En 2020, a raíz de la pandemia, la exposición internacional de Dubái debió suspenderse, inaugurándose el 1 de octubre de este año, y permanecerá abierta hasta el 31 marzo de 2022. Las instalaciones ocupan 438 hectáreas, a la que concurren 180 países, entre ellos los principales países importadores y exportadores del mundo. Uruguay está allí. La Expo será visitada por 25 millones de personas. Tan sólo pensando en el país anfitrión, de tan sólo 50 años de existencia, y con una población similar a Uruguay, es de por sí atractiva. Dubai debe importar casi todo lo que consume, y casi todo lo produce Uruguay.
Nuestro país, aparte del stand, sitio físico en el que se conecta y recibe a interesados en conocer qué es Uruguay, aparte de país futbolero, ha desarrollado varios audiovisuales, en el que nos presenta, básicamente, desde dos ejes temáticos: su historia social y sus ventajas, desde el punto de vista institucional, y, un catálogo audiovisual que resulta sorprendente, hasta para nosotros mismos.
En un programa radial de debate que se realizó con posterioridad a la presentación en nuestro país de los materiales audiovisuales realizados para Dubái 2021, generó elogios y discrepancias. Sobre lo primero basta con ver los audiovisuales para valorarlos, con respecto a las opiniones de disconformidad, están basadas en que no reflejan al verdadero Uruguay, con sus luces, pero, en este caso, con sus sombras incluidas.
No se debería olvidar cuál es el motivo de estos audiovisuales: generar un motivo de atracción hacia nuestro país, no un documental descriptivo de algunos avances y retrocesos sociales.
Pero hay que destacar cosas importantes que logran estos dos productos audiovisuales. En primer lugar, desde el punto de vista social, enumera, y nos refresca la memoria a los uruguayos, varios mojones sobre los que se asentó el país de nuestros días.
En ningún momento nombra el protagonismo de quienes impulsaron las reformas. Esto viene a contestar a uno de los participantes radiales, que se quejaba porque sostenía que el audiovisual no aclaraba que varios de los cambios fueron hechos durante los gobiernos del Frente Amplio. En respuesta a ese reclamo habría que aclarar que tampoco se nombra bajo qué gobierno fueron impulsados los cambios educativos que terminaron en una de las reformas más trascendentes: la escuela gratuita, laica y obligatoria. El audiovisual nombra el cambio, y lo ubica en el Siglo XIX, pero sin individualizar a los actores.
Lo mismo sucede con nuestros orígenes, que ubica el concepto de libertad desde la historia más profunda, junto al dato que en el país que nacía a la independencia estaba conformado por 30 mil habitantes y 8 millones de vacunos. Nada de exaltaciones patrióticas sino el anónimo dato de que esos pocos habitantes desarrollaron un país vinculado a las condiciones para el nacimiento de una explotación económica que es hoy un fuerte pilar en nuestra economía de exportación y sustento interno.
Junto al dato del país pionero en educación, en el Siglo XIX, también enumera los cambios que se produjeron a comienzos del Siglo XX, haciendo de Uruguay el país más liberal del mundo: Ley de 8 horas, libertad de agremiación y huelga, salario vacacional, seguro social, libertad de prensa, estricta separación de poderes, sistema electoral transparente, y todo esto permitió una vida política más tolerante y civilizada. Desde 1913, una mujer que quiera divorciarse no tiene que dar explicaciones para hacerlo. La mujer tiene derecho al voto antes que en Francia o Suiza. Desde entonces han seguido aumentando los derechos y libertades de la población.
¿Qué sentido tiene difundir estos datos? En primer lugar, según el audiovisual, para decir lo que hacemos, porque apreciamos la competencia, pero, mucho más, la colaboración. El audiovisual producido para la Expo Dubai destaca que, para los uruguayos, pertenecer a una comunidad es compartir metas, y lo que más nos une, colectivamente, es lo que hemos logrado.
A modo de ejemplo: Ocupar el quinceavo lugar en la lista de democracias más plenas del mundo. Ser un país de libertad. Un experimento social, que, en su mayor parte, ha venido saliendo bien. Uruguay es considerado el país más transparente de la región. Un país para crecer con tranquilidad, porque la estabilidad tiene sólidas bases históricas. Cada día, la trazabilidad de los productos se considera como una parte esencial de su valor. Queremos mostrar que no se dañó al medioambiente al producirlos.
Pero hay una trazabilidad que a nosotros nos importa más: la de los valores humanos, la que aporta sustentabilidad desde lo social. Saber que cada trabajador cuenta con un sistema de salud pública, y que sus hijos podrán asistir a la educación inicial, escuela primaria, secundaria y universidad, incluyendo posgrados, sin tener que pagar por eso. Que cada niña o niño que ingresa al sistema educativo recibe una computadora desde el mismo momento en que empieza a leer. Acceso a internet en cada espacio público del país, el país con mayor conectividad a internet de América Latina.
La pieza audiovisual para Dubái 2021 sigue enumerando otras ventajas que el país ha construido para tener una vida mejor, pero termina con una aclaración pertinente: Somos muy pocos, apenas algo más de 3 millones de personas, pero podemos hacer grandes proyectos. Necesitamos personas e inversores que busquen generar valor, no solamente dinero.
La virtud de esta pieza audiovisual que va en busca de aquellos que quieran conocernos, es que refleja una obra colectiva, no partidaria, desvinculada de los actores de cada paso que dio el país. Una forma de contribuir a la desintoxicación partidista que apenas termina una elección pone su prioridad en la siguiente, y en cuestionar hasta lo que está bien hecho.
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