero de comentarios por doquier desordenados y por momentos, contradictorios. Esta propuesta, no es banal y admite muchas reflexiones.
En principio, deja claro algo que el gobierno viene eludiendo reconocer con explicitud pero que es a todas luces indiscutible: el fracaso de la supuesta Transformación educativa. Las medidas que se implementaron hasta ahora en educación no han dado respuesta a los problemas que las mismas personas que gobiernan hoy habían declarado que eran inadmisibles, entre ellas, la baja tasa de egreso de la educación media superior. Aun cuando disminuyeron las exigencias para lograr que los estudiantes pasaran de curso, ofreciendo aprobaciones de asignaturas con niveles muy inferiores a los necesarios hasta el momento, incluso no considerando las inasistencias, NO lograron aumentar los egresos en forma considerable.
En segundo lugar, es llamativo considerar que hubo durante los dos primeros años del gobierno una disminución significativa de las becas asignadas a la población de alumnos más desfavorecida ( unas 8000 becas menos por año en relación a las que se otorgaban en 2019, unas 30500 becas no ofrecidas entre 2020 y 2023) PERO en el año electoral y en forma casi mágica aparecen becas con otros nombres diferentes, -abnegada tarea nominativa a la que el presente gobierno se ha entregado en forma constante-. Como síntesis, sin embargo, es necesario alertar que si bien aumentaron el total de becas (unas mil más que las que se daban en 2019), disminuyeron los montos asignados, en resumen, es cierto que hay más becarios, también es cierto que perciben mucho menos dinero.
Por otra parte, parece interesante que este “premio” se presente como una “política de shock”, sin que nadie se exprese sobre los aprendizajes necesarios que la acreditación de educación media superior supone. Es una tónica también representativa del accionar de este gobierno. Casi como una máxima podría asegurarse que “a problemas complejos, soluciones simplistas”. Así, razonando de ese modo, “inventaron” una titulación universitaria para profesores que no es otorgada por ninguna universidad (¿una titulación universitaria extendida por un Ministerio de Educación y Cultura?… SI, así es) que además brinda un título de Licenciado en Pedagogía a todos aquellos que superen una prueba de habilidades básicas que no contiene ni un concepto de Pedagogía. ¡Superaron toda imaginación posible! Ahora, se dedican a panfletear sobre un supuesto “premio” que otorgarán a los estudiantes que culminen su ciclo educativo de enseñanza superior sin problematizar acerca de la necesidad de pensar en la educación en convergencia con las condiciones de vida de nuestros adolescentes y con el simplismo de creer que con dinero aparecerán los aprendizajes no generados hasta el momento y se resolverán todos los problemas que se ofrecen como obstáculo en la vida de un joven uruguayo que reside en los territorios de la injusticia social. Quizás sea necesario recordar que los y las estudiantes uruguayos son sujetos de derecho que merecen condiciones para una vida digna, atención y acompañamiento y que no son o no deberían ser objeto de asistencia para hacer demagogia en campaña electoral. Ya lo dijimos: A problemas complejos, soluciones simplistas.
También me gustaría recordar que, en el año 2005, cuando llegó al gobierno el Frente Amplio, un gran número de adolescentes directamente no llegaba a los liceos y que los que terminaban sus ciclos educativos de media superior eran apenas el 31 por ciento. Hago la aclaración porque he escuchado en estos días acalorados dirigentes políticos hablar de las cifras “vergonzantes” al decir de algunos de ellos sobre los egresos que generó la administración anterior. Sin embargo, nadie parece horrorizarse y todos parecen amnésicos con respecto a cómo entregaron a la educación en el año 2005, tiempo en el que muchísimos adolescentes uruguayos no accedían a cursar la educación media y parece que en ese tiempo a nadie le daba vergüenza ni indignación. Este comentario no nos exime de la responsabilidad de pensar con seriedad la creación de condiciones habilitantes para que nuestros estudiantes aprendan, prosperen y continúen estudiando, ojalá que durante toda la vida. Una sociedad auténticamente democrática debe reflexionar y actuar para que esto se logre y no debe conformarse ni aceptar resignaciones de ningún tipo. Insistir en la creación de políticas públicas habilitantes de los desarrollos de los miembros de una sociedad es esencial porque asegura el desarrollo colectivo. Esto pone en tela de juicio a la educación, pero también a la salud, a la vivienda, al acceso a la justicia, a la vida en paz. Muchos estudiantes hoy asisten a centros educativos desde los que se escuchan las descargas de metralletas por las luchas entre bandas a nivel barrial como pasó la semana pasada en la UTU del Cerro. No hay “premios” que puedan compensar esta sensación de vulnerabilidad física real con sus consiguientes repercusiones en la vida psíquica de seres en pleno proceso de formación. Pero nos distraemos y hablamos del “premio” que presuntamente se otorgará.
Cuando vamos a las celebraciones de quince años o a las bodas hay un momento, sobre el final en que se saca el “cotillón”. Es lo último que se saca porque ya estamos en el final de la fiesta. Cualquier parecido con esta realidad no es mera coincidencia.

¿Por qué no deberíamos financiar el egreso de la Educación Media? por Pablo Menese Camargo
En los últimos días, el candidato por el Partido Nacional propuso un bono de 6000 dólares por la finalización de la Educación Media Superior, dividido en dos pagos: un tercio al final de quinto y dos tercios al concluir sexto. Este beneficio estaría dirigido a los estudiantes que terminan en tiempo y de hogares de los dos quintiles de menores ingresos. Sin embargo, la evidencia muestra que esto no funciona. La propuesta del bono tiene dos problemas fundamentales: i) un diagnóstico erróneo sobre la desigualdad educativa en Uruguay, y ii) el momento y la forma en que se intenta modificar la estructura de incentivos.

El bono está dirigido a los quintiles 1 y 2, hogares con ingresos de 18.000 pesos per cápita, con tasas de acreditación del 25% en jóvenes de 20 a 30 años, tres veces menor que la de sus pares de ingresos altos. Existe una marcada desigualdad por hogar de origen, pero aquellos del decil 7, con ingresos per cápita de 34.000 pesos, acreditan apenas el 54%. Es decir, en Uruguay, la vulnerabilidad económica no es una condición necesaria para la desafiliación educativa. Actuar solo en los quintiles de menor ingreso no afecta al 42% que, sin ser de hogares vulnerables, tampoco terminan la Educación Media.

El segundo problema es la forma en que se intenta modificar la estructura de incentivos. Los estudiantes enfrentan dos costos: i) directos, como materiales, transporte, alimentación, etc.; y ii) indirectos, como el salario que se deja de percibir por estudiar en lugar de trabajar. En Uruguay, los programas de becas intentan subsidiar los costos directos, pero incluso un estudiante beneficiario de estos programas apenas cubre el 9% de sus costos directos e indirectos totales.

El bono intenta actuar sobre la utilidad, haciendo que asumir costos valga la pena. Sin embargo, los ingresos de quienes terminan el liceo en Uruguay son idénticos a los de quienes no lo hacen. Además, hay tres efectos negativos no deseados: i) podría surgir un mercado negro de préstamos con el bono como garantía; ii) los jóvenes de 18 años no tienen independencia económica; y iii) a estas edades es difícil tomar decisiones financieras sostenibles. Esto, sumado a que acreditar el bachillerato tiene una utilidad nula, hace que el impacto del bono sea nulo.

Una mejor versión del bono podría centrarse en la utilidad de egresar de la Educación Media a un nivel más universal y sostenible en el tiempo, con menor incertidumbre. Dado que en Uruguay la vulnerabilidad del hogar de origen no es una causa necesaria de la desigualdad educativa, el enfoque debería ser más inclusivo, abarcando a todos los estudiantes. Además, se podría pensar en una estructura curricular menos preuniversitaria, como los bachilleratos de UTU, para que el estudiante esté seguro de que el beneficio es para él, sin especulaciones crediticias ni problemas de autonomía, y sin tener que tomar decisiones financieras difíciles con información incompleta o de mala calidad.

Incentivos para la culminación de bachillerato por Martín Pasturino

Una propuesta que pone en la agenda política la discusión sobre transferencias económicas para la educación.

La reciente propuesta electoral del Partido Nacional (PN), de otorgar incentivos económicos para la culminación del bachillerato, tiene dos aspectos que son importantes: i) la confirmación de que son necesarios incentivos económicos a las poblaciones más vulnerables para sostener la escolarización y completitud de los ciclos educativos, y ii) poner en la agenda política una discusión sobre los incentivos.

Las primaras oposiciones a la propuesta del PN se oyeron desde los sectores de la economía más liberales, preguntándose cómo se va a financiar, si es con aumento de impuestos o recortes, o más fuertes, es una irresponsabilidad o se trata de otro asistencialismo clientelar. Pero no es así, la mayoría de los países -incluidos los desarrollados- tienen instrumentos de transferencias económicas para incentivar la continuidad educativa y la culminación de ciclos. Cuando un nivel educativo presenta problemas en los sectores más vulnerables, esto es, cuando se acerca a la universalización en educación obligatoria y quedan sectores que no alcanzan los objetivos, se interviene con políticas educativas diferenciales (centros educativos de tiempo completo, tiempo extendido, apoyo extra en zonas de educación prioritaria o tutorías) y con las transferencias en el formato de becas.

Esta propuesta del PN es el reconocimiento de la necesidad de mayor inversión con el objetivo compensar disparidades no admisibles en la disponibilidad de recursos que aseguren la continuidad educativa, reconociendo que en estos casos no aplica la igualdad de oportunidades y que esos niños o jóvenes no son sólo responsabilidad de los padres, sino que de la sociedad. Y que, finalmente, la culminación de los ciclos educativos obligatorios no solo tiene retornos individuales, en términos de mejores oportunidades de trabajos e ingresos futuros, una vida digna y capacidades humanas que le otorguen mayores libertades, sino que tienen externalidades positivas o retornos sociales, políticos y económicos. Esto es en términos de mayores niveles de formación de la fuerza de trabajo y productividad, mejores índices de salud, para evitar la polarización de la sociedad, para mejorar movilidad social y para desarrollar mejores ámbitos de convivencia social.

En términos de política pública la propuesta presentada por el PN puede ser considerada una innovación, pero para eso tendría que haber existido un modelo testeado, un piloto y eventualmente un estudio de demanda. Parece más bien una ocurrencia política, donde en lugar de becas mensuales -que es el instrumento idóneo reconocido- se hace la sumatoria de los costos de becas mensuales y se ofrece ese monto al final del ciclo. De esta forma se llega a esa seductora suma de 6.000 dólares por joven y a un monto total estimado de 32 millones de dólares.

Se argumenta que ha habido experiencias, pero estas han sido pequeñas iniciativas de carácter subregional, acotadas y que carecen de evaluaciones serias que permitan hacer un escalado a un país. La única experiencia interesante es la aprobada recientemente por el presidente Lula -que además del exitoso “Bolsa estudo”- dispuso este año la “Bolsa Ensino Medio” que es una modalidad mixta, se apoya con becas mensuales que garanticen los costos directos (vestimenta, alimentación, útiles, etc.), el costo de oportunidad (un monto que compense lo que pudiera ganar el joven ingresando al mercado de trabajo) y una “Bolsa Pupança” que se le entrega al finalizar la enseñanza media.

Con esta iniciativa se puede pensar en una mayoría para desarrollar una política de Estado de transferencias condicionadas -en formato becas- con un monto y en cantidades que permitan incidir en la culminación del bachillerato de un volumen mayor al escaso 50% que hoy termina en Uruguay. La demanda de becas MEC en 2023 fue de 69.000 jóvenes para 10.000 cupos, mientras que los jóvenes de los dos quintiles de ingresos familiares más pobres -que están sobre representados- son el 59% de cada generación, de estos solo culminan el bachillerato el 20% del quintil más pobre y el 40% del segundo quintil.

P R O M E T E O por Esteban Pérez

En la medida que nos vamos acercando al desenlace del año electoral se acentúa la zafra de “los prometeos”.
La competencia de quien promete más está abierta. Hemos oído y oiremos promesas de todo tipo, algunas risibles,otras temibles y algunas más o menos creíbles; todas con el mismo objetivo: en un partido de final incierto tratan de captar para sus tiendas la atención del gran público votante sobretodo ése que oscila entre uno u otro presidenciable y que es quien, en situación de probable balotaje otorgue a alguien el triunfo; votantes que no conformes con ninguno, se inclinan en último momento por el que les cae más simpático o promete aquello que les sirve, aunque lo escuche con desconfianza y pocas esperanzas de que su suerte cambie sustancialmente.
En los últimos días oíamos a uno de los presidenciables prometer importantes montos de dinero a quienes terminen la enseñanza obligatoria. Supongamos que sí, que le creamos que a cartón lleno habrá una platita y después qué… Los jóvenes sin muñeca o influencias se enfrentarán a la desocupación y el desestímulo. El horizonte, una vez gastado el “premio”, será lograr acceder a un poco atractivo salario de veinticinco o treinta mil pesos que los perpetuará en la pobreza y la incertidumbre. Su perspectiva será esclavizarse por un mísero salario o abrir una boca que le redituaría el triple pero que lo esclaviza del Narco.
Del otro lado de la cancha el presidenciable llama a no movilizarse detrás del plebiscito porque con bombos y platillos va a convocar a “un gran diálogo nacional sobre seguridad social”. Sospechamos que elegantemente nos está “pasando pa’la cueva”.
¿Con quién va a dialogar? La derecha ya se expresó a través de la LUC e instrumentó su reforma; el movimiento social está impulsando el plebiscito con los pilares que considera fundamentales salvaguardar, sea quien sea el triunfador.
Nos queda la convicción que ambos presidenciales (hoy por hoy los posibles presidentes), ya dialogaron y se alinearon con las directivas impartidas al respecto en 2012 por el FMI. Desconfiamos de la visita de uno de ellos a España, donde la edad jubilatoria se elevó muy por encima de los 60 años al igual que en otros países de Europa. ¿Era necesario ir a chupar línea de la seudo-izquierda española?… Tan sólo nos queda la certeza que debemos militar duro junto al movimiento popular para el triunfo del plebiscito; digo “militar duro” porque de todas las tiendas tratarán de disuadir y confundir a los votantes para que se peguen un tiro en el pie.
Será una hazaña del pueblo uruguayo lograr la victoria, difícil sí pero no imposible. En esto el pueblo está solo enfrentando a todo el poder político por izquierda y por derecha.
Solo con lucha y organización popular habrá patria para todos.

¿Pagar por resultados? por Rodrigo da Oliveira

Siquiera alcanza a eso la propuesta del candidato nacionalista Álvaro Delgado, refiriendo a un eventual pago por resultar promovidos a nivel liceal. Ya habían perecido algunos intentos de superar ese abandono asistencial a nivel de secundaria que venimos sufriendo desde hace años, luego se le fue agregando un menor nivel educativo general, alcanzando peores guarismos en matemáticas y lengua, año tras año. Ahora en lugar de impulsar una búsqueda de elevar el promedio del estudiantado, lo que buscaríamos es que simplemente aprueben y promuevan.
Desde la educación terciaria hace mucho que se viene alertando sobre la falta de comprensión lectora de los nuevos alumnos universitarios, cada año peor que el anterior. Por ello tampoco alcanza con promover mejores números en los egresos, sino que es imperioso mejorar su entendimiento del entorno al cual acceden, de lo contario tendremos peores profesionales, en la materia que sea.
No sólo respecto a lo curricular se plantean dudas; también desde los aspectos formales y su aplicación y consecuencias, sobre todo aquellas no previstas en la idea original.
¿Acaso tenemos manera de asegurar la limpieza de procedimientos, en la evaluación a los alumnos? ¿Y las presiones de familiares hacia los docentes? ¿Cuál de estos va a tomar en sus manos el decirle: no, ud no aprueba y pierde tal incentivo? ¿Qué consecuencias podría traer tal valoración negativa, respecto al cuerpo de profesores?
¿Acaso no conocemos la realidad de algunos barrios y las dificultades que se le plantean a los profesores día tras día, con el tratamiento a algunos chicos y lo que acarrea con sus familias? ¿Qué va a pasar cuando a ello se le agregue el componente monetario?
¿Además, dónde queda el concepto de equidad, para con aquellos que aún esforzándose al máximo, no lleguen a aprobar? ¿Está bien que los castiguemos dejándolos fuera del premio o deberíamos integrarlos y apoyarlos, para no dejar a nadie atrás? ¿No debería ser este uno de los objetivos últimos de la educación pública, acaso?
Al menos, es algo a lo que quien escribe aspiraría, que siga siendo un vehículo para la movilidad social real, basada en esfuerzo y compromiso, no dejando de lado la capacidad individual.
Las medidas tomadas con alcance individual suelen terminar siendo más privilegio que derecho, seguir encarando políticas generales en educación sigue pareciendo ser el camino ideal para lograr resultados que no se vean comprometidos con las dificultades de su aplicación.
Diversas voces autorizadas en la materia se muestran contrarias a esto, proviniendo desde diferentes ámbitos y corrientes del pensamiento. Esto nos hace suponer que no se trata de una negativa por la negativa misma, sino basada en un análisis más profundo de la situación.
Es necesario, una vez más, un tratamiento técnico de la materia educativa, a ver si de una vez por todas abandonamos una deriva que ya dura medio siglo.
Unos y otros han pasado por el gobierno, sin lograr avances significativos. Son necesarias todas las voces de la gente que participa del proceso educativo, pero la toma de decisiones deberá ser política, de consenso y de aplicación firme.
Los grupos consultivos y sindicales serán eso, de consulta. Pero de ninguna manera podrán formar parte de la toma de decisiones, so pena de seguir trabando la situación, tal como ha sido hasta ahora. Debemos asumir que la gobernanza educativa no está subordinada al beneplácito de los sindicatos respectivos. Los alumnos y el futuro del país, en esta cuestión, no admiten más pérdidas de tiempo.
Asumamos tal, dejémonos de enmiendas y escuchemos a la gente que conoce y puede hacer planteos concretos, que no pasan por simplemente pedir más y más fondos, sino en lograr un cambio y una mejoría en la calidad.
Proyectos de mejora efectiva quedaron por el camino, abandonando unos y otros a los Filgueira, a los Mir, a los Operti, a los Catita, etc. No tenemos más tiempo ni opciones. ¿Seremos capaces de dar cuenta, al menos de ello?

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